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David Roca Basadre, autor en Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Y el niño, con la urgencia del nacimiento en una circunstancia tan especial, no había sido registrado, no tenía partida de nacimiento ni DNI. La empresa de aviación que hace el vuelo a Jaén se negó a llevar al niño sin esos documentos, pues así lo manda la ley.

Las gestiones ante la RENIEC para obtener la partida de nacimiento del niño obtenían respuestas negativas dispares de las oficinas registradoras a las que el papá acudió. En una le negaban validez al certificado de nacido vivo que había emitido el hospital de Nieva, la otra respondía que debía registrarlo en su localidad de origen (esto último un absurdo, pues por algo hay un registro informático unificado para nacimientos y otros acontecimientos).

La diversidad de respuestas, hizo suponer que se trataba de limitaciones en la capacitación del personal de las oficinas registrales, y que debía acudirse a alguna autoridad. Se pudo conseguir el apoyo de la congresista Susel Paredes que logró conversar con las autoridades de la RENIEC, las que le dieron la razón a los solicitantes, con lo que se logró registrar al pequeño Gael, aunque con los nombres que los médicos le habían impuesto en medio del proceso, y que sorprendieron a los padres. Ni modo, ya podía viajar.

Una mano generosa, conocedora de asunto, aportó el recurso para comprar el pasaje del papá, con lo que lograron viajar a Jaén en avión. Desde allí a Bagua y luego descansar en esa ciudad, pues seguirían siete horas – a pesar de la cercanía – de viaje por tierra a Nieva en una carretera miserable, llena de baches y peligros.

La odisea terminó felizmente bien. Silbano, Micaela y el pequeño Gael Bikut (nombre elegido por sus padres que, tras un trámite, podrán reemplazar por los nombres provisionales) se encuentran finalmente en su comunidad. Sanos todos.

 

Nunca debió ocurrir todo eso

Esta historia nunca debió ocurrir. Aunque haya tenido un final feliz debido a una serie de intervenciones extraordinarias, pudo ser diferente. La tasa de mortalidad infantil en poblaciones indígenas alcanza el 49.2 por cada mil nacidos vivos, frente a la media nacional (alta) que es de 23 por cada mil nacidos vivos.

La ausencia de un hospital con todas las garantías de atención en Condorcanqui, es similar a la de muchísimas provincias de costa, sierra y selva que no existen en el mapa de las entidades estatales. Tampoco se puede hablar del primer nivel de atención que tantas veces se limita a un local precario, quizás un técnico enfermero y ninguna posibilidad de medicación, o de prevención de problemas que puedan presentarse. ¡Y hay recursos – no es que falten – estancados en el sector, destinados a atender esta situación!

El caso relatado permite también ver la casi imposibilidad de efectuar traslados urgentes si es que se presentan casos como este. Si este niño pudo salvarse con muchas ayudas, podemos también imaginar la suerte de los que no tuvieron apoyo alguno, que son la mayoría.

Las dificultades en el registro nacional de identidad llaman también la atención, pareciera que no se ha incidido lo suficiente en la capacitación de su personal que está al servicio del ciudadano, también si es indígena.

Las dificultades de supervivencia de los jóvenes padres del niño nos hablan también de una ciudad inhóspita, de una sociedad individualista y ajena a las necesidades de otros, que no tiene espacios de acogida para eventos singulares, pero no tan infrecuentes, como los de este caso.

Tampoco es que, una vez que han retornado a su localidad de origen, la tengan fácil. Destruidos los bosques por la invasión de taladores de árboles, por mineros informales, con ríos envenenados, las formas tradicionales de subsistencia no son de mucha utilidad para los pueblos amazónicos.

Las nuevas formas de vida impuestas por la llamada civilización occidental y cristiana, la sociedad del consumo, han generado hábitos, necesidades y enfermedades que requieren de dinero para ser atendidos, y si bien es posible subsistir – como en toda zona rural – del producto de la tierra y de la crianza de animales, estos no están libres de plagas y enfermedades llegadas con la colonización que, muchas veces, los dejan también sin la posibilidad de ese recurso.

Frente a esa circunstancia, los mismos destructores del bosque venidos de fuera – los mestizos, como los llaman generalmente – se convierten en ofertantes de empleo destructor para las víctimas del mismo proceso destructor que, tantas veces, no tienen más remedio que aceptar la oferta. Porque no hay más.

El bosque se ha ido alejando cada vez más de las comunidades, la caza y la pesca son más difíciles porque si no hay bosque ni agua limpia no hay ni una ni la otra. Los mijanos – que es el proceso mediante el cual los peces migran en grandes cantidades hacia los ríos y cuencas, un evento periódico que suele ser un gran acontecimiento – son cada vez menores. En Condorcanqui, el Pongo de Manseriche ya no tiene los mijanos de antes. Y el poco pescado que se consigue, muchas veces no tiene mercado que lo acoja.

La pobreza es un invento venido de fuera. Lo trajeron las miríadas de colonos y los curas y misioneros, al alterar el paisaje. También las nuevas enfermedades – como el VIH: Condorcanqui es la provincia con mayor prevalencia de este virus – para las que, al mismo tiempo, no llega la atención requerida.

 

Madereros, mineros ilegales, cocaleros

Ese es el marco general de las recientes movilizaciones de integrantes de la organización de la Nación Wampís contra madereros ilegales, y hace poco también contra mineros. Es la expresión desesperada de un sector lúcido de comunidades que intentan gobernar allí donde no hay gobierno, hacer la labor que la policía y todos los agentes del Estado debieran hacer. Estos hechos replican luchas en la selva central, en la selva de Ucayali y Madre de Dios, que se enfrentan a la ausencia total del Estado o, en su defecto, a agentes corruptos que desafortunadamente ocupan cargos públicos.

En ese marco hay incluso, con gran empeño – dentro de una lógica que marca la destrucción de la Amazonía desde el inició – una iniciativa poderosa que busca debilitar la ley PIACI, o ley que protege a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial. En todo el proceso de destrucción de la Amazonía, se parte siempre de negar la existencia de los pueblos amazónicos para luego arrasar con su territorio. Lo hacía el arquitecto presidente cuando promovía su desastrosa carretera alegando que la selva estaba vacía.

Luego, la negación es inminente o es constante mediante la desatención y abandono, la intromisión de formas de vida diferentes, generando poblaciones empobrecidas sin su hábitat natural para sobrevivir con elementos culturales que siempre conocieron y ya no encuentran mucha utilidad, mal integradas así al país que tantas veces, además, les niega su identidad.

La informalidad y la ilegalidad aparece de pronto como la única posibilidad de supervivencia para muchos. Frente a la nada, sin bosque de sustento, es así que la tentación es grande entre los mismos indígenas de sumarse a la actividad de los destructores, que de tal manera promueven el suicidio lento de los pueblos amazónicos.

 

Más promesas

Hace pocas semanas, funcionarios del gobierno convocaron en Nieva a los apus awajún no solo de Condorcanqui, sino de provincias vecinas como Imaza, e incluso loretanas como del Datem del Marañón, con la clara idea de reunir a todas las comunidades awajún. Sin embargo, solo dejaron hablar a los alcaldes, la mayoría colonos, lo que frustró a los dirigentes indígenas. Esos funcionarios del gobierno central acudieron un par de veces, generando gran expectativa, se elaboró una agenda de necesidades, y muchas promesas, incluyendo uno la oferta de uno de esos consejos de ministros descentralizado que debió darse en Nieva, pero fue desactivado cuando ya los Apus habían viajado a Nieva, muchos desde lejos y con gran costo, y esperaban la llegada del presidente de la república y sus ministros.

Escepticismo, entonces, cuando el gobierno acaba de declarar en emergencia ambiental el territorio wampís, y se recuerda bien la declaratoria de emergencia ambiental de las zonas afectadas por el desastre petrolero de décadas en el circuito petrolero en Iquitos, por parte del gobierno de Ollanta Humala, y que no tuvo consecuencia alguna.

La verdad, debiera declararse en emergencia ambiental, de salud, educativa y de infraestructura adecuada a toda la Amazonía. Debiera haber un plan de inversiones de gran calado que reparen el daño causado durante ya más de cien años al bosque húmedo, pero bajo un gran fideicomiso de administración directa y con fiscalización indígena, que impida que esos recursos se pierdan en otras cosas y burocracia ociosa, entre las oficinas del gobierno central. Que asuma tan medida, claro, la expulsión definitiva de toda actividad extractiva ilegal. Y – sobre todo de todo – la presencia real del Estado que garantice esos procesos.

Para avanzar y evitar que historias como la de los jóvenes Silbano y Micaela, y del pequeño Gael, no se repitan jamás.

 

 

¿Qué se perdió en el camino?

He sabido de algunas comunidades indígenas en diversos lugares de la Amazonía que, en asambleas, deciden sembrar coca y vender a los narcotraficantes, o dejar sus parcelas en manos de taladores ilegales de madera. Así como en los andes ya hicieron muchos desde hace tiempo, entregando su alma al abandono de su autoestima y de sus tierras a la fuerza extractiva legal e ilegal que brinda dinero fácil. ¿Pueden hacer algo diferente si el Estado permite que los invadan, destruye sus bases materiales de vida, y los abandona?

Si el Estado en manos de los blancos o criollos desprecia a indígenas, mestizos y aculturados, si – a pesar de las promesas del Estado y de los reclamos por educación intercultural bilingüe, salud intercultural, atención descentralizada – se crea un entorno empobrecido, no se invierte en educación para las mayorías, si se ignora la educación ambiental que permitiría revalorar el entorno, si se abandona la salud de las personas a su suerte, si todo sigue concentrado en Lima por obra de una descentralización falsa, si se ensalza y se venera la cultura ajena[6], la occidental, que se apropia del término cultura, y se persiste en el desprecio oficial de las culturas nativas a las que se les concede, tras mucha presión, apenas una dependencia especial porque son historias al margen, ¿qué se espera?

Y si – además de ello – se persiste en bloquear el acceso a los instrumentos de asimilación al sistema que se ensalza con currículos escolares (por ejemplo) que priorizan aquel “aprendizaje por competencias” que desenraiza, desarraiga de la vida en el territorio, y ello se hace de la misma manera que hace quinientos años, y con el mismo desprecio étnico, y con la misma voluntad de saqueo de toda la vida, ¿qué se genera?

Se genera una mayoría de población que asume la corrupción y el despojo como sentido común, que tras rechazar lo propio integra la cultura dominante apenas a medias por retazos que ofrece el pobre entorno de los medios de comunicación, sin completar su formación, mediante esfuerzos solitarios de asimilación. Se genera un mundo incompleto, un limbo cultural que tan solo conoce los gestos que le afectan, e ignora los códigos completos de los que siempre han dominado y todo lo tienen.

Castillo, Cerrón y sus allegados son productos típicos de este proceso. Cerrón es médico, pero su principal preocupación es la política, y cuando se reclama marxista no lo hace desde la creatividad social, desde alguna reflexión creadora como reclamaba Mariátegui, sino mediante una extraña mezcla de manuales de inicios del siglo XX, de la peor vertiente estalinista, además, más la criollada aprendida.

He allí lo que nos gobierna hoy, una caterva de afanosos imitadores de las catervas de privilegiados que, durante siglos, se repartieron los beneficios que provenían de la tierra, del guano, del caucho, de la pesca, de los minerales, con intermediarios para hacer la bonanza de lugares ajenos y a costa de quienes habitamos estas tierras. Afanosos imitadores de los privilegiados que hicieron la vista gorda a las actividades ilegales de las que también viven, mientras se dan golpes de pecho e invectivan contra fantasmas comunistas creados a su antojo. Imitadores de poco pelo y menos capacidades para hacer lo mismo que los otros, que se pueden burlan de ellos pero que no por eso dejan de ser su creación, y finalmente su destino.

Porque, salvo algo que reemplace a unos y a otros, estos que ya se ejercitaron en los gobiernos regionales, adquirirán la destreza necesaria para reemplazar a los otros allí donde ya están, y continuarán el ciclo de desaparición de toda promesa de país.

