Opinión

No nos equivocamos cuando reiteramos que fue un error popular votar por un sujeto improvisado, inepto e irresponsable como Castillo y sobre el que ahora se tienden serias sombras de corrupción. Inmoralidad que cobra mayor gravedad política porque ha sido desplegada de inmediato, como parte de un plan agazapado, al amparo de la fraseología izquierdista, revolucionaria y de raigambre popular.

Lo lamentamos por sus votantes, seguramente engañados por esa parafernalia, pero queda claro que felizmente, la democracia sigue siendo en el Perú un sistema que es capaz de corregir los errores que bajo su manto se cometen. Sacar a Castillo del poder será, en ese sentido, un acto de saludable profilaxis política y moral.

 

La del estribo: empieza el Festival de Artes Escénicas, FAE Lima, que marcha ya por su sexta edición. El 2020 quedó trunco por la pandemia, el 2021 fue virtual y ahora vuelve a la presencialidad bajo los auspicios del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica, Centro Cultural Peruano Británico, Teatro la Plaza, Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, Centro Cultural de la Universidad de Lima y el Gran Teatro Nacional. Va del 2 al 12 de marzo. ¡Imperdible!

 

 

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Gobierno, Pedro Castillo, Vacancia

Uno tendría que preguntarse: ¿Qué estaba haciendo yo el año 2002, 2006, 2010, 2012, 2017, 2018 o 2020? En mi caso la respuesta es: estaba trabajando para consolidar mi situación económica y buscando construir una familia, un hogar.

¿Trabajaba en política? No. ¿Cuál era mi prioridad? Mi carrera, mi familia, mi negocio, mi esposa, mis hijas. ¿La política era mi prioridad? No.

Bueno, hay personas que dedican su tiempo a la política, y esas personas son las que salen elegidas como autoridades del país: presidentes regionales, presidentes de la república, alcaldes y congresistas. Vivimos en un sistema democrático en el cual para ser elegido autoridad debes formar parte de un partido político y participar como candidato.

¿No te gusta participar en un partido político? ¿Tienes cosas mas importantes que hacer? ¿No quieres candidatear? ¿Es un costo demasiado alto para ti y tu familia? Esas preguntas aplican para mí y para cualquiera. Mi respuesta es que, la verdad, preferiría estar tranquilo en mi casa. Pero vemos qué es lo que pasa cuando una mayoría aplica esa lógica.

Cerrón y Castillo participan en política. Y para esto pueden tener diversos motivos. Quizás desean el prestigio, implementar sus ideas, ascender económicamente, ayudar al desarrollo del país u otros motivos no tan altruistas. Sea por lo que fuere se dieron el tiempo para participar en política y esa inversión les dio resultados.

Por eso están ahí, liderando el país.

Las cosas pasan por algo.

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Gobierno, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

Empatía y respeto

Dos grandes valores que siempre debemos tener presentes son la empatía y el respeto. La empatía es tan importante cuando estamos juntos socializando. Siempre debemos pensar en el prójimo, ponernos en sus zapatos y antes de reaccionar impulsivamente preguntarnos a nosotros mismos como maestros de qué carece un estudiante. En cuanto al respeto, si bien empieza en el hogar, también es importante que lo emulemos con acciones, puntualidad, imagen prolija, preparación de clases y haciendo pensar a los estudiantes en conexiones que pueden derivar en un gran proyecto al futuro. Estas son algunas estrategias que harán de este año y de la vuelta al colegio situaciones más acogedoras para nuestros jóvenes, que –no lo olvidemos– por dos años se han encontrado confinados, sin una brújula, como fantasmas en plataformas virtuales de enseñanza. Ahora es cuando se tendrán que poner las pilas para poder demostrar sus destrezas en este año escolar que se asoma a la vuelta de la esquina.

 

Suerte a mis colegas y a los padres para que fomenten el orden, la disciplina, la comunicación y los buenos modales para que nuestros hijos puedan sacar beneficio a este retorno.

El Perú lo necesita.

 

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Colegios, Minedu

Ahora muchos observan desconcertados las invasiones bárbaras desde fortalezas territoriales y mentales que asumían tan inexpugnables como en su momento fueron vividas Tenochtitlan, Cuzco, Roma o Bizancio, entre miles de otras épocas de oro destinadas a durar hasta el fin de los tiempos. Una vez más, Apolo contempla a Ícaro cayendo horrorizado en picada.

Las señales, sin embargo, abundaban: la brutal destrucción de riqueza producida por maneras tramposas de ganarla en 2008; cada 5 años epidemias que se detenían en el borde la pandemia; identidades colectivas frustradas y sometidas, estados de ánimo llenos de rabia contra las élites científicas, económicas, políticas, los expertos y los funcionarios; evidencias inocultables de abusos y terribles desigualdades; decisiones electorales que condujeron hasta las más variadas instancias del poder político a autoritarios, iliberales y nacionalistas; campañas rabiosas, monotemáticas y obsesivas cuyo fin es cancelar personas e ideas que incomodan; y catástrofes con las que la naturaleza se encabrita. Todo lo anterior, y mucho más, sobre el fondo de una realidad social virtual que alienta la consolidación de las ideas más tóxicas y las creencias más alejadas de la objetividad, en detrimento de la moderación y la ciencia.

Más allá de las ambiciones desmedidas de individuos perturbados y del golpe brutal a nuestra autoestima que significó la crisis sanitaria, vamos a ver, para bien y para mal, mucho de lo que creíamos superado, mucho de aquello contra lo que se luchó, mucho de lo que nunca debimos querer eliminar, muchos de los dilemas morales que, estuvimos seguros, estaban resueltos.

Es hora de recuperar la humildad. Como titula la portada de un prestigioso semanario: ¡bienvenidos a la historia!

 

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Gobierno, Historia

Sería terrible para el país que estas colectividades prosperen al punto de tornarse en opciones de gobierno en las próximas elecciones generales. A pesar de la corrupción campante en las gestiones precedentes -con honrosas excepciones- y a pesar del desastre que ha significado la elección de Pedro Castillo, la democracia, cuando funciona correctamente, es capaz de corregir sus propios errores.

Por lo pronto, ya ha servido, por el equilibrio de poderes vigente, para refrenar los ímpetus radicales del régimen. Ojalá la presión democrática (de la oposición, los medios y la sociedad civil) logre ahora que el gobierno enmiende rumbos respecto de la barbarie burocrática que está perpetrando al copar mediocremente el Estado.

Y si Castillo no escarmienta y persiste en el desmadre, hay mecanismos constitucionales, perfectamente democráticos, para cambiar el estado de cosas. Sería una cabal demostración de que la democracia es un sistema que permite corregir errores cometidos a su amparo.

 

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Crísis, Gobierno, Pedro Castillo

Si bien es cierto los artistas más destacados de este subgénero, como Yellowman, Shabba Ranks, Sean Paul o El General, hacen ambos de manera indistinta -después de todo, son estilos primos hermanos-, lo más exacto sería emparentar al reggaetón con el dancehall o «raggamuffin», término despectivo que tiene sus orígenes en los tiempos en que Jamaica fue colonia británica -en esos años, los jamaiquinos eran llamados «muffs in rags» (criaturas andrajosas) por los ingleses- y que luego fue adoptado por las nuevas juventudes jamaiquinas como señal de identidad, ya que comparten más características -formas de cantar y vestirse, temáticas y bailes, cruces con la subcultura rap/hip-hop, uso de samplers y bases electrónicas) que con el sagrado roots reggae y su onda espiritual, orgánica, desapegada del materialismo idiota que el reggaetón promueve.

Han pasado ya 18 años desde el triste día en que apareció Gasolina, tema de Daddy Yankee que fue el primer éxito global de reggaetón y, desde entonces, este fenómeno comercial nacido en Puerto Rico no ha hecho más que crecer y crecer hasta convertirse en uno de los más fuertes y rentables sinónimos de «lo latino» en el ámbito de la cultura popular, un estigma que nos persigue por el resto del mundo, desde EE.UU. hasta Egipto, desde Turquía hasta Japón. Esto a pesar de que, más que un género musical, el reggaetón es, en realidad, un enlatado que se sirve de ciertos componentes musicales elementales -un ritmo básico, repetitivo y maquinal como fondo, una producción basada en material pregrabado, una que otra línea vocal o instrumental armónica en medio de la guturalidad o el balbuceo vocinglero de sus «cantantes»- para generar un producto distinto, que busca darle sonido a emociones primarias, unidas a esa idea disforzada del lujo y la sofisticación trucha que rodea a sus más connotados personajes.

Basta ver la venta masiva de entradas para los conciertos de Bad Bunny, el último esperpento de moda -en varios países de nuestra región, incluido el Perú, tuvieron que abrirse segundas fechas-, o los maravillados comentarios que, sobre él y su último disco (ojalá fuera, efectivamente, el último), escriben otrora respetables críticos musicales, calificándolo como «icono definitivo del pop moderno» para entender esta terrible realidad: lamentablemente, el reggaetón, esa infección multidrogorresistente, llegó para quedarse. Como el coronavirus.

 

 

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Música, reggaetón

Ante un Estado ausente, queda la impunidad y la miseria. Dejar a una persona que muera es inhumano, debemos exigir una investigación y castigo ejemplar del Poder Judicial, así como la toma de decisiones claras del Ejecutivo y Legislativo para proteger la vida en las carreteras del país y en las calles de las ciudades. En nuestras carreteras no puede manejar cualquier inexperimentado, las señalizaciones deben estar visibles y claas, así como el buen control de la velocidad siempre con  infraestructura adecuada. Manuela, la vía con el mayor número de excesos de velocidad fue la Carretera Panamericana Norte según la SUTRAN. ¿Coincidencia? Existe un desgobierno que se refleja en un Estado ausente y desinteresado de su población.  Por ello, debemos exigir que se investigue y se sancione a los infractores así como exigir más control y mejor infraestructura por parte del Estado. No hay sistemas de emergencia ni interconexión con los hospitales o clínicas, hay pocos establecimientos de salud equipados a lo largo de las carreteras. Debe haber servicios de atención para emergencias. No es posible que la propia PNP establezca que la legislación peruana y el modelo procesal penal son muy suaves para el que ocasiona un accidente de tráfico.

Estamos viviendo sin Estado, donde ya 259 hombres y mujeres han perdido su vida. Exigimos que se investigue y se identifique al asesino, porque sí debe pasar algo. Por Doris.

 

 

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Estado, feminismo

No hay que confundir la velocidad con la ligereza, tomada esta palabra en el sentido de banalidad. Esto es muy importante.

Dos personas contemplan un gran lienzo; la que más pronto se emociona, esa es la más moderna” (“El hombre moderno”, pp.34-35).

Con humor, ironía y agudeza, Vallejo va examinando distintos aspectos de la modernidad europea y su obvia relación con la técnica, la profundización de conocimientos científicos y ese a veces irrebatible sentido de progreso que ofrece la ciencia a cada paso que da. Reseña teorías, hurga en nuevos descubrimientos médicos y en nuevas miradas sobre el universo, en el impacto de la ciencia sobre el cine y la música o sobre la concepción del tiempo y la finitud de las cosas. Es realmente poco lo que puede resultar lejano o forastero al ojo del poeta, embebido de la vida moderna, pero sin sucumbir a sus cantos de sirena, pues señala: “Tan equivocados andan hoy los poetas que hacen de la máquina una diosa, como los que antes hacían una diosa de la luna o del sol o del océano. Ni deificación ni celestinaje de la máquina. Esta no es más que un instrumento de producción económica, y, como tal, nada más que un elemento cualquiera de creación artística, a semejanza de una ventana, de una nube, de un espejo o de una ruta, etc. El resto no pasa de un animismo de nuevo cuño, arbitrario, mórbido, decadente” (“Estética y maquinismo”, pp. 124-125).

Vallejo protagoniza así, junto con Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y Salvador Novo, uno de los grandes momentos de la historia de la crónica latinoamericana, la situada entre guerras, escrita tanto en Europa como en ciudades de nuestro continente que fueron terreno fértil para el desarrollo de este ornitorrinco textual.

César Vallejo-Del Siglo al minuto

César Vallejo. Del siglo al minuto. Crónicas sobre máquinas y ciencia. Selección y presentación de Mariana Rodríguez, Yaneth Sucasaca y Rodrigo Vera. Lima: Casa de la Literatura, Colección Intensidad y Altura, 2021.

 

 

Si el Congreso actual hiciese estas cuatro tareas pasaría a la historia como uno de los mejores Parlamentos de nuestra vida republicana. Supondría hacer cambios estructurales relevantes y salir de la minucia en la que se regodea, en espejo de la mediocridad del Ejecutivo.

 

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Congreso, Ejecutivo, Gobierno
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