Liderazgo

[EN EL PUNTO DE MIRA] Henry Kissinger escribió el año pasado, exactamente por el mes de setiembre, un importante libro que, desde marzo de este año, sale traducida al español titulado “Liderazgo” (Debate 2023). Kissinger, después de reflexionar y escribir sobre “diplomacia”, el “orden mundial” y sobre “China”, nos trae un estudio de seis casos (al que todos ellos los conoció como funcionario público o como profesor en Ciencia Política en la Universidad de Harvard), en el que evalúa la voluntad organizada para describir sus aciertos para construir -como estadistas y profetas (ambas al mismo tiempo)- la noción de sociedad e instituciones.

Los seis casos (Adenauer, De Gaulle, Nixon, Sadat, Yew y Thatcher) representan liderazgos fuertes, decididos y -hasta- casi autoritarios en algunos casos. Estilos de liderazgos (o “voluntad de estrategia”, como señala en el texto el profesor de Harvard) que lo atrae. Y es que como dice Kissinger, para organizar un Estado e inspirar a una sociedad es necesario tomar decisiones -muchas veces- en situaciones de urgencia. Para eso es necesario, leer historia y pensar desde la incertidumbre que te proyecta el futuro para encaminar las estrategias a seguir.

Los seis casos impulsaron y sellaron sus estilos de liderazgos en situaciones de crisis, de urgencias de guerra, económica, ideológica o cambio tecnológico rápido. Fueron esas coyunturas que permitieron que la voluntad organizada aparezca para dar sostén a las estructuras sociales e institucionales. Por estos tiempos de democracias plurales, ¿es posible ello? Maquiavelo sostiene -como premisa- que el exceso de paz y prosperidad trae como consecuencia liderazgos mediocres y sociedades más propensas al pedido de favores. Razón no le falta.

Por el mundo, Kissinger observa -con algo de desesperanza- que los liderazgos presentados en el libro han perdido todo tipo de aparición en el escenario político. Y es que también, como señala él, se ha relativizado en extenso la noción de nación. Kissinger, fiel creyente en el libre mercado y la democracia, nos presenta este texto para pensar en perspectiva el devenir de la historia y cómo se puede hacer que la sociedad vuelva a creer para la gestión de las instituciones y de las mentes y corazones de las personas a creer en ellas.

Tags:

Análisis de casos, Crísis, Henry Kissinger, Instituciones, Liderazgo, sociedad

[EN EL PUNTO DE MIRA] Sobre el primer punto, para Guillermo Nugent en “El Orden Tutelar. Sobre las formas de autoridad en América Latina” (Desco, 2010), el ingenio nos ayuda a comprender la precaria invención de los peruanos en el último cuarto de siglo. A medida que pasó el tiempo, dicho concepto dejó su carácter inicial de respuesta a situaciones de emergencia económica para convertirse en un estilo cultural, con capacidad genérica de hacer actividades en un orden marcado por la naturalización de las desigualdades.

Sobre el tema de la innovación, en el artículo “Del ingenio a la innovación” de José Luis Chicoma en la revista Poder, que por cierto da título a este texto, se sostiene que debemos pasar de soluciones precarias a un sistema que incentive la innovación. Para tal caso, se debe pasar de administrar un sistema deficiente para pasar a institucionalizar la toma de riesgos para el desarrollo del conocimiento.

¿Cómo frente al ingenio visible como un problema, podemos pasar a la innovación partidaria? Actualmente, las organizaciones políticas pasan por un proceso de sobrevivencia en un contexto altamente informal y anti-política. Desde los años noventa en adelante, los partidos pasaron a administrar la crisis política -mediante el ingenio en trabajos electorales- para no perder la inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones, dejándose ganar por el presente permanente de soluciones generales para situaciones coyunturales y electorales, convirtiéndose en un estilo cultural o forma de hacer política en el país.