[1] En Francia, y en general en Europa, es en la extensión del racismo en sectores populares hacia la migración magrebí y subsahariana como se manifiesta el distanciamiento hacia el extraño. El Partido Comunista Francés, en un tiempo el más fuerte de Europa Occidental, afirmaba ese distanciamiento, no lo combatía. Al reducirse a casi nada, legó – sin que llame la atención – la mayor parte de sus bases partidarias, sobre todo la clase trabajadora industrial, a la extrema derecha de Le Pen. Esto último tampoco es tan extraño ni novedoso, y de hecho, el Partido Popular Francés, grupo colaboracionista durante la ocupación nazi, se constituyó sobre la base de la militancia del PCF.
[2] “Del paganismo a la santidad – Juan Carlos Estenssoro (1532-1750)” – IFEA 2003
[3] “¿De quién es la tierra? Historia y memoria campesina sobre política por la tierra, la represión y masacre en Ongoy, 1960 a 1969” – Guido Chati Quispe, Lluvia Editores, 2019
[4] “Universalismo europeo: el discurso del poder” – Immanuel Wallerstein, Siglo XXI Editores, 2007
[5] “La discriminación en el Perú: balance y desafíos” – Editora: Cynthia A. Sanborn, Universidad del Pacífico, 2012
[6] Un diario local, de orientación socioliberal, acaba de inaugurar una colección de libros sobre la mitología griega (“clásica” dice el anuncio). La promociona como oportunidad de conocer “nuestra civilización”. No son capaces de percibir el absurdo. Viendo el anuncio, recordé a amigos africanos y árabes, de las antiguas colonias francesas, burlándose de que los manuales escolares les hicieran aprender, en tiempos coloniales, sobre sus “antepasados los galos”.

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Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

 

El debate sobre las izquierdas está lleno de malentendidos o de explicaciones sesgadas, supongo que naturales en sus adversarios. Sin embargo, cualquier dato de la realidad debe ser bien entendido para evitar desvaríos y politiquería.

Los primeros que debieran entender esto son las propias izquierdas, que desde hace décadas de décadas enterraron el mítico bolchevismo unas, y – al revés – ese es el único discurso posible de las otras.

La relación entre la socialdemocracia y el cerronismo, a cuyos integrantes el dirigente de Perú Libre llama caviares, de la misma manera que lo hace la ultraderecha, es totalmente contranatura. Comencemos por allí.

 

La socialdemocracia (los “caviares”)

Los cuadros de Nuevo Perú son en su gran mayoría profesionales y técnicos, muchos de ellos con carrera académica, publicaciones, etc. Han renunciado al marxismo hace tiempo, para asumir – como toda la socialdemocracia en el mundo – principios liberales que, al contrario de los que se denominan liberales, ellos asumen a pie juntillas: de la prioridad por las grandes preocupaciones colectivistas, han pasado a priorizar las luchas por reivindicaciones más bien individualistas, como son las que levanta el movimiento feminista, el movimiento LGTB, incluso las batallas por los derechos humanos que abarcan todo lo demás y es una de sus grandes banderas.

No es que hayan dejado de lado las reivindicaciones colectivistas, sino que deducen que su solución exige procesos graduales, que no pueden darse de golpe. Llegar al Estado, implica sentar las bases para que se den esos procesos reivindicativos sin prisa, pero sin pausa – como suelen decir – y tienen consciencia de que es necesario hacerlo habiendo ganado la confianza de la población. Es decir, en democracia.

A nivel del aparato del Estado, pueden plantear modificaciones para fortalecer su accionar. No son estatistas, pero sospechan – a mi entender con razón – ante la posibilidad de entregar el país a codiciosos poderes privados que, sin control, seguirán haciendo lo que les da la gana y, por ejemplo, nunca invertirán donde requiere la población: digamos, fuera de Lima.

En los últimos tiempos, la socialdemocracia ha adquirido una cierta afinidad con las reivindicaciones ecologistas – véase el caso de Gabriel Boric, en Chile, que hará de la lucha ambientalista una de sus prioridades.

 

La izquierda básica

Las otras izquierdas, como el cerronismo, son absolutamente diferentes. Cuando era gobernador de Junín, Cerrón trajo desde Arequipa a su región al ya fallecido José Lora Cam, hombre dogmáticamente maoísta, que inspiró unos manuales para el sistema educativo de Junín, los que fueron motivo de controversia y finalmente cancelados. A ese nivel Cerrón y su entorno pueden entender algo. Lora Cam era un profesor de filosofía, marxista puro y duro, pero un teórico. Sobre esto, algo comentamos anteriormente en Sudaca: https://sudaca.pe/noticia/opinion/las-paradojas-del-candidato-castillo/

Cuando Perú Libre presentó un ideario como plan de gobierno, no era tan solo porque no aspiraban a ganar, sino porque en su movimiento no son capaces de producir un programa y mucho menos un plan de gobierno. Y la pura ideología, cuando no pisa tierra, cuando no le queda más remedio que chocar con la realidad y sus demandas desarmado, cede. Cede a todo, en nombre de un reclamado pragmatismo que no es otra cosa que la incapacidad de cuestionar realmente, con políticas concretas, a su tan odiado sistema capitalista.

La distancia entre las izquierdas básicas provistas de ideologías elementales con los sofisticados socialdemócratas es abismal. Cerrón hubiera llamado caviar a Allende, y seguro sospecha que, hoy en Chile, Gabriel Boric y sus colaboradores también lo son.

Pero ni siquiera su admirado Evo Morales es como ellos. Morales, un tipo listo, era consciente de sus propias limitaciones. Por eso tuvo durante todos sus mandatos a un personaje, al que Cerrón llamaría caviar, como vicepresidente: Álvaro García Linera. García Linera es un distinguido académico e intelectual que promovió una política económica estrictamente ortodoxa en Bolivia, aunque con un sesgo distribucionista que ningún gobierno de derechas había dado jamás en su país: inversión en educación, en salud, en vivienda, en generación de empleo vía, sobre todo, apoyo a pymes. Nacionalizaciones igualmente, pero esas son medidas opinables, ni de izquierdas ni de derechas. Y también profundización del extractivismo, hasta la persecución de ecologistas y grupos indígenas, sobre todo amazónicos. El actual presidente boliviano, Arce, no hace otra cosa.

Al terminar el ciclo Evo Morales, a García Linera le preguntaron sobre el socialismo, que cuándo llegaría. Y este respondió que eso debía venir de la gente, de las movilizaciones ciudadanas, no del gobierno. A mi entender, respondió que nunca.

El verdadero conflicto en Bolivia – vale la pena traer esto a colación, porque nos concierne – es entre los que llaman q’aras, es decir personas de apariencia “blanca” e identificada con el sector que tradicionalmente ha gobernado Bolivia, y los t’aras, o indígenas y mestizos. que asumieron el mando con Morales. Lo que se expresa en las organizaciones políticas.

En suma, el marxismo cerronista y de otros grupos como Perú Libre es declarativo, dogmático, a veces capaz de priorizar alguna inversión social, pero sin orden. Y fundamentalmente centrado en la idealización del partido portador de alguna verdad, y que es el que define todo. Como en el caso de Perú Libre, el dueño del partido es Cerrón, la verdad solo viene de Cerrón.

Pero también, dato importante, se sienten portadores de un resentimiento provinciano, serrano específicamente.

La imagen de Cerrón llevando algo parecido a una maskaipacha, dirigiéndose a su militancia en un evento luego de la segunda vuelta, y repitiendo la frase “el partido” docenas de veces, es la síntesis mejor de todo lo que plantean el personaje y su organización. Pero las parrafadas en quechua de Bellido, y su afán de desconcertar con eso, nos hablan de la agenda de resentimiento, no tan oculta y comprensible, que también portan. Aunque, como vemos, deformada por la alienación de hacer lo mismo que los que han gobernado hasta ahora.

 

El fracasado apoyo a Castillo

Cuando la socialdemocracia se la jugó por Castillo, fue primero por antifujimorismo, y luego para sostener a un gobierno a todas luces frágil. Puede criticarse la decisión tomada, pero creo que se puede entender las motivaciones que no eran únicamente por asumir espacios de poder. Sin dudas, esto último juega su rol, pero la posibilidad de implementar políticas que se considera necesarias, de atender urgencias que del otro lado no hubieran visto nunca, es también una motivación importante.

Las limitaciones técnicas de Castillo eran obvias desde antes de la elección en segunda vuelta, y pudo parecer una buena idea apuntalar el proyecto con los cuadros que la socialdemocracia sí tiene. Y a eso fueron.

Asumir la carga de un proyecto ajeno, implicó entender desde el inicio que eran invitados, y que no todo iba a ser como esperaban. La cosa fue peor de lo que pensaron, aguantaron dos meses – luego con el refuerzo de Mirtha Vásquez llegaron a seis meses – hasta que no hubo más remedio que entender que no se podía más. Que Castillo no era “de izquierdas”, sino nada. Y que Cerrón es un saboteador persistente que tiene un único objetivo claro que es hacer que “el partido” predomine, es decir: infiltrar el aparato del Estado.

La izquierda socialdemócrata ha perdido mucho con la experiencia de colaboración, no dejarán de encararles el haber aceptado tragar tanto sapo conservador y socialmente reaccionario dentro del gobierno, a cambio de algunos logros – importantes: es su aporte el que dio estabilidad a la gestión hasta ahora. Pero solo podrán salir del enredo si entienden que su principal virtud, que es disponer de buenos cuadros técnicos, no es suficiente si no va acompañado de un eficiente y sacrificado trabajo de bases, pueblo por pueblo.

 

Cerrón suelto en plaza

No es la primera vez que en el Perú un grupo político infiltra el Estado de gente sin las capacidades necesarias para ser un funcionario. ¿Quién no recuerda al Apra llenando todo el aparato estatal de militantes y seguidores durante el primer y el segundo gobierno de García? ¿Esos nombramientos de docentes que hizo la señora Cabanillas, totalmente despreocupada de la calidad de la enseñanza?

Nadie nos cuenta historias. Yo recuerdo – sentado mientras esperaba para entrevistar a no recuerdo quién – haber visto filas de personas delante de la oficina de congresista de Alva Castro, cada una con su currículum, amablemente tratados como compañeros.

En menor medida, a eso mismo recurrieron Acción Popular, el humalismo, etc. A falta de ideales o utopías, el clientelismo es la única manera de saciar a la militancia que no apoya por otra cosa.

Y los problemas de corrupción en Junín con Cerrón, o los que se le atribuyen ahora a Castillo, tampoco son novedad: ¿o no tenemos una fila de presidentes de la república y de ex altos funcionarios encausados unos y otros presos?

La corrupción es una costumbre. Pregunté a joven amigo que mágicamente tenía brevete, sobre cómo lo hizo, Y la respuesta fue pagando. Cuando lo increpé, me respondió como siempre se responde: “Es que todos lo hacen.”

En este país nuestro, en pandemia, en el momento de atención por covid, había tarifas para ubicarse mejor en la cola de espera para la atención. Y los vigilantes en la morgue y en los hospitales cobraban a los familiares para traerles una foto del cuerpo de su ser querido fallecido, ya en una bolsa negra, a fin de que pudieran confirmar su deceso.

Y médicos vendedores de sebo de culebra, como el ministro de salud Condori, los hay con ojos verdes y en clínicas y consultorios muy caros de los barrios más exclusivos (y excluyentes).

¿Existe alguna gran fortuna que no haya transitado por senderos sinuosos en nuestro país? ¿Qué no haya recurrido al más vil mercantilismo, para forjarse? Pasemos revista, eso es todo lo que hay.

Ocurre que ahora, desde las provincias y con protagonistas que solo hacían lo mismo en los gobiernos regionales, han llegado otros, distintos, a la capital para hacer lo mismo que los criollos y blancos y sus aliados en el gobierno central. Otorgarse licitaciones sacando ventaja, llenar de amigos el aparato del Estado, no importa su calificación, y disponerse a ser ricos como lo hicieron los de siempre. De eso se trata.

Es un tema de color de la piel y de nivel socioeconómico, son ladrones de apariencia distinta, pero tan ladrones unos como otros.

La indignación de los opositores a Castillo es porque son esos otros, a los que no se les da la mano, aunque sea presidente de la república, los que han venido a usufructuar como ellos antes y siempre, del patrimonio de todos. La pelea es por quién se queda con el jamón.

