Opinión

Unas declaraciones al paso -primicia del programa de Milagros Leiva- del expresidente Alberto Fujimori han alborotado el cotarro y generado decenas de interpretaciones alrededor del fujimorismo.

Más allá de su terrible gazapo sobre Vladimiro Montesinos, qué ha dicho Fujimori: que hay un pacto con el gobierno y que no es certera la candidatura de Keiko Fujimori el 2026. Lo primero ya se sabía, por evidente, y sobre lo segundo sí hay pan por rebanar, porque o postula Keiko o el fujimorismo va en alianza con otros partidos y cede la candidatura presidencial, lo que bien merece una discusión.

Por supuesto, la primicia vale oro. Es la primera vez que el fundador de la dinastía Fujimori se pronuncia sobre temas políticos y es natural que cause el revuelo causado, pero a la vez pone de relieve la orfandad de noticias que en el ámbito político existen.

No sabemos en qué anda la treintena de candidatos a la Presidencia para el 2026. ¿Alguien los escucha o ve? ¿Alguno marca la cancha, rompe los cánones tradicionales o establece parámetros que generen discusión? Obviamente, el impacto de unas palabras dichas por Alberto Fujimori será incomparable, pero no es menor el asombro respecto de la nula presencia política del resto de actores.

Claro, la agenda mediática está hoy centrada en las revelaciones de Jaime Villanueva y en menor medida en el caso de Martín Vizcarra, pero un candidato político que se quiera perfilar no le puede sacar el poto a la jeringa y también debe pronunciarse sobre estos temas, más aún si, como vemos, comportan reflexiones sobre qué hacer con el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia y el sistema judicial en su conjunto.

A este paso, llegaremos a las próximas elecciones con la misma incertidumbre de siempre, con candidatos sorpresivos que suben y bajan en las encuestas, por azar del humor popular, sin un basamento construido a lo largo de los años que aún restan para la campaña. Hasta en eso, Alberto Fujimori les ha dado una lección de sapiencia. En esta coyuntura hay que hacer política desde ya y no esperar los meses finales para recién comenzar a hacerlo. No hay pan para mayo.

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Alberto Fujimori, elecciones 2026, Jaime Villanueva

La rivalidad Perú-Chile es casi una tradición binacional. Se atenúa en ciertos momentos, se agrava en otros, pero parece que seguirá siendo tal mientras nuestros gobernantes no tomen la decisión de hacer algo al respecto que incluya la formación del futuro ciudadano. Pero estamos en tiempos de redes sociales y esta nueva realidad tiende a cambiar sustancialmente el estado de la cuestión. Los enfrentamientos entre nacionalidades se producen más entre peruanos y venezolanos, eventualmente entre peruanos y ecuatorianos, y por razones muy diferentes a las guerras del pasado.

La rivalidad entre peruanos y venezolanos remite a la migración de la población llanera al Perú y su adaptación a la sociedad de acogida. Recordemos algo, las redes, como antes el imaginario, no discriminan, no establecen distingos, no separan al polvo de la paja. Al contrario: generalizan. De esta manera, en X se atrincheran los nacionalismos de uno y otro país y se dicen de todo. Por cierto, la denostación y el insulto encabezan las vanguardias de uno y uno bando. 

Recientemente, se ha destacado en estas guerras ciberespaciales la cuestión culinaria. Así para los venezolanos,  la comida peruana no sería tan exquisita como, es verdad y hay que admitirlo, cacareamos los peruanos, y los picarones no serían otra cosa más que una modalidad de donuts. A su turno, en encarnizados debates, los ecuatorianos le disputan al Perú la paternidad del ceviche, nuestro plato de bandera, no sé si antes o después del también cacareado Lomo saltado. Ciertamente, hay discusiones menos banales que estas, en las que foristas peruanos de las redes tildan de delincuencial a la migración venezolana mientras que esta responde denunciando que es maltratada en el Perú. 

Creo que hay una premisa de sentido común a considerar en primer lugar: la generalización no le hace bien a nadie. Ni todos los venezolanos en el Perú – o en Chile- son delincuentes ni mucho menos; ni todos los peruanos tratan mal a los venezolanos. Creo, sí, que faltan políticas para promover este novedoso vínculo binacional, que se expresa en una multitudinaria migración de venezolanos al Perú para la cual, en realidad, nadie estaba preparado, ni tenía mayores referentes previos. Y hay que hacerlo, como hay que combatir a la delincuencia venga de donde venga, así como hay que promover la integración social y cultural entre los diferentes pueblos que constituyen el Perú de hoy, incluido el pueblo venezolano. 

