Opinión

Otro punto interesante es que se asume el argumento falaz desde la ambigüedad y solemos hacer un razonamiento orientado a desmantelar racionalmente el aspecto de mentira. Es decir, atacamos la parte de la “mentira” al considerarla ambigua y convertimos el mensaje en relativo. Así lo transmitimos. Por ejemplo, cuando evaluamos la acción del coronel Colchado antes y después. Al considerar que antes se enfrentó a mafias y hoy es un agente de esas mafias para ir contra el gobierno, lo que hacemos es generar un contrafactual que hace que lo anterior sea relativo agregando más información que “completa” la información y que hace que lo que se evaluó anteriormente haya estado sesgado pero hoy no. Gaspar y otros comprobaron en el 2015 que un comportamiento anterior considerado inmoral, traído al presente puede relativizarse de acuerdo con el contexto (político) en el que es evaluado[7]

Pero así como le damos credibilidad a cosas que son falsas y les generamos una validez moral a partir del pasado y la acomodación que generamos allí, de la misma forma lo hacemos prospectando el futuro, eso lo conocemos como el pensamiento prefáctico[8]. Los juicios morales que hacemos sobre “la verdad” no solo parten de su constatación sino también de aquello que podría llegar a ser verdad. Tal vez la mejor caricatura que podemos encontrar como ejemplo de este tipo de pensamiento son a los seguidores de las teorías de conspiración, que últimamente abundan en las redes sociales. Se perdona lo mentiroso de una idea si se considera que lo es porque puede llegar a ser verdad.

Algo así parece estar pasando con los defensores a ultranza del presidente Castillo. Perciben una promesa de fondo en su acción que genera que las mentiras, ocultamientos y acciones asociadas a corrupción, sean relativizadas. La transformación social que una constituyente traería al país es suficiente para justificar sus omisiones y mentiras. No necesariamente porque se entienda que no ocurren, sino porque se flexibiliza su relevancia y se genera una justificación moral. Pero esto ya no de la memoria del pasado, sino de la imaginación del futuro.

La flexibilidad moral

Mike Daisey es un autor y monologuista al que en 2012 el programa This American Life presentó con una investigación que había realizado en la que se demostraba la explotación de trabajadores de una subsidiaria de Aplle en China. El testimonio, que presentaba pruebas de lo que señalaba, fue rápidamente difundido y llegó a todo el mundo. Solo que existía un problema mayor: muchas de las pruebas y de testimonios que el autor presentaba eran falsas. This American Life tuvo que retractarse[9]. Daisey no lo hizo. Pese a que tenía las evidencias frente a su nariz, señaló que la causa era la que importaba.

¿Suena conocido? Pues bastante. No solo asistimos al carnaval de las mentiras sino de la justificación de las mismas, en función de lo que representan: una ocasión para que una idea superior triunfe. Como Mueller y Skitka señalan: “la gente cree que los deberes y los derechos se derivan de los propósitos morales más importantes que subyacen a las reglas, los procedimientos y la autoridad, que de las reglas, los procedimientos o las autoridades mismas. En otras palabras, las convicciones morales son independientes de la autoridad y las reglas”[10]. Estos mismos investigadores demuestran que si bien la honestidad es un valor apreciado, se relativiza cuando sirve a un fin moral que se considera superior.

Las “cruzadas” para enfrentar al gobierno, el lenguaje efervescente y las maniobras mentales que se usan para defender argumentos falaces las vivimos todos los días al leer los mensajes de los opositores. Pero desde el bando oficialista también enfrentamos esa relativización moral con mensajes impresionantes que dan lugar a que se cuestione cómo se puede ser tan escrupuloso con algunos y permisivo con otros. No es una omisión involuntaria, por si acaso. Es comprender que el fin justifica los medios.

Otro elemento muy relevante es la repetición de mensajes, de la que ya hemos conocido en este texto. En el caso de la confrontación con titulares de noticias falsas, la primera vez solemos sentir afectos negativos, pero la repetición es la que hace que vayamos desensibilizando los afectos hasta que no nos incomode o terminemos por creerlo. Las estrategias de saturación de los mensajes opera muy clara en esa dirección.

