Y debe hacerlo con una guía clara: se dispara solo cuando la vida de la policía o de los soldados esté en riesgo. No se dispara para dispersar un bloqueo de carreteras o una marcha. Y debe darse todas las facilidades al Ministerio Público para que investigue y sancione a los responsables de crímenes sin justificación y, a la vez, se espera que la policía detenga a los violentistas o a los autores intelectuales y los lleve a un juicio severo, como corresponde.
En simultáneo, aunque no aparezcan voceros de un diálogo necesario, debe persistirse en el esfuerzo de convocar a los movimientos sociales que participan de la protesta y empezar con ellos el camino de una salida pacífica a la crisis.