Luego ¿qué pasa con la rivalidad con Chile? En los últimos años esta se ha limitado al fútbol, donde los partidos entre las selecciones de ambos países constituye el Clásico del Pacífico. Sin embargo las voces que llegan del vecino son más bien positivas en lo referente a nuestra migración. Los peruanos que migraron al vecino del sur en las décadas de 1980 y 1990, luego de atravesar por un difícil periodo de adaptación, se han establecido                              bien, principalmente en la ciudad de Santiago. Al nivel del imaginario, e inclusive de las redes -las que también generan poderosos imaginarios- la buena relación entre peruanos y chilenos en la capital del país vecino tiende a mejorar la relación bilateral porque genera voces positivas en un escenario en el que siempre se difundieron únicamente narrativas de confrontación. 

¿Será suficiente la integración peruano-chilena generada por la migración peruana en Santiago para modificar la rivalidad entre nuestros dos países? Yo sigo pensando que no y que hace falta hablar sin miedo y sin prejuicios de aquella guerra, de aquel evento doloroso del pasado porque, en el inconciente, constituye la matriz de la rivalidad. Se trata de resignificar, de reconciliar, no se trata de restituir las cosas a como eran antes de 1879 ni mucho menos. Se trata de una política de gestos en la cual la migración peruana en Santiago, así como el importante intercambio comercial entre tacneños y ariqueños jugarán, que duda cabe, un rol muy importante. 

La historia está llena de carambolas. Hoy se insuflan, lo cual es una lástima, las rivalidades de chilenos y peruanos contra venezolanos y viceversa. Al mismo tiempo, esta situación tiende a disminuir la rivalidad entre el Perú y Chile y abre la posibilidad de crear escenarios de integración y reconciliación bilaterales inéditos. Los problemas hay que afrontarlos todos. Imaginarios, redes sociales, van dándole forma a la percepción que tenemos de nosotros mismos y de los otros. Estas percepciones, a su vez, se manifiestan en las relaciones internaciones, por eso resulta tan importante tenerlas en cuenta e incluirlas en la política pública.  

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Chile, migracion venezonala, nacionalismo, Venezuela

El gobierno ha logrado una mejoría significativa con el reciente cambio ministerial. Faltaron algunos, como el titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, que no da pie con bola, pero en líneas generales la perspectiva mejora. Ya hay, además, temas relativamente descartados: una asamblea constituyente y elecciones adelantadas. Se supondría que en algunos meses, el régimen podría ir subiendo puntos en las encuestas.

Necesita, sin embargo, ampliar sus horizontes políticos. Necesita puntualmente resolver dos grandes temas de enorme vigencia y sensibilidad, como son la crisis económica y la inseguridad ciudadana. ¿Puede solo? No, requiere del apoyo congresal. ¿Lo puede conseguir? Sí. Ya lo tiene en buena medida.

Si el gobierno sale del área chica, si el premier Otárola se olvida de su disputa menuda con el hermanísimo, Nicanor Boluarte, y entiende que su rol político es primordial, podría lograr tejer una alianza reformista con el Legislativo y apuntalar los dos grandes temas que se han mencionado.

Ya no hablemos de salud y educación públicas, de regionalización, de reforma del Estado. Son palabras mayores para los que ya no da ni siquiera el tiempo. Que el gobierno, en conjunción con el Parlamento, se aboque a una agenda reformista en materia económica y de seguridad ciudadana.

Con ello habrá avanzado mucho y, sobre todo, habrá logrado una performance superlativa en términos de percepción ciudadana, que hoy le es adversa, con índices de desaprobación apenas vistos en los peores tiempos de desgobierno de Alejandro Toledo.

Dados los temas mencionados, contará con el concurso de Fuerza Popular, Renovación Popular, Alianza para el Progreso, Avanza País, Somos Perú y algunos no agrupados. Ya es bastante y podría cambiar dramáticamente la perspectiva sombría que el desenlace electoral del 2026 arroja sobre las expectativas empresariales.

Un gran pacto reformista puede ser, además, la ocasión del fujimorismo, en particular, de reivindicarse de la tragedia ocasionada por su punible irresponsabilidad el 2016, y de esa manera reasomarse el 2026 con mejor aliento del que hasta ahora muestra. La figura consejera de Alberto Fujimori parece estar jugando ya en esas ligas mayores.

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Alberto Fujimori, Otarola

Saludos estimados lectores, es grato nuevamente escribir para compartir ideas, desde este espacio de análisis, ante el el uso responsable, de la IA en la Administración Pública. 

En la actividad social y económica existe la tendencia al uso intensivo de la Inteligencia Artificial para la Gestión y análisis de datos que permite ofrecer servicios inclusivos sostenibles en el tiempo, eficientes y centrados en los ciudadanos. La automatización de los procesos del Estado encamina a la toma de decisiones ágiles y que generen valor a la atención al ciudadano. 

