Ojalá siga el ejemplo de Pacheco, el exministro de Transportes, Juan Silva, y de esa manera se cierre el círculo y se termine de desentrañar la red de la organización criminal que precozmente se instaló en los pasillos palaciegos, respecto de la cual, resulta difícil de creer que el presidente fuera ajeno.
Puede cambiar pronto, muy rápidamente, la escena política peruana. La implosión del gobierno puede ser muy acelerada y ojalá en el Congreso haya la madurez y valentía suficiente para administrar la gran crisis política venidera y proceda dentro de los marcos constitucionales a darle continuidad democrática al país. Es lo mínimo que se espera de la nueva Mesa Directiva y la correlación de fuerzas opositoras.