Frente a ese escenario, los partidos políticos deben canalizar creativamente a los grupos de intereses sociales/económicos (como asociaciones de mototaxistas, de consumidores, entre otros) y de ciudadanía (como los feministas, LGTBI, etc.) a través de una participación flexible (como los colectivos), en la que se combine causa colectiva con reconocimiento individual; también mediante el uso frecuente del internet en las actividades partidarias. Así, y por medio de reformas electorales realistas, se puede pasar a la innovación partidaria.

Tags:

Guillermo Nugent, innovación partidaria, José Luis Chicoma, Partidos políticos, reformas electorales

[EN EL PUNTO DE MIRA] Efectivamente, Sol Carreño trató de justificar prácticas políticas poco saludables para nuestra vida democrática. Evi­denció un desconocimiento profundo sobre lo que implica militar en un partido político, el cual engloba disciplina par­tidaria y disidencia.

Obvio que no se le pide mi­litancia política para poder comprenderlo a cabalidad, pero sí un mínimo de rigor sobre lo que representan los partidos políticos para la joven democracia de nuestro país. Porque si no sabemos la real dimensión que representan, seguiremos teniendo –como viene sucediendo desde los años noventa- piratas de la política o políticos ambiciosos, que están más allá de nuestro precario sistema de partidos.

Desde analistas políticos hasta constitucionalistas sostie­nen que debe ser permisiva la norma para la supervivencia política de personas, más que de instituciones. ¿Paradóji­co no? Estos académicos que con tanto esmero en un aula universitaria instruyen a fu­turos sociólogos, politólogos y abogados que todo poder del Estado debe tener un con­trapeso político (o una nor­ma que sancione el transfu­guismo), pues en la práctica no hacen más que desdecirse lo que enseñan.

Los partidos políticos pue­den –actualmente– tener in­numerables errores, pero no se ha encontrado otra fórmula política que pueda reempla­zarlos. No la hay. Por lo tanto, en vez de seguir apostando por el cambio de camiseta política, debería pensarse en las res­tricciones (o sanciones) para fortalecer nuestros precarios partidos, sobre los políticos ambiciosos.

En suma, tratemos de bus­car una agenda mínima en la que se sancione el transfu­guismo y se regule la vida partidaria postelecciones. Una regulación tipo presupuesto por resultados en la que el Jurado Nacional de Elecciones (junto a la ONPE y el Reniec) otorgue incentivos y castigos al des­empeño partidario postelecciones. Actualmente, es muy débil este tipo de regulación.

Como reza el viejo dicho: quien tiene oídos que oiga, quien tiene ojos que vea.

 

Tags:

Jurado Nacional de Elecciones, ONPE, Partidos políticos, RENIEC, Sol Carreño, transfuguismo

[EN EL PUNTO DE MIRA] Lo acusan de populista de derechas, de extremista, de querer disolver cualquier resquicio estatal, de conservador, pero quien ha investigado sobre Javier Milei, se dará cuenta que el pregona y hace política en función a lo que hicieron anteriores liberales a través de la historia, con el agregado de que ha dividido la arena política argentina entre la casta peronista que se ha enriquecido con el Estado y el trabajador argentino que se ha empobrecido a causa de las malas de decisiones de los primeros.

Dicho esto, ¿es factible que un liberal use esas divisiones populistas? Para la real politik es importante usar las armas que te permita la contienda política. En ese sentido, es importante el uso que hace Milei de la división entre buenos (argentino trabajador) y malos (la casta peronista) para posicionar una agenda liberal en un país tradicionalmente hacia la izquierda.

Ahora bien, a medida que vaya pasando el tiempo político, tendrá que negociar algunas propuestas de campaña dado que, en sociedades complejas como la Argentina, es necesario llegar a acuerdos para poder tener gobernabilidad y poder tener así cierta posibilidad de gobernar. Recordemos que una elección no es la toma del poder; es solo ganar una posición en la Casa Rosada y recordemos también que el peronismo tiene mucha experiencia en movilizar gente. En ese sentido, es válido que modere su postura política, como en su momento lo hizo el radical español Pablo Iglesias al pactar con el Partido Socialista Obrero Español de Pedro Sánchez para ser coalición de gobierno. Solo de esa manera podrá desmovilizar a los argentinos y generar sentidos comunes en la batalla cultural que se ha propuesto Javier Milei contra el avance que ha tenido el peronismo en torno al Estado.

Tags:

agenda liberal, Argentina, Casa Rosada, Javier Milei, peronismo

[EN EL PUNTO DE MIRA]  ¿Qué es un influencer? Es un activista más que un intelectual. Escribe públicamente en medios escritos y virtuales notorios del país. Comenzó escribiendo en el boom de los blocks, allá por el año 2008. No escribe libros. Si los hace, son sus pares (otros influencers), quienes no lo leen con rigurosidad, sino los twittean para recomendarlo ante sus seguidores. Enseña (¿o forma influencers?) en el fundo Pando o San Marcos. Cuenta un compromiso político notorio a todas leguas, pero que negará por su “compromiso académico”: es antifujimorista y antiaprista militante.

El intelectual, por excelencia, pretendía escribir la historia del Perú o la historia de la literatura peruana o latinoamericana. Investigaba, era riguroso. Participaba del espacio público para formar conciencia crítica. El influencer, por estos tiempos de manifiestos de autosuperación personal, escribe textos sobre lo que ocurre tras bambalinas en los gobiernos. No va a examinar las relaciones de poder o los planes país; por el contrario, examina -por ejemplo- qué pasó en la relación marital entre Humala y Heredia. Participa del espacio público de acuerdo con las tendencias en Twitter, de la coyuntura y no de la historia.

El intelectual tenía compromiso político reconocido. Era aprista, socialcristiano, acciopopulista, conservador, de izquierda o de derecha. A partir de esa mirada, otorgaba o producía formas de ver la realidad. Hubo también sus intelectuales comprometidos con los principios más que con las ideologías. Los hubo. Hoy por hoy, el influencer va a negar cualquier militancia en honor a la “rigurosidad”, pero vasta con solo ver sus escritos públicos, uno se dará cuenta que posee subjetividad, activismo o militancia sus análisis. No milita en un partido político; milita en las redes sociales.

Dicho esto, quien escribe no es más que un amigo de la academia, un advenedizo en ese espacio, que lo que trata de hacer es poner sobre el tablero a este nuevo actor que salió con el boom de los blocks y que hoy por hoy pretende ser intelectual.

Tags:

Análisis, espacio público, Influencer, Intelectual, Sociedad peruana, transformación digital

[EN EL PUNTO DE MIRA] La semana pasada terminé de leer “Carlos Franco” (Cedep, 2012). Un buen texto en donde se recopilan análisis de varios académicos (que lo conocieron personalmente y de los que lo hicieron a través de su producción intelectual), así como de testimonios de sus amigos de la actividad política por donde transitó Franco

¿Qué se dice de él en la compilación? 1) Incomprendido en su tiempo por la academia, su gran texto “Acerca del modo de pensar la democracia en América Latina” no tuvo la acogida que se esperaba. Fue la lucha contra el régimen autoritario de Fujimori (contexto en la sale a la luz el libro) la que hizo que no se prestara la debida atención a una genial crítica constructiva que hacía a la democracia. Los intelectuales locales en su momento exigían restablecimiento de la democracia; Franco sin entrar en la coyuntura del momento lo criticaba.

En otras palabras, Franco fue un duro crítico sobre el estudio procedimental de este tipo de régimen político. Señalaba que no se debía pensarla universalmente, sino de manera particular. Para ello, entra en el debate con los intelectuales que comienzan a cuestionar la teoría de la dependencia y el marxismo como enfoques complementarios del enfoque pluralista predominante en la academia de ese entonces.

2) Franco fue un intelectual que participó del gobierno de Velasco apoyando las reformas que hizo en ese entonces. También apoyó las reformas que hizo el primer gobierno de Alan García, participando como asesor externo. Fue un intelectual comprometido con proyectos políticos controvertidos y democratizadores. No solo pensaba, también actuaba. Idea y acción relacionada entre sí para influir en el poder y así efectuar los cambios. El libro en homenaje a este gran intelectual y político también se lo puede encontrar en versión online. Es imprescindible leer sus textos.

Tags:

Análisis, Carlos Franco, Democracia, Intelectual, Político peruano, testimonios

[EN EL PUNTO DE MIRA] Julio Hevia dijo en una entrevista, poco antes de que partiera a la eternidad, que “el DNI del peruano era el habla, la comida y la bebida”. Razón no le faltaba. Ayer, luego de escuchar casualmente una conversa en jerga por las calles de Lima, mientras pensaba sobre qué tema escribir para mi columna de hoy, me dije “nosotros, los peruanos, tenemos identidad más allá de la escarapela y el desfile militar, pero no nos damos cuenta”.

¿Por qué sostenía eso Hevia? Porque el peruano en esas tres acciones genera condiciones democráticas de convivencia. Hablar, comer y beber integran a los peruanos positivamente, generan espacios para compartir anécdotas, encuentros con el pasado que dialoga con el presente. Se rompen barreras.

Hace uno años atrás sostuve eso —en un Congreso sobre temas chinos—, en un texto que escribí sobre el chifa como elemento integrador y democratizador. Casualmente encontré un tema muy importante, que habría que decirlo en voz alta: por qué no pensar desde temas cotidianos —como la bebida, la cocina y el habla— nuestra identidad como peruanos rumbo al Bicentenario de la Independencia del país.

A través de esos temas se rompen prejuicios que hasta el día de hoy nos embargan como sociedad; como el racismo, el clasismo y la imposición de ideas. Hugo Neira dijo: “El peruano se odia profundamente”. Sobre el habla, cotidianamente —mediante el uso de jergas— no hacemos más que permitir que culturas diversas (desde geográficas hasta urbanas) integren nuestra lenguaje cotidiano. Y mediante el diálogo, por extensión, aportamos al espacio público. Escucharnos es importante para reconocernos como iguales ante la ley y para sincerarnos como personas.

En lo que respecta a la comida, Gastón Acurio afirmó en una entrevista que “la cocina es amor, tolerancia y compartir”, porque permite —en el diálogo de los insumos con los que se prepara un platillo— el encuentro de diversas culturas y diversos tiempos, además de generar canales de conversación y entendimiento.

Ni qué decir de la bebida, que es un elemento que nos permite un diálogo sin parangón. Claro está, sin excesos. A través de ella vencemos el miedo y podemos expresar lo que pensamos y lo que sentimos. Nos vuelve alegres y jocosos.

Es el momento de que contemos en la currícula escolar con temas como la cocina porque —como ya se explicó líneas arriba— nos permite entrar en algo importante del ser humano; aparte de las condiciones democratizadores que genera, como la sensibilidad. En un país de feminicidios, violencia sexual, racismo e imposición de ideas, la cocina aportaría al buen entendimiento y respeto entre los peruanos y peruanas de todas las condiciones sociales. En otras palabras, aportaría a la moral pública del país.

Pensarnos en estos 200 años de la Independencia parte por hacer políticas públicas efectivas, a partir también de la cocina.

 

 

Tags:

bebida, Bicentenario de la Independencia., comida, DNI del peruano, identidad peruana

[EN EL PUNTO DE MIRA] Fue muy gratificante, porque salieron excelentes reflexiones sobre el tema. Había escrito, hace algunos meses para la opinión pública, una propuesta de partido político para estos tiempos en los que –aparte de la clásica organización territorial (bases) y funcional (sindicatos, colegios profesionales, entre otros)– se tomara en cuenta también a la organización virtual, así como al trabajo de los colectivos para que complementen el trabajo político que debe realizar toda organización que tenga como fin llegar al gobierno y formar ciudadanos.

Pero, en un tiempo como el que vivimos, el cual es catalogado ahora como la posverdad, donde el titular de un periódico importa más que el contenido y donde los grandes relatos se han fragmentado, ¿qué rol cumpliría un partido político para representar demandas sociales aún insatisfechas?

Esta pregunta nos invita a pensar el sentido que le debemos otorgar a la acción política. Teniendo el contexto mencionado líneas arriba, es importante apostar por un partido ‘light’, que esté entre el gran relato y el fragmento. Vale decir, que tenga como fundamento no el gran programa de transformación de la sociedad, sino algo parecido a un manual de autosuperación personal, pero en colectivo. Porque, hoy por hoy, la gente no quiere racionalizar el cambio en abstracto, quiere expresar el cambio social desde su autosuperación.

Actualmente, los partidos políticos han perdido la capacidad de aglutinar emociones a favor. Lo que podemos apreciar -por ahora- son sentimientos antipartidos. Esto se debe -en parte- a esa capacidad de burocratizar las ideas políticas. En un mundo donde la forma cómo lo dices tiene mucha más importancia que el propio contenido, se debe emocionalizar palabras políticas claves.

¿Qué quiero decir con esto? Se me viene a la cabeza el spot publicitario “Chile, la alegría ya viene”, de la campaña de la ahora Concertación chilena con el que ganó el plebiscito para saber si Pinochet seguía gobernando o no.

Hace tiempo que los partidos han dejado de apelar a valores universales positivos, como la alegría y el amor. Repensémoslo nuevamente.

Tags:

Apra, La posverdad, Partido morado, Partidos políticos

[EN EL PUNTO DE MIRA] En el país, sin duda alguna, la empresa brasileña Odebrecht creó una extensa red de corruptela al interior del Estado peruano. Una red que pasó por los gobiernos nacionales de Toledo y Humala, así como por los gobiernos de Jorge Acurio en Cusco y Félix Moreno en el Callao (todos implicados en actos de corrupción), así como en el de Susana Villarán en la Municipalidad de Lima. Todo ello no hace más que reflejar lo que se sabe, que “el roba, pero hace obra” y “la ley del más vivo” están aceptados como estilo de vida en nuestra sociedad. No solo en la política y en la economía, también en nuestra sociedad.

De arriba a abajo, de señor a paje. Está en todos lados. Uno manejando un auto, por cualquier carretera del Perú, se da cuenta de las coimas que se suelen dar los conductores —de todas las clases sociales— a los policías de tránsito. Otro caso, en el Perú, la meritocracia funciona mal o casi no funciona. La preparación, ya sea en universidades nacionales o internacionales, muy pocas veces es valorada. Más sirve la argolla, los contactos o el arribismo. Solo así se puede avanzar como persona en una sociedad peruana tan falta de una integración social positiva.

El desorden formó un orden. Sirve poco el diálogo, escuchar al otro. La calle, como una selva de cemento, campea nuestro sentido común de existencia. El ciudadano y las reglas son un estorbo, o solo funcionan de vez en cuando. Lo normal es sacarle la vuelta a la ley y transgredir las normas sociales de convivencia. Es el triunfo del estado de naturaleza de Hegel, en plena era moderna.

Parafraseando al Pablo Escobar de la serie de Netflix, el Perú —como sociedad— no piensa como un país rico, sino como un pobre con plata. Lo importante —cuando uno adquiere dinero— es la camioneta, la exhibición, el derroche, mas no la formación humanista o el conocimiento y el ahorro. Me atrevo a decir que la mentalidad capitalista es muy reducida en el país. Existen empresarios y aspirantes a empresarios mercantilistas. No arriesgan. Siempre quieren ir a lo seguro. Y lo más seguro —por lo general— es hacer negocios con el Estado o en el rubro de servicios. No hay pierde en ello.

A esta situación psicológica por la que pasa el país hay que combatirla con políticas efectivas de educación. Mal que bien, este sigue siendo en la mentalidad colectiva nacional un camino seguro para una sociedad más justa y con igualdad de oportunidades.

Tags:

Félix Moreno, humala, Jorge Acurio, Netflix, Susana Villarán, Toledo
Página 2 de 12 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
x