Sin embargo, ante el problema estructural profundo de la división de los actores sociales de una nación, que son el Estado, el Congreso, las empresas y la sociedad civil, es reflejo una vez más, de la brecha actual de la administración pública vs el uso papel. De la misma manera, la seguridad jurídica y los derechos básicos fundamentales.   

Cada vez más, la tendencia al cero papel se va desarrollando. Esa desmaterialización de documentos, canales de transmisión, firmas digitales, se va gestando. La desterritorialización, y la desestatalización como actividad desarrollada sobrepasa los límites y el marco normativo de un Estado, también va avanzando. 

El uso por la Administracion de aplicaciones basadas en sistemas Web e Internet y otras tecnologías de la información, combinando con procesos para implementar esas tecnologías, permitir el acceso y entrega de información y prestación de servicios al público, a otras agencias y a otras entidades de gobierno. 

Los y riesgos en el diseño y la utilización de la algoritmia son altos. 

Los temas de regulaciones de ley se están construyendo. El concepto jurídico – inexistente del concepto de la IA abre una inseguridad jurídica. De la misma manera como existe un reglamento europeo de IA donde indica qué tecnologías deben incluirse y cuales no bajo este concepto y así poder determinar el régimen jurídico aplicable, crea riesgos. 

La confianza al uso de la tecnología se da por un tema de regulación, donde el marco jurídico debe estar y debe además ser garante de nuestros derechos fundamentales. 

Hoy, existen lagunas en la privacidad de los datos y en la protección de la intimidad. 

No existe la transparencia, sigue habiendo sesgos, permanece la tibieza en la rendición de cuentas, no existe un sistema de ciberseguridad robusto o sostenible que le haga frente a la desinformación. Nadie ni el Estado, es consciente de las mareas de fake news. 

Gobierno Digital o la Transformación Digital del Estado es una reforma de modernización del Estado peruano 

Alain Dongo es el nuevo secretario de Gobierno y Transformación Digital tras la salida de Marushka Chocobar, desde el 5 de agosto del 2023. Si bien la OCDE, con relación a Perú, ha colocado al país en un lugar privilegiado, no se sienten ruidos ni acciones o actividades sobre el avance del Gobierno Digital. Este 14 de febrero Perú se ha adherido a la Declaración sobre un futuro digital fiable, sostenible e inclusivo, todavía hay mucho por seguir impulsando el desarrollo inclusivo y el fortalecimiento institucional con enfoque a la ciudadanía que ya es digital. De la misma manera, dar y crear un marco jurídico para la protección de datos, que es responsabilidad del Congreso. Parece que nadie lo sabe hacer o quizás desconocen alcance en el tema. 

Desde que empezó la gestión, no se escucha comunicación alguna. Como siempre digo, el silencio no es rentable para nadie. Menos para un País que está en crisis y anhela noticias de progreso real, para recuperar una esperanza aún futura. 

Tiene razón el expresidente Pedro Pablo Kuczynski cuando advierte que muchos candidatos no recorren el país como sí lo hace Antauro y otros candidatos radicales de izquierda.

Es irreemplazable la visita física a un lugar remoto. Genera un recuerdo cognitivo y afectivo inigualable en el ciudadano que la recibe. Sobre ese recuerdo luego será más fácil que se asiente el mensaje del candidato, porque, claro está, en los pocos meses que dura la campaña propiamente dicha es materialmente imposible recorrer todo el país, y se debe uno limitar a las grandes capitales regionales y un par más de cada lugar, con suerte y buena logística.

Pero con la suficiente antelación, como la que existe hoy, con casi dos años por delante, sí es perfectamente factible emprender esa ruta de visitas permanentes, sostenidas, indetenibles.

Eso lo viene haciendo Antauro y varios más del grupete de potenciales candidatos radicales disruptivos que asoman en el horizonte preelectoral. Ya cuentan con un piso electoral importante (alrededor del 20% del electorado) y si le suman la dispersión del centro y la derecha, hoy con casi treinta candidatos, aspirarán, con éxito a pasar a la segunda vuelta, ya no solo uno quizás dos de ellos.

Mientras ellos recorren el país, palmo a palmo, qué hace la centroderecha. Sale en canal N, RRP, Willax, algún noticiero de señal abierta, escribe en diarios que ya casi nadie lee y cree que así está sembrando semillas para el futuro. A lo sumo, de vez en cuando sus portavoces ofrecen entrevistas a radios regionales, creyendo que con ello suplen el valiosísimo contacto físico real.

