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Opinión archivos | Página 236 de 342 | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Opinión

La cultura peruana anda últimamente de historieta en historieta. Con lo sucedido el último domingo 5 de diciembre, la nueva historieta estuvo vinculada a un intento golpista contra el gobierno de Pedro Castillo, orquestado desde América TV o Canal 4, un conocido canal de televisión perteneciente al conglomerado de El Comercio, de la familia Miró Quesada. El viernes 10, en su columna del semanario Hildebrandt en sus 13, el periodista Carlos León Moya lo sintetizó de esta manera: “Cuarto Poder, o lo que queda del programa, anunció un reportaje que contenía un audio, y nada más escandaloso en el Perú que un audio. Lo anunciaron con tiempo. Vinculaban al Presidente. Ponían imágenes de su casa en Breña. De seguro uno de los visitantes a la casa de Castillo había grabado algo ilícito. Era la excusa –la preciada excusa– para que el pleno del Congreso admita la moción de vacancia. Pero el reportaje fue un desastre. Una estafa”.

Precisamente, esta última palabra fue la que utilizó ese mismo domingo 5 el periodista Juan Carlos Tafur en el programa de la competencia Panorama, en Canal 5, aficionado a su vez a los mismos afanes progolpistas. Consultado sobre el reportaje de Cuarto Poder, Tafur afirmó, contundente, ante la cara adolorida de la conductora Roxana Cueva: “Califica como estafa periodística. Creo que se generaron expectativas a lo largo de la semana, promovidas por el propio canal de televisión”. Al día siguiente, lunes 6, el periodista Umberto Jara, conocido por su paso como editor periodístico en Canal 4 del fujimorista programa La revista dominical de los 90 y del fujimontesinista Hora 20 en el 2000, escribió en su muro de Facebook: “La emisión de anoche del programa Cuarto Poder tiene detrás un tema de fondo muy grave. Está demás decir que ha sido una muestra del peor periodismo y una burla al país. […] Sin embargo, desde mi punto de vista, la responsabilidad central no está en los periodistas. Me explico. Actualmente, Cuarto Poder está a cargo de tres personas: Gilberto Hume, Christian Sotomayor y Oscar Malca, ninguno de los tres tiene calidades periodísticas destacables. En otros rubros probablemente tengan algún talento (oculto). Entonces, pedirle peras al olmo es inútil. Hacen lo que pueden y lo que vimos es lo que pueden. En cambio, la responsabilidad central está en el sector de la familia Miró Quesada que controla América Televisión. Ellos son los responsables de la línea informativa que tiene ese canal”.

El martes 7, la periodista Laura Grados anunciaba desde su cuenta de Twitter el despido de los conductores de Cuarto Poder, Sebastián Salazar y Tatiana Alemán, así como de los productores Christian Sotomayor y Oscar Malca. “Laura, de verdad ¿Oscar Malca? ¿En serio?”, inquirió una sorprendida Rocío Silva Santisteban de inmediato. Efectivamente, se trataba del conocido escritor ligado a los grupos ochenteros Macho Cabrío y Ómnibus de Arequipa. Malca, autor de una sola novela y dedicado toda su vida al periodismo y la intriga política, acaba de publicar a mediados de este 2021 (junto con Mario Molina) la historieta o novela gráfica En la cara no, “uno de los títulos puntales del género en nuestro país” como aseveraría por esas mismas fechas José Carlos Yrigoyen Miró Quesada desde El Comercio.

Pues bien, ahí los tenemos. Malca, empleado de los Miró Quesada (además, exeditor de Somos, suplemento de El Comercio) e Yrigoyen Miró Quesada. Todo queda en familia. 


* Desde Madrid nos llega información de que otro miembro de los Macho Cabrío, íntimo de Malca, el gestor cultural Alonso Ruiz-Rosas, y el encargado de la Embajada del Perú en España, Eduardo Pérez del Solar, sostuvieron conversaciones con la progolpista presidenta del Congreso María del Carmen Alva durante la visita de esta a la capital española. Literatura y poder: hay mucho gato encerrado aquí.

Enlaces: 

https://www.facebook.com/umberto.jara.5/posts/2150364455142373

https://larepublica.pe/politica/2021/12/06/juan-carlos-tafur-sobre-audio-de-cuarto-poder-califica-como-estafa-periodistica/

https://twitter.com/Lauletras/status/1468345614517870594?t=8zW-1xF-Vb-SKQATRi2nOw&s=07&fbclid=IwAR3IPYdG9Ow0lekuJ0tNdnLOPJ-eC3UZr1kJJDMuOfqpTYG_3m8VWO0dFXM

https://twitter.com/Lauletras/status/1467831028727304198?t=oyZDgchk_A-FuOH7uCKusg&s=07&fbclid=IwAR2cqR-tgXPE3AX0ToYp1yVOz3FwOqDA49am3ata5Ds0rIRvvuI012Qr5g8

https://elcomercio.pe/eldominical/columna/ciudad-horror-jose-carlos-yrigoyen-noticia-535623-noticia/?fbclid=IwAR3_Oj2tcdZhwn0BfBXuEsvkH6d5R661daLYSU0qevszT_yT_JLlOHBBU0M 

https://elcomercio.pe/luces/libros/en-la-cara-no-el-nuevo-comic-peruano-por-que-el-critico-de-luces-le-puso-4-de-5-estrellas-oscar-malca-mario-molina-noticia/?outputType=amp&fbclid=IwAR1-0LGZr8M3rdNQ-UuMkrlCTMLEpTzuZiULGzJaN1jwjHxtV4Q0uu1iRRs

https://elcomercio.pe/luces/comic/mario-molina-y-el-fenomeno-de-en-la-cara-no-con-este-libro-quiero-reinventarme-como-dibujante-oscar-malca-peru-novelas-graficas-noticia/?fbclid=IwAR3jaL_yXUQB-5sJvSAa5QlUB3eAIAnYPE68p3jEXECbPl3kZStaMGdx_SA 

https://www.facebook.com/EmbajadaPeruEnEspana/photos/pcb.4714629058595006/4714627368595175/

https://larepublica.pe/politica/2021/12/11/maria-del-carmen-alva-presidenta-del-congreso-denigra-al-peru-en-espana-vox-pedro-castillo/?fbclid=IwAR1dIz52xXSLknSwhCUXxUbq_Fc-vdMC4e7E1jeqhELQ33nbo3A3xKq0rW8

 

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Canal 4, Cuarto Poder, Grupo El Comercio, Miró Quesada

El Dr. Ali Binazir, biólogo de Harvard, hizo un cálculo de la probabilidad de que tu existas, el cual reveló que estas probabilidades son muy bajas. 

Es importante tener en cuenta que la probabilidad de que tu existas es distinta a la probabilidad de que cualquier hijo de tus padres exista. En el primer caso la persona existente eres tú mientras que en el segundo caso pueden ser todas las posibles versiones de hermanos tuyos.

Es un cálculo aproximado, pero nos da una buena idea de las magnitudes y nos permite entender todos los pasos que se debieron dar para que exactamente tú, y no otro, este aquí.

El primer paso es calcular la probabilidad de que tu padre haya conocido a tu madre (o que tu madre haya conocido a tu padre). Digamos que a través de 25 años tu padre podría haber visitado países que comprendan una población total de 200 millones de mujeres, pero que conoció alrededor de 10 mil mujeres. Por ende, la probabilidad de que tu madre estuviera en este grupo y conociera a tu padre es de 1 en 20 mil. 

El segundo paso es calcular la probabilidad de que tus padres, una vez que se conocieron, permanezcan juntos y tengan hijos. Hay una probabilidad de 1 en 10 de que hablen entre sí. Hay una probabilidad de 1 en 10 de que tengan una segunda cita. Hay una probabilidad de 1 en 20 de que después de esa segunda cita permanezcan juntos el tiempo suficiente como para tener hijos. Por lo tanto, la probabilidad de que el encuentro de tus padres resulte en hijos es de 1 en 2 mil.

Hasta ahora, las probabilidades combinadas de que estés aquí son: 1 en 40 millones.

El tercer paso es calcular la probabilidad de que el óvulo y el espermatozoide que te hicieron a ti (y no a tu hermano o hermana) se encuentren. Las mujeres tienen alrededor de 100 mil óvulos en su vida. Los hombres producen alrededor de 4 billones de espermatozoides durante los años en los que podrías haber nacido. Por ende, esta probabilidad es de 1 en 400 mil trillones (aproximadamente la cantidad de granos de arena en todas las playas del planeta).

Podríamos continuar con un cuarto paso que calcule la probabilidad de que cada uno de nuestros antepasados haya vivido hasta la edad reproductiva y se haya reproducido empezando desde el primer Homo habilis (es decir desde hace 2.5 millones de años, lo cual equivale a 100 mil generaciones). Y un quinto paso que calcule para cada generación la probabilidad de que las parejas correctas se encuentren y reproduzcan. Y un sexto paso que calcule la probabilidad de que el esperma correcto se encuentre con el óvulo adecuado para cada uno de esos antepasados. Y un séptimo paso que calcule lo mismo, desde el primer organismo unicelular hasta llegar al Homo habilis (es decir desde hace 4 mil millones de años). Y finalmente un octavo paso que calcule la probabilidad de que la vida se haya podido dar en el planeta Tierra. Pero creo que estos pasos adicionales son innecesarios. Está claro que la probabilidad de que tú, exactamente tú, existas es infinitesimal.

Me gustaría simplificar y que nos concentremos en el tercer paso. Asumamos que tus padres viven, son pareja y deciden tener hijos. La probabilidad de que nazcas tu y no un hermano tuyo es de 1 en 400 mil trillones, es decir un grano de arena entre todos los granos de arena de playa de la tierra. 

¿Cómo entender esa probabilidad? Antes de nacer no existías, naciste y existes. ¿Por qué naciste tu y no tu hermano? ¿Es que todas las personas que existieron y existen ganaron una lotería casi imposible de ganar? Había 400 mil trillones de versiones posibles de hermanos tuyos y la versión que apareció fuiste tu.

Las demás personas en este planeta pueden ser total o parcialmente distintas a ti, eso no suma ni resta a tu existencia. Lo relevante es que tu estés aquí y no una posible versión de tu hermano en vez de ti.

¿Cuáles son las implicancias de este resultado? 

La primera conclusión pareciera ser que somos increíblemente afortunados de estar vivos. Pero sin duda hay implicancias adicionales, más complejas, que no me quedan claras. 

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probabilidades, vida

Las últimas semanas he referido el fenómeno global de la radicalización de derechas populistas-autoritarias e izquierdas culturales. Una amalgama de circunstancias, desde el advenimiento de la segunda década del nuevo milenio, logró desplazar a la democracia liberal, con sus propias izquierdas y derechas, del centro de la discusión pública y de su otrora zona de confort. Paulatinamente, el debate político y cultural se trasladó desde los medios de comunicación a las redes sociales, espacio sin duda horizontal pero carente de filtro y mediación, donde no fue difícil que posiciones extremistas se apropiasen de todo el espectro.

De esta manera, la izquierda cultural estableció la cultura de la cancelación, destinada a pulverizar en redes a todo aquel artista, escritor, personaje público o lo que fuere que se saliese de los márgenes de lo “políticamente correcto”. Fue así como diversas personalidades sufrieron escraches y linchamientos públicos por opiniones mal dichas, mal interpretadas, o sencillamente, discordantes. La misma suerte han corrido autores de otros tiempos, que ya no están aquí para defenderse, así como las estatuas de personajes del pasado cuyos escritos o prácticas, normalizados en los tiempos en que vivieron, no resultan aceptables el día de hoy.

Un caso emblemático fue el retiro de las plataformas de HBO de la cinta “Lo que el viento se llevó”, producida en la década de 1930 y ganadora de varios premios Oscar, por sus contenidos y diálogos que hoy podrían considerarse racistas. HBO, con criterio, decidió reponer la película con un disclaimer que contiene una explicación del contexto histórico y una denuncia explícita del racismo, lo que parece ser una buena alternativa para no asesinar el pasado desde el presente, como en un lúgubre ministerio orwelliano.

En el otro extremo, los sectores conservadores dejaron de sentirse seguros en el marco de la democracia y los derechos fundamentales, transgredidos impune y corrientemente por vanguardias instaladas en las redes sociales que marcaban tendencias mucho más que los medios de comunicación tradicionales. Estos últimos, acorralados, comenzaron paulatinamente a acomodarse a las nuevas formas difundidas en las redes para asegurarse vigencia y audiencia. 

Entonces el apego a la tradición surgió como respuesta, y no solo el apego a la tradición, sino una explosiva amalgama de expresiones sociopolíticas e ideológicas que abarcan desde nacionalismos extremos, xenofobia, posturas antinmigración, posiciones anti LGTBIQ+, misoginia, esencialismos de todo tipo, integrismos de todo tipo, identitarismos étnicos y un largo etc. ¿Qué tienen en común todos estos grupos bastante bien distribuidos a nivel mundial? Su rasgo distintivo: son conservadores, no quieren el matrimonio igualitario, coquetean abiertamente con el autoritarismo, mientras que la democracia, y siglos de construcción de una sociabilidad basada en derechos igualitarios que giran a su alrededor, les interesan muy poco.  

Entre estas dos posiciones, que hoy han abarcado casi todo el espectro del debate político, se ubica el centro liberal, democrático, con sus izquierdas y derechas sistémicas, y al que no le faltan representantes que se ufanan de presentarse a si mismos como centro moderado que es donde radica la razón de su estruendoso fracaso al amanecer de la tercera década del tercer milenio. No se puede proceder “socráticamente” cuando el debate político genera sus contenidos en el infierno de las redes sociales, no se puede seguir pensando la democracia como un ágora de ciudadanos togados que escuchan admirados a Pericles o Damocles lucirse en el ágora ateniense para luego escribir su voto en un óstracon. 

La democracia, sus principios, sus instituciones ameritan ser defendidas a gritos e invectivas en las redes sociales para, en primer lugar, generar un público dispuesto a defenderlas tal y como lo tienen los dos extremos que he referido en estas líneas. La democracia es también política y en la política es irreversible, es la derrota autocumplida, ceder el espacio al contrincante, y, hoy, ese espacio son las redes. 

Debe comprenderse que las redes sociales representan un escenario no solo en tanto que lugar virtual donde se genera la opinión, sino en tanto que lenguaje común que moviliza a los ciudadanos. Ese lenguaje hoy se expresa en voz alta, de maneja simple, tenaz, binaria, buscando llevar al público a una respuesta obvia, previamente concebida.

Es posible que se señale que una apuesta así, desde posturas demócratas y centristas, significaría su desnaturalización e implicaría convertirse en lo que se combate, que un centro democrático debería ser, ante todo, docente y versado. Grave error, la política del siglo XXI consiste en ganar la calle y la calle se gana desde las redes para una vez desde allí apuntar hacia el poder y aplicar los ideales a través del gobierno y el control del Estado. Lo que no puede hacerse es luchar una guerra sin armas con el enemigo armado hasta los dientes y cuya orden directa es la destrucción de la democracia en cuanto se cuente con el equilibrio estratégico para hacerlo.

Tras 200 años de vida republicana, el Perú no cuenta ni siquiera con la clase política mínima para iniciar un auténtico proyecto republicano, de igualdad, de justicia social, de integración sociocultural y de desarrollo económico. Los enemigos de este proyecto han estado siempre un paso adelante y ahora, conforme a los tiempos, muestran abiertamente sus posiciones, combinadas con mensajes que buscan polarizar sembrando el miedo y la confusión. Crear una república del siglo XXI es luchar por ella bajo las formas, los medios y el lenguaje del siglo XXI. De lo contrario, la batalla está perdida de antemano.  

 

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Centro, ciudadanos, Democracia, política peruana

Se avecina, según todos los indicios, un cambio de gabinete. La premier Mirtha Vásquez no dio la talla, generó un sinnúmero de problemas con su anuncio del cierre de minas en Ayacucho, y no supo navegar en medio del mar de intrigas en que se maneja un gabinete disfuncional, como todos los que pueda dirigir un Presidente mediocre como Pedro Castillo.

Lo inquietante, sin embargo, es si el Ejecutivo va a insistir con su fórmula fallida de una coalición de izquierdas o va a abrir la cancha a opciones más centristas para integrarse al gabinete. Eso parece lo más recomendable, luego de constatar que gracias a las bancadas centristas (discúlpese el exceso verbal de atribuirle alguna ideología de ese talante a Acción Popular o Alianza para el Progreso) es que sigue sentado en Palacio y no fue vacado.

No debería escandalizar, inclusive, si en esa nueva conformación ministerial le da cabida nuevamente a cuadros cerronistas, quienes, más allá de su radicalidad -que se vería compensada por la presencia de ministros centristas-, tienen mayor formación política o administrativa que aquellos improvisados que hoy pululan en un gabinete cargado de medianía (los ministros de Educación, Transportes o Energía y Minas, por citar a los más notorios, no podrían ser ni secretarios generales en otros gobiernos).

Creer que se puede llegar a niveles de excelencia con Castillo es una quimera. A lo más que se puede aspirar es a una mediocridad moderada, que sirva, al menos, para aquietar la zozobra inversora, permita que resurja el flujo de capitales privados y se pueda sostener así una relativa recuperación económica que, de alguna manera, haga llevadera la rampante pobreza administrativa de este régimen.

Haciendo ello, además, el Presidente se blindaría contra la posibilidad futura de una “segunda ola vacadora”, que de todas maneras va a venir a la primera de bastos. Es muy burdo, Castillo. Necesita un gabinete mesurado que amaine sus despropósitos y, sobre todo, que permita recuperar la cada vez menor confianza ciudadana, según confirman todas las encuestas de opinión.

Elevando el perfil profesional de sus ministros, filtrando mejor a los delincuentes que han penetrado el Estado, apartando a su familia de lobbistas y convocando cuadros sensatos y alejados de ventiscas radicales, puede lograr un upgrade político relevante. Ojalá la razón lo ilumine.

La del estribo: si hay un evento cultural que no puede perderse en estos días es el de la exposición de Rember Yahuarcani en la galería del Británico, que agrupa sus obras de los últimos veinte años. Uno de los más connotados artistas contemporáneos y crítico cultural afilado, Yahuarcani bebe de sus raíces uitoto para tejer un imaginario visual impresionante. Curada por otro artista amazónico genial, Christian Bendayán, va hasta el 18 de diciembre. De martes a jueves de 10:00 a.m. a 11:30 a.m. y de 1:00 p.m. a 5:30 p.m. y viernes y sábados de 1:00 p.m. a 8:30 p.m.

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Lobby, Mirtha Vasquez, Pedro Castillo

Dentro del lenguaje sonoro y simbólico del rock, el guitarrista líder siempre ha sido la columna vertebral: extravagante, poderoso, capaz de extraerle a su instrumento riffs contundentes, solos imposibles, fraseos estremecedores. Y siempre con una actitud desinhibida, que muestra desenfado y rebeldía ante lo establecido, pero también conciencia de su propia capacidad, una autoestima elevadísima basada en el puro talento y que (casi) nunca necesita la aprobación de nadie -padres, maestros, autoridades, la sociedad, el mercado- ni de «coaches» para sentirse bien consigo mismo. 

De ese papel primordial en contextos rockeros surgió, en la terminología de la prensa especializada, la figura del guitar-hero. Desde Jimi Hendrix hasta Joe Bonamassa, los héroes de la guitarra y sus superpoderes son relampagueantes, histriónicos, inspiradores. En el 2005, el ojo avizor de algún bureau de publicistas y programadores convirtió la subcultura del guitar-hero en un rentable videojuego de PlayStation, transformando la velocidad y habilidad de guitarristas legendarios en luminosos retos para sedentarios cibernautas adictos a las lucecitas de colores y la escapista gratificación de alcanzar el siguiente nivel. 

La lista de guitar-heroes puede llegar a ser interminable. Géneros como blues, heavy metal, rock clásico o rock progresivo han contribuido con toda clase de variantes de estos semidioses de las seis cuerdas, cuyas icónicas figuras siguen presentes en el imaginario colectivo, incluso para quienes no poseen un gusto particular por la música. Los hay de todo tipo: fantasmagóricos como Uli Jon Roth o Brian May, con bandanas y capas; agresivos como Ritchie Blackmore o Pete Townsend, lanzando patadas y rompiendo guitarras; espectaculares como Eddie Van Halen o John Petrucci; blueseros como Eric Clapton o John Mayer; poseídos por espíritus chamánicos como Jimmy Page o Carlos Santana, ultra virtuosos como Steve Howe o Steve Vai. Y también existen, por supuesto, los unsung heroes (héroes ignorados) a quienes, a pesar de su extremado talento y dilatada carrera, nadie identifica a la primera. Steve Hillage es uno de ellos. 

Nacido en Londres en 1951 -cumplió 70 en agosto de este año- Stephen Simpson Hillage fue integrante, durante la primera mitad de los setenta, de una de las bandas psicodélico-progresivas más aventureras, originales y estrafalarias de ese período, Gong. El colectivo, que suele identificarse como una de las agrupaciones animadoras de la escena de Canterbury, era un conglomerado franco-británico liderado por el extravagante y alunado compositor, cantante y guitarrista, Daevid Allen quien, a su vez, había participado de la formación original de Soft Machine, junto a Kevin Ayers, Mike Ratledge y Robert Wyatt. Como miembro estable de Gong, Hillage grabó tres álbumes, los más representativos de su largo catálogo, desconocido para públicos convencionales: Flying teapot, Angel’s egg (1973) y You (1974) –trilogía conocida como Radio Gnome Invisible-, collages sonoros en los que confluyen Zappa, Hawkwind y los Grateful Dead en sus vuelos más astrales. 

Antes de eso, Steve Hillage había estrenado su talento a los 17 años, como guitarrista y compositor en Uriel, un combo de rock psicodélico que formó con sus amigos de la Universidad de Kent, Dave Stewart, Mont Campbell y Clive Brooks, con quienes grabó un único álbum, Arzachel (Demon Records), una pieza psicotrópica de música que, aún hoy, suena fresca y diferente. Los miembros restantes de Uriel formaron, poco después de disolverse en 1969, otro grupo extraordinario de modesta recordación incluso entre entusiastas seguidores del rock progresivo, Egg. Luego formó Khan, otra banda de breve duración con la que editó un único LP, Space Shanty (1972), que suena a Iron Butterfly mezclado con Emerson, Lake & Palmer.

Sin embargo, el primer trabajo realmente importante de Steve Hillage, en términos de alcance popular y comercial, fue en 1973, cuando fue convocado por Mike Oldfield para ser uno de los guitarristas que presentarían en vivo su opera prima, Tubular bells, en el salón Queen Elizabeth de Londres y en el video promocional producido por la BBC, que dio a conocer esta ondulante melodía, famosa mundialmente como banda sonora del clásico film de terror The Exorcist, estrenado ese mismo año. Hillage sería también parte de la banda que grabó la primera versión sinfónica de las campanas tubulares, The Orchestral Tubular Bells e incluso reemplazó a Oldfield en uno de los conciertos que hicieron, a finales de 1974, en el Royal Albert Hall.

Su perfil definitivo como guitar-hero se construyó a partir de sus dos primeros álbumes como solista, Fish rising (1975) y L (1976, bajo la producción de Todd Rundgren), cargados de rock progresivo, jazz-rock, psicodelia y space-rock de primerísimo nivel. Sus largos pasajes instrumentales conservan algo del sonido experimental de su tiempo con Gong -además de los títulos arcanos y la costumbre de escribir palabras como «musick», «electrick», algo así como lo que Daniel F. hace con la «k» en sus redacciones-, aunque son, de hecho, composiciones más aterrizadas que los etéreos y, por momentos, indescifrables temas que escribió con Allen. En medio de sus canciones, firmadas a dúo con su pareja, la cantante y tecladista francesa Miquette Giraudy, covers de Donovan (Hurdy gurdy man) y los Beatles (It’s all too much) le dieron entrada a las radios y programas de la época.

La guitarra de Hillage es afilada, de cambios inesperados y complejas evoluciones. Pero también es de notas extendidas y atmosféricas, con apoyo de sintetizadores y efectos de estudio que, en ese tiempo, eran una novedad. Sus solos alcanzan vértigos alucinantes que lo ubican, al lado de Robert Fripp y Jan Akkerman, como precursor de la técnica sweep picking que luego desarrollaron músicos como Frank Gambale, Tony MacAlpine, Marty Friedman, entre otros guitarristas virtuosos. Junto con Daevid Allen, su compañero y mentor en Gong, Steve Hillage desarrolló el estilo de guitarra glissando –término del lenguaje y la notación musical que denomina a las notas ligadas, efecto que se consigue al deslizar los dedos a lo largo de las cuerdas para crear sonidos continuos-. En el 2006, ambos armaron The Glissando Guitar Orchestra, un ensamble de diez músicos, para grabar The Seven Drones, composición de Allen para exhibición de esta técnica, desde distintos modelos de guitarras eléctricas.

Con el tiempo, los intereses estilísticos de Hillage fueron cambiando, orientándose hacia cuestiones más rítmicas y menos espaciales. Así llegó su LP Motivation radio (1977) en que dejó fluir su gusto por el funk, específicamente la onda de George Clinton y sus bandas hermanas, Parliament y Funkadelic. Álbumes como Green (1978, producido por el baterista de Pink Floyd, Nick Mason) y Live herald (1979) reencontraron a Steve con su estilo matriz, el rock progresivo, desde el cual migró al ambient, un tipo de música diametralmente opuesto a lo que había hecho hasta ese momento.

El hipnótico LP Rainbow dome musick (1979), fue la primera clarinada de este brusco giro de timón del guitarrista. Y la base para su involucramiento, ya en los noventa, en la escena subterránea del dance británico, tras escuchar al legendario dúo de pinchadiscos The Orb poniéndolo en una fiesta electropop de los bajos fondos londinenses. En los ochenta, ocupó su tiempo produciendo discos de artistas como Simple Minds y Robyn Hitchcock. Hillage, ya desprovisto de la imagen hippie que lo caracterizó en los setenta -y siempre con su adorada Miquette al lado-, organizó el área dedicada a este subgénero electrónico en el famoso Festival de Glastonbury, en el que actuaron en varias ediciones bajo el nombre System 7, proyecto desde el cual Hillage experimentó con el uso de guitarras procesadas digitalmente, sintetizadores y demás artilugios. Con este nuevo perfil Hillage, ya en sus sesentas, compartió escenario con nombres encumbrados de la subcultura dance, house y de DJs como Aphex Twin, Paul Oakenfold, entre otros. En paralelo, Steve Hillage colaboró de cerca con otros pioneros de la música de vanguardia basada en la electrónica como el alemán Manuel Göttsching (de los krautrockers Ash Ra Tempel) o el japonés Isao Tomita. 

