Opinión

Hay un clic que no se está produciendo en una región andina estratégica para el país, como es Puno, entre su “ser social” y su “conciencia social”. La mayoría de puneños son comerciantes y empresarios, pero a la hora de acercarse a las urnas lo suelen hacer por opciones disruptivas de izquierda, que van directamente en contra de la libertad empresarial de la que disfrutan sus coterráneos.

En la segunda vuelta del 6 de junio de este año, Perú Libre obtuvo en la región altiplánica el 89.256% de la votación mientras que Fuerza Popular apenas logró el 10.744%, una diferencia abismal entre dos opciones polarizantes, de izquierda y derecha, respectivamente.

Si la derecha quiere evitar que reaparezca algún candidato radical de izquierda, está en la obligación de conquistar para sí al mundo andino y evitar de esa manera que su población creciente termine por inclinar la cancha a favor de alguien como Pedro Castillo en el futuro.

Puno es, además, una región con enorme influencia en las regiones vecinas: Arequipa, Tacna, Moquegua, Cusco y Madre de Dios. La migración puneña es masiva en tales localidades.

Puno es, sociológica y económicamente hablando, capitalista. Inclusive en Lima, interesante es anotarlo, en todos los conglomerados empresariales emergentes (Gamarra, La Parada, Tacora, Caquetá, Lima Norte, parque industrial de Villa el Salvador, etc.), los núcleos empresariales más cooperativos entre sí, capaces de tejer redes de asistencia y apoyo emprendedor, son los conformados por puneños.

Pero en su terruño, el puneño vota, históricamente, por la izquierda. Sin duda, puede haber una explicación a esta vocación contestataria del establishment, en la proliferación de los reinos de informalidad delictiva que se enseñorean en Puno (el contrabando, el narcotráfico, la trata de personas, la tala ilegal, la minería informal), que generan circuitos anti Estado y antimercado, porque resienten el imperio de la ley que supone una economía de mercado que funcione a plenitud, pero hay también un descuido secular de las élites derechistas del país, políticas y empresariales, respecto de regiones como la puneña, que han terminado por activar un antilimeñismo y antiderechismo irracionales y sin fundamento.

El futuro político del país y el bienestar económico creciente, dependen de que en el Perú sobrevengan tres o cuatro gobiernos promercado sucesivos. Mientras el mundo andino, que bien simboliza Puno, sea refractario a un discurso liberal, ese porvenir será recurrentemente esquivo.

Tags:

futuro político, Perú Libre, porvenir, puno

Al anunciarse por distintos medios que el presidente Castillo ha solicitado el apoyo del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la inmediata reacción de muchas lectoras y lectores peruanos encontró en este gesto nuevas razones para hacer público su desprecio por el presidente Castillo: otro acto de debilidad ante los problemas que debe afrontar, un recurso más de victimización ante las críticas a su incapacidad como gobernante. Esa reacción es resultado de un profundo desconocimiento de la trayectoria de López Obrador, quien sin duda siente empatía por el presidente Castillo, pues ha vivido campañas mediáticas en su contra que sembraron el miedo sobre sus orígenes regionales y su postura política. López Obrador, dispuesto a fortalecer su gobierno, le ofrece seguridad a Castillo: que se vea como un Benito Juárez, le dice, primer presidente mexicano de origen indígena. Pero la brecha formativa entre López Obrador y Castillo es social y políticamente tan grande que da qué pensar.

López Obrador nació en la selva del sureste de su país, en la costa del golfo de México, junto a Guatemala, lejos de la capital y en una economía rural. Pero a diferencia de Castillo, él pudo estudiar la secundaria en la capital de Tabasco y luego ir a la universidad en el Distrito Federal, la capital de México. En los años setenta, ingresó al Partido Revolucionario Institucionalizado (que tuvo el poder durante setenta años consecutivos desde 1930). Mientras culminaba su tesis sobre el proceso de formación del Estado nacional mexicano en el siglo XIX, ocupó una serie de cargos del PRI en Tabasco que lo vincularon con su población indígena y que fueron la pieza clave para su postura, pues optó por separarse del PRI junto con los partidos de izquierda que conformarían pocos años después el Partido de la Revolución Democrática. Tras ocupar la presidencia del PRD en Tabasco y luego a nivel nacional, el Partido se fortaleció y ganó las elecciones para la gobernación del Distrito Federal. Durante su gestión, fue tal el éxito de sus programas sociales con la población vulnerable, la mejora del sistema de transporte urbano, la contención de la delincuencia y su apoyo a la educación que se ganó una envidiosa oposición del Congreso. Bastó que López Obrador ignorara una decisión judicial que impedía el uso de una parte de un terreno baldío para trazar la salida vial de un hospital universitario, para que sus opositores demandaran su desafuero. Uno de sus efectos, si bien no consiguió que ganara las elecciones presidenciales inmediatas, fue que fortaleció su imagen de un líder que defendía los derechos de la población vulnerable de Tabasco, del DF y de todo el país. Pero también generó la respuesta mediática de la derecha neoliberal que pasó a manipular la información y exagerarla hasta el punto de sembrar el miedo al “comunismo” de López Obrador.

Así como Mario Vargas Llosa se opone y busca reducir intelectualmente a Pedro Castillo, en México fue el historiador Enrique Krauze quien sembró el miedo hasta en el mundo académico, cuestionando los enfoques históricos de López Obrador. Krauze, acusado por los medios de liderar ocultamente la campaña mediática sobre falsos vínculos “comunistas” con Rusia (?) y Venezuela, cometió su mayor agresión cuando, indignado por el respaldo que recibió López Obrador de parte de sus seguidores en el Zócalo, firmó en su artículo “El Mesías tropical” (Letras Libres, 2006), que López Obrador era un hombre impulsivo y violento por ser tabasqueño y “tropical”, dejándolo como un primitivo y bárbaro político de pensamiento religioso proveniente de la selva mexicana. 

Quince años después López Obrador es un presidente con buena aprobación nacional e internacional. Ojalá los funcionarios enviados por el presidente mexicano puedan ayudar a Castillo a salir de la situación mediática similar en la que se encuentra, pero deberá aprender –y pronto–  que mientras López Obrador se encuentra confrontando a su universidad, a la UNAM, la más grande universidad pública de todo América Latina, por haberse derechizado, aquí su gobierno se hace de la vista gorda con el proyecto de ley contra la Sunedu que permitiría la reapertura de las universidades de los congresistas corruptos dedicados a estafar a nuestra juventud estudiantil

Perú no va camino a ser Venezuela o Nicaragua, como teme aún algún sector de la derecha peruana. El gobierno, así lo quisiera, no podría hacerlo, dada la realidad congresal adversa a semejantes propósitos, y la resistencia social, expresada en las encuestas, a tales pretensiones.

Pero adonde sí parecemos encaminarnos, a pie firme, es a ser una suerte de México bajo la conducción de López Obrador, en la peor de las perspectivas y sentidos.

México es un desastre económico, con niveles de pobreza y desempleo en aumento, además de un desaliento generalizado de las inversiones privadas, todo ello por los zigzagueantes comentarios del presidente mexicano, con un discurso anticapitalista y proestatista. Ese es el balance de la gestión de López Obrador, cuyo máximo objetivo es ahora salir del poder dejando a su país al menos como estaba antes de asumir su calamitosa gestión.

Y, como México, Perú se encamina a pie firme a ser un país dominado por las mafias ilegales. Lo que hemos visto de concesiones a los transportistas informales o a las universidades bambas es algo que se está replicando en las zonas de influencia donde el narcotráfico, el contrabando o la minería informal sientan sus reales.

El gobierno de Castillo ha abandonado en la práctica la lucha contra estos males endémicos de nuestra sociedad y que constituyen, per se, una amenaza al Estado de Derecho y la democracia republicana, al ser actividades contestatarias, por naturaleza, del propio Estado.

No es casualidad que en la encuesta sobre percepción de progreso que anualmente realiza Ipsos, tengamos cifras de espanto. Un 56% considera que el Perú está retrocediendo, un 35% que se mantiene igual y apenas un 6% de la población cree que estamos progresando. Ese combo de cifras de crisis no se veía desde los 90 -hace treinta años-, luego del megadesastre que fue la gestión del primer gobierno de García, donde a la crisis originada por su irresponsable gestión, se sumaba la sensación de derrota respecto del crecimiento de Sendero Luminoso.

Y lo más grave es que parece que la cosa irá peor, ya que no se aprecia en el inquilino de Palacio, propósito de enmienda alguna, consciencia de la crisis ni visión inteligente de cómo salir del embrollo. Un sindicalista básico nos malgobierna y mientras dure en Palacio, el Perú irá retrocediendo progresivamente.

Tags:

López Obrador, México, Nicaragua, Palacio de Gobierno, Venezuela

A propósito del último pedido de vacancia contra el presidente, surge una pregunta: ¿que podría venir después de Castillo? ¿podría venir algo incluso peor? Distintas personas de derecha que están a favor de una vacancia me comentan que Pedro Castillo es tan malo, que es imposible que, en un escenario de nuevas elecciones, venga algo peor. Parecen estar convencidos de que lo que vendría sería algún candidato de derecha o del establishment. 

¿Pero, es así realmente? Ronda por mi cabeza el miedo de un peor escenario: un candidato anti-establishment con más capacidad de liderazgo que Castillo, y que esta vez sí saque mayoría de curules en el Congreso, o una cantidad significativa como para llevar a cabo reformas (o contra reformas) dañinas para el país.

¿Es imposible este escenario? Escucho de quienes apoyan una vacancia, que Castillo logró aprovechar el momento histórico de la pandemia, pero que estas condiciones no se repetirán. Si bien esa es su apuesta, el escenario futuro no está tan claro: según la última encuesta de Ipsos, Castillo mantiene 61% de aprobación en el ámbito rural, por ahora resistentes a los escándalos que rodean al presidente. Por otro lado, el Congreso, liderado por la oposición, tiene una aprobación paupérrima (22%), dándole poca legitimidad para asumir las riendas del país en caso caiga este gobierno.

Si queremos seguir con el sueño dorado de que, al salir Castillo (ahora o en el 2026), vendrá algo mejor, necesitamos una oposición cuanto menos, decente. Intereses mercantilistas, desconexión con la población, y ausencia de leyes útiles para el ciudadano, generan los bajísimos % de popularidad del Congreso. Acciones como la reciente aprobación de dos dictámenes en contra de la ley universitaria, que afecta el derecho a la educación de miles de jóvenes, dan cuenta de esto. Partidos conservadores como Renovación Popular y Fuerza Popular, vuelven a empujar esta medida nefasta, y además altamente impopular. Es posible que se enfrenten mañana en las calles a una marcha más masiva de lo que ellos nunca pudieron convocar, y esto luego de haber impulsado un pedido de vacancia cuando las encuestas muestran que la mayor parte de la población no apoya esta medida, y que el presidente viene perdiendo popularidad, pero no lo suficiente. 

De haber nuevas elecciones, con una derecha deslegitimada, con falta de liderazgos convocantes a nivel nacional, y ciertos sectores de la población molestos por una vacancia a destiempo, la bandeja está nuevamente servida para un outsider (de cualquier tendencia) antisistema, pero esta vez, con mayor apoyo en el Congreso y menos control político. Las cosas mal hechas entonces, podrían cumplir las peores pesadillas de quienes justamente apoyan hoy una vacancia. Sin derecha decente, no hay paraíso señores. 

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

Tags:

Derecha, Pedro Castillo, política peruana

Me recomendaron una película para verla con mi hija de tres años. En la película, de animación digital, hay un hombre que vive solo en un planeta desierto. Un día llega una mujer y comienza a trabajar en una misión. Él la ve y se siente sumamente atraído por ella. Al comienzo, la mujer ignora completamente al hombre, y luego muestra abierta hostilidad hacia él. Pero de pronto hay una terrible tormenta de arena y el hombre la invita a refugiarse en su casa, a lo cual ella accede. Es un planeta completamente desierto, pero él tiene una maceta con una pequeña planta: la única forma viviente en todo el planeta. Al ver la planta, ella decide protegerla y la guarda en un contenedor especial súper hermético que ella posee. Y por alguna razón misteriosa, al hacerlo ella pierde el conocimiento. 

Una vez pasada la tormenta, estando ella aún inconsciente, el hombre la saca de la guarida presumiblemente para ver si la luz del sol la hace reaccionar, pero nada. En este punto comienza una secuencia que encuentro terriblemente problemática. Aprovechando que ella está inconsciente, él la viste con adornos y la lleva consigo primero a un paseo en bote y luego a contemplar el atardecer, cosas a las que ella decididamente no hubiera accedido en ese momento de su relación (y que además no puede disfrutar porque está inconsciente). Ignorando cuáles puedan ser los deseos reales de ella, el hombre dibuja un corazón con el nombre de ambos en un poste, y, en el clímax de la secuencia, tímidamente le coge la mano inerte. La película no muestra esto como algo reprehensible. Al contrario, toda la secuencia está acompañada de una música muy tierna y dulce, lo cual indica que el director quiere transmitir emociones positivas, y que todo esto le parece muy romántico. 

Por supuesto que me sorprende que me hayan recomendado, como algo que puedo ver con mi hija de 3 años, una película en la que un hombre se aprovecha de una mujer inconsciente para cumplir sus fantasías románticas, llegando incluso a tocarla y manipularla. Pero lo que más me interesa resaltar aquí es la naturalidad con la que, como sociedad, aceptamos ese tipo de comportamiento como normal y hasta romántico. La película ha sido clasificada G por la Asociación de películas de los Estados Unidos (MPA por sus siglas en inglés). G significa que es apto para todo tipo de audiencia en general, niños y adultos. 

La secuencia está en YouTube, y en los comentarios también se puede ver la normalización de esta conducta: “Esta es la escena más linda que hay”; “Esta parte siempre me llega [al corazón]”; “Él y ella son la pareja más linda”; “Mi escena favorita de la película”. Incluso hay alguien que dice que le encanta como él “chequea sus pulsaciones primero, para asegurarse de que ella esté bien”. O sea, se aprovecha de ella, pero la cuida. ¡Qué romántico, por dios! Como padre de dos preciosas niñas de dos y tres años siento que… que necesito un whiskey

Ahora bien, siguiendo con los comentarios de YouTube, un usuario escribió que a pesar de que la escena es “linda y graciosa al mismo tiempo”, nunca le gustó mucho porque “ella no está despierta” y “nunca accedió a tener una cita con él”. Obvio pues, ¿no? No. Este comentario recibió las siguientes respuestas: “Pero él la está cuidando. La está tratando de curar”, “él solo quería amar a alguien”, y el descalificativo, “¡estás paranoico!” Yo entiendo que a uno pueda escapársele que lo que muestra la película está mal, sobre todo porque reproduce la manera como muchos entienden las relaciones de pareja. Pero para mí, el verdadero error está en defender lo indefendible incluso cuando te explican por qué está mal. 

Claro, uno podría decir que es solo una película y que no es para tanto. Y sí pues, es solo una película, excepto que en uno de los comentarios un usuario escribe que “eso es lo que mi novia no nota”, implicando, bueno, que eso es lo que dicho usuario hace cuando su novia está inconsciente. Un whiskey doble, sí. Y sin hielo. 

WALL-E se estrenó el 2008. Fue producida por Pixar y Disney. Ese año ganó el Oscar y el Globo de Oro a mejor película animada. 


* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. 

¿Qué se hace cuando un ministro, como el de Educación, Carlos Gallardo, lanza un lamentable comunicado respaldando en la práctica el golpe institucional que se ha perpetrado contra la Sunedu y la reforma universitaria en la Comisión de Educación del Congreso, mientras su jefa, la premier Mirtha Vásquez señala que el gobierno respalda dicha reforma?

¿Con qué autoridad moral, el ministro de Economía pide delegación de facultades legislativas y señala explícitamente que gran parte de los recursos que se obtendrían, irán al sector Educación, si vemos al titular del pliego tirándose abajo la reforma magisterial, una de las más importante efectuadas en los últimos años en el país, consagrando así la mediocridad en el sector?

Corre intensamente el rumor de que sobrevendría un cambio de gabinete en los próximos días, no se sabe si inclusive de la Premier o solo de algunos ministros. Sea cual fuera al escenario, lo cierto es que el ministro de Educación no puede seguir un día más en el cargo que ocupa. Es el Atila de las reformas magisterial y universitaria peruana. Solo está en el cargo para favorecer irregularmente al sindicato apócrifo del Fenatep, vinculado al Movadef, y que pretende golpear en la línea de flotación al sindicato histórico del magisterio, el Sutep. Ese es su principal propósito, pero en el camino está destrozando el sector.

Causa sorpresa mayúscula, por cierto, que un importante núcleo político y tecnocrático de la izquierda, que acompañó durante más de una década los cambios positivos que se han ido emprendiendo en el sector Educación, guarde sepulcral silencio respecto de los desmanes de este gobierno en el mismo, desplegando una contrarreforma de tal envergadura que ni siquiera la ultraderecha se atrevió a plantear entre sus propuestas.

Causa igual o mayor sorpresa, que el Congreso, mayoritariamente opositor, no haya procedido ya a censurar a un ministro que carece de las condiciones mínimas para ejercer el cargo y, lo que es más grave, que muchos de sus miembros (al menos de la Comisión de Educación; ojalá que en el Pleno ello varíe) se sumen al lobby turbio de las universidades bamba que, sin duda, debe estar corriendo importantes sumas de dinero para convencer a algunos parlamentarios de que les permitan una nueva oportunidad de volver a las andadas de la mediocridad y corrupción académicas, sin tutelas ni exigencias.

Tags:

carlos gallardo, fenatep, Movadef

Producto de un contexto de imputaciones, de una política del veto, de desprestigio del adversario y, también, de políticos inexpertos y ambiciosos que pululan por nuestro medio nacional es que podemos apreciar una baja confianza ciudadana en la clase política del país. “Clase política”, ¡qué gran oximorón!

Efectivamente, desde los años noventa en adelante, hemos podido apreciar en el Perú que el activismo, el sindicalismo y la protesta no basta para hacer política. Lo que el país requiere, frente a los grandes problemas que lo aqueja, es tener nociones de estadistas (vale decir, nociones de plazos para las reformas que requerimos), de constructores de diálogo y de vocación de servicio, algo tan simple y sencillo, pero que no se aplica.

Eso lo podemos apreciar en los graves errores que viene teniendo tanto el ejecutivo como el legislativo. Errores que se traducen en realizar estrategias políticas que priorizan la coyuntura, el enfrentamiento constante y la desidia para afrontar la crisis económica y social que vivimos producto de la pandemia que generó la covid-19. 

Otro ejemplo, durante el gobierno de Martin Vizcarra en la que se judicializó la política al extremo, perdimos la oportunidad del gran proyecto del tren bioceánico que hubiese generado directamente al país entrada de capitales y conexión al Asia pacífico, pero no. Dicho proyecto, frente al error de nuestra “clase política”, fue acogida por los chilenos que, pese a también tener enfrentamientos, lograron unirse para que Piñera atraiga ese proyecto importante al vecino país del sur.  

En tiempos de normalidad política se precisan de reformas para cambiar dicha situación, pero en tiempos turbulentos como el que vivimos, acechados por los populismos que detestan cualquier atisbo de participación política activa y fiscalizadora, es que precisamos de acercarnos a la profesionalización de la política y los políticos. 

¿Cómo? Es importante para dicho cometido, volver a acciones del origen de los partidos, y una de ellas es el de generar escuela política. Escuela política entendida como la capacidad de enseñar a la militancia y ciudadanía la otra cara de la política partidaria. Sí, la otra cara, la de políticos con visión de estadistas, con vocación de diálogo y con convicción por el servicio social. 

Para ello es necesario que los partidos salgan de sus cuatro paredes y comiencen a realizar actividades itinerantes, acercar la política así a los vecinos y ciudadanos. Motivar mentes y corazones mediante la creación de proyectos de ley o políticas públicas y haciendo entender que la creación de riqueza y del capital es necesario para que haya un Estado efectivo y eficiente sin ser tan elefanteasico. Todo eso requerimos para reconstruir los lazos de confianza entre políticos y ciudadanos, así como para reconstruir la gobernabilidad que nuestra joven democracia requiere. 

 

Tags:

Política, Profesional

¿Recuerda las películas de hace varios años donde nos hablaban de un futuro salvaje, donde la ley del más fuerte se imponía y la anomia era la regla? Por ejemplo, Mad Max, el personaje de Mel Gibson que tiene que pelear por todo en una sociedad donde las pandillas (así como La Resistencia) tienen el control de las carreteras y hay una crisis general de recursos. En Total Recall, un desconcertado Schwarzenegger tiene que enfrentarse a un régimen totalitario, en una sociedad en la que el control social se ejerce por encima de la voluntad racional. En Mundo Acuático, Kevin Costner es el héroe que en un mundo distópico consigue agua. No hablaré de Blade Runner. Y muchas más. 

Todos estos, blockbusters hollywoodenses que imaginaron un futuro similar: sociedades desarticuladas, autoridades represivas totalmente corrompidas manteniéndose en el poder en función a discursos mesiánicos, falta -y control- de recursos básicos para la subsistencia. Y mucha impunidad. Muchísima impunidad. Cada uno, con dinero o fuerza, hace lo que quiere. Sin esas dos condiciones la supervivencia se hacía complicada o pasiva. No existe ley que pueda cumplirse.

La impunidad siempre será una característica de lo que no queremos, ejemplo de lo malo que puede tener una sociedad. El primer diagnóstico de que algo se pudrió y que debemos atenderlo antes de que sea tarde. En su artículo dominical, Marco Sifuentes se cuestiona qué entendemos los peruanos por “normal” y sí pues, me temo que la impunidad es algo que hemos aprendido a considerar normal, algo con lo que convivimos y asumimos.¹

Claro, podemos hablar de la impunidad desde el Estado, desde las esferas macro, donde nuestro querido Perú es una mazamorra para sancionar penalmente básicamente a nadie. Siempre hay una forma de salir bien librado, a partir de juicios interminables, de terminar presentando recursos y recursos legales para dilatar las cosas o directamente organizando acciones de robo de pruebas incriminantes. De hecho, la Universidad de las Américas, Puebla, en México, ha desarrollado un Índice Global de Impunidad², con datos abiertos para el análisis de la información, donde Perú aparece con un nivel de impunidad media alta, solo superado por Paraguay en Sudamérica y México y Honduras si ampliamos el espectro. Lamentablemente no se contó con información de Brasil, Argentina y Venezuela, que hubieran sido dignos rivales de nuestro país.

Se nos podrían ocurrir miles de ejemplos que podrían ejemplificar como la impunidad desde el Estado, a partir de dimensiones estructurales y funcionales definidas en el Índice señalado, opera y nos hace sentir como ciudadanos. Pero conviene también repasar aspectos que son más mundanos, que pasan hoy frente a nuestros ojos y que “así son” pues, vamos a otra cosa.

Lo primero que se opera a nivel micro es el cuestionamiento de lo que existe como base del funcionamiento social: la interpretación auténtica de la ley que nos gobierna o de las reglas comunes. El señor que considera que la regla de sacar a pasear a su perro con correa es una soberana estupidez y se lo grita al sereno que se lo recuerda. Cómo le va a hacer caso a la estupidez. Al ser responsable de que su perro haya mordido a otro o a un niño, su respuesta siempre será “qué raro, es un perro tranquilo”. Pero ¿infractor de la norma? No exageremos.

El ciclista que considera que la ciclovía no cumple sus requisitos, las características que requiere para considerarla una vía apropiada y se mete por la vereda donde impaciente les pide a los caminantes que se hagan a un lado para que pase. Cuando tropieza con una señora y la lastima, siempre pensará que fue ella la que debió correrse, porque nadie sabe los peligros a los que los ciclistas se exponen en las pistas y si no le gusta hay mucha vereda para todos.

El vacunado que lo hizo “por si acaso” pero que ahora se muestra tan indignado con el carnet de vacunación que se planta frente a los locales y no quiere mostrar ningún carnet de nada y que la Constitución y su exención firmada por la doctora Mejía. Cuando los responsables del ingreso del público le señalan que no va a pasar, prepotente trata de hacerlo a la fuerza porque “le parece que…”. Frente a cámaras defiende su derecho individual y su libertad que ningún gobierno comunista le va a quitar. No cree que la regla es para cumplirse. Siempre está el albedrío para hacerlo. El vigilante, cede, porque el que pierde al final siempre es él.

Veinticinco ancianos necesitan ser trasladados a un albergue que el INABIF ha podido habilitar en lo que fue la casa de un narco en La Molina. Los vecinos deciden que no quieren. Como hay una reja de acceso, bloquean el acceso de funcionarios. ¿Qué les preocupa? Que el valor de sus predios baje, dicen. O que haya viejitos indigentes cerca, que siempre malogra las estampitas navideñas porque no se saben el yingelbels. Ellos se sienten -explícitamente- dueños de la decisión, dueños de la calle, dueños de la zona. Controlan el acceso. Los funcionarios que quieren pasar no pueden. Con impudicia, los señorones ratifican hablando a los micrófonos que es su barrio y que se vayan a otro lado. El funcionario y los veinticinco viejitos se van, decepcionados. La reja vale más que la ley.

Una empresaria que conoce a medio mundo y que tiene muchos juicios ha conseguido el número del presidente de la república nada menos. Queda con él, lo visita, hablan de manera secreta, seguramente del clima y de lo caras que están las cosas y de pronto gana una licitación con el Estado. Pero, además, mira qué suerte, solo por ofertar centavos más que su competencia. Ese día sí que se levantó con el pie derecho. Cuando otros empresarios quieren proveer ese servicio, pasan por un increíble viacrucis de documentación y términos de referencia engorrosos. Piña pues. En tu agenda no está el número del secretario de Palacio, de repente pa la próxima. Ten fe.

Un periodista del que se revelan correos pidiendo al presidente una entrevista y si no, que atienda sus servicios profesionales de asesoría en comunicación, al no tener respuesta se dedica a atacarlo con ferocidad en cuanto espacio tiene. Siempre desde luego con independencia de opinión y pluralismo democrático. El mismo que ha recibido millones desde el gremio empresarial más importante para dirigir un grupo de opinión que tiene la firme tarea de tumbarse al régimen desde el día uno, escribe ayer que la ultraderecha es una ficción y que nadie puede acusarlos a ellos de que quieran tumbarse la democracia. En otros tiempos, frente a tales conflictos de interés, el medio no lo consideraría como comentarista. Pero qué va, si es brillante. Mejor lo tengo como parte del equipo asesor de mis canales de noticias y comentarista invitado desde el desayuno a la cena.

¿Qué tienen en común todas estas historias? Lo primero es que son reales, pasan todos los días porque sí, porque me acostumbré a que las cosas son desde mi perspectiva, siempre desde ahí. Lo segundo es que como Sifuentes señala, son “normales”, no sorprenden a nadie. Son reales y ocurren. Para qué mueves las cejas si todos lo hacemos pillín, ¿o eres perfecto? No seas tan tonto por hacer que esto sea un escándalo. Mientras más calladito más bonito, ¿no dicen?

Pero hay al menos dos cosas más. La primera es que siempre hay una víctima, alguien que sufre por eso que haces, por lo que interpretas como “tu derecho”, siempre aplasta a alguien. Directamente y también por asociación. Ese guachimán que gritaste, ese sereno que ignoraste, ese vigilante que empujaste. O a quien atropellaste. O los viejitos que dejaste durmiendo donde no deben ni pueden. Esas víctimas no tienen voz. Solo les queda acostumbrarse. La siguiente vez, pasas viejo, para qué me voy a hacer problemas si pierdo. 

Pero también están las otras víctimas. Las que se quedan sin o dejan de recibir algo porque pasaste por encima de ellos. Y lo más peligroso de todo: también son víctimas aquellos que aprenden que esto es normal, porque eso se reproduce. Tanta campaña de minimización del presidente termina en que es parte de fiestas infantiles como la piñata de un burro, y se aplaude y celebra. Una congresista puede mandar al carajo en prime time nacional y no hay UNA sola manifestación desde el Ejecutivo sobre ello. Como sociedad aprendemos a hacer comunes estos gestos. Para qué existe la policía si no es más que para recibir coimas. Para qué existen los jueces si no es más que para acordar un precio.

El que haya víctimas es grave. Porque quiere decir que no hay nadie que vele por ellos. El Estado, el gobierno, la autoridad deja de existir y opera la impunidad. Vamos construyendo una semántica de la ley de la selva. Qué carajos. Nadie va preso, nadie sale perdiendo. Un verdadero del cambio debería ser quien nos enseñe a comprender que la impunidad no se tolera, no la propicia con la ausencia de respuestas o la pasividad de su acción. 

La segunda es que no ocurre que tengamos tantos ideólogos que toman una posición tan radical basados en una estructura de pensamiento original. Uno de los miembros más conspicuos de La Resistencia es llamado el figuretti por la prensa que cubre las calles, porque donde había hecho público aparecía para robar cámaras, desde hace varios años. ¿Creen que maduró y transformó su afán de figuración en una apuesta política? ¿O más bien el señor y varios otros han encontrado la forma de ser reconocibles en un mundo que los condenaba a ser anónimos?

Funciona muy bien el modelado de conducta. Ejemplos hay todos los días. Un presidente que nombra autoridades cuestionables favorece la impunidad. Una cabeza del congreso que se va a España a hablar tonterías favorece la impunidad. Un ministro del Interior y de Justicia que permiten la acción de La Resistencia y de operativos Olimpo favorecen la impunidad. Congresistas con conflictos de intereses presidiendo comisiones y votando con descaro favorecen la impunidad. Una prensa que es tan acuciosa para un lado y para el otro, silba con descaro, favorece la impunidad. Si permitimos la impunidad, tendremos un país tomado. Las películas dejarán de ser de Hollywood y se rodarán en Lima, Perú.


  1. En: https://www.patreon.com/posts/59817747
  2. En: https://www.udlap.mx/cesij/files/indices-globales/0-IGI-2020-UDLAP.pdf

Tags:

impunidad

Si es cierto que Castillo está siquiera elucubrando la posibilidad de darle salida soberana al mar a Bolivia por territorio peruano, como ha denunciado un importante grupo de diplomáticos peruanos, encabezados por el excanciller Allan Wagner, bastaría y sobraría como causal, no solo de vacancia, sino de acusación de traición a la patria.

Finalmente, gracias a la presión política desplegada, la cumbre Runasur, prevista para los próximos días, ha sido cancelada. En ella, bajo el liderazgo de Evo Morales y so pretexto de un discurso anticolonial y anticapitalista, se buscaba infiltrar a la región de un espíritu antirepublicano que, como cereza del postre, contenía dicho “obsequio territorial” del Perú a Bolivia.

No es broma lo que se está queriendo gestar, porque supondría la destrucción de las democracias representativas en la región -máxima aspiración republicana- y su reemplazo por asambleas plurinacionales, que a la postre ocultan una vocación dictatorial, como las que se aprecian en los países contaminados por su ideología de base.

Geopolíticamente, es menester actuar preventivamente respecto de semejante proyecto. Hay una clara insatisfacción subregional por parte del mundo andino -en particular del sur- en relación a la dinámica social capitalina o costeña, que ya es aprovechada por caciquismos regionalistas que aparecen y triunfan en cuanto proceso electoral local existe (los partidos nacionales hace tiempo han sido borrados del mapa electoral en estas regiones), y que podría crecer si se le soslaya.

Por lo pronto, se necesita modificar sustantivamente tres temas cruciales: uno, la descentralización, que solo ha dado pie, en muchos casos, a ineficiencias pavorosas en el manejo administrativo de los recursos públicos que en estas localidades se manejan; dos, la legislación del canon y las regalías mineras, que han permitido que buena parte de los dineros que provee la actividad capitalista moderna termine en los bolsillos de autoridades corruptas y no directamente en los que deberían ser beneficiarios (quizás la propuesta de Keiko Fujimori de hacer entregas monetarias directamente a los ciudadanos, pecaba de individualista y por eso fue rechazada por los propios electores locales, pero el reparto directo, soslayando a los gobiernos subnacionales, es una buena idea que debería cuajar, tal vez en favor de las comunidades y no de los individuos); y, tres, debe emprenderse una cruzada nacional contra las mafias delictivas que prosperan en las zonas mencionadas, atentando directamente contra el Estado-Nación (quizás Puno sea el mejor ejemplo: allí coexisten el contrabando, el narcotráfico, la tala ilegal, la trata de personas y la minería informal, todas contestatarias del ente estatal).

-La del estribo: emocionante ver el documental Get Back del director neozelandés, Peter Jackson, sobre imágenes inéditas del proceso creativo del álbum Let it be, de The Beatles, y que se propala en Disney Channel, pero que, faltaba más, ya su proveedor favorito tiene. Quien escribe es un flamante sesentón que siempre prefirió a los Rolling Stones -vieja “querella” entre aficionados-, pero que se rinde ante la genialidad de los de Liverpool, más aún luego de ver las casi ocho horas estupendas que dura este documental que muestra las entrañas, ya finales (culmina con su última actuación en vivo en la famosa azotea de Apple, poco antes de su ruptura definitiva), del grupo musical británico.

Tags:

Bolivia, Castillo, patria, vacancia presidencial
x