La centroderecha está perdiendo las elecciones del 2026. Si algo ha cambiado el país del 2021 a la fecha ha sido para peor. Y ya el 2021 se inclinó por un candidato radical. Con mayor razón, si no hay respuesta potente de la centroderecha, lo volverá a hacer el 2026.

Y si eso ocurre, a llorar al río. Habremos perdido el país, porque la izquierda que vendrá no será democrática y al desastre económico que ocasionará, le sumará la destrucción de la ya exangüe institucionalidad democrática que mantenemos. La ruta de Venezuela y Nicaragua estará a la vuelta de la esquina.

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Kuczynski, rpp, Willax

Una de las principales características de estos tiempos modernos y ultra tecnológicos es que, a diferencia del pasado, todos tienen posibilidades para darse a conocer y que, como consecuencia de ello, ya no existen barreras para difundir cualquier propuesta artística gracias al uso de plataformas alternativas como iVoox, SoundCloud, MySpace, BandCamp, Spotify y afines, o el consabido efecto multiplicador de las redes sociales (Instagram, YouTube, TikTok, etc.), a través de las cuales una infinidad de bandas y artistas individuales sin potencial comercial -parafraseando a Frank Zappa- pueden poner sus canciones a disposición de quien quiera conocerlas, sin tener a los medios masivos como filtro obligado. 

Este axioma se cumple, ciertamente, pero solo de manera parcial. A pesar de la omnipresencia de los entornos virtuales en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, estos mantienen en general -por lo menos en el Perú- una categoría inferior frente a lo que se exhibe/difunde en los medios convencionales (radio, televisión, periódicos), siempre más asociados a lo formal, lo oficial, lo que merece ser conocido e impuesto como lo único que debe consumirse. Como es natural, los presupuestos que manejan las corporaciones de medios siempre serán infinitamente superiores a lo que puedan hacer colectivos de jóvenes músicos sin padrinazgo alguno, lo cual solo confirma esta diferencia y hace que cada logro en el ciberespacio sea el resultado de un trabajo arduo, constante y comprometido.

Conscientes de eso, los comunicadores peruanos César Medina (48) y Jorge Vértiz (46) lanzaron el podcast Programa Mixtura en el año 2009, con la finalidad de dar espacio a aquellas opciones de rock nacional que, por falta de contactos o por ser exponentes de géneros poco amables y/o extremos (que podríamos definir, de manera sintética, como «subterráneos» o «independientes»), jamás lograrían sonar en radios comunes y corrientes del dial o de la web, a pesar de tener, en muchos casos, públicos cautivos que siguen fielmente sus trayectorias, adquieren sus producciones y asisten a sus conciertos. Y no solo de Lima, sino que comenzaron a internarse en las escenas regionales para descubrir aquellos grupos que el aburrido centralismo nos impide detectar a simple vista.

Poco a poco, César y Jorge fueron remando a contracorriente de todas las tendencias, empujando su emprendimiento de difusión y gestión artística, impulsados por esa pasión que comparten por el rock independiente y su multiforme árbol de subgéneros. Y fueron ampliando su programación, incorporando bandas de países con escenas locales históricamente muy activas y prolíficas como Argentina, Chile, Brasil, México, Uruguay o España pero también de otros menos esperados como plazas activas para el rock, como Ecuador, Costa Rica, Cuba, Paraguay, Bolivia y así, dando cabida a músicos tradicionalmente ignorados por las parrillas de «radios-rock-and-pop» que, encerradas en Lima, se concentran solo en aquello que esté más de moda o que, si es nuevo, reúna los atributos requeridos para asegurar éxitos masivos y evitar polémicas o incomodidades (temas inocuos/superficiales/divertidos, sonidos amigables, identificación con determinados sectores socioeconómicos, políticos y hasta raciales, etc.)

Hoy, 15 años y 743 ediciones después, Programa Mixtura sigue adelante, en sus trece, pero con una audiencia que ahora se extiende por toda Latinoamérica y España. El podcast de una hora de duración se transmite, en versión de estreno, todos los sábados a las 6pm en la página web www.programamixtura.com y es retransmitido durante la semana siguiente en dos emisoras FM (en Argentina y Chile) y ocho radios online en España, Argentina, Costa Rica y Perú. Por supuesto, en la mencionada página están alojadas todas y cada una de sus ediciones. Asimismo, Programa Mixtura, en silencio y al margen del mainstream, ha sido el único medio local acreditado en varias ediciones de los prestigiosos festivales Cosquín (Argentina) y Altavoz (Colombia), experiencias que les han permitido mejorar su trabajo online y ampliar su red de contactos con bandas internacionales.