Hillage ve esta cambiante trayectoria como un continuum de su alma musical, y no desecha ni se avergüenza de sus trabajos anteriores. Por el contrario, siempre ha encontrado tiempo para colaborar con sus colegas de Gong. Entre el 2008 y 2010, aún con Daevid Allen vivo, Hillage y Giraudy se reintegraron al grupo para múltiples giras por Europa y la grabación del álbum 2032 (en el año 2009, con casi todos los miembros de la formación 1973-1975). En años siguientes, el guitarrista ha colaborado frecuentemente con la nueva alineación de Gong, que no incluye a ninguno de sus miembros originales. En el 2016, Steve Hillage supervisó el lanzamiento de un boxset de 22 discos, Searching for the spark (1969-1991) –título de uno de los temas de su tercer LP, Motivation radio (1977)-, que recoge material clásico y grabaciones inéditas de su paso por Uriel, Khan, Gong y su propia discografía en solitario.

Si quieres saber a qué suena Steve Hillage en sus diversas facetas, recomiendo estos temas (click al texto para activar el vínculo): Other side of the sky, Castle in the clouds (1973, con Gong), Solar musick Suite, The salmon song (1975), Lunar musick Suite (1976), Light in the sky (1977), Anthems for the blind (1983), Fractal liaison (1991, con System 7), Soft rain (2001, con System 7).

 

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Searching for the spark, Steve Hillage

La Comisión Investigadora de Abusos Sexuales contra Menores de Edad en Organizaciones, del Congreso de la República del Perú, presidida por el congresista Alberto de Belaúnde, que estuvo en funciones desde mayo de 2018 hasta junio de 2019, elaboró un extenso informe preliminar de más de 1500 páginas. Si bien los análisis, conclusiones y recomendaciones allí incluidos no tienen aún valor oficial, dado que hasta ahora ningún Congreso ha debatido el tema en el Pleno, las declaraciones de testigos y víctimas permiten un conocimiento más detallado de los hechos en los casos allí abordados. Y en el caso del Sodalicio permiten, por ejemplo, conocer más detalles sobre el primer caso de pederastia que fue revelado a la opinión pública a través de medios de prensa, a fines de 2007: el del sodálite consagrado Daniel Murguía Ward.

La acusación fiscal contra Murguía aparece descrita así en la sentencia definitiva sobre este caso, emitida por la Sala Permanente de la Corte Suprema el 30 de junio de 2011:

«…el veintisiete de octubre del dos mil siete, a las ocho horas aproximadamente, se intensificó el accionar policial en las inmediaciones de la Plaza San Martín, toda vez, que se tuvo conocimiento que una persona de aspecto extranjero estaría dedicándose a la captación de menores de edad ofreciéndoles dinero, a fin de llevarlos a hoteles de la zona, desnudarlos, hacerles tocamientos indebidos, fotografiarlos y sostener relaciones sexuales, en tales circunstancias se percatan que el encausado Daniel Bernardo Murguía Ward se encontraba conversando con el menor agraviado en actitud sospechosa, para luego dirigirse ambos al hotel Las Palmeras, ubicado en el jirón Carabaya número diez diecisiete Cercado de Lima, procediendo a seguirlos; es así que al ingresar al hotel antes mencionado, fueron atendidos por el procesado Lucio Alania Alcedo, en su calidad de cuartelero del hotel en referencia, quien manifestó que Daniel Bernardo Beltrán Murguía Ward se encontraba con el menor agraviado, en el interior del cuarto signado con el número ocho; por lo que al irrumpir los efectivos policiales en la habitación encontraron al procesado Daniel Bernardo Beltrán Murguía Ward con una cámara digital en la mano y al menor agraviado semidesnudo con los pantalones abajo, señalando éste que Murguía Ward lo llevó con engaños al hotel Las Palmeras, lugar donde le practicó el sexo oral».

El parte policial señala adicionalmente que en la cámara fotográfica se encontraron, además de las fotos del niño involucrado, las fotografías de otros dos menores de edad.

El Sodalicio reaccionó raudamente, emitiendo un comunicado el 29 octubre, donde decía, entre otras cosas:

«Como consecuencia de esta situación hasta ahora totalmente desconocida para nosotros, que consideramos completamente inaceptable, y que ha sorprendido y golpeado dolorosamente a toda nuestra comunidad, habiendo examinado la seriedad de la denuncia, queremos comunicar que el Sr. Murguía ha sido INMEDIATAMENTE EXPULSADO de nuestra institución».

¿Asunto arreglado? Aparentemente sí. Pero ¿qué es lo que sucedió entre que se dio conocer la captura de Murguía y se emitió el comunicado?

El P. Jean Pierre Teullet, exsodálite, declaró ante la Comisión De Belaúnde que en ese entones se habían reunido Erwin Scheuch, Superior Regional del Perú; el P. Jaime Baertl, miembro del Consejo Superior en calidad de asistente de espiritualidad; el mismo Teullet, miembro del Consejo Regional del Perú, y otro miembro más del consejo Superior para ver que decisión tomaban. Si mal no recuerdo, mi hermano Erwin Scheuch se encontraba en ese momento en Roma después de haberme hecho una visita relámpago en el pueblo de Kirrweiler en Alemania, donde yo residía entonces, por lo cual su participación en la reunión debe haber sido vía teléfono o a través de algún otro medio a distancia. Confirma este dato que el P. Teullet estaba encargado temporalmente de la comunidad sodálite Madre de la Fe, en la calle Marconi en San Isidro, pues oficialmente el Superior de esa comunidad era Erwin Scheuch.

Retomando el hilo del relato, mientras que los “reunidos” estaban a favor de expulsar a Murguía, Luis Fernando Figari, entonces Superior General del Sodalicio, a través del teléfono se manifestaba en desacuerdo con la decisión. «Al final evidentemente no quedó otra —señala Teullet—, porque claro, ya había un bien superior que se llamaba “la fama de la institución”, que para Figari era importante. Entonces él accede a esa cuestión, pero por Figari no lo hubiéramos botado».

Es en la comunidad sodálite Madre de la Fe donde estaba alojado Daniel Murguía, pues éste residía entonces habitualmente en una comunidad sodálite en Santiago de Chile. Teullet asegura que no se dio cuenta de que el día 27 de octubre en la noche Murguía no había llegado a la comunidad y recién se enteró cuando el P. Jaime Baertl lo llamó al día siguiente al mediodía para informarle que Murguía estaba preso. Teullet daba por hecho que Murguía se había ido temprano a la Misa del Señor de los Milagros en el centro de Lima y por eso estaba ausente de la comunidad.