En el 2020, una investigación de Chaparro, Espinosa y Amaya[11] hecha en el Perú, encontró una dimensión en la ciudadanía peruana: laxitud moral política, que habla de una tolerancia a la corrupción, siempre y cuando se encuentre un interés personal en ese caso. Este es otro terreno sumamente interesante de estudio. La posibilidad de generar un balance donde la moral pasa a ser un espacio más terrestre y mundano, donde se negocian los principios si es que la consecuencia es favorable.

Esta laxitud moral además puede estar asociada a una medida alta de cinismo político, que significa “una dinámica de relación entre gobernantes y gobernados que involucra sentimientos de desconfianza hacia la política, los políticos y las instituciones gubernamentales”[12]. El mismo Espinosa señala que esta idea se asocia inversamente con indicadores de participación comunitaria; por lo que se entiende que el cinismo político “debilita la dinámica de relaciones al interior de la comunidad”. Mientras más tengamos una dinámica negativa con nuestros dirigentes y desconfiemos del sistema, menos vamos a integrarnos a ese ecosistema, generando una espiral invertida.

Redes y medios

En la era de la posverdad, como hemos señalado, no solo estamos creyendo información falsa, sino que además estamos aceptándola, tolerándola y compartiéndola a sabiendas de que lo es. Bajo promesas de que es un curso que se corregirá o simplemente por un curso de afinidad que nos permite generar un efecto teflón en aquello que queremos defender.

El problema de esto es que al percibir la tolerancia e interés que se da en la exposición y difusión a información racionalmente falsa, desde los mismos políticos se desarrollan estos mensajes con la esperanza de hacerlos virales para generar impacto. Tal vez el mejor ejemplo de esto sea el candidato Rafael López Aliaga, que sin ningún problema genera mensajes completamente falsos que al segundo son divulgados por una cantidad no menor de personas. Muchas de ellas sabiendo que son completamente falsas. Esto, de lunático o descuidado no tiene nada. Obedece a una intencionalidad muy evidente.

Effron señala tres características que permiten que este fenómeno ocurra: que “los ciudadanos están políticamente polarizados, los líderes respaldan las «realidades alternativas» y la tecnología amplifica la desinformación”[13]. Estos tres elementos son los que permiten la propagación activa de información falsa que genera una relativización del juicio moral al asumirse una mentira como menos condenable. De estos tres y habiendo presentado elementos suficientes para los dos primeros, me gustaría comentar el tercero. Las noticias falsas se propagan por tecnologías que las colocan muy rápido en la máxima atención de otros conectados. Términos como tendencia, contagio y viral son claves para comprender como en una facción de segundos una noticia falsa se vuelve masiva. Una investigación sobre la campaña de Trump de 2016 mostró como las redes sociales fueron relevantes particularmente para: conocer que las informaciones favorables sobre Trump se reprodujeron en una proporción de 4 a 1 con respecto a las de Clinton y que se comprobó que crecía la probabilidad de que las personas creyeran historias que beneficiaban a su candidato favorito, en particular si tiene redes segregadas ideológicamente.[14] En el Perú, Eduardo Villanueva analizó la influencia de las redes sociales en las elecciones y destaca el factor difusor de contenidos que tuvieron estas, más que como debate de ideas[15].

Pero además, en un estudio realizado el 2018, se demostró que las noticias falsas se divulgaron más y más rápido en redes sociales entre el 2006 y el 2017. Como señala su autor: “La falsedad se difundió significativamente más lejos, más rápido, más profundo y más ampliamente que la verdad en todas las categorías de información, y los efectos fueron más pronunciados para las noticias políticas falsas que para las noticias falsas sobre terrorismo, desastres naturales, ciencia, leyendas urbanas o información financiera.”[16]

En resumen, la psicología social nos ayuda, con mucha profundidad, a comprender por qué parece que no tenemos un filtro para creer y difundir noticias falsas, cuando lo cierto es que sí lo tenemos, pero los anulamos o relativizamos en función de los objetivos que nos tracemos. Nuestra identificación política hace lo suyo, pero también el estilo y nivel de procesamiento de la información que hacemos. En esta campaña se debe seguir dando pelea a la desinformación, pero siempre desde el valor y no desde la posición.