¿Ideología? Apenas un barniz en cada lado. En realidad, como en el caso boliviano (aunque allá se resolvió mejor la diferencia, pues Morales tenía recursos humanos técnicos para hacerlo) en el Perú es también un conflicto inter étnico y de reivindicación descentralista, pero aquí no es para aportar mejor a todos los peruanos, sino para beneficiarse lucrando.

Pero ocurre que estos provincianos que han venido con Cerrón tienen menos capacidades hasta para robar, son los hijos del sistema educativo colapsado por Abimael Guzmán, Alan García y Alberto Fujimori. Y las in fraganti son frecuentes.

 

La hora de las provincias

Hay mucho potencial intelectual y técnico que ha surgido de universidades no capitalinas con mucho esfuerzo, pero no se recurre a ellos. Y cuando pudo ocurrir con Castillo, se apodera de esa oportunidad el ejército lumpenizado de las mayorías que no leen ni se informan, y se han comprado al cien por ciento el ideal de enriquecimiento individualista y egoísta. que les han inculcado para romper su tradicional tesitura comunitaria.

Ahora bien, si como dice Pedro Francke, el presidente Castillo tiene capacidades de comprensión limitadas, no podemos generalizar aquello a todos los profesores rurales, y menos como si fuera intrínseco. Cuando escucho maestro rural, de inmediato me viene a la mente la memoria del gran maestro José Antonio Encinas, o del maestro rural José María Arguedas. Y más cercanamente, el profesor Juan Cadillo, hombre de indudables méritos, primer ministro de educación del régimen de Castillo, que ejerció como docente en Huaraz, ciudad muy cercana al área rural.

Y me vienen a la memoria, los casos que he podido testimoniar de cientos de maestros rurales de zonas tan lejanas de la capital nacional o de la misma capital de su región, mal formados académicamente, pero haciendo enormes sacrificios y recurriendo a toda su inventiva por atender a los niños a su cargo. Hay una deuda con ellos.

 

¡Qué se vayan todos!

Sin dudas, la amenaza que representan tanto la derecha totalmente radicalizada como el cerronismo, nos cierran la posibilidad de continuidad, o de recambio por aquellos opositores a la mano.

La población quiere que se vayan todos, soy partícipe de la idea. Pero bajo las reglas electorales vigentes, el riesgo es que el resultado electoral sea parecido a lo que tenemos que padecer ahora.

Solo queda la presión de la calle, con una agenda clara: renuncia general, convocatoria a elecciones generales, pero con cambios sustanciales en el proceso como que se reactiven las primarias partidarias tal como las propuso – siguiendo el modelo argentino – la comisión Tuesta; romper el candado que impide la candidatura de invitados pues eso nos deja expuestos a las militancias que hoy tienen los grupos políticos y donde hay poco para escoger; y abrir la posibilidad de candidatos independientes como se patentó en el sistema mexicano. Basta un proyecto de ley y su aprobación para garantizar algo de aire fresco en los próximos comicios que deben convocarse, sí o sí.

Ojalá que pronto, ante la tozudez de ambas partes en conflicto, la democracia viva que reside en ese pueblo tan maltratado por unos y otros, imponga su criterio en su espacio natural, y diga ¡Basta ya! con la energía que hace falta.

 

 

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Pedro Castillo

Contra todo lo que se temía, el gobierno de Castillo produce cifras macroeconómicas estables, incluso con crecimiento y reducción del déficit fiscal. Y hasta una Bolsa de Valores al alza. Achacar esto tan solo a una coyuntura de mejora de los precios de los minerales, que sin dudas influye, es bastante mezquino. Hay, también, un manejo responsable, y conservador, de la economía. 

Obviamente, el resultado tiene también que ver con que el anunciado ultraizquierdismo de Castillo no se tradujo en hechos como los que pregonaba. Aunque tampoco es que haya virado a la derecha, ni se ha dado alguna humalización, sustantivo que tendrá larga duración, a pesar de haberse ejecutado una sola vez. 

Ya es sentido común reconocer que todo lo que de izquierda tenía el peruposibilista Castillo provenía del alharaquiento ideario, que no programa, de su vientre de alquiler Perú Libre. Por lo demás, Castillo es hombre sin rumbo y sin ideas claras de gobierno, que está aprendiendo aún muy lentamente que no es igual ser sindicalista demandante que jefe del ejecutivo de todo un país. 

Entonces, para los realistas del dinero, los que la llevan, hubo mucho ruido y pocas nueces. Apostaron muchos a lo del fraude, pero ya se dieron cuenta que se pierde más que se gana con eso. Aún toman ciertas precauciones, y preferirían a uno de los suyos en palacio de gobierno. Pero es lo que hay, pues, y siguen produciendo e invirtiendo, y no hay fugas de capitales. 

El MEF y otros ministerios sin Perú Libre

Por lo demás, en el Ministerio de Economía y Finanzas, que desde hace décadas ha establecido una centralizada y eficaz dictadura de facto sobre todo lo que se mueve en el país, hay un ministro que tiene claro hasta dónde le es posible ir, no solo por el escenario político pleno de adversidades ideológicas, sino por la ya antigua burocracia de su propio ministerio que se mantiene en las ortodoxas rutas del liberalismo extremo, y con el que debe pactar casi a diario. 

Pero, asimismo, en todos los sectores, con la burocracia nombrada desde hace décadas, herencia sobre todo del aprismo y el clientelismo en general, así como de los criterios estrictos y tantas veces poco prácticos de SERVIR. 

El caso del ministro Pedro Francke es, entonces, el más emblemático – por la gran importancia que aún tiene ese ministerio – de lo que los técnicos provenientes del sector de la izquierda socialdemócrata aportan para la estabilidad del gobierno.  

El Ministerio de Salud ha hecho lo suyo bien, y con creces. Con un ministro de anterior militancia en el Frente Amplio, no podemos hablar de extremos sino de razonable sentido común y profesionalidad. El asunto de la pandemia, bien orientado durante la gestión del presidente Sagasti, ha seguido la ruta emprendida y hecho oportunos aportes que permiten que veamos el horizonte con natural cautela, pero con más optimismo también. Cabe destacar, asimismo, algo que no suele ser noticia de primera plana en la gestión del ministro Cevallos, como es el proceso de fortalecimiento del primer nivel de atención de salud, algo vital y trascendente y de lo que se verán los mejores frutos en adelante. 

El Ministerio de la Mujer hace un trabajo poco vistoso, pero con importantes avances, como el programa para los y las huérfanos de la pandemia por COVID, mediante la ley de orfandad, que permitirá la ampliación de la cobertura de la asistencia económica por orfandad bajo diversas causales, para las niñas, niños y adolescentes en tal condición. Hay una tendencia, positiva, en ese sector a fortalecer lo ya andado y mejorarlo, aunque ciertamente le falta mejor difusión.

La PCM

Se puede hacer muchas observaciones y críticas a la presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, pero sería de la peor cicatería negarle el mérito de logros importantes en la relación con los movimientos sociales en conflicto. Hay ahora, a diferencia de antes, un diálogo sin muchas desconfianzas (salvo las que falta limar de lo heredado), y poco a poco se va logrando avanzar en cuestiones que parecían imposibles de solucionar, y para las que la gritería y demagogia de Guido Bellido no solo no servían para nada, sino que las empeoraban. 

Tiene enormes méritos Mirtha Vásquez. A muchos no les gustará su priorización de los aspectos ambientales, su firmeza en aquello que antes no importaba mucho a nadie, pero ese cambio es positivo, debe dejar huella, y deberán darse cuenta muchos que el cuidado del territorio para hoy y para las futuras generaciones, es tanto o más importante que obtener más plata para el inmediato PIB, o la caja del tesoro. Lograr eso será madurez en algo que falta: sentido de patria. 

Mirtha Vásquez ha demostrado, además, una enorme capacidad y coraje para apostar por ir construyendo mejores momentos, a costa de tragarse varios sapos indigestos con los que, apenas ha podido, ha saldado cuentas, no personales, sino a nombre del país que, con su cargo, representa: varios ministros y funcionarios absolutamente impresentables, designados por Castillo o sugeridos por Perú Libre, y que generaban conflictos y escándalos innecesarios, pudieron salir gracias a decisiones terminantes de Vásquez que supo aprovechar los momentos adecuados para arreglar la casa. 

Los horribles sapos

El caso del ex ministro del interior Barranzuela, es quizá el más emblemático de esos sapos, pero cuenta también lo del ex ministro de defensa Ayala, y casos de viceministros y directores nombrados al azar de misteriosas inspiraciones. 

Queda mucho por mejorar. No es posible que el ministro de energía y minas, Eduardo González Toro, además de su inoperancia, haya tenido comportamiento tan brutal con sus viceministros, al punto de la malacrianza y el maltrato. Tengo relación cercana con las federaciones indígenas amazónicas del circuito petrolero, agrupadas en la Plataforma de Pueblos Afectados por la Actividad Extractiva (PAAE), a las que asesoro, y su impresión sobre el ex viceministro de hidrocarburos, Antar Enrique Bisetti, es la mejor en tanto que interlocutor. No cito a una empresa petrolera, sino a federaciones indígenas con justos reclamos, que tenían frente a ellas a un hombre que conoce de lo que habla, y al que echan de menos. Ese mismo viceministro – así como al ex viceministro de Electricidad, Jaime Luyo Kuong – es al que el señor González Toro, se dio el lujo de ofender públicamente. Funcionario que tenía el respeto que el ministro González Toro ya quisiera tener. 

La presencia de un ministro del ambiente totalmente ajeno al asunto más importante de nuestros tiempos, pesa muchísimo en las decisiones del gobierno, que no logra más que acciones defensivas a cargo de la PCM. La ausencia de un técnico de primer nivel a la cabeza se nota. Y la reversión de contratos de personal sin calificación y ni siquiera preocupación por el ambiente, es de mucha necesidad en esta cartera. Por una vez, voy a desear que prospere la censura al susodicho ministro de cuyo nombre, permítanme, no me acuerdo. (Busco en Google, que me hace acordar que se llama Rubén Ramírez Mateo, el abogado de los invasores de terrenos en Cerro de Corvina). 

El entrampamiento del área de transportes y comunicaciones, que más parece una prolongación de los intereses particulares de los transportistas – al mejor estilo fujimorista – o del Ministerio de Educación, más preocupado durante gestión del señor Gallardo y también con el nuevo ministro Rosendo Serna, por las demandas sindicales que por la razón de ser de ese ministerio, es decir los estudiantes, son preocupaciones de todos, pero también parte de esos sapos que la cabeza del gabinete debe aún masticar amargamente. 

Sin “caviares”, no hay timón

En breve, con algunos ejemplos y sin remontarnos al increíble periodo de Guido Bellido como premier, podemos decir sin dudas que si el gobierno se mantiene a flote es por el aporte de los técnicos socialdemócratas que, en buena hora, fueron convocados. 

Ellos, y es justo decirlo, otros funcionarios provenientes de actividades independientes, que, felizmente, estuvieron dispuestos a ofrecer sus servicios. Léase, el ministro Carrasco, también Aníbal Torres a pesar de su excesivo papismo, y podemos agregar a funcionarias desechadas por Perú Libre, como la vicepresidenta Boluarte en el MIDIS, o la ministra de trabajo Betssy Chávez, cuyo delito parece ser el mostrarse realistas, prácticas, y razonables. 

A todos ellos la dirigencia y fanáticos seguidores de Perú Libre los llaman “caviares”. Y se muestran dispuestos a reemplazarlos por técnicos propios que no tiene, cualquier “patita” improvisado, en suma, o provenientes de cualquier lado con tal de que no haya “caviares” en el ejecutivo. 

Ojalá que el presidente Castillo, que debe estar madurando poco a poco, esperemos, tenga el tino de corregir lo que hay que corregir, pero no se le ocurra reemplazar a esos “caviares” que son los que le salvan la vida, por las propuestas de Cerrón. Son los que le dan gobernabilidad. Eso está claro como el agua, no hay que coincidir políticamente con ellos, cuando hablamos de estabilidad en la línea de flotación del bote en que todos viajamos. 

