Una de las grandes ausencias reformistas luego de la década del 90, fue la carencia de reformas de segunda generación por parte de los gobiernos de transición, que se dejaron llevar por el piloto automático y no emprendieron la tarea de construir un capitalismo competitivo, no mercantilista.
En todos los sectores económicos donde hay posturas dominantes, reina la patente de corso para abusar del consumidor. Solo el libre mercado competitivo es capaz de transformar esa situación de hecho.
El Perú es un país turístico y tiene, al respecto, mucho que cambiar: infraestructura aeroportuaria en otras regiones, sistema de migraciones fluido en el Jorge Chávez, seguridad en los destinos turísticos, mantenimiento de los atractivos monumentales, etc. Otro de esos aspectos a mejorar es el de la libre competencia y la ruptura de la posición dominante en el sector aerocomercial.