[1] Raunak M. Pillai,Lisa K. Fazio (2021): The effects of repeating false and misleading information on belief. Wiley Interdiscip Rev Cogn Sci. Nov.

[2] Traducción propia

[3] En particular recomendamos: Effron, D. (2018): It could have been true: how counterfactual thoughts reduce condemnation of falsehoods and increase political polarization. Personality and Social Psychology Bulletin, 44 (5). pp. 729-745

[4] Petrocelli, J. V., & Crysel, L. C. (2009). Counterfactual thinking and confidence in blackjack: A test of the counterfactual inflation hypothesis. Journal of Experimental Social Psychology, 45(6), 1312–1315.

[5] Effron (2018), artículo citado

[6] Kahneman, D. y Miller, DT (1986): Norm theory: Comparing reality to its alternatives. Psychological Review, 93(2), 136–153.

[7] Joseph P. Gaspar, Mark A. Seabright, Scott J. Reynolds y Kai Chi Yam (2015) Contrafactual and Factual Reflection: The Influence of Past Misdeeds on Future Immoral Behavior, The Journal of Social Psychology, 155:4, 370-380

[8] Una excelente referencia para entender las características del pensamiento prefáctico está en: Helgason BA, Effron DA (2022). It might become true: How prefactual thinking licenses dishonesty. J Pers Soc Psychol.

[9] https://www.thisamericanlife.org/454/mr-daisey-and-the-apple-factory

[10] Mueller AB, Skitka LJ. Liars, Damned Liars, and Zealots: The Effect of Moral Mandates on Transgressive Advocacy Acceptance. Social Psychological and Personality Science. 2018;9(6):711-718

[11] https://www.ulima.edu.pe/instituto-de-investigacion-cientifica/noticias/el-cinismo-politico

[12] Espinosa, Agustín (2012). Cinismo político y su relación con la identificación y participación en una comunidad rural de la costa norte del Perú.

[13] Effron DA, Helgason BA. The moral psychology of misinformation: Why we excuse dishonesty in a post-truth world. Curr Opin Psychol. 2022 May 30;47:101375

[14] Allcott, Hunt, and Matthew Gentzkow. 2017. «Social Media and Fake News in the 2016 Election.» Journal of Economic Perspectives, 31 (2): 211-36.

[15] En: https://larepublica.pe/domingo/2021/04/18/eduardo-villanueva-mansilla-hay-polarizacion-en-las-redes-sociales-pero-aparenta-ser-mucho-mas-agresiva-de-lo-que-es/

[16] Vosoughi, S., Roy, D., & Aral, S. (2018). The spread of true and false news online. science, 359(6380), 1146-1151.

 

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elecciones municipales 2022, Fake news, Gobierno

Pero hoy asistimos a un concierto de allanamientos que van desde Palacio de Gobierno hasta domicilios particulares y sedes de poderes, pasando —porque el espíritu de la época se cuela en todos lados— lockers de colegiales; a una sinfonía de audios entre personajes que no se han enterado de las realidades virtuales de registro total e inmediatez, o se sienten intocables; a un rollo de acusaciones que lo atraviesan todo y alcanzan a todos.

Es casi como vivir, no con y entre personas, sino con sus resonancias magnéticas, en contacto directo con sus pensamientos y entrañas, sin envoltorio, todo privado y todo público al mismo tiempo.

La del estribo: a darse una vuelta por la Galería Ginsberg a ver la muestra de Ali Salazar, curada por Matheus Calderón (Santa Cruz 1068, Miraflores), y por 80m2 Livia Benavides a apreciar la muestra de Marco Pando Tarzán de Macetero (Malecón Pazos 252, Barranco). Y pronto inaugura en Galería del Paseo, Lorena Noblecilla Lección de historia natural (General Borgoño 770, Miraflores).

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Pedro Castillo, Poder Judicial

Y después vino Castillo de popa en 1988, un libro cargado de una visión adolorida y sin embargo sumamente crítica del ser nacional, con un estilo dialogado e incursiones por la tradición literaria, en la que Lima aparece una y otra vez como escenario de múltiples vicisitudes poéticas y vitales.