El retorno de la gritería y la demagogia sin resultados, como sería de esperar si volvieran Perú Libre y similares, solo fortalecerían a la alicaída ultraderecha, que – en esto como en tantas otras cosas – debe tener total coincidencia con Cerrón y compañía. 

 

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Siempre considera al Universo como a un ser viviente, con una sustancia y un alma. Observa cómo todas las cosas tienen referencia a una percepción, la percepción de este ser viviente; y cómo todas las cosas actúan en un solo movimiento; y cómo todas las cosas son las causas que cooperan para que todo exista. Observa el movimiento continuo del hilo y la contextura del tejidoMarco Aurelio (121-180 d.C.)

El encuentro de jefes de Estado sobre cambio climático, en Glasgow, llegó a acuerdos limitados, y sin garantías. Se logró un acuerdo entre 130 países para la reducción en 30% del gas metano hacia 2030, acuerdo del que participan Estados Unidos, la Unión Europea, y también Brasil, Indonesia, Canadá, Arabia Saudí, el Reino Unido. Aunque, al no incluir a países altamente contaminadores como China – sobre todo – y otros como Rusia, India, Australia, y no ser acuerdo vinculante, nos deja aún en vilo (sabiendo, además, de los antecedentes de varios de esos países, como Brasil, por hablar de un vecino, es fácil imaginar la fiabilidad de esas palabras empeñadas: nula). Algo sobre detener la deforestación, mínimos fondos para mitigación en países no contaminantes y con menos recursos monetarios, algo para pueblos originarios…No gran cosa. Como resumió la activista Greta Thunberg: “bla, bla, bla”. 

El problema es que lo relativo a cambio climático sigue siendo tratado, y de manera interesada, como un problema puramente técnico, atmosférico si se quiere decir así, que tiene, por lo tanto, soluciones tecnológicas a la mano. Y que es asunto de ponerse de acuerdo, aguzar la imaginación, buscar la voluntad, encontrar esas soluciones. 

Nada más lejos de la verdad. Obviamente que hay a la base un tema de buenas y malas tecnologías, de invenciones mal implementadas, de respuestas que se dan por ese lado, pero se olvida que el uso de la tecnología depende de criterios que van desde políticos hasta éticos, pasando por los de interés económico, y también de adecuación o inadecuación de su uso. Es decir que hay un diseño de vida, de sociedad, vigente, al que tanto el cambio climático como las pandemias (las que hubo, la que vivimos, las que vendrán indefectiblemente) cuestionan a fondo. Fenómenos todos que se originan en el maltrato a la tierra que nos nutre, para lucrar, para persistir en modos de vida a los que no se quiere renunciar. Y eso es el origen de todos los problemas, y la valla insalvable de todos los encuentros de las élites políticas y económicas, que acuden obligadas por la presión de la gente.  

Eso: replantear modo de vida, me temo, es el debate de fondo que no se quiere dar, que se impide dar. Sobre la intención de impedir ese debate no queda duda alguna, tras la intromisión de varios países y grandes empresas ante el Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático (IPCC). Los grandes poderes políticos y económicos buscaron modificar las conclusiones de los Informes para Políticos, luego que se filtraran los borradores, y que se podrían resumir aquí en una frase de esos mismos informes, que dio la vuelta al mundo:  «La vida en la Tierra puede recuperarse de un cambio climático drástico evolucionando hacia nuevas especies y creando nuevos ecosistemas. La humanidad, no.» 

La desaparición de especies, tema también central en esta situación grave, y sobre lo cual miramos distraídos alguna noticia que informa de la nueva extinción de otra especie, nos tiene a los humanos en lista de espera. Somos una especie en peligro de extinción. Mejor tenerlo claro. 

¿Libertad o igualdad?

El debate entre igualdad y libertad que suele darse entre izquierdas y derechas aparece de pronto obsoleto. Y ambos bandos discutiendo y tomando decisiones, en conjunto, que descuidan lo esencial. 

Dice el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si que “…el ser humano y las cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para pasar a estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a ‘estrujarlo’ hasta el límite y más allá del límite.” Con ello subraya, desde la idea religiosa creacionista, y por lo tanto antropocéntrica, lo que la ciencia más biocéntrica, ecocéntrica, ha constatado hace tiempo: que el planeta es limitado, que debemos ser austeros, que no es posible hacer lo que nos viene en gana. Y que no hay razón que justifique ningún tipo de libertades que afecten al colectivo. 

La búsqueda de lucro no nos da derecho a depredar, y la pobreza tampoco. “Nuestra supervivencia supone un buen funcionamiento de nuestras organizaciones sociales en armonía con el ambiente, o, dicho de otra manera, supone el sometimiento a normas que nos protejan de la desmesura y de la ilimitación”, por ponerlo en palabras de Serge Latouche, teórico del decrecimiento. El cambio climático, las pandemias por patógenos, la extinción de especies, son todos problemas que se originan en ya centenarios diseños políticos globales, y que, por lo mismo, requieren de decisiones sobre nuevos diseños políticos para enfrentarlos. 

No hay intención de cambiar nada

El climatólogo Michael E. Mann, uno de los pioneros en difundir advertencias sobre lo que se viene, también nos advierte sobre otro mito difundido, en reciente entrevista en The Guardian: “Por supuesto, los cambios de estilo de vida son necesarios, pero por sí solos no nos llevarán a donde debemos estar. Nos hacen más saludables, ahorran dinero y dan un buen ejemplo a los demás. Pero no podemos permitir que las fuerzas de la inacción nos convenzan de que estas acciones por sí solas son la solución y que no necesitamos cambios sistémicos.” Obviamente, cada uno debe practicar lo que sea posible para ahorrar energía, agua, no contaminar, pero eso por sí solo tampoco nos sacará del hoyo. 

Se trata de que se convierta en política general la vida adaptada a un entorno que ya superó su capacidad de abastecernos y que, hagamos lo que hagamos, es imposible de reemplazar por ningún artificio. 

El sueño de los dirigentes mundiales que arrastran los pies para tomar medidas decisivas, radica en la fe ciega – como toda fe – en las virtudes de la inventiva humana para encontrar salidas artificiales, a la amenaza que se cierne sobre nosotros. Y así, dejan para la generación siguiente la solución del asunto, mientras se lavan las manos para proseguir con un modo de vida basado en el altísimo consumo en sociedades habituadas a ello, la prosecución en el uso de energía fósil, la producción de bienes con obsolescencia programada, todo lo que beneficia también a ciertas élites minoritarias de los lugares en los que se practica el despojo insensato de los recursos de la Tierra. 

Los países europeos occidentales se enriquecieron a costa de acumular mediante la trata de esclavos, el rapto de tecnología ajena, el saqueo de bienes del territorio de otros, idea que germinó en los Estados Unidos que siguió esa ruta, y luego la China más recientemente. Hubiera sido imposible que estos países llegaran a esos niveles de consumo con tan solo sus propios recursos. 

Entonces, negarse a ceder en temas tan cruciales como el consumo de carbón, no ceder en el tema del combustible fósil, ni siquiera asumir plenamente el apoyo solidario a los países afectados por el cambio climático y que no tienen responsabilidad alguna en ese fenómeno, es la decisión egoísta de quienes saben que, además, las afectaciones por cambio climático serán menores en el hemisferio norte que en el sur. Y qué importa que se esté ahogando, desapareciendo, ahora mismo el Estado isla de Vanuatu, si pueden seguir comiendo salchichas asadas con madera tropical africana de selvas devastadas, y arrojar al basurero toneladas de alimentos, o construir edificios lujosos que nadie habita en China, porque ese es su modo de vida, y para ese modo de vida es que se ha diseñado el soñado desarrollo. 

El indicador digital

Otra de las fábulas modernas sobre la modernidad salvadora, se refiere a las posibilidades de la digitalización del mundo. Es etéreo, se supone. El periodista de investigación Guillaume Pitron, resume así lo que es, en realidad, una amenaza: “El daño al medio ambiente proviene primero de los miles de millones de interfaces (tabletas, computadoras, teléfonos inteligentes) que abren la puerta a Internet. También proviene de los datos que producimos en cada momento: transportados, almacenados, procesados ​​en vastas infraestructuras que consumen recursos y energía. Esta información permitirá, a su vez, crear nuevos contenidos digitales para los que necesitaremos … ¡siempre más interfaces! Para realizar acciones tan intangibles como enviar un correo electrónico a Gmail, un mensaje a WhatsApp, un emoticón en Facebook, un video en TikTok o fotos de gatitos en Snapchat, hemos construido, según Greenpeace, una infraestructura que, próximamente, probablemente será la cosa más grande construida por la especie humana «.

Es decir que la famosa “nube” a la que enviamos nuestra información, como todo en la vida, es perfectamente tangible y se almacena en enormes infraestructuras que cada vez requieren de más espacio y que, además, se construyen por triplicado para evitar que cualquier incidente – un terremoto, no vaya a ser – interrumpa el proceso. 

Según Pitron “Los números son reveladores: la industria digital global consume tanta agua, materiales y energía, que su huella ecológica es tres veces mayor que la de un país como Francia o el Reino Unido. Las tecnologías digitales ahora movilizan el 10% de la electricidad producida en el mundo y emitirían casi el 4% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), un poco menos del doble que el sector de la aviación civil mundial.”¹

Esta certidumbre, que ya genera preocupaciones, nos confirma en los límites, incluso de aquello que dábamos por gratuito.  Y señala que la interconexión del mundo que comenzó, hace unas centurias, con unas cuantas carabelas y otros botes más o menos grandes o pequeños que, desde la pequeña Europa, salieron a conquistar el mundo y a plantear un solo modo de vida como ideal, una sola estética, unos valores únicos como deseables, un mundo de proveedores pobres y adquisidores cada vez más sofisticadamente ricos, ha llegado a su fin.  

Lo que se viene

Según el activista y pensador ecologista Eduardo Gudynas, tomando con realismo los compromisos asumidos por los países, los antecedentes en el cumplimiento de sus compromisos, y lo que efectivamente hacen – como los subsidios a los combustibles fósiles que se mantienen a un ritmo de cientos de miles de millones de dólares (11 millones de dólares por minuto, dice Gudynas) y sin perspectivas de remisión – lo más probable es que nos estemos acercando a los 2.7° Celsius de incremento de temperatura global para fines de siglo, bastante más de los 2° C que se afirman aún como objetivo máximo, y lejísimos de los 1.5° C que se esperaba como tope al inicio de los encuentros COP. 

Todo ello significa, casi con seguridad, miles de millones de personas víctimas de sequías, con hambrunas extendidas, y conflictos por recursos como el agua para beber, alimentos, además de catástrofes como la inundación de ciudades costeras, la desaparición de islas y quizá de archipiélagos enteros, y en general un mundo de migraciones constantes de millones de personas en busca de lugares donde sobrevivir. Sin dudas, también guerras de todo tipo, convencionales, de guerrilla, terroristas, lo que valga para prevalecer. 

Dice también Gudynas, ante ello, que “Hemos llegada a la situación donde el propósito de sobrevivir a la modernidad exige abandonarla. Ante esa misión, tal vez Nietzsche tuviese razón al decir que aquellos que desearan volverse sabios, en primer lugar, deberían escuchar a los perros salvajes que ladran en sus sótanos.”  Volver a los inicios, es decir, donde el contacto directo con toda la naturaleza, entendida como esa totalidad de la que somos parte y no un espacio ajeno, se convierte en el norte de nuestras decisiones y objetivos. 

Rediseñar la vida

Un contraste dentro de la literatura, creo que ayuda a entender lo que hay que pensar con la vida por delante. Frente al Robinsón Crusoe de Daniel Defoe, que llega a una isla y la domina, la controla, la hace suya, establece el imperio de su saber occidental con criado sumiso al que educa y saca de un salvajismo al que desprecia, el novelista francés Michel Tournier recreó la misma historia en una novela recomendable que se llama “Viernes o los limbos del Pacífico”, donde Robinson primero se deja acoger como feto en una hendidura profunda de la isla a la que llama Speranza, y luego de renacer de la Tierra, la desposa: “Su rostro cerrado escarbaba en la hierba hasta las raíces y con la boca sopló un aliento cálido en pleno humus. Y la tierra respondió: le envió al rostro una bocanada sobrecargada de olor que enlazaba con el alma de las plantas fenecidas y el olor a cerrado, pegajoso de las simientes de los brotes en gestación. (…) Su sexo agujereó el suelo como si fuera la reja de un arado y se vertió allí en una inmensa piedad por todas las cosas creadas.