Fue entonces que entra a tallar Eduardo Regal, entonces Vicario General del Sodalicio, el segundo en la cadena de mando después del Superior General, que era Figari.

Según el exsodálite Renzo Orbegozo —quien en ese momento se encontraba en proceso de salida del Sodalicio—, Regal llamó al Superior Regional de Chile, que era entonces Alessandro Moroni, y le dio la orden de eliminar cualquier material audiovisual de Daniel Murguía que encontrara. La orden iba también dirigida a Gustavo López y a José Salazar —ambos exsodálites que entonces se encontraban a cargo de otras dos comunidades en Chile— «porque aparentemente este señor [Murguía] tenía manejo de pornografía a nivel internacional… “Destruyan todo”, ésa fue la orden», comenta Orbegozo, quien afirma haber recibido esta información de José Salazar.

Sobre estos acontecimientos, Alessandro Moroni declaró el 22 de noviembre de 2018 lo siguiente ante la Comisión De Belaúnde:

«Yo no tengo el recuerdo de que me hayan dado esa orden, o esa disposición. Lo que sí me acuerdo, perfectamente, es que revisamos sus cosas como para devolverlas, y en ese revisar sus cosas para devolverlas no encontré nada raro, ni eliminé nada. […] No había ninguna computadora, porque como él había viajado al Perú se llevó su laptop, su notebook a Perú y no había ni computadora, ni disco duro, nada».

Pero en Lima si se había encontrado algo. Y ese algo era material sumamente comprometedor. Según relata el P. Jean Pierre Teullet, entre las pertenencias de Murguía en la comunidad Madre de la Fe había una computadora portátil, una memoria USB y la tarjeta de una cámara fotográfica. Antes de entregar estos objetos a Eduardo Regal, quien los había solicitado e iba a pasar por la comunidad a recogerlos, Teullet decidió revisar el contenido de la memoria. Según declaró ante la Comisión De Belaúnde, «con lo que hay ahí, que se lo entregué a Regal, efectivamente Murguía probablemente debería ir al paredón. Eran cosas muy, muy complicadas». Teullet tuvo la tentación de sacar una copia, por si acaso, pero finalmente la desechó. «..dije pucha, sabes que era tan escabroso que dije: mira, al final ya está en la cárcel. Sabe Dios lo que pasará», asegura.

¿Se trataba de fotos que Murguía solamente tomaba o se veía también a Murguía participando de los actos? Teullet confirmó que también se veía a Murguía participando de esas turbias y oscuras acciones.

A Renzo Orbegozo el P. Jaime Bartl le sugirió posponer su salida para que no se vinculara con el caso de Murguía. Medida prudente, pues el mes anterior se había expulsado del Sodalicio a Germán McKenzie, Superior Regional del Perú, por “falta grave reiterada”, sin que hasta ahora se haya hecho público en qué consistió esa falta. De hecho, en los meses siguientes a la detención de Murguía, varios miembros de la Familia Sodálite comenzaron a sospechar que se trataba también de un caso de abusos sexuales, hipótesis improbable dado que no existe ningún indicio que apunte en esa dirección y tampoco ha aparecido ninguna víctima que señale a McKenzie como abusador sexual.

Lo cierto es que Orbegozo recuerda que el P. Jaime Baertl le dijo entonces: «Nosotros [refiriéndose a él, al P. Gonzalo Len y a Eduardo Regal] hemos tomado el computador de Daniel Murguía. Lo que hemos encontrado es material suficiente como para que él no vuelva a ver la luz del sol nunca más en su vida».

En cuanto a Eduardo Regal, que nunca acudió a la Comisión De Belaúnde aunque se hicieron todos los esfuerzos por citarlo, el 15 de julio de 2016 fue interrogado en el Despacho de la Vigésima Sexta Fiscalía Provincial de Lima en el contexto del caso Sodalicio. En un momento le preguntan:

«Indique usted si cuando tomó conocimiento que Daniel Murguía Ward fue encontrado en un cuarto de hostal con un menor de edad ordenó a Moroni, José Salazar y Gustavo López, quienes eran superiores en Chile, lugar donde vivía Murguía, para que capturen sus bienes y qué destinos se les dio a los mismos».

La respuesta de Regal es reveladora:

«No. En ningún momento ordené o pedí a los mencionados que destruyan los bienes del Sr. Murguía, todo lo contrario, solicité que todos sus bienes se envíen a su madre a través del Sr. Alessandro Moroni, y así se hizo…»

Lo interesante es que a Regal no se le preguntó si esos bienes habían sido destruidos. Termina respondiendo a una pregunta que no se le ha formulado con algo que parece una confesión subconsciente de parte, aunque niegue los hechos.

Sobre los bienes de Daniel Murguía, que debieron ser puestos a disposición de la Fiscalía pero que supuestamente fueron entregados a la familia, Patricia Murguía, hermana del susodicho, relata lo siguiente en un video que fue mostrado el 22 de octubre de 2015 durante la presentación del libro “Mitad monjes, mitad soldados” de Pedro Salinas y Paola Ugaz:

«El Sodalicio también confiscó sus pertenencias, las pocas que tenía. Cuando mi madre fue a reclamarlas, no se las quisieron dar. Tiempo después le devolvieron algunas de ellas, pero eso sí, no sin antes usar el cajero electrónico para sacar dinero de la cuenta familiar. Pero a pesar de que de la boca para afuera no querían saber nada de Daniel, no dejaron de visitarlo, llamarlo e ir a verlo en la cárcel. Inclusive cuando salió de la prisión lo siguieron buscando, lo siguieron contactando. A mí esto me queda muy claro: era para un ajuste de lavado cerebral y asegurarse de que él no fuera a decir nada».

Ese ajuste de lavado cerebral habría sido logrado también gracias a la colaboración de José Pflucker, abogado que le asignó el Sodalicio a Daniel Murguía y que estaba vinculado a la institución sodálite, aunque las cuentas por honorarios profesionales —como asevera Patricia Murguía— le fueron remitidas a la madre del acusado.

Finalmente, Murguía fue absuelto unánimemente por la Sala Permanente de la Corte Suprema, cuyo ponente en el caso fue nada menos que por el magistrado Javier Villa Stein, tío carnal de Eduardo Regal Villa. En la resolución que resolvió el recurso de nulidad planteado por el representante del Ministerio Público contra la decisión de segunda instancia que absolvió a Murguía del delito de violación sexual de menor de edad, se argumenta que «el menor de modo reiterado, ante el juez de la causa y luego ante el Colegiado Superior, así como en las evaluaciones psicológicas y psiquiátricas, sostuvo de modo uniforme que no fue víctima de tocamiento o agresión sexual; encontrándonos frente a una imputación que no ha persistido en el tiempo, que tampoco ha sido corroborada con prueba idónea; de otro lado, es de relievar que el menor agraviado fue sometido al reconocimiento médico legal número cincuenta y seis trescientos cincuenta y dos – CLS, el cual concluye; que el menor no presenta signos de actos contra natura ni huellas de lesiones traumáticas recientes en sus zonas genitales».

No sabemos las circunstancias que rodearon las evaluaciones e interrogatorios al menor realizadas por el Poder Judicial, ni los motivos que pudieron haber llevado a que el menor dijera en el momento de la intervención policial que se le había practicado sexo oral para luego decir posteriormente en las investigaciones del caso: “No me tocó el poto, no me hizo nada, sólo me tomó las fotos, él tampoco se bajó el pantalón, no me besó”.

Lo que es indiscutible y nadie pone en cuestión es que Murguía hizo que el menor agraviado se bajara el pantalón y le tomó fotos. De este modo, esta resolución del Poder Judicial termina normalizando el abuso, al dar a entender que un desconocido puede llevar a un niño a una habitación cerrada, hacer que se desnude y tomarle fotos, pues mientras no haya contacto físico, ese desconocido podrá ser declarado inocente de delito, aun cuando el sentido común nos dice que allí ha habido abuso sexual de un niño. Daniel Murguía podría haber sido también acusado del delito de pornografía infantil sólo por el hecho de tomar los fotos, pero esa vía no fue seguida ni por la Fiscalía ni por los magistrados del Poder Judicial.

Asimismo, no se tiene información de que se haya investigado el contenido de la cámara para tratar de identificar a los otros dos menores de edad que figuraban en las fotos. Tampoco se sabe que el Sodalicio haya hecho nada para atender al menor agraviado, al contrario de la manera en que sí hubo interés en destruir las pruebas digitales de otros actos similares que habría realizado Murguía, por lo cual nunca sabremos cuántas podrían haber sido sus víctimas ni quiénes eran.

El de Daniel Murguía puede considerarse un caso aislado dentro del Sodalicio, pues, a diferencia de los otros abusadores cuyas víctimas fueron adolescentes o mayores de edad, Murguía habría abusado sólo de niños que, además, no mantenían ninguna vinculación con el Sodalicio. Pero sí hay algo en común que Murguía tenía con otros abusadores: su cercanía a Luis Fernando Figari, capaz de pervertir a sus más allegados, como lo hizo probablemente con Germán Doig. Como señala Patricia Murguía: «Doy fe de la persona que [Daniel] era en el colegio, antes de que fuera capturado por el Sodalicio. Y también doy fe de la persona que es hoy en día. Cualquier cochinada o porquería la aprendió y la acató mientras estaba en el Sodalicio».

Más que las supuestas fechorías de Daniel Murguía, quien era un personaje de segunda fila en el Sodalicio sin puesto de autoridad alguno, lo que resalta en esta historia es el proceder de la organización, que ya desde entonces se manifiesta como una organización criminal, dispuesta a obstruir los esfuerzos de la justicia a como dé lugar a fin de resguardar su imagen institucional.

 

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La aprobación del Congreso cae, según la última encuesta de Datum, entre octubre y diciembre, de 30 a 21 y a 17%. Y su desaprobación crece, en el mismo lapso, de 55 a 71 y a 76%. Y ello, hay que subrayarlo, es causado por los actos del propio Legislativo, no por la inercia que, según sostienen algunos politólogos, acontece en todo el planeta.

Este Parlamento se ha ganado a pulso su desprestigio, impulsando vacancias irracionales y contraproducentes, desaprobadas por la mayoría de la ciudadanía y, al mismo tiempo, contrariando su presunto espíritu de hipervigilancia de un gobierno mediocre, siendo incapaz, siquiera, de censurar a un ministro (para lo que se requieren 66 votos, que supuestamente la oposición tiene de sobra).

A la par, produciendo iniciativas regulatorias, que se entrometen en la vida socieconómica del país, favoreciendo evidentes lobbies y juegos de intereses encubiertos. Como es el caso de la intención de desplegar una contrarreforma universitaria, que en estos días alberga la Comisión de Educación, buscando restaurar los poderes de la extinta Asamblea Nacional de Rectores, volviendo a otorgarle a los supervisados la capacidad de elegir al supervisor, es decir, de reinar sobre la Sunedu, y al mismo tiempo, otra iniciativa que busca darle una nueva oportunidad a las universidades no licenciadas que ya tuvieron sinfín de posibilidades de corregir sus precariedades académicas, que les costaron la sanción, y no lo hicieron (entre ellas, Telesup, de José Luna Gálvez, capataz de la bancada de Podemos).

Una de las pocas reformas estructurales que se han hecho en los últimos lustros, es justamente la universitaria y la creación de la Sunedu, y que el Congreso pretenda tirársela abajo, es un despropósito mayúsculo. Felizmente, se ha conformado un grupo multipartidario, convocado por la congresista Flor Pablo, en defensa de la reforma universitaria, que está alerta a cualquier intento de desandarla.

Deben saber que hay un importante sector de la ciudadanía vigilante de que semejante brulote legislativo no prospere y que, de ocurrir, solo ahondaría aún más el ya sonoro desprestigio de un Legislativo que, hasta el momento, solo parece cumplir el axioma político peruano de que cada Congreso entrante es peor que el anterior.

La defensa de la reforma universitaria es uno de esos actos políticos que enaltecería la labor del Parlamento, y por ello hacemos votos para que triunfe la razón sobre las maniobras turbias de un sector parlamentario claramente subvencionado por el poder económico de las universidades bambas.

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La máxima aspiración de una biografía es ofrecer al lector el relato completo y puntilloso de una vida, aun cuando la tarea sea siempre inacabada y parcial. El biógrafo es, si me permiten la analogía, una especie de historiador. Entre su gabinete y el trabajo de campo, reconstruye con minuciosidad y rigor la trayectoria de una existencia que, además, es relevante, digna de ser narrada, conocida y valorada. La biografía, aunque nadie le haya dado oficialmente la membresía, tiene asiento en el club de la no ficción. 

Lo tiene también el perfil, que igualmente busca acercarse a una trayectoria vital, pero a diferencia del biógrafo, el perfilista busca otra cosa: no el retrato global y casi radiográfico que pretende el biógrafo, sino iluminar una personalidad, un temperamento, hallar los contornos que dan cuenta del personaje y su sentido. Unos cuantos detalles, un par de obsesiones, algunos momentos de significado trascendente en esa vida son sus ingredientes centrales. 

El biógrafo libra una batalla por agotar su relato; el perfilista quiere sugerir. Si lo queremos poner en términos musicales: el biógrafo escribe la partitura; el perfilista la ejecuta de modo personal y creativo. El perfil en América Latina cuenta con ejemplos magníficos y, para no convertir esto en un catálogo quisiera mencionar dos ejemplos recientes: Plano americano (2013) de Leila Guerriero y Mala lengua (2020), del chileno Álvaro Bisama, un logradísimo esbozo, en palabras, del poeta Pablo de Rokha.

Ambos textos cumplen a cabalidad con las condiciones que hemos expuesto para el trabajo del perfilista: brevedad, preferencia por lo fragmentario y altamente significativo de una vida y, muchas veces ocurre, el relato va acompañado de las vicisitudes de la propia investigación para la escritura. El reciente libro de Daniel Titinger, El hombre más triste (2021) cumple cabalmente con este dictado.

Titinger no se enfrenta a un reto menor. Nada más difícil de asir que la vida de César Vallejo, poeta mayor y cósmico, salido de Santiago de Chuco para habitar el mundo. Una vida que roza el mito, un carácter que ha sido abonado por el culto, el mito y atribuciones de toda índole. Biógrafos no le han faltado, como sus leales amigos Antenor Orrego o Juan Espejo Asturrizaga, que acometieron la brava tarea hasta donde pudieron, o recientemente Miguel Pachas Almeyda, navegante en un proceloso mar de documentos, archivos e historias. 

Titinger ofrece dos relatos: el primero es el de sus propias pesquisas, que van formando el tejido textual que finalmente lee uno con gozo; el segundo se va organizando a partir de esos hallazgos, no es otra cosa que el lápiz que va trazando con paciencia una imagen del poeta. Esa imagen, quisiera decir, contradice muchos lugares comunes, muchas preconcepciones aceptadas como verdades irrefutables.

El poeta grave y triste, por ejemplo. Una imagen que hemos embanderado todos, teniendo o no evidencias de esa condición. Mortal al fin, aunque inteligente hasta lo genial, Vallejo sabía lo suficiente de la vida como para dejarla pasar con el mentón bajo el puño contrito, como dicta la imagen canónica. Vallejo sabía reír y en medio de los clamorosos vacíos que son una invitación a la especulación, Titinger consigue humanizar al poeta, alejándose de las varias convenciones que regían (y acaso rigen) su representación. 

El hombre más triste resulta entonces un título irónico, porque pretende demostrar, precisamente, todo lo contrario. Llámenlo genio, díganle predestinado, visionario, alucinado, expresionista o lo que sea. Nunca olvidemos, lección que nos deja Titinger, que Vallejo fue ante todo un hombre, no un mito. 

El hombre más triste. Retrato del poeta César Vallejo. Edición de Leila Guerriero. Santiago de Chile: Ediciones de la Universidad Diego Portales, 2021. 

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Alonso Rabí Do Carmo es profesor ordinario de la Universidad de Lima, donde imparte cursos de Lengua, Literatura y Periodismo. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y obtuvo el Doctorado en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Colorado. Ejerce el periodismo desde 1989.

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Algo cambió en el cine nacional desde la realización de Wiñay Pacha. Obra del director Oscar Catacora, recientemente fallecido. El cine minimalista y de autor que presentó desde Puno, tiene hoy también, otro representante: Henry Vallejo. 

Manco Cápac es la película nacional seleccionada para representar al Perú en los premios Oscar. Henry Vallejo tardó 10 años en ver cristalizado este proyecto y luego de tanta espera, hoy ya se encuentra en las salas comerciales del Perú. Aunque lamentablemente solo de Lima, Puno y Arequipa. 

La historia narra la llegada del joven Elisban a la ciudad de Puno, con la finalidad de encontrar a un amigo que lo ayude a conseguir  trabajo. Sin embargo, este amigo resulta ser inubicable y el protagonista se ve en una situación de precariedad, al no contar con dinero, por lo que decide buscar todo tipo de actividades para subsistir. 

Esta sencilla historia es el punto de partida para bucear en muchas sensaciones que develan conceptos asumidos socialmente. Vallejo nos presenta desde la primera toma la intención de su film. Un plano lateral del bus donde Elisban en posición fetal espera llegar a la ciudad. La transición de una forma de vida a otra. Dejar el campo en busca de una vida nueva en la ciudad. Como también la búsqueda de protección y cobijo. 

Jesús Luque, quien encarna a Elisban, ha ganado el premio APRECI por la mejor actuación del año. La disciplina que puso en el taller que llevó con el propio director, ha dado como resultado la corporalidad de una actuación que no precisa de muchos textos para transmitir. Su personaje entra a escena con una clara construcción de lo que es, de donde se encuentra y de la vulnerabilidad que eso pueda significar. 

A través de toda la película su mirada será el contraste de las miradas indiferentes y hasta perversas de los personajes con los que le toque interactuar. Y es que Elisban destila una ingenuidad fuera de cualquier cuestionamiento. Lo que permite al espectador generar una empatía desde la primera escena y a su vez, la indignación frente a la hostilidad imperante con la que tiene que lidiar el personaje, a lo largo de la historia. 

Lo que el director puneño ha construido con este largometraje es un escenario en donde la ciudad representa un personaje más, que es despiadado, individualista, mercantilista e indiferente. La ciudad no representa para Elisban una promesa de desarrollo y futuro, sino todo lo contrario. 

Quizás el único personaje que contradice esta constante de discriminación, es la señora que vende comida. Una representación simbólica de protección maternal, a pesar de sus repentinos cambios. Lo que refuerza, al ser una excepción,  la sensación generalizada del profundo desprecio de una sociedad consumista, frente a la pobreza. 

Vallejo juega con la idea de realismo constantemente, a pesar de estar en una ficción, por momentos parece que estamos frente a un documental. Así de realistas resultan las actuaciones de sus personajes. Incluso mostrando el afiche real del casting de la película en un poste de luz. Con ese mismo realismo, nos transmite el frío y hambre que su personaje padece. Es inevitable recordar a Wiñay Pacha y reflexionar sobre lo que esta nueva cinematografía está demandando. 

En una sociedad mercantil, el valor recae en lo que se tiene y si no se tiene nada, el valor de la persona no existe. No vales nada. El valor del mercado económico está por encima del mismo ser humano.  

Existe un cine de lugares comunes, con personajes estereotipados, presentando conflictos que no pretenden incomodar a nadie. Un cine de caras conocidas y que disfraza la realidad, frente a un cine como el que años atrás se empezó a gestar en Ayacucho. Donde Palito Ortega puso  en vitrina al cine regional y que hoy tiene su foco en Puno. Con la disposición de mostrar al mundo, una realidad que para algunos es ajena y para otros, que son muchos más, es bastante familiar. 

Manco Cápac es un film singular que redunda en sensaciones contrastadas, sin concesiones. De mirada contemplativa, pero punzante en sus retratos humanos. Es de esas películas, que no permiten la indiferencia. 

 

Flyer Manco Cápac-Estreno 9 de didiembre

 

 

 

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