Así, el proyecto LimaLee de la Municipalidad de Lima acaba de lanzar en formato digital la antología PoeLimas: poemas de la Ciudad de los Reyes, que contiene textos relativos a nuestra ciudad publicados a lo largo de cuarenta años de fecunda labor literaria. ¿Dónde encaja, pues, PoeLimas en el conjunto de los libros de Mazzotti? El poeta ha indagado sobre la capital una y otra vez por medio de su escritura. Incluso en su libro más reciente dedica un poema a la ciudad, dejándola no muy bien parada. Me refiero a «Un mapa de Lima», que forma parte del conjunto Poemas posthumanos (2022):

En el pulmón derecho, que parece

Un mapa de la América del Sur,

Ha crecido una planta solitaria

Justo en el centro oeste, en la planicie

Que corta con cristal la espuma sucia, recorre

Su barro como boa que se arroja del nevado

Robando rocas, troncos, las vaquitas infladas

Y piedras de plástico prendidas a las bolsas.

Esa pequeña flor carnívora se hunde en su salsa

Y ya no será nunca la ciudad de los jardines

Ni de la costa del musgo rutilante en la niebla.

Sus extrañas coronas fúngicas celebran

Cada año un nuevo centenario

Creyéndose invencibles.

Mazzotti, pues, retoma la historia y la convierte en su propia poética, en que Lima ya no es la idealizada ciudad jardín ni tampoco «la horrible», como quisieron César Moro y Sebastián Salazar Bondy. Lima es más bien una flor carnívora que devora a sus habitantes y su medio ambiente, aunque el poema se refiere específicamente a los sectores dominantes, que han hecho de la urbe el recinto desde el que dirigen su explotación del país. Es decir, la voz lírica recurre a la situación de Lima para evocar un análisis de su estatuto ambiguo, donde si bien el poeta explora una tendencia melancólica y nostálgica también critica y denuncia el estado precario al cual la ciudad condena a sus habitantes.

Como dice Mazzotti en el prólogo de PoeLimas, confesando su amor ambivalente por su urbe natal, «Los poemas de este libro son prueba de ello y, a la vez, un homenaje. ‘La horrible’ siempre tendrá cantores. Me alegro y me honro de contarme entre sus filas».

Gracias a Dios, Poeta limensis habemus.

(*PoeLimas puede descargarse gratuitamente a través del portal de LimaLee, hermosa iniciativa dirigida por John Martínez, con decenas y decenas de libros valiosos al alcance del público masivo:

https://www.descubrelima.pe/general/poelimas/?fbclid=IwAR1PkiVbS9NLQJ3Fn4kbuEfjQkYvQnoW0KNmb9V9OH64Jm0yep-url0i7UA&utm_source=pocket_mylist )

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José Antonio Mazzotti

Si ello no se corrige, tendremos a Antauro Humala en la segunda vuelta y allí cualquier cosa puede ocurrir, porque primarán los factores emotivos y particularmente los ánimos antisistema, antiestablishment, antilimeños, anticentralistas, que ya le permitieron a un pésimo candidato como Pedro Castillo, ganar las elecciones. En los tramos finales, los factores ideológicos pasan a un segundo plano.

Acaso no sería una idea peregrina que tanto el centro como la derecha organicen una suerte de elecciones primarias que definan quiénes serían los candidatos con mayores respaldos y posibilidades. Permitir que nuevamente la izquierda se haga del poder nos conduciría inexorablemente a un mayor y quizás irreversible deterioro de la democracia y de las libertades económicas.

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Antauro Humala

A partir de entonces el elemento infaltable en sus películas —realizadas en los 70 para la productora francesa Eurociné y para el productor suizo Erwin C. Dietrich a través de su productora Elite-Film, y en los 80 para su propia productora en España— sería un marcado erotismo, destacando las adaptaciones que hizo de obras del Marqués de Sade. Y aunque en algunas de sus películas de los 70 se incluyen ya algunas escenas propiamente pornográficas, recién en los 80 se dedicaría a hacer películas dentro de este género, comenzando con “Lilian (La virgen pervertida)” (1984), que fue la primera película pornográfica producida legalmente en España. Regresaría ocasionalmente al thriller, al terror, al cine de acción y al erotismo no pornográfico, aunque sus películas de aquí en adelante no alcanzan la calidad cinematográfica ni técnica de las que hizo en los 60, los 70 y la primera mitad de los 80.

Jesús Franco era un cineasta desconocido por el público y olvidado por la crítica cinematográfica mainstream cuando la Cinémathèque française organizó en París, del 18 de junio al 31 de julio de 2008, una retrospectiva de sus películas con el título de “Jess Franco: Fragments d’une filmographie impossible” (“Jess Franco: Fragmentos de una filmografía imposible”). Al año siguiente le sería otorgado el Goya de Honor durante la ceremonia de 2009 de los Premios Goya, el máximo galardón cinematográfico en España.

Al respecto, Jesús Franco declaró al periódico español ABC:

«No creo que merezca ningún reconocimiento. Soy un tío que hace películas porque ama el cine, y no espero recompensa por ello. No pretendo nada, excepto quizás vivir decentemente. No ser rico, porque eso implica una serie de esclavitudes que no valen la pena. Este revival mío de ahora viene del año pasado, cuando la Filmoteca Francesa me dedicó una retrospectiva de 69 películas. Si no llegan a hacer eso, el Goya no me lo dan ni de broma».

Luis Buñuel es considerado ahora un referente ineludible del Séptimo Arte, y varias de sus películas son incluidas unánimemente entre lo mejor que ha producido el arte cinematográfico en toda su historia. No sucede lo mismo con Jesús Franco, un desconocido para el público en general y cuyos filmes no suelen estar a disposición en las plataformas de streaming más populares. Sea como sea, la “peligrosidad” de ambos directores declarada por el medio periodístico más importante de la Iglesia católica nunca se ha verificado. Más bien, lo que sí se ha podido verificar, a la luz de todos los abusos que han salido a la luz, es que la Iglesia católica es una de las instituciones religiosas más peligrosas del mundo, sobre todo para menores de edad y personas vulnerables.

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Luis Buñuel

De esta época, dos temas se convirtieron en los más representativos de todo su catálogo. Por un lado, José Antonio, cadencioso vals con fuga de tondero en que describe, con preciso lenguaje técnico, una de las tradiciones peruanas más admiradas en el mundo, los caballos de paso, usando como pretexto la figura uno de sus criadores. Y, por el otro, La flor de la canela, vals en el que rinde tributo a Victoria Angulo, una señora negra que se iba caminando hasta su casa en el Rímac, considerada uno de los tres himnos populares modernos del Perú (los otros dos son El cóndor pasa, de Daniel Alomía Robles; y Contigo Perú, de Augusto Polo Campos). En medio de eso, salió su Misa Criolla (1969), rescatada décadas después.

Entre 1963 y 1975 compuso un ciclo de canciones dedicadas a Javier Heraud. El idealismo del joven poeta, asesinado por su militancia política, le inspiró temas como En la margen opuesta (1973), El fusil del poeta es una rosa, Un cuento silencioso y Las flores buenas de Javier (1974) que actualmente, nadie conoce en nuestro país. En el año 2015, el músico cubano Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, se unió a la peruana Myriam Quiñones, del grupo Silvio a la Carta, para grabar estas canciones en un disco llamado, precisamente, Las flores buenas de Javier, en los prestigiosos estudios Ojalá, de Silvio Rodríguez.

Este involucramiento social la llevó a componer Paso de vencedores, dedicada al gobierno revolucionario del general Juan Velasco Alvarado, publicada en 1974. El mismo lirismo que aplicó para describir a la Lima colonial desaparecida, lo usó para confesar la primera impresión que le causó aquel gobierno militar. Luego se respondió a sí misma en El surco (1977), un landó en que parece arrepentirse de haber apoyado, con su arte, el incomprendido proyecto velasquista. También en esos años estrenó dos canciones sobre Violeta Parra, quien se suicidó en 1967, poco antes de cumplir cincuenta años. La primera de ellas, (No lloraba…) Sonreía es un vals que suena a balada, gracias a los arreglos de bajo, órgano y vibráfono que embellecen esta sutil selección de dulces palabras dirigida a la recordada folclorista chilena.