Sin temor acepta que Viernes haya hecho explotar, jugando, con pólvora toda la civilización que había creado en la isla, en un afán dominador similar al del personaje original de Defoe, y se somete al aprendizaje al que lo lleva Viernes quedescubre de pronto a Robinson la realidad que lo rodea y que este no había podido percibir. Desde la relación con los vientos, la cocina simple pero creativa, el juego como poderoso medio de estar, el ocio necesario, la relación horizontal donde ya Viernes no es criado ni esclavo sino amigo, camarada, un igual. Las formas de aprovechar mejor de lo que se dispone, el uso y el no uso de las cosas para preservar el equilibrio, la pérdida de la noción del tiempo: el limbo. Y así, la compenetración con todo se vuelve total.”²

Los Viernes no literarios, más tangibles, son los protagonistas de los procesos a los que el ilustre economista catalán Joan Martínez Alier llama ecologistas populares, que son los que se movilizan con todas aquellas miles de organizaciones sociales, entre poblaciones en todo el mundo no rico, que reaccionan ante la invasión de sus tierras, la amenaza de sus fuentes de agua, de sus territorios, por actividades extractivas invasivas y descontroladas. Es indiferente si esas actividades provienen de iniciativas privadas o estatales, ese no es el debate, si acaso importa de dónde provenga cualquier invasión. Lo primero es proteger las fuentes de vida. 

Si hasta hoy son vistos como un estorbo para grandes inversiones dinerarias, quizá haya que tomarlos ahora como adelantados de un mundo al que hay que ir antes que se nos imponga por la fuerza. La recuperación del territorio, y la contención del desarrollismo desenfrenado al que nos llevan las grandes potencias, quizá pueda paralizarse cuando se les deje de aprovisionar de materias primas para sus excesos, al tiempo que ponemos en orden y cuidamos nuestro territorio. 

Emilio Romero, sabio peruano que estuvo entre los fundadores del legendario Partido Descentralista, a inicios del siglo XX, junto con Jorge Basadre, Hildebrando Castro-Pozo, y otros, y fue su representante ante el congreso como diputado, testimonia de sus discusiones con sus “amigos de la izquierda” sobre la necesidad de descentralizar y organizar la vida en el territorio peruano, precisamente para garantizar la justicia social. Eso va antes que lo otro. 

Esa descentralización, que supone mucho más que distribución de funciones y recursos, implica sobre todo la ocupación armoniosa del territorio. La monstruosidad de ciudades como Lima, donde 9 millones de personas viven apiñadas en 2500 kilómetros cuadrados, explica desempleo, delincuencia, pobreza, mucho más que cualquier evaluación micro o macroeconómica. Y garantiza desgracias venideras. 

Ahora sí, una re-evolución

No hay fantasma que recorre el mundo, no hay necesidad de comunismos, y tampoco de capitalismos. La revolución, entendida como un cambio radical en nuestras vidas, ya se está dando, la estamos viviendo, y es una re-evolución. O nos adaptamos a esos cambios, y mitigamos sus efectos, o rediseñamos la vida y obligamos a los grandes contaminadores a dejar de contaminar, o no habrá salida posible. 

La evolución implica aceptar, dice el sociobiólogo Edward O. Wilson, que “en la evolución social genética existe una regla de hierro, según la cual los individuos egoístas vencen a los individuos altruistas, mientras que los grupos de altruistas ganan a los grupos de individuos egoístas. La victoria nunca será completa; el equilibrio de las presiones de selección no puede desplazarse hacia ninguno de los dos extremos. Si tuviera que dominar la selección individual, las sociedades se disolverían. Si acabara dominando la selección de grupo, los grupos humanos acabarían pareciendo colonias de hormigas.” 

En tiempos de cambio climático, tras un proceso de primacía de los grupos egoístas, toca el equilibrio que ha de salvar la vida en el planeta, y no solo de los humanos, mediante la primacía de valores de los grupos altruistas.  O comenzamos otra vida juntos, solidarios, o no habrá vida.


  1. Artículo publicado en el mensuario “Le Monde diplomatique” – agosto 2021
  2. https://www.academia.edu/31075909/DE_ROBINSONADAS_Y_REALIDADES (texto de David Roca Basadre)

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Los últimos días, algunos medios han hecho notar la presencia de dirigentes indígenas amazónicos que habitan en torno a lo que se llama el circuito petrolero, en Loreto. Sustancialmente, las provincias de Datem del Marañón, el distrito de Trompeteros en la provincia de Loreto-Nauta, y Maynas, y las cuencas de los ríos Marañón, Corrientes, Pastaza, Chambira y Tigre.

De no atenderse sus demandas, paralizarán todos los lotes petroleros y las plantas de tratamiento, así como el traslado de crudo. Y ya están en los lugares, listos para actuar. 

A algunos sonará como novedad este litigio, no lo es. Novedad es que los medios hayan dado espacio a los dirigentes indígenas amazónicos. En agosto de 2020 la policía al servicio de la empresa Petrotal asesinó a tres comuneros que participaban en protestas en torno al lote 95, en Bretaña. Poco se supo, no fue noticia, la fiscalía investiga arrastrando los pies, las familias afectadas, también de los heridos que hubo, son atendidos por las propias federaciones y comunidades. Estado y empresa se lavan las manos.

Una historia antigua: la invención de la pobreza

Si bien había actividad petrolera de baja intensidad desde los años 20 del siglo pasado, es desde 1970, en que, al descubrirse yacimientos petrolíferos más grandes en la Amazonía, Petroperú se dedica a explorar y explotar en el bosque amazónico. Luego se ofrece en concesión la mayor parte de ese territorio. Empresas como Occidental Petroleum, PlusPetrol se sumaron a la actividad. 

La versión que circula sobre contaminación de toda la zona de explotación petrolera es que se debe a derrames accidentales de crudo, por problemas en el ducto que transporta el petróleo. Es mucho más que eso. La cruda verdad es que, desde que arrancó la explotación, y a pesar de existir desde comienzos del siglo XX protocolos para el cuidado de los entornos en otros lugares del planeta, como en Estados Unidos y Canadá, en el Perú no se tomó precaución alguna. 

Es más, desde el inicio, se arrojó a los cuerpos de agua de ríos y lagunas las aguas de producción de manera sistemática. ¿Qué son las aguas de producción?  Estas brotan juntas con el petróleo, a una temperatura de 90º C. Son dos veces más saladas que las del mar y contienen hidrocarburos, cloruros y metales pesados, como plomo, cadmio, bario, mercurio, arsénico y otros. Al ingresar al agua de ríos y lagunas las contaminan destruyendo toda vida, y haciendo de esas aguas tóxicas para el consumo humano. 

Desastre, ecocidio, genocidio, racismo

En los entornos de producción petrolera viven desde hace miles de años, poblaciones de seres humanos. Pueblos indígenas que no eran pobres, que vivían bastante bien de la pesca, de la caza, de la pequeña agricultura. 

Pero, la extracción petrolera, con absoluta indiferencia de la suerte de esas poblaciones contaminó directamente el entorno, tanto por obra de la empresa estatal como luego por las empresas concesionarias extranjeras, trayendo algo desconocido: la pobreza. También enfermedades, y con bastante frecuencia, la muerte.  

En términos de definición de gestión del riesgo, se trata de desastre. Como dice José Fachín, asesor de las federaciones de Pueblos Afectados por la Actividad Petrolera (PAAP) “se trata de un desastre ambiental que el propio hombre ha causado, y cuyos responsables directos son las empresas petroleras como Occidental Petroleum, Pluspetrol, Petroperú, con autorización del Estado:” 

Es ecocidio porque se trata de la destrucción sistemática de gran parte del ambiente del territorio amazónico, de manera intencionada y en muchos puntos, irreversible. Con destrucción de flora y fauna, y alteración permanente de la cadena trófica, la cadena alimenticia, y desaparición de especies. 

Es genocidio porque son miles las familias que han perdido a sus seres queridos afectados por enfermedades derivadas de la contaminación de las áreas de explotación y el vertido consciente de tóxicos que destruyeron las fuentes de vida de las poblaciones indígenas y afectaron su salud gravemente. Sin mencionar otras afectaciones permanentes a la salud de las personas.

Es racismo institucional y social, porque para el beneficio del Estado, de particulares, y también de intermediarios corruptos, se permitió todo ello sin importar las vidas de aquellos peruanos que fueron afectados, porque se trata de indígenas.

Muchas promesas, y nada

Desde el inicio, la resistencia de los pueblos del circuito petrolero loretano ha existido. Han tratado de dialogar, han hecho tomas de las estaciones y de los lotes, y a cambio han recibido promesas e incumplimientos constantes. Además de balas.

En 2006 hubo la firma del Acta de Dorissa, con compromisos serios de parte del Estado hacia las comunidades indígenas, que jamás se cumplieron. Luego hubo los acuerdos de Saramurillo, siguió el Acta de Nauta con presencia de la entonces presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Aráoz. Desde Humala, cuando se declaró en emergencia ambiental toda la zona del circuito petrolero, pasando por sucesivos compromisos, el resultado ha sido nulo. 

Lo más reciente, y que parece más concreto, es el Decreto Supremo 145-2020-PCM, firmado por el entonces presidente Martín Vizcarra, que aprueba un llamado Cierre de Brechas, que comprende obras y acciones para todas las zonas afectadas a un costo que parece mucho, 6 mil millones de soles, pero es nada comparado con lo que debe repararse para remediación de la zona y atender las demandas de estos peruanos agredidos por su propio Estado.

A pesar de que las demandas son mucho mayores, y esa norma es un pequeño avance, no se ejecuta. Los pueblos afectados exigen un fideicomiso a ser administrado por el gobierno regional y los gobiernos locales con fiscalización indígena. El gobierno se aferra a una fórmula que es la mejor manera de que no llegue nada a sus beneficiarios: distribuir el monto entre los sectores del Estado concernidos donde, con seguridad, los consumirá la burocracia corrupta o los dejará morir la indiferencia racista. 

Para lo inmediato

En la agenda hidrocarburos, los pueblos afectados por la actividad petrolera piden modificación de la ley de canon para que llegue algo a ellos, y el derecho a decidir que incluye una modificación de la ley de consulta previa. Asimismo, exigen una Comisión de la Verdad en torno a todo lo acontecido en 50 años de actividad petrolera, con garantías de que no se vuelva a repetir. También, en tal sentido, la revisión de los contratos ley. 

Hay una agenda de vida post-petróleo, que a la vista del posible abandono de la zona de explotación por PlusPetrol, sin remediación alguna, es más vigente que nunca: debe garantizarse la vida con todos sus derechos a los pueblos afectados cuando culmine la actividad extractiva petrolera. La remediación es un imperativo. 

Y hay la espera atenta a las inversiones directas, ahora para 2021, de cuestiones urgentes para las comunidades, y que ya son posibles, sobre lo que existe también compromisos del Estado. Pero el Estado no responde. 

Tomo un río, luego existo

La toma de carreteras es el grito desesperado para decir aquí estoy de muchos pueblos en el Perú. En la Amazonía, es la lucha por la vida entre los ríos y el bosque depredado. Bosque que requiere ser, al menos, algo parecido a lo que fuera al inicio. Y compensación en educación, salud, agua, oportunidades iguales a las de todos, para poblaciones que no reclaman más que lo que es justo: vida digna, buen vivir. 

Además de justicia histórica. Nos hemos rasgado las vestiduras por los crímenes durante la actividad cauchera – cuando el presidente Leguía decía que era actividad necesaria para la hacienda pública, y no actuaba contra ella por eso – mientras hemos visto repetir el mismo crimen durante los últimos 50 años, callando vergonzosamente, y por los mismos prejuicios, con respecto a los que sufren otros peruanos a los que se considera menos importantes.  

En tiempos de crisis climática gravísima, en tiempos de virus por zoonosis que amenazan con duplicarse más seguido, cuidar los bosques es una prioridad, pero lo es también cuidar la vida de aquellos que son los que mejor saben cuidarlos. Eso significa, también, reivindicarlos en todo su valor de peruanidad.