Estos logros han sido construidos a pulso por Medina y Vértiz, una labor solitaria y tenaz que ha ido creciendo de forma orgánica y sin auspiciadores. Cuentan, eso sí, con el respaldo de los mismos artistas, músicos de todas las regiones del Perú que los reconocen como una plataforma libre y siempre abierta para apoyarlos. La página web es sencilla y de fácil navegación, lo que refleja tanto la independencia como el presupuesto ajustado. Debajo de cada link/programa, los oyentes pueden encontrar el listado de canciones que forman cada emisión, las mismas que son presentadas escuetamente y sin interrupciones por los conductores. Mientras César usa su voz abierta, sin efectos, la de Jorge suena ligeramente distorsionada, como si estuviera en otro lugar o con un megáfono. La versión de la banda de surf-rock instrumental Los Protones de El cóndor pasa, clásico de Daniel Alomía Robles -incluido en Las hijas del diablo, su segundo álbum del año 2011- les sirve como cortina de entrada y salida. Aquí podemos escuchar uno de los últimos programas, emitido el sábado 3 de febrero.

Todos estos elementos hacen de Programa Mixtura una opción diferente y con personalidad propia, anclada en la filosofía DIY -Do It Yourself- que recogen de la subcultura punk e inspirados tal vez por el trabajo seminal del británico John Peel (1934-2004), con la salvedad de que el destacado promotor de bandas poco comerciales hizo lo suyo desde la amplia plataforma de la BBC de Londres. Sobre el hecho de que el podcast y los grupos locales que propalan sean masivamente desconocidos o ignorados por grandes cantidades de público, César Medina -uno de los dos motores de Programa Mixtura- expone su punto de vista con claridad y convicción: «El público para el rock nacional no es un público masivo, es difícil que una banda tenga mucha convocatoria. En nuestro caso, mantenerse consecutivamente por 15 años no ha sido nada fácil. Pero creemos y queremos seguir aportando nuestro trabajo en pro de una escena que no tenga fronteras».

En una década y media de trabajo, Programa Mixtura ha construido su propia comunidad, a la que consideran una familia: “En el primer año -nos comenta César- la mayoría de contactos los buscábamos nosotros mismos. Con el paso del tiempo considero que Mixtura se ha convertido en un medio de comunicación conocido, aunque eso no se evidencie en nuestro propio país. Cada vez que he viajado fuera del Perú he sentido el reconocimiento de la gente, no solo de bandas sino también de medios. Cada semana recibimos muchos correos de grupos, lo cual vemos con bastante agrado porque es también una medición del trabajo que hacemos”.

Pero Programa Mixtura no es solo un podcast semanal de canciones que jamás se podrán oír en Oxígeno, Zeta Rock & Pop (o en la fenecida Oasis). También es promotora de conciertos y sello discográfico, los otros dos caminos que usa para promover una escena musical inquieta y ávida de hacerse escuchar, que es invisibilizada por las entelequias de siempre. Hasta la fecha han lanzado ocho CD recopilatorios con bandas locales y extranjeras, que ellos mismos distribuyen cada vez que viajan por el interior del país o a festivales en el exterior. Y en cuanto a tocadas, las han organizado en Lima, Cusco, Arequipa, Ilo (Moquegua), entre otras ciudades, así como también en Chile, Argentina y Bolivia.

Aunque sus géneros predilectos son, a todas luces, los relacionados al punk -duro o melódico- y sus conexiones con el reggae y el ska, una combinación muy frecuente en bandas argentinas y uruguayas, la paleta sonora de Programa Mixtura también ha evolucionado con el tiempo, con bandas de blues-rock, funk, indie pop y fusiones de todas las índoles que coinciden con géneros más extremos como el hardcore punk, heavy metal o post-punk. El común denominador es que no los pasen en las radios “normales”. Por eso, un hecho garantizado es que en Programa Mixtura jamás escucharán loas a Pedro Suárez Vértiz ni a Libido, por mucho que estén publicitando el retorno al escenario de su formación original. «No programamos bandas comerciales, me parece que ellos tienen suficiente espacio en emisoras de señal abierta. Tenemos preferencia por las bandas under», sentencia Medina.

Detrás de este esfuerzo que algunos desubicados podrían catalogar de hobbie poco rentable, subyace una preocupación de fondo. La forma en que los medios han tratado, desde siempre, a la escena pop-rock nacional, un microcosmos en el que se reflejan todos los vicios y taras sociales que nos persiguen desde que se instauró la república fallida que hoy somos. Esa escena débil y fragmentada que languidece entre los mitos creados por el reduccionismo publicitario de los medios masivos –“el punk nació en el Perú con los Saicos”- y los ídolos de barro –“Pedro Suárez Vértiz fue un genio del rock”- tiene en Programa Mixtura un bastión que junto a los blogs Apostillas desde la disidencia -del experimentado crítico John Pereyra (Hákim de Merv)-, Rock Achorao o Perú AvantGarde -del músico experimental Wilder Gonzáles Ágreda- se sostienen sobre la base de una actitud que tiene mucho de idealismo pero también de protesta. La lucha por no desaparecer. En ese sentido, apunta César, “lamentablemente el rol de la prensa es bastante cuestionable”.

“Creo que nos falta ser constantes -dice Medina sobre la escena nacional-. Este es un proceso a largo plazo y no todos llegan al final. Hay que aclarar también que “la escena” no son solo las bandas sino también el público, los medios, los administradores de locales. Entre todos debemos empujar el mismo coche y quizás ese ha sido el mayor obstáculo, hay mucho ego de por medio”. Una respuesta como esta podríamos haberla leído hace diez, veinte o cuarenta años en alguno de los heroicos fanzines que también optaron por ese camino utópico, casi quijotesco, de crearle espalda ancha a una expresión juvenil que nunca logró despegar como sí ha ocurrido en otros países, tanto por falta de apoyo estatal -sistema educativo, políticas culturales- como por los propios vicios de nuestra idiosincrasia: racismos, clasismos, argollas, limitaciones de presupuesto, conformismo, excesos de adulación y autobombo, etc. (más sobre este tema aquí). 

Por Programa Mixtura desfilan tanto bandas experimentadas como nuevas. Todas comparten el hecho de ser absolutamente desconocidas para el público consumidor de radios convencionales. Y, aunque porcentualmente dedican mucho más espacio a grupos nuevos, sí reconocen la importancia de darle “una mirada a lo que se hizo años atrás”. Esto con relación al documental Rompan todo (Netflix, 2020), largamente comentado en su momento, en el que se cuentan los albores del rock en español pero desde un punto de vista limitado y, hasta cierto punto, superficial: “Hay muchas historias que se van creando cada día, en cada esquina de algún lejano país; pero ese documental es un registro histórico que sirve para mostrar quizás a quienes encendieron la mecha en Latinoamérica, en un tiempo y condiciones distintas a las que vivimos. Lo que rescato es que existan este y otros testimonios, como también hay varios reportajes y documentales en YouTube que cubren otros aspectos del rock latinoamericano”. 

En sus 15 años en el aire, Programa Mixtura ha cruzado caminos con las bandas y se ha codeado con ellas, sintiendo lo que sienten los músicos emergentes de aquí y allá. “Hay bandas que vienen luchando muchos años y se siguen manteniendo dentro de un circuito independiente. Nosotros hemos visto el crecimiento de varias bandas locales pero como te comenté anteriormente no creo que podamos hablar de masividad acá. Algunas pueden hasta haber tocado en festivales masivos, pero llegar a ser realmente masivos es totalmente distinto. Como ejemplo te podría citar una banda extranjera que ha pasado por eso. Aliento de Perro (Argentina), banda que conocí cuando solo tenía un demo publicado. Con el paso de los años fue abriéndose camino, lanzando discos y metiéndose a pura constancia dentro de un circuito. En la actualidad casi todos sus conciertos son llenos totales, han tocado en Uruguay, México, Chile y ahora irán para Colombia”.

Para celebrar el quinceañero, César y Jorge van a tirar la casa por la ventana con dos conciertos de ingreso libre, a realizarse los días viernes 23 y sábado 24 de febrero. El primero será en el local Poco Floro (Av. Alfonso Ugarte 1434, Cercado de Lima) y el segundo, en Lima Noise Underground (Av. Primavera 1288, Surco). Entre las bandas invitadas, todas recurrentes en su programación habitual estarán los nacionales Los Protones -consolidada agrupación de rock instrumental inspirado en grupos del pasado como The Ventures (EE.UU.) o Los Belkings (Perú)-, Gato Garage -cuyo epónimo álbum debut apareció el año pasado, con un sonido rugoso entre el rock y el punk-, Narcótico, Radio Cósmica, el cuarteto Los Arman (que celebran veinticinco años de carrera) y, desde Chile, el experimentado trío de punk melódico Niño Calavera. Están avisados. 

Isaac Goldemberg (Chepén, 1945) es un escritor judío peruano que explora, en su literatura, los elementos que se dan cita en él para configurar su identidad bicultural, además de brindar a los lectores, una mirada de primera mano a un universo casi desconocido en materia literaria local: la experiencia de la vida judía en el Perú. Novelas suyas como La vida a plazos de don Jacobo Lerner (1978) o Tiempo al tiempo (1984) van en esa dirección, más allá de constituir formas de autoficción, debido a ciertas coincidencias entre lo vivido por sus personajes en esas ficciones y la propia existencia de su autor.

Goldemberg ha sumado a esas indagaciones su propia poesía. Libro de las raíces / Saphi libro (2024) es su más reciente antología de poemas, publicada esta vez en versión bilingüe, español y quechua. En estos poemas aparece la otredad como motivo central, una otredad, vale la pena aclarar, vivida interiormente. El yo poético expresa y analiza su pertenencia a dos mundos, dos órdenes culturales. Su autor, naturalmente, tiene la misma intención, tal como declara en “El otro de mí mismo”, texto que funciona claramente como un gesto prologal:

“(…) yo fui peruano antes de ser también judío”.

“Al poco tiempo de llegar a Lima, descubro que mi padre es judío y comienzo a preguntarme quién soy, qué soy. Busco espejos para reconocerme, pero no los encuentro. Es necesario ser otro, me digo. Y ese otro es mi padre. Hay que ser como él: judío. Es decir, tengo que dejar de ser para ser. Sin embargo, no dejé de ser del todo porque la forma de vida de Chepén y su paisaje siguieron poblando mis recuerdos y mis sueños y me sirvieron de referente para apreciar con mayor intensidad todos aquellos paisajes que después invadieron mi imaginación como parte de mi cultura judía. Entonces el cerro de Chepén se convirtió en el monte Sinaí, la acequia que lo atraviesa en el río Jordán y el desierto que lo rodea en el desierto de la Judea bíblica” (pp.11-12).

Goldemberg exhibe plena conciencia de su doble pertenencia. Allí están, en sus propias palabras, la memoria de la infancia transcurrida en Chepén, el recuerdo de una abuela cajamarquina y quechua hablante, antiguos huaynos y la escritura reveladora de Arguedas y Vallejo representando sus lazos con la peruanidad. Por otra parte, se produce un encuentro con los mitos de su otra identidad: una diáspora personal, la errancia, el humor y todo un cúmulo de referencias culturales y simbólicas que transparentan lo judío.

¿Es esta una reunión pacífica, sin sobresaltos? Aparentemente sí. “Ser el otro de mí mismo” como declara Goldemberg (p.14) no reviste mayor conflicto, más allá del proceso vivido a lo largo de varias décadas y que ha desembocado en ese autorreconocimiento pleno, efectivo y, sobre todas las cosas, productivo. “Inventario” es, en ese sentido, un poema muy emblemático: “Nací en los clavos de Jesús./ En su corazón de fina estampa./ En la estrella de seis puntas./ En el vientre de los huacos./ En el padre y su palabra inaudita./ En la madre y su sombra contraria./ En la lengua muerta de su ausencia grave” (p.25).

Otro tanto sucede con el poema “Autorretrato”: “El peruano es tan riste/ como el murciélago/ El peruano es más triste/ que el gato/ El judío es menos triste/ que el zar/ El peruano es el más triste de todos/ El judío es triste/ El peruano es muy triste/ El judío es tristísimo” (p.51).

Libro de las raíces no solo muestra la valía de una poesía que apela a muchas formas discursivas, desde ecos del haraui hasta el romance, pasando por formas clásicas y otras populares, como las canciones o las fábulas. Más conmovedor todavía es saber que a lo largo de estos versos, en un mundo imaginario el hablante resuelve, funde y refunda un universo personal marcado por la biculturalidad, por el sentido de pertenecer a dos culturas. En tanto, en el mundo contingente, su autor no termina de pensar, todavía, en las próximas palabras que mantendrán con vida a estas revelaciones.

Isaac Goldemberg. Libro de las raíces / Saphi libro. Lima: Casa Tomada, 2023.

Entre la primera y la segunda vuelta del 2016, se cruzaron en una sala previa al set de un programa de televisión, José Chlímper y Mercedes Aráoz. El primero le dijo, con claridad: “Meche, si sumamos los 73 votos de Fuerza Popular, los 18 de ustedes, de Peruanos por el Kambio, PPK, y los 9 de Alianza para el Progreso, tenemos cien congresistas. Si no hacemos las reformas que el Perú necesita, las próximas elecciones las gana el comunismo”.

No se equivocó en su pronóstico el destacado empresario. El 2021, en efecto, ganó las elecciones el izquierdista radical, Pedro Castillo, y condujo al país a un caos económico, político y social, del que todavía no nos recuperamos.

La responsabilidad fue mutua. De Kuczynski,porque no supo o no quiso tender todos los puentes necesarios para entablar una alianza potente con el fujimorismo. De Keiko Fujimori, porque, infantilmente, dolida por la derrota, ordenó, desde el inicio, petardear al gobierno de PPK, hasta provocar su abrupta salida del poder, inaugurando la crisis política permanente en la que vivimos desde entonces.

El 2016 la mesa estaba servida para un gobierno de derechas que, sin zozobra, pudiese desplegar las reformas que necesitamos a gritos en varios ámbitos del quehacer público. En los pasivos históricos del fujimorismo, que pretende reeditar la performance electoral el 2026, quedará ese lastre.

Hoy, el desafío es más complicado. La tarea no consiste en administrar una mayoría parlamentaria ya alcanzada, sino en conseguirla a punta de un esfuerzo mayúsculo de conciliación multipartidaria previa a las elecciones que se efectuarán de acá a poco más de dos años.

Para decirlo con meridiana pulcritud: si la derecha no se une en torno a una figura políticamente atractiva y conforma una lista parlamentaria potente, otra vez será la izquierda la ganadora y nuevamente hará retroceder al país décadas de desarrollo.

No nos cansaremos de insistir en ello. No es buena estrategia que haya una veintena de candidaturas, bajo el pretexto de que así habrá mayor representación parlamentaria, y que luego de la primera vuelta, se endosarán apoyos. Primero, porque tal endose no existe en una segunda vuelta. Y segundo porque la dispersión puede hacer que tranquilamente pasen a la segunda vuelta dos candidatos de izquierda. Ojalá la cordura se asiente en la mente de la pléyade de personajes con ansias presidenciales, en algunos casos, absurdas y muertas de nacimiento.

A veces, hay que desconfiar de quienes dicen “defender la vida”. 

¿Por qué?, Infelizmente hace mucho que esta narrativa es utilizada por personas y sectores que con odio arremeten contra las poblaciones más vulnerables. 

Lamentablemente, entre quienes se autoproclaman “provida” hay muchos a los que poco les importa el bienestar de la ciudadanía o la vida real de niñas y mujeres. Solo les interesa mantener un modelo de sociedad que perpetúa la desigualdad y la crueldad frente al otro o la otra.  

Sus acciones lo evidencian. Los políticos que impregnan sus discursos de una “supuesta defensa de la vida” solo la socavan o intentan hacerlo constantemente. Son opositores a la igualdad de género, a que se proteja la salud de las mujeres, a los derechos humanos y a la preservación del medio ambiente. 

Estos personajes, están llegando al poder utilizando (entre otros mecanismos) un discurso aparentemente altruista, pero que esconde tras de sí, intereses perversos y misoginia. En los últimos años esta situación se ha extendido con fuerza en varios país de la región latinoamericana. 

Así los mal llamado defensores de la vida, utilizan estos términos a su conveniencia. No defienden la vida, la vulneran. Pero han sabido usar esta retórica para legitimarse y lograr llegar a parte importante de la población. 

A estos personajes, muchos de ellos en la política, no les interesa la vida de una niña violada que no puede acceder a una interrupción terapéutica del embarazo. La insensatez llega a tal punto, que pueden justificarlo todo. 

A estos actores jamás se les verá promoviendo políticas para la prevención de la violencia de género como un problema extendido y estructural, tampoco promoviendo la paz ni el cuidado del medio ambiente. Se les verá proponiendo la pena de muerte, se les encontrará montando un discurso contrario a los derechos humanos, presentando proyectos para cortar libertades a las mujeres, para ir en contra de la igualdad, para instalar el autoritarismo social y económico y destruir la naturaleza impunemente.

Un ejemplo: el partido de Miley en Argentina ha presentado un proyecto de ley para derogar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.  De esta manera con la fachada de “defender la vida” se pone en riesgo la salud y la vida real de millones de mujeres.

El fin es oponerse a todo lo que signifique avance en derechos y libertades. El objetivo es enfrentar y provocar al movimiento feminista y de derechos humanos, desconociendo los logros y la importancia mundial de la “marea vede”. 

Esta no es una medida aislada, es parte de un plan de sectores ultraconservadores y fundamentalistas, para arremeter contra las libertades de las mujeres. Es un plan orquestado en contra de la vida digna y del avance en materia de igualdad. Los derechos reproductivos siempre han estado en disputa. 

En el Perú el escenario no es menos riesgoso. Somos uno de los países en la región que menos ha avanzado en garantizar los derechos reproductivos de las mujeres y las niñas: solo en el 2023, se han registrado 1353 niñas que fueron forzadas a tener partos, producto de una violación. Todas ellas menores de 14 años. 

Estoy segura de que los Miley Fan peruanos, saldrán a defender la propuesta normativa y otras barbaridades que se plantee desde este sector. Eso es más que seguro. 

Necesitamos replantear la idea de bienestar, de democracia y de defensa de la vida, la cual siempre debe estar asociada a la dignidad. 

A veces los provida, son en realidad promuerte.

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