Para entonces ya era conocida su rivalidad con Alicia Maguiña quien, dieciocho años menor, había irrumpido como una llamarada de creatividad y carácter en la escena criolla. Maguiña, en respuesta a unas críticas que había hecho Chabuca sobre su forma de componer las marineras, lanzó una titulada Dale, toma (1961), que en una de sus llamadas dice: “Crees que sabes mucho y me causas risa / pareces una beata cantando en misa”. Lo curioso es que esa misma beata sacudió el cotarro criollo con Cardo o ceniza, la segunda canción dedicada a la autora de Gracias a la vida, en que exhibe una arrebatada y conflictiva sensualidad, pero con su acostumbrada elegancia.

En todos esos álbumes, hasta 1977, Chabuca estuvo acompañada por el guitarrista peruano radicado en Argentina, Lucho Gonzáles, quien la introdujo al jazz, el bossa nova y la zamba. Ese año grabó, para el sello Microfon de ese país, un disco llamado simplemente Chabuca, con valses, festejos, tangos y zambas. Luego, entre 1978 y 1981, exploró aun más los ritmos negros gracias a su colaboración con los guitarristas Félix Casaverde y Álvaro Lagos -a quien vemos en estas imágenes– y los percusionistas Carlos “Caitro” Soto y Eusebio “Pititi” Sirio. En esos años promovió las carreras de Susana Baca y Eva Ayllón, las dos cantantes afroperuanas más reconocidas internacionalmente. De esta época son Canterurías -dedicada a la escultora mexicana Ángela Gurría, hoy nonagenaria-, Una larga noche (zamacueca) y Un río de vino, en recuerdo de otro artista peruano y suicida, el poeta Juan Gonzalo Rose. Sus últimos álbumes, Tarimba negra (1978) y Cada canción con su razón (1981), contiene nuevas versiones de varios de sus clásicos junto a festejos, valses y landós nuevos como El arrullo, Landó y La torre de marfil.

Varios artistas nacionales e internacionales han grabado sus canciones. Por ejemplo, en 1983, el cantautor chileno Fernando Ubiergo lanzó el LP A Chabuca. Ese mismo título fue usado por las productoras Susana Roca Rey y Mabela Martínez para un CD, editado el 2016, que reúne interpretaciones de una verdadera selección de estrellas de la música latinoamericana como Rubén Blades, Joaquín Sabina, Juan Carlos Baglietto, Ana Belén, entre otros. Escuchar la versión de Fina estampa en la voz multiforme de Caetano Veloso (1994), con los sofisticados arreglos del cellista Jacques Morelenbaum; María Landó en las voces de Susana Baca (2001) o Pedro Aznar (1998); o las diversas relecturas de La flor de la canela, supone una exposición a públicos mucho más grandes que los de las peñas y/o reuniones familiares en las que se cultiva, normalmente, nuestro folklore costeño.

Chabuca, que inició su carrera cantando rancheras y boleros en un dúo llamado Luz y sombra, con su amiga Pilar Mujica, estuvo rodeada de luces y sombras durante toda su trayectoria. En sus últimos años, en que pasaba de conciertos multitudinarios en Bogotá a presentaciones en Lima ante menos de un centenar de amigos, la cantautora se paseó por escenarios y canales de televisión de Hispanoamérica, recitando sus melódicas poesías para asombro de expertos comentaristas y colegas como Mercedes Sosa, quien decía de su música que era “una maravilla”. La obra musical de Chabuca Granda fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en el 2017 y, dos años después, el gobierno le concedió el título póstumo de la Orden El Sol del Perú. En 1983 falleció en Miami, tras una operación a corazón abierto. Tenía 62 años.

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Chabuca Granda, Juan Diego Florez, La flor de la canela, Música criolla

Sendero Luminoso ha perdido ayer en el Congreso. Y junto con él un gobierno que se presta al juego radical y no le importa avasallar las normas constitucionales de defensa de la propiedad privada, con tal de lograr sus objetivos políticos. La mayoría democrática del Legislativo se ha comportado a la altura de las circunstancias.

Hay que estar prevenidos, sin embargo, porque volverán a la carga y buscarán subterfugios legales para lograr sus metas de afectar a una institución conducida de manera ejemplar por el Sutep. Los remanentes del senderismo no cejarán en su empeño destructivo. Los congresistas que anoche dieron una lección de institucionalidad deben estar atentos para impedirlo nuevamente.

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Congreso de la República, Gladys Echaíz

Existe abundante literatura empírica que ha evidenciado que los conflictos sociales internos a los países son causantes de tasas de crecimiento más bajas discontinuas, así como causantes de que muchos países hayan experimentado un colapso de su crecimiento económico desde mediados de la década de 1970 (Rodrik, 1999)[4]. Para el caso peruano, el BCRP (2022)[5] estimó que los conflictos sociales habrían afectado negativamente al PBI del sector minero metálico en 2.3%, lo cual habría finalmente ocasionado un impacto en el PBI total de -0.2% para el año 2021.

Ciertamente, la gestión pública es fundamental para atender adecuadamente las necesidades de la población y evitar futuros conflictos sociales. Si se relacionan las variables de gestión pública regional, aproximada por el Índice Regional de Gestión Pública (IRGP)[6], y el número de conflictos sociales, se encuentra una relación negativa (coeficiente de correlación de -0,47). Es decir, que las regiones con menores niveles de servicios en aspectos relacionados a conectividad, salud, educación e instituciones registran un mayor nivel de conflictividad social.

Si bien la solución de los conflictos sociales requiere la implementación de un conjunto de medidas estructurales que mejoren la institucionalidad del Estado, es posible avanzar en acciones de corto y mediano plazo destinadas a mejorar la provisión de los servicios públicos en zonas de influencia minera. Una de estas acciones corresponde al fortalecimiento del rol efectivo del Estado en la prevención de conflictos sociales mediante el desarrollo de un sistema preventivo operado por personal especializado en la gestión de conflictos, debidamente acreditado y autorizado para vincular los compromisos de proyectos de cierre de brechas en los sistemas de inversión y presupuestarios. Una parte esencial de este sistema pasaría por analizar ex ante las condiciones socioeconómicas de los distritos y comunidades en donde se desarrollará un proyecto minero con el objetivo de priorizar oportunamente la reducción de la brecha de servicios públicos básicos de la población del área de influencia de dichos proyectos.

Otra de las acciones correspondería al desarrollo de un adecuado seguimiento y monitoreo a los compromisos que surgen de los espacios de diálogo de los conflictos a cargo de una unidad independiente y especializada. Esta tarea podría estar a cargo de una nueva Unidad de Gestión de Cumplimiento de Acuerdos en la Defensoría del Pueblo para realizar un seguimiento adecuado a todos los compromisos, con especial énfasis en los proyectos de inversión que surgen de dichos espacios. Asimismo, esta entidad debiera poner a disposición de la ciudadanía la información en formato de datos abiertos referida a la gestión de los conflictos sociales que facilite la generación de evidencia para el diseño e implementación de políticas públicas.


[1] Yunis, J., Aliakbari, E. (2022). Annual Survey of Mining Companies 2021. Fraser Institute.

[2] Esser, K., Hillebrand, W., Messner, D., Meyer, J. (1996). Competitividad sistémica: nuevo desafío para las empresas y la política. Revista CEPAL, 59.

[3] Defensoría del Pueblo (2022). Reporte de Conflictos Sociales N° 221. Adjuntía para la Prevención de Conflictos Sociales y la Gobernabilidad, julio.

[4] Rodrik, D. (1999). “Where Did All the Growth Go? External Shocks, Social Conflict, and Growth Collapses”. Journal of Economic Growth volume 4, pages385–412.

[5] BCRP (2022). Reporte de Inflación 2022. Panorama actual y proyecciones macroeconómicas 2022-2023. Banco Central de Reserva del Perú, marzo.

[6] El Índice Regional de Gestión Pública (IRGP) 2022 del CPC mide el desempeño de 17 indicadores en los pilares de conectividad, salud, educación e instituciones. Entre 2019 y 2021, solo dos de las 25 regiones analizadas mejoraron en todos los pilares.

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