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La demanda de nueva constitución, que parece ser el único punto de programa del presidente Castillo, no tendría por qué ser motivo de conflicto si se debatiera en los términos políticos normales, para los que existen cauces preestablecidos. Pueden avanzarse argumentos a favor y en contra, con seguridad acalorados, sobre el tema, pero así es el quehacer político. Y se gana o se pierde en la cancha, con todas las de la ley. 

Lo que no se debe hacer es colocar un tema propiamente político, incluso ideológico, por importante que sea, por encima del manejo de la agenda diaria, de las demandas urgentes de la población. De la gobernabilidad, en suma. 

En un texto muy conocido   el historiador Alberto Flores Galindo cita a Aristóteles que dice que: “la diferencia real entre democracia y oligarquía es pobreza y riqueza. Siempre que los hombres gobiernen en virtud de su riqueza, sean muchos o pocos, estaremos ante una oligarquía; y cuando los pobres gobiernan, estaremos ante una democracia.” Y concluye diciendo, a partir de la cita del estagirita, que “Democratizar el Perú significaría construir otro tipo de relaciones sociales y otra forma de organizar el poder. La democracia exige la revolución social.” Esa afirmación que suena subversiva, sobre todo en un país como el nuestro, no tendría por qué serlo. ¿Alguien puede negar que hay una agenda de exclusión y pobreza pendiente, aquella que, al hacerse cuerpo en la figura que representaba, como candidato, el profesor Pedro Castillo, lo llevó a la presidencia de la república?

Pero, esa revolución social no requiere de grandes movilizaciones, no se trata de tomar el palacio de invierno, ni de asambleas populares tipo soviets para concretarse. El presidente Castillo tiene, hasta que la población decida si quiere o no cambio de constitución, todo en las manos para realizar profundas transformaciones, muchas de las cuales ni siquiera requieren del amén del Congreso de la República. 

Atender las demandas de un electorado pendiente de sus decisiones para saldar aquella deuda histórica, en un contexto de minoría en el Congreso de la República, y una mayoría de la prensa opositora que no le va a perdonar ni cuándo estornuda, podría ser posible. Sin embargo, el señor presidente Pedro Castillo no está haciendo nada para alcanzar este objetivo que el destino puso a su alcance. Y él, y toda la izquierda que lo acompaña, están perdiendo una oportunidad histórica.   

Pedro Castillo, en suma, debiera estar resolviendo el dilema de iniciar el proceso de atender la deuda pendiente hacia una mayoría poblacional, con lo que, según Aristóteles, actuaría en democracia. Pero no es eso lo que está haciendo. 

 

Para Castillo no importa el ambiente

No voy a centrarme en la total ausencia de acciones políticas relevantes en todos los sectores, salvo la eficacia solitaria de Pedro Francke en el Ministerio de Economía. Quiero referirme a aquello en lo que, con toda razón y sin dudas, ya se ganó el rechazo y la animadversión de toda la comunidad ecologista y la duda e inquietud del pueblo indígena. 

El debate técnico entre los dos candidatos a segunda vuelta, ya fue anuncio de que para ninguno de los dos candidatos se trataba de tema relevante. El dúo Castillo/Cerrón es igual al fujimorismo en su desprecio por el cuidado del territorio. La señora Celeste no recuerdo qué, representante de Perú Libre en esa ocasión, tuvo una presentación vergonzosa. 

Lo que siguió, una vez en la presidencia, es que Pedro Castillo nombró como ministro del ambiente a un abogado, Rubén Ramírez Mateo, sin vinculación alguna con la agenda ambiental, y que además tiene el antecedente de ser abogado de invasores de terreno para vivienda en Lomo de Corvina, en Lima, que no solo no es terreno apto para edificar, sino que es zona de protección arqueológica. Ramírez es hombre de Cerrón que, no me cabe dudas, quiere usar ese ministerio para negociar –vaya uno a saber cuáles – condiciones con las mineras y otras empresas extractivas. 

Enseguida, desde ese ministerio a manos de tan inepta persona se objetó la promulgación de la ley, aprobada por el Congreso de la República anterior, que establecía la obligación de protección, descontaminación, remediación y recuperación de cuencas hidrográficas afectadas por daños ambientales, al tiempo que concedía derechos a los ríos, y para la que solo faltaba la firma del presidente de la república: Castillo la observó asesorado por el Ministerio del Ambiente, y pasó a archivo, y con eso afectó los intereses de millones de ese “pueblo” al que Castillo aludía tanto en sus discursos. 

Un ejemplo sobre cómo esto afecta, sobre un caso que leo en un post de denuncia de un amigo que trabaja en la zona. En Parinacochas, los pobladores del distrito Coronel Castañeda, al sur de Ayacucho, reclaman a la empresa minera Ares por la muerte de truchas en el río Suyamarca y la contaminación del valle Huancahuanca. Si el presidente Castillo hubiera promulgado esa ley que observó asesorado por el peón de Cerrón, los campesinos afectados tendrían un instrumento legal firme para su defensa. Pero no la tienen.

El proyecto de construcción de un ferrocarril desde una región del sur hasta la costa central del país, que tendría como punto de partida el “nodo minero” ubicado en el Cusco o en Apurímac para llegar hasta el puerto de Marcona en el Océano Pacífico, implica la participación de grandes empresas mineras como, por ejemplo, la china MMG que explota Las Bambas – comunidad con conflictos pendientes que el presidente del Consejo de Ministros dejó meciendo en el aire, como sabemos – y la Southern Perú sancionada y con funcionarios culpables de delitos ambientales. Esto subraya la voluntad de continuar con la lógica extractivista de los gobiernos anteriores. ¿Novedad para el “pueblo” ?: pues ninguna. 

Por lo que se refiere a la actividad extractiva petrolera, lo mismo. Las federaciones de Pueblos Afectados por las Actividades Extractivas (PAAE), conformados en gran parte por los pueblos indígenas del circuito petrolero loretano, con lotes como el 192 y el 64 en Datem de Marañón, el 8 de Trompeteros, el 95 en Bretaña, víctimas desde hace 50 años de la destrucción de su entorno y ellos mismos con poblaciones enteras envenenadas, familias diezmadas, recibieron el año 2020, vía DS N° 145-2020-PCM, o Plan de Cierre de Brechas un monto compensatorio que no cubre tantas décadas de devastación y desgracias, pero es igual un monto importante, de 6 mil millones de soles. Falta definir si va a un fideicomiso administrado localmente con fiscalización de los pueblos indígenas, como piden las federaciones indígenas, o se diluye entre los sectores del gobierno central que, como se sabe por experiencia, es la mejor manera de que no llegue nada o la mitad a los beneficiarios.  

Al renovar las conversaciones con los funcionarios del Estado, los dirigentes indígenas se han topado con personas que manifiestan una relación de hermandad e igualitarismo casi infantil, muy buena voluntad, pero nulo criterio, ningún conocimiento ni experiencia, la improvisación como regla. También se mata “sin querer queriendo”, por usar la fórmula del Chavo del ocho que, al menos, reconocía su falta. Quizá aprendan, pero ese aprendizaje puede tener un alto precio, quizá años de retraso. 

La vasta idea de “pueblo” va a llevar, además, al gobierno de Castillo por senderos oscuros, más precisamente. Según reveló Roberto Ochoa hace algunos meses, el entonces candidato Castillo, conocedor como no conocía el gobierno de la fuga por pandemia a las actividades ilegales de miles de personas, fue al corazón de Madre de Dios a organizar mítines sin mayores cuidados, que planteaban desde facilitar la extracción de oro fluvial, incluso en áreas prohibidas, hasta “paralizar los operativos que erradicaron la minería ilegal de zonas como La Pampa”. Con oferta semejante, como bien decía Ochoa, de cumplirse, se abriría la puerta para la “colonización de áreas naturales protegidas, la extracción ilegal de madera, la siembra de cocales, instalación de laboratorios de cocaína, la construcción de trochas carrozables y de aeropuertos clandestinos, entre otras perlas contaminantes y depredadoras.

Eso va en serio, los dirigentes de las federaciones indígenas del circuito petrolero, que tratan sobre sus problemas con los nuevos funcionarios estatales, los han escuchado, con aprehensión, hablar sin desparpajo del pueblo minero, maderero, cocalero, agricultor en la selva, al que hay que reconocer y apoyar para que realice su trabajo en la legalidad, es decir precisamente aquellas actividades que devastan Amazonía y constituyen una de las mayores amenazas para la sobrevivencia del bosque húmedo, y de los pueblos indígenas amazónicos. Pero también de bosques de neblina y bosques secos, hay que agregar. Las promesas de Castillo en Madre de Dios, iban en serio.

Iremos viendo sin mucha esperanza. Ya el mensaje del primer ministro ante el Congreso de la República, da una idea de hacia dónde va la cosa: aparte unas cuantas menciones sueltas, ni por azar una propuesta de política ambiental, en tiempos de urgencia climática. De ignorancia con respecto a qué se refirió el presidente de la república cuando habló de lucha contra la deforestación, en medio de un rosario de promesas: una sola mención a los bosques, y solo tangencial, una cita que quiso ser poética. Ni hablar del mar de Grau, sobre lo que tampoco hubo una línea, aparte de prometer pesca.

Queda claro, como dijeran en la Red Muqui, “que el gobierno de Pedro Castillo mantendrá una línea de continuidad en la política minera del país.” Es decir, de preferencia por los intereses de las empresas sobre los de las poblaciones, ni siquiera una promesa de trato equitativo. Y ello será en lo que se refiere a todas las actividades extractivas, hay que agregar: no solo minería, como ya vimos, incluyendo las peligrosísimas concesiones a cierto “pueblo” que debiera recibir alternativas a lo que hace, y no aliento depredador. 

En tiempos de urgencia climática, estas son noticias gravísimas. 

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Medio ambiente, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

En redes sociales del Perú se ha generado una narrativa extraña que podemos sintetizar así: una gran conspiración, cuyo cerebro principal es “el comunista” Martín Vizcarra, ha logrado reunir al Foro de Sao Paulo (el “comunismo internacional”), Maduro, Evo Morales, los “curas rojos”, Hezbollah, y Sendero Luminoso, con el financiamiento de Rusia y de Irán, para tomar el control del Perú, donde ya tiene entre sus garras al Jurado Nacional de Elecciones, y a la Oficina Nacional de Procesos Electorales.

Por lo demás, cualquiera que se atreva a negar algo sobre esta conspiración en marcha debe ser, sin dudas, un aliado del terrorismo.

Como se sabe, dicen, esta alianza ha consumado un gran fraude en las recientes elecciones generales, ante la vista y paciencia de observadores de la OEA, Transparencia Internacional, la Unión Interamericana de Organismos Electorales, y muchos más observadores, que son una asamblea de tontos ante quienes pasa de todo sin que se den cuenta.

Un ejército de operadores en las redes sociales (trolls), una cantidad considerable de bots (robots que automáticamente replican mensajes por centenas de miles), vídeos trucados, y el apoyo de las portadas de los medios de comunicación escrita que, en el Perú, están en un 80% en manos de una sola empresa propietaria, además de la totalidad de los canales de televisión abierta, son una maquinaria poderosa capaz de convencer a mucha de la población urbana, incapaz de responder críticamente a tal avasallamiento.

Ecuador, Bolivia [1]

Pero esta maquinaria es muy antigua y frecuente, solo que se ha ido perfeccionando con el tiempo. Así, durante la campaña reciente en Ecuador, hubo la misma intervención masiva de los medios de comunicación en contra del candidato correísta,

Un medio digital llamado 4Pelagatos, creó un instrumento de burla al ex presidente Rafael Correa llamado MashiMachine, que se difundió mucho, y mediante el cual se podía insertar frases de Correa de distinto origen, de manera que se construían oraciones que podían decir cualquier cosa.

Lo ocurrido con Facebook, en ese asunto, fue notable. En plena campaña, Facebook decidió premiar a ese instrumento de burla, lo que se difundió mucho. Ocurre que el responsable de Facebook es un caballero llamado Diego Bassante, que antes había servido como personal de la embajada de Ecuador en Washington, al servicio del ex presidente Lenin Moreno, enemigo jurado de Correa.

Y como en el Perú, varios medios se dedicaron a usar fake news (noticias falsas) que nunca aparecían en sus fact checkings. Un ejemplo es el del periodista Fernando Villavicencio del portal MilHoja, que manipuló un vídeo acusando a Arauz de apoyar la desdolarización del país, cuando en realidad este defendía lo contrario. El resto de medios difundió el bulo y Guillermo Lasso lanzó una campaña en redes con el HashTag #DesDolArauz, que se repitió mucho. Aunque ocurrió que el 80% de las cuentas que más tuits replicaron, tiene menos de 5 seguidores, es decir que, claramente, se trataba de bots, de robots.

Como anécdota ilustrativa, cabe señalar que, a Lenin Moreno, ex presidente de Ecuador, se le acabó el servicio de bots el mismo día que dejó de ser presidente. Ha pasado de no menos de mil setecientos retuits diarios, a no pasar de 30 retuits.

Lo anecdótico es que, luego, en medio del conteo de votos para la segunda vuelta, los correístas y aliados iniciaron acoso contra la candidatura indígena de Yaku Pérez, al que acusaron de ser candidatura producto de laboratorio, financiado desde afuera, llamándolo “candidato falso”, negando su origen indígena y sus convicciones ambientalistas. Los correístas habían aprendido de sus propios objetores.

En Bolivia, para preparar el golpe de Estado contra Evo Morales – con ocasión de su, sin dudas, reprobable decisión de volver a postular a la presidencia contra la constitución y contra un referéndum por el mismo convocado – se agilizó una maquinaria similar a lo que conocemos.

Antes de la autoproclamación de Jeanine Añez como presidenta, se lanzó propaganda falsa contra Evo Morales desde cuentas como la de un diputado venezolano Henrique Salar Romer, implicado en los Panama Papers. Y a partir del día 10 de noviembre se empezó a usar varios HashTags en Twitter, coordinados con miles de cuentas recién creadas, para hacer crecer de manera acelerada los retuits y los seguidores del golpista Camacho, y de la futura presidenta interina.

La cuenta de Luis Fernando Camacho, el golpista asociado, pasó en efecto, en tan solo unos días, de 2 mil seguidores a casi 130 mil, de los cuales más de 50 mil fueron cuentas creadas durante los últimos 15 días de noviembre de 2019.  Jeanine Añez pasó de 8 mil seguidores a 150 mil, y el número de cuentas creadas en los 15 días previos al golpe, fueron más de 41 mil.

El resultado final fue de más de 68 mil cuentas falsas diferentes, que podrían ser más. Todas con interacción y comentarios para crear Trending Topics (noticias más vistas) favorables a los chismes y bulos requeridos por los golpistas, donde ya se anunciaba, antes de las elecciones, que iba a haber fraude.

Todo esto, como en Ecuador y en el Perú, coordinado con los medios televisivos, la gran prensa escrita, que refrendaba la veracidad de los bulos y el pre-anuncio del fraude que, como se supo luego, nunca hubo.

Colombia

El caso de Colombia merece trato aparte. País azotado por guerrillas y por destacamentos informales llamados “de autodefensa”, fue objeto del caso de fake news más horrible posible, que provenía directamente del Estado. Durante el mandato de Álvaro Uribe (2002 –2010) se creó un sistema de lucha contra el terrorismo, al que se llamó de Seguridad Democrática- Este consistía en promover la represión estimulando los logros individuales, con dinero ofrecido a quienes mataran o tomaran prisionero, a miembros de la guerrilla.

Mediante este mecanismo, se creó una dinámica de bajas por recompensa que tuvo como consecuencia la muerte – confirmada, pueden ser más – de alrededor de 6 mil personas. La mecánica diabólica creada, hizo que militares se unieran a civiles armados para asesinar a personas, sobre todo de origen modesto, a las que vestían con ropa de la guerrilla, ponían un arma, le cambiaban el nombre y los presentaban como terroristas muertos en combate.

Estas acciones, bautizadas como la de los falsos positivos, fueron avaladas permanentemente por el mismo presidente Uribe, que se dedicó a perseguir e involucrar con el terrorismo a las organizaciones de derechos humanos que denunciaban el horror.

El uso de los medios, de la prensa televisiva y escrita, para disfrazar los muchos casos de falsos positivos, acusando a las organizaciones de derechos humanos y los medios minoritarios de ser organismos de fachada de la guerrilla, y sostener que las acusaciones de asesinatos promovían la destrucción de la imagen de las fuerzas armadas, tesis que sostenía Uribe, avasallaron a buena parte de la población.

Sabemos hoy, de las grandes movilizaciones que tienen en vilo a la sociedad colombiana, disgustada primero por medidas de impuestos a las mayorías tomadas por Iván Duque. La reacción del gobierno ante las protestas ha sido reprimir violentamente con la policía, que muchas veces esconde sus acciones al usar armas que no son de reglamento, pero también con el apoyo de civiles, e infiltrados.

Hay un caso de infiltración para vandalizar que nos trae amargos recuerdos a los peruanos. Cuando elementos infiltrados quemaron el Palacio de Justicia en la ciudad de Tulúa, ciudad situada a casi 100 kilómetros de Cali, en medio de enfrentamientos entre manifestantes y la policía.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha confirmado las denuncias sobre 132 personas que permanecen desaparecidas a la fecha, y resalta la gravedad del hecho porque en 276 casos anteriores de denuncias por desaparición de personas, estas habrían sido reportadas muertas posteriormente. La CIDH menciona 87 casos comprobados de violencia sexual contra mujeres manifestantes, cometidos por agentes policiales, habría 979 casos de civiles heridos, de los cuales 33 con heridas en los ojos por los agentes policiales.

Estas denuncias de agresión a los ojos, que también ocurrieron en Chile, motivaron una respuesta que nadie olvida de parte de la senadora uribista, Paola Holguín, que negando lo evidente ante las declaraciones de la personas afectadas, lanzó una frase que nadie olvida: “¡Dejen de estar llorando con un solo ojo!”, les dijo.

El despliegue de mentiras, bulos, desmentidos, falsos fact checkings en redes sociales, y el ocultamiento en varios medios importantes de los hechos reales transformados en pura vandalización en los informes oficiales, permiten conformar el respaldo desinformado de muchas personas a los actos represivos del gobierno.

La Carta de Madrid y la “Iberósfera”

La Carta de Madrid, es un documento que reúne a varios protagonistas de los sucesos narrados aquí. Es promovido por el partido político español de extrema derecha, Vox, gran aliado de grupos similares en el mundo, mediante su Fundación Disenso. Plantea la existencia de algo que denominan Iberósfera, como “una comunidad de naciones libres y soberanas que comparten una arraigada herencia cultural y cuentan con un gran potencial económico y geopolítico para abordar el futuro”.

Esto es como la prolongación del famoso “España una” que enarbolaba Francisco Franco para España, negando las particularidades y diversidad de su propio país donde, como es sabido, se prohibió la enseñanza de todas las lenguas, salvo el castellano (al que se denomina español).

Tiene el texto las consabidas alusiones al ya decadente Foro de Sao Paulo que siempre es útil porque sin espantapájaros no hay proyecto entre la extrema derecha. Los himnos a la democracia y las libertades brotan de firmas bajo el documento, como las que siguen: gente del bando uribista en Colombia, como la senadora Paola Holguín (la misma que pidió a los que habían perdido la vista, no llorar con un solo ojo), y otras figuras del uribismo fieles defensoras de las políticas de Seguridad Democrática de Uribe, y detractoras como él, de los falsos positivos: Margarita Restrepo, María Clara Escobar, y Paloma Valencia.

También firma Antonio Ledezma, el alcalde de Caracas que desató el caracazo, en complicidad con el entonces presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, con miles de víctimas, incluso asediadas hasta en sus domicilios por la represión, a donde se les disparó sin preocuparse por la presencia de niños o inocentes. Y, hay que recordarlo, evento que fuera el punto de partida para la rebelión de Hugo Chávez y su crecimiento como figura pública.

También figura Arturo Murillo, ex ministro de gobierno durante el breve mandato golpista y ultra conservador de Jeanine Áñez, en Bolivia

Han firmado, por Ecuador, Henry Kronfle, del muy conservador partido Social Cristiano, aliado de Lasso en el gobierno. Así como el ex vicepresidente Otto Sonnenholzner.

Por el Perú figuran Aldo Mariátegui, el aristócrata Francisco Tudela, el ex vice ministro del interior Dardo López-Dolz, Rafael López Aliaga, y acaba de adherir el congresista electo y vicealmirante en retiro Jorge Montoya.

Pero, ¿qué es la Iberósfera?

La Cruz de Borgoña

Hay varios artículos informativos en el órgano del ultraderechista Vox, La Gaceta, defendiendo a Fuerza Popular y la candidatura de Keiko Fujimori. Y reseñando sus actividades. Uno de ellos, que describe una de las marchas más importantes de esos colectivos y grupos fujimoristas, se fija expresamente en la importancia que adquiere una bandera que tiene, sobre fondo blanco, rayas en rojo con varias salientes semejando los nudos de un árbol, de esquina a esquina, y que se cruzan al medio, la que se conoce como la Cruz de Borgoña. No es cualquier insignia, es el emblema de la hispanidad, la representación de su pasado imperial.

El artículo [1] se llama “Las Aspas de Borgoña ondean en Lima durante las protestas contra el presunto fraude electoral izquierdista”, y tiene como volada la sugestiva afirmación: “Peruanos rescatan el símbolo del imperio español”.

Los portadores de dicho emblema dijeron que este representa a quienes “no se han dejado seducir por los tópicos de la Patria Grande (expresión creada por el libertador Simón Bolívar, como sabemos) y los estados plurinacionales que prometen los comunistas bolivarianos, continuadores de la revolución que deshizo los reinos españoles americanos en el siglo XIX”. Lo que constituye menudo elogio para aquellos “comunistas” a los que critican, y que serían – según estas declaraciones – los herederos de la independencia.

Asimismo, dicen que “son los mismos jóvenes los que están viendo y sufriendo las consecuencias del fracaso de los proyectos republicanos, directamente, con el deterioro de sus entornos de vivienda, sus bolsillos, calidad de vida, y el imparable crecimiento del crimen.” Es decir, que la alternativa es la monarquía española.

Agregan, entre otras cosas que “la gente de sesenta o setenta años creció bajo la idolatría sanmartiniana y bolivariana, pero los jóvenes son los más críticos con lo que les cuentan sus profesores en la escuela y universidad, críticos con el discurso monolítico que ya no se sostiene materialmente”, es decir que hay que acabar con el discurso de la peruanidad republicana e independiente.

Ya sabemos, entonces, a qué se refieren con la Iberósfera.

[1] Gran parte de la información que sigue en este segmento de la presente nota, y el que sigue sobre Colombia, proviene de la muy informada cuenta en Twitter del periodista español Julián Macías Tovar @JulianMaciasT, y de su canal en Telegram, llamado Pandemia Digital: T.me/PandemiaDigital
[2] https://gaceta.es/actualidad/las-aspas-de-borgona-ondean-en-lima-durante-las-protestas-contra-el-presunto-fraude-electoral-izquierdista-20210616-1714/

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Extrema derecha, Fake news, Fraude electoral

El debate político se está reduciendo a terruqueo y susto por el lado keikista, y proclamas y consignas sin mayor contenido por el lado castillista. Un debate pobre, propio de extremos que no ven más allá de sus miedos o de sus demandas urgentes. El problema para unos y otros es que Keiko baja de sus promedios de 31% a 21%, y Castillo se estanca en 41%. El distanciamiento en intención de voto se da porque Fujimori baja, no porque Castillo suba. Y la distancia se incrementa – a costa de la candidata de Fuerza Popular – porque aumentan los blancos y en duda. 

En tal situación, Castillo – al parecer dormido en sus laureles – se mantiene atrincherado en sus posiciones duras, hasta ahora al menos. Mientras que el fujimorismo y sus aliados agudizan su estrategia de llamar “al lobo, al lobo”, de mil maneras, desbarrancando cada vez más su credibilidad. Pero también de manera peligrosa, porque como en el cuento, si de verdad aparece el lobo no les van a creer. Y podría aparecer, invocado por los mismos que ahora insisten exageradamente en que allí está. 

El aporte de alguien como López Aliaga a la campaña de Fujimori, y el de algunos militares duros, en este contexto, solo puede favorecer a los extremos. A ambos extremos, tanto al de la derecha dura y sus aliados del fundamentalismo religioso, ávidos por un enfrentamiento a veces racista, como al de la izquierda también fundamentalista, que esta vez tiene el rostro agazapado de Perú Libre. 

Dilemas del profesor Castillo

No debemos olvidar un detalle que no se suele mencionar. Pedro Castillo no es militante de Perú Libre, fue invitado a presidir la plancha presidencial para reemplazar a Vladimir Cerrón, condenado por la justicia y por ello prohibido de postular a cargo público. Y fue invitado sin otra pretensión que ayudar a Perú Libre a superar la valla electoral. El éxito electoral de Castillo no solo fue una sorpresa para la mayoría de los peruanos, también para aquellos que militan en Perú Libre que no estaba listo para este evento. Que es lo que explica que presentaran como plan de gobierno un documento del año pasado sin mayor relevancia con la idea de gobernar. 

Pedro Castillo, como ya es de público conocimiento, ha sido militante de Perú Posible durante doce años, hasta la extinción del registro de ese grupo político. Intentó, como ya conocemos, ser empresario, sin éxito, pero ese era su objetivo. Y también quiso ser alcalde, con el mismo grupo político. Proviene de una región de campesinos con tierras sobre todo ganaderas, no pobres por lo general pero tampoco ricos ni muy prósperos. La tradición de las rondas campesinas es propia de esas zonas y allí no prosperó el terrorismo porque no se lo permitieron esas mismas rondas. Castillo es también docente, como sabemos, dedicado a esa labor, su involucramiento con las rondas fue colaborativo y no integrado como sí fue el de su padre y otros familiares. Su tradición es, pues, rondera, campesina, sin dudas.

Como docente es sindicalista, muy activo en las luchas de su gremio, lo que lo llevó a ser la cabeza visible de una gran movilización de docentes que no solo se levantó contra el gobierno central, sino también contra la dirigencia del SUTEP (Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú), el sempiterno y poderoso gremio magisterial que dirige Patria Roja. Esa dirigencia del SUTEP era señalada por la movilización de docentes, que así se independizaban del sindicato mayor, de mal administrar la cooperativa del gremio, la Derrama Magisterial, y de colusión con los gobiernos. 

Se ha creado un mito acerca de este movimiento de maestros liderado por Castillo, que es también masivo, y que devino en la creación del FENATE (Federación Nacional de Trabajadores de la Educación). Suponer que el FENATE es “terrorista” equivale a decir que la gran mayoría de maestros son terroristas, lo que es un abuso. Así como Castillo militaba en Perú Posible, los maestros como cualquier conjunto de ciudadanos tienen tantas sensibilidades como las hay en el país. La unidad en un gremio, o en una lucha, solo los identifica con ese gremio y esa lucha. 

En un medio escrito que se considera el más antiguo e importante, un articulista usaba indistinta y tendenciosamente FENATE y CONARE (Comité Nacional de Reorientación de la Educación) como si fueran sinónimos. CONARE es un grupo muy minoritario que agita en lo que hoy es FENATE y tiene vínculos bastante claros con MOVADEF. Pero es, pues, un grupo minoritario que logra destacar en asambleas porque está bien organizado y sincroniza sus acciones y consignas como no puede hacerlo la más democrática, plural y dispersa FENATE, en la que se alojan. 

Durante la huelga de docentes que hizo conocido a Pedro Castillo, en 2019, algunas figuras cercanas a CONARE efectivamente rodearon a Castillo. No eran los únicos, pero estaban visiblemente presentes, lo que generó las acusaciones contra Castillo. Éste, sin embargo, se valía de todos los que le eran útiles en el momento, incluyendo la ya célebre alianza con el fujimorismo para enfrentar al ejecutivo.

Personalmente, tratando de cubrir la huelga magisterial de 2019, me cupo conversar con muchísimos maestros incómodos y disgustados por el intento de CONARE de acaparar espacios en la movilización. Y no era extraño que, cuando se identificaba a algún activista de ese grupo, se le hiciera de inmediato vacío y se le señalara casi como apestado.

Como anécdota, puede relatarse que Pedro Castillo tuvo un acercamiento con el Frente Amplio, aspiraba a ser candidato al congreso por el partido que preside Marco Arana. Pero, a pesar del apoyo a Castillo de muchos en ese partido, Marco Arana y sus allegados más cercanos se opusieron, y lo hicieron precisamente porque creyeron en las acusaciones forjadas por el pésimo servicio de inteligencia o la mala fe del entonces ministro Basombrío. Mala decisión de Arana que, por lo que vemos ahora, hubiera asegurado un congresista más a su agrupación política.

¿Qué liga a Castillo con Perú Libre? Nada. Solo la oportunidad de la candidatura. Ocurre simplemente que el pragmatismo maoísta de Perú Libre le permite, para avanzar en su larga marcha, presentar como candidato a alguien como Ricardo Belmont, o también a Pedro Castillo.

Perú Libre 

¿Qué es Perú Libre? Es un pequeño partido político de base regional, con presencia en Junín y departamentos vecinos, sobre todo. El núcleo original de PL era una agrupación local denominada Movimiento Político Regional Perú Libre, que había sido fundado por militantes remanentes de un viejo grupo escindido hacia la izquierda de Patria Roja, que se llamaba Puka Llajta (Pueblo Rojo o Patria Roja, en quechua).  

Puka Llajta, que había nacido en Puno y se extendió algo más, había intentado disputarle el espacio a Sendero Luminoso durante los 80. Perdieron la apuesta, pues Sendero Luminoso asesinó a sus principales cuadros. 

Es al concluir el conflicto, que algunos ex militantes, ya arrepentidos de su incursión anterior, crean en Junín el Movimiento Político Regional Perú Libre. Unidos aún por la ideología maoísta, es a este movimiento regional que se integran los padres de Vladimir Cerrón, Jaime Cerrón Palomino y su esposa Berta Rojas. Con el tiempo, la ascendencia de los esposos Cerrón Rojas y de sus allegados, les permitió tomar el timón del movimiento, e incluso hacer renunciar a los viejos fundadores. 

Al doctor Jaime Cerrón Palomino, que era catedrático y Vice-Rector Académico de la Universidad Nacional del Centro, muy respetado en Junín, se le señalaba también como ideólogo de Sendero Luminoso dentro de la Universidad del Centro. Fue asesinado de manera no esclarecida en 1990. Todo conduce a suponer que el crimen fue obra del Comando Rodrigo Franco, aquel brazo armado paramilitar generado durante el gobierno aprista.  

El movimiento regional, posteriormente, se uniría al Partido Libertario, este con registro nacional, fundado por Vladimir Cerrón, para fundar el partido Perú Libre, que es el que está detrás de la improvisada candidatura de Pedro Castillo, y que es fundamentalmente, un feudo familiar. Hay mucha movilización entre su militancia sobre todo de Junín y alguna otra región del centro, pero al timón siempre los mismos. Y así, sostuvo las candidaturas de Vladimir Cerrón al gobierno regional de Junín, de manera victoriosa, en dos ocasiones.  

Su discurso es totalmente marxista leninista maoísta, como se estilaba en los años 70 entre algunos grupos marxistas. Parecen aletargados en el tiempo, en una visión de la realidad que brota de los manuales y que resulta complicado entender cómo encaja con la vida en la que transcurren. Definitivamente, no son terroristas, pero sí complacientes con aquellos a los que declaran como compañeros equivocados. 

Esto significa que comparten la ideología, pero no la táctica que consideran no adecuada, al menos para la larga coyuntura. José Carlos Mariátegui es solo un adorno para esta versión del marxismo. Basta con escuchar a José Lora Cam, fallecido hace poco, ideólogo arequipeño del maoísmo más radical, que estuvo buen tiempo en Junín asesorando a funcionarios y militantes de Perú Libre durante la gestión de Cerrón, y del que hay abundantes vídeos en YouTube, para identificar este sesgo. 

Fue, precisamente, durante la estancia de Lora Cam en Junín, que surgió el impase entre Cerrón y el Ministerio de Educación, pues aquel intentaba implementar un diseño curricular prácticamente alternativo al del MINEDU, contraviniendo las normas que establecen que los gobiernos regionales aportan con componentes regionales al diseño curricular nacional pero no lo pueden contradecir, ni menos suplantar. De hecho, se imprimieron algunos manuales con lenguaje marxista que debieron ser retirados de circulación ante el escándalo suscitado.

Mencionemos aquí, al paso, las muchas acusaciones, alguna con sentencia firme, que recaen sobre Vladimir Cerrón, sus relaciones con Chinalco, la enorme empresa minera china y los compromisos que eso conlleva, para redondear en la idea de cierto maoísmo versión, precisamente, China a lo Deng Xiaoping, capaz de enfeudar al país, como hizo Rafael Correa en Ecuador, a ese imperialismo chino que no parece molestar tanto a algunos izquierdistas, como les molesta el norteamericano.  

Debilidad y superpoderes de Castillo

Está clarísimo que la altísima intención de voto del candidato Castillo, al igual que vimos que ocurre con la pluralidad de los profesores de la FENATE, no significa que de pronto tantos millones de peruanos se volvieron marxistas leninistas maoístas. Es decir, son los votos del docente, del campesino, del dirigente sindical Pedro Castillo, y para nada del minúsculo partido Perú Libre y sus sueños de opio maoístas. 

Me aventuré a declararlo y han coincidido varios: la votación de Castillo se parece a la de Fujimori en 1990 y su “un peruano como tú” del hombre con terno sencillo, parecido al bodeguero del barrio y su aura de japonés trabajador; y también a la de Toledo, el lustrabotas, campesino de origen también, con un rostro que era por sí solo un programa como se encargaba de explicitar él mismo; o el nacionalismo de Humala, lleno de banderas, patriotería y recuerdo del velasquismo que, guste a quien guste o no, sea cierto o falso, persiste en la memoria popular como un periodo venturoso. 

Ese voto identitario, sin embargo, no se ha depositado esta vez en un ingeniero taimado y ladino que podía calcular lo que iba a hacer y con quién; ni en un economista con experiencia de mundo que podía convocar a variados colaboradores y sabía lo que quería; ni en un ex militar capaz de renunciar a sus banderas para tomar otras con asegurado apoyo técnico; sino en un modesto maestro de una lejana provincia cajamarquina que no parece, hasta ahora, tener claro hacia dónde va. 

El problema con Castillo no es que sea comunista, chavista o el apelativo que se le quiera dar, el problema es que no parece tener consciencia de la enorme responsabilidad y capacidad técnica necesaria, que implica hacerse cargo del aparato de Estado de un país. Si su proyecto es socialista, comunista, o socialdemócrata, el que fuere, no se está dotando de los instrumentos para avanzar en tal o cual sentido y con la compañía indispensable que necesita. Y por eso pareciera, hasta ahora al menos, una comparsa triunfante e incontrolable, hacia algún abismo. 

Sostenida, eso sí, por una fuerza que ni repatriando todo el dinero que su padre se llevó, podría comprar Keiko Fujimori: al contrario del 5% que hace campaña anticomunista a ojos cerrados, y que considera a los maestros como de una profesión con escasa consideración – o, como decía Constantino Carvallo de los maestros de colegio particular, una prolongación del servicio doméstico –, en todos los pueblos del Perú, en cada comunidad de nuestro país, el docente es un personaje respetable, al que se escucha con atención. 

Y en esta etapa de la campaña, el viejo SUTEP ha hecho migas con la FENTAPE, y Patria Roja con el profesor Castillo. Y hoy, en cada rincón del país, en cada localidad, cientos de miles de activos militantes por la candidatura del hombre del sombrero, del campesino sin programa, a los que todos escuchan, se movilizan por él. Esos docentes que se movilizaron en 2019 por sus demandas, y los que no lo hicieron, hoy toman su revancha. Y, junto a millones más que sienten que – dígase lo que se diga – no van a perder nada, están mostrando su fuerza. 

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Pedro Castillo, Perú Libre
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