Luego de Tokio, a cuatro horas en tren bala, llegué a Hiroshima. Definitivamente una de las ciudades más hermosas y conmovedoras que he podido visitar. Dejé mis maletas en el hospedaje y salí a caminar. La modernidad abunda por donde vayas y los ciudadanos caminan tranquilos y sonrientes. Si uno no supiera la historia sería imposible imaginar que hace menos de 100 años los estadounidenses lanzaron por primera vez una bomba atómica sobre un lugar poblado. Uno de los crímenes de guerra más atroces de la historia de la humanidad. No tiene perdón. Se calcula que de manera inmediata murieron aproximadamente 80 mil personas y días después 50 mil más debido a las secuelas. Tres días después, lanzaron otra en la ciudad de Nagasaki y amenazaban con una más para Tokio. Japón se vio obligado a rendirse en 1945 y el emperador Hirohito tuvo que declarar que había perdido la guerra y que su calidad divina no era cierta. Definitivamente el golpe más potente que ha recibido este país. Mientras caminaba por lo que en un momento era tierra devastada e imperaba la tragedia, no podía creer el nivel de prosperidad de los japoneses para recuperarse de manera tan rápida. Otra gran sorpresa es que no existe una actitud de víctima.

A diferencia de nuestro Perú, que sufre de una victimización masiva a la que yo le echo la culpa del poco desarrollo civil e identitario. Peor aún, esto está respaldado por grandes académicos que atribuyen nuestra precariedad a la herencia colonial. Nadie la niega, pero si los académicos la defienden en lugar de buscarle solución es inevitable la falta de progreso. En nuestro caso se da una retroalimentación académica-población negativa. Por lo tanto, hemos fallado. Sé que las circunstancias son distintas, nosotros somos un país colonizado y Japón nunca lo fue, pero estamos hablando de una diferencia de más de 400 años en cuanto a la paliza psicosocial que se dio. Es hora de cambiar nuestro mecanismo de defensa y de afrontamiento colectivo para pasar de pensar que estamos destinados a la perdición a uno que eleve la voluntad de agencia en los ciudadanos. Me encantaría saber la respuesta, pero no la conozco, por lo menos es valioso pensarlo. Solo sé que es momento de dejar de buscar culpables y encontrar resoluciones.

Francisco Tafur 

Me quedé un rato contemplado los edificios en el parque Shukkeien, rodeado de árboles de sákura y pequeñas islas verdes que están interconectadas por puentes en forma de u invertida. Tras perderme un rato entre esa belleza fui al memorial de la paz de Hiroshima que se encontraba a pocos minutos a pie. La Cúpula Genbaku o Cúpula de la Bomba Atómica. El edificio que originalmente era una exposición comercial ahora permanece en ruinas como recuerdo del atentado nuclear. El hipocentro de la explosión del 6 de agosto de 1945 se dio a solo 150 metros de la estructura. En 1996 se declaró patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Se puede ver cómo el hormigón fue derretido por las altas temperaturas y, en fotos de la devastación, se puede ver cómo ésta fue prácticamente la única construcción que se mantuvo en pie. Entre varios turistas, me senté al frente unos minutos imaginando el caos que se desató. Luego me di cuenta de que mi imaginación no fue suficiente para retratar semejante tragedia. 

La estructura se encuentra en uno de los extremos del Parque Conmemorativo de la Paz. Seguí mi camino y me encontré con varias sorpresas que te dejan helado por lo escalofriante. Una estatua dedicada a los niños muertos por el ataque; un monte conmemorativo que contiene las cenizas de 70 mil personas no identificadas; una inscripción que se traduce como: descansen en paz, pues el error jamás se repetirá; y la Llama de la Paz que permanecerá encendida hasta que las amenazas de aniquilación nuclear dejen de existir. Lamentablemente, la situación mundial está cada vez más belicosa y maldita debido a enormes egos de seres impresentables que juegan a ser dioses y que no me daría pena verlos sufrir, entre ellos: Vladimir Putin, Benjamín Netanyahu, Joe Biden y más. A este paso esa llama nunca será apagada. Me considero una persona buena, pero también poseo, como todos, oscuridad que no niego ni está dentro de mis planes erradicar así que considero que estas personas merecen lo peor. Para finalizar mi recorrido entre al Museo de la Paz en el otro extremo del parque. 

Francisco Tafur 

«Todos los irradiados caminábamos con los brazos levantados a la altura del corazón. Parecíamos fantasmas. Las quemaduras eran tan graves que solo podíamos arrastrar nuestro cuerpo.»

«El cielo se prendió en fuego»

«No podía entender lo que estaba sucediendo, pero sentía que se me estaba quemando el brazo derecho, la cabeza y el lado izquierdo del cuello. A la luz enceguecedora le siguió una oscuridad tremenda, como si fuera la medianoche, y empezó la ‘lluvia negra’ del hongo atómico con polvo radiactivo. En medio de esa lluvia yo estaba aturdida y todos los edificios de los alrededores, destruidos o en llamas. Pero traté de ubicarme para poder volver a mi casa. Cuando llegué, no quedaba nada en pie, y mi mamá no me reconoció inicialmente porque el cabello se me había chamuscado por el calor y yo estaba totalmente tiznada con mi ropa hecha harapos”

Todo el museo está repleto de testimonios de esta categoría, caminas entre fotos de niños con heridas que no me atrevo a describir. Tumultos de cuerpos. restos de ropa y zapatos. Imágenes aéreas de la ciudad devastada. Me quedé una hora y media y ya no podía más. Se me escapaban lágrimas que, cobardemente, intentaba aguantar. Se me aceleraba el corazón. Sentía rabia hacia Truman. Sentía una tristeza inconmensurable. Cada paso succionaba la poca alegría que me quedaba. Por momentos caminaba mirando el piso. Ya no soportaba las imágenes y declaraciones. Me enteré de que la bomba tenía nombre y era Little Boy, no me gusta admitirlo, pero sentí asco y rencor hacia Estados Unidos. 

Sentía mis piernas débiles y las manos adormecidas. El recorrido se hacía eterno, pero era mi responsabilidad como ser humano presenciarlo.ya que nadie debe olvidar lo sucedido. Aprendí sobre la estremecedora historia de los Hibakusha, la traducción literal es: persona bombardeada. Las personas no se les acercaban por temor a contaminarse de radiación. Fueron condenados a vivir en soledad y estigmatizados. Sentía mi espíritu quebrarse, ya no pude contener el llanto. Me gustaría tener la fuerza para poner en palabras lo que se ve dentro de ese importantísimo y totalmente necesario museo, pero acepto mi debilidad. Al salir me sentía como un niño abandonado, con las manos temblorosas, saqué mi billetera y me tomé dos clonazepam porque ya estaba comenzando a tener un ataque de pánico. Me alejé, busqué un árbol y me eché un rato prolongado para poder recuperarme. Siendo sincero, ahora, varios días después, sigo impactado.

Fue como si un dios levantará su colosal pie y me diera una patada directa en el alma. Creo que todos, deberían presenciar esto y darse cuenta de que el potencial humano va para los dos lados y que somos capaces de cometer actos extremadamente crueles. Mientras escribo, recuerdo que en mi país existe un sector, perdónenme las palabras, de gente realmente estúpida que parecen tener el coeficiente intelectual de una rana que quiere clausurar lugares imprescindibles como el LUM. Ya he mencionado anteriormente que, a mi parecer, debería ser aún más potente. 

Francisco Tafur 

Tomé un taxi porque seguía con las piernas inestables y mis pensamientos estaban aturdidos. Me fui al santuario Mitaki Dera, solo seguí mi instinto y pensé que en este lugar podría calmar mi mente turbulenta. El lugar se encuentra al pie de una colina boscosa con cataratas y cientos de esculturas de Buda que están por todos lados. El agua de este lugar es considerada sagrada y se usa como ofrenda hacia las víctimas de la bomba atómica una vez al año. Solo subía las escaleras y me senté acompañado de las piedras esculpidas. Mi respiración se tranquilizó, y recuperé la fuerza de mis extremidades. Cuando regresaba, le pregunté al taxista sobre el atentado y su respuesta me agarró desprevenido. Me dijo que estaban en una guerra y así es, también me comentó que tal vez era lo que merecían por las atrocidades que ellos cometieron en Corea y China. Yo no estoy de acuerdo, pero su madurez y mentalidad me pareció admirable. Finalmente me quedo con esta pregunta: ¿Qué se necesita para llegar a este nivel de templanza e identidad de nación? 

Francisco Tafur

 

Tags:

Bomba atómica, Hiroshima, japon, museo de la memoria

En casi todas las civilizaciones existen eventos semilegendarios donde alrededor de un acontecimiento histórico surgen aspectos místicos y se envuelven en creencias. Por ejemplo, las historias de Ragnar Lothbrok en los vikingos, o, sin ir muy lejos, la historia de Jesús. En Japón existe la leyenda nacional de los 47 Ronin, samuráis que se quedaron sin señor feudal. Esta historia ejemplifica a la perfección el código de honor de los samuráis, el Bushido. Desde niño, cuando jugaba a ser un guerrero samurái, el concepto de honor me cautivó, no lo entendía del todo, pero me parecía una cualidad admirable. Es una mezcla de características morales y virtudes respecto al comportamiento firme sobre códigos únicos del individuo y su propia dignidad. En la historia japonesa esto fue y es de gran importancia para el desarrollo de la sociedad. Esta historia está relatada en el libro Hagakure, que recopila comentarios de un funcionario japones llamado Yamamoto Tsunemoto. 

A inicios del siglo XVIII, durante una reunión en el antiguo castillo Edo, el señor feudal Asano Naganori blandió su katana y atacó a un alto funcionario del gobierno llamado Kira Yoshihisa. Al deshonrar lo que era la mansión del Shogun Tokugawa, emperador, fue obligado a cometer seppuku, rito de suicidio, pero más que obligación, es un acto voluntario dentro de la visión samurái. Los vasallos de este señor, ahora siendo ronin, idearon un plan de venganza teniendo total conocimiento de lo que implicaba. Al terminar su acto de honor, todos iban a someterse al rito de suicidio ya comentado. Solo 47 de ellos fueron los que cometieron la venganza, decapitaron al funcionario Kira y llevaron su cabeza al templo Sengaku. 

Luego de un par de días de mi llegada a Tokio, caminé aproximadamente 1 hora hasta el templo Sengaku, el mismo donde dejaron la cabeza del funcionario. Es un templo budista zen no muy ostentoso, tiene una arquitectura hermosa pero simple. El templo original fue destruido por un incendio y en 1641 fue reconstruido por orden del emperador. Mi visita fue casi poética, al entrar me dirigí por un sendero mientras los pétalos de sakura caían sobre mi cabeza, no podía creer lo que estaba viviendo ya que desde que tengo memoria ir a ese lugar había sido solo un sueño. Estaba vacío, pero es costumbre que todos los años, el 14 de diciembre, se realice un festival en honor a los 47 guerreros. Al llegar al andén donde se encuentran las tumbas podía sentir cómo mi espíritu se llenaba de coraje para vivir una vida plena. El momento fue tan inmersivo que hice una reverencia en cada una de las tumbas y en cada una de ellas me hice una promesa distinta que no tengo por qué contar acá. Al salir no miré atrás, ya que luego de ese momento casi de epifanía decidí mirar sólo hacia adelante. Afuera del templo había una tienda de katanas y pedí prestada una. Me agarró por sorpresa que me permitieran sostenerla y desenvainarla, en tan solo unas horas cumplí dos de mis sueños. 

Una tarde, luego de visitar el museo de Tokio, donde vi la legendaria espada de Masamune, creada por uno de los mejores herreros del mismo nombre, y de ver los rollos ancestrales de las enseñanzas budistas, tomé el metro hacia el templo Tennoji. Antes de partir pasé un buen rato en el parque Ueno que se encuentra al frente del museo. Había una feria. Disfruté de carne wagyu, gyozas y de ver las costumbres japonesas de entretenimiento. Este es uno de los templos más antiguos de la gran ciudad fundado en 1274. Es el último refugio de la secta budista Tendai, una rama de esa religión. En el centro del distrito Yanaka, se encuentra este recinto espiritual que alberga un buda enorme de cobre. También, es conocido por ser la casa de uno de los siete dioses de la fortuna, Bishamonten. 

Mostré mis respetos al templo y caminé por un enorme cementerio que rodea el recinto budista. Este pertenecía inicialmente a Tennoji, pero actualmente es de propiedad pública. Caminar entre las tumbas en silencio, sobre todo en la temporada de los árboles de cerezo, es surreal. Los gatos locales pasean por ahí y ves a familias visitando las tumbas, probablemente de sus ancestros. Por respeto, cada vez que me cruzaba a alguna hacia una reverencia. La muerte no es una burla ni trae consigo alegría alguna, el único comportamiento aceptable en estos lugares es el respeto y el silencio espiritual que amerita. Nunca falta uno que otro turista que se ríe en voz alta y conversa como si se tratara de una broma. Este lugar fúnebre alberga las tumbas de guerreros y figuras famosas de la era Meiji. Este periodo, también conocido como Bakumatsu se dio cuando Japón le abrió las puertas a la influencia occidental. El periodo Edo o Meiji terminó en el año 1912 y se le considera el fin de la época de los samuráis. Igual, actualmente los descendientes de familias samuráis de renombre siguen con sus prácticas rindiéndole honor a su linaje. Durante esta era, el país entró en un proceso de modernización acelerado. 

En mis últimos días, antes de partir a Hiroshima, pensé que ya me había quedado sin cosas por ver. Claramente estaba equivocado, siendo la ciudad más grande del mundo podrías estar un año entero y seguir sorprendiéndote con actividades nuevas. Sin darme cuenta, me iba a perder el que es proclamado como el santuario más bello de Tokio y una de las escenas más espectaculares de la primavera, el santuario Nezu. Efectivamente, apenas entras te conmociona la belleza del lugar, me quedé literalmente dos horas rotándome entre bancas con distintas vistas. El pasado parece desaparecer y el futuro deja de importar. Una sensación pacifica invade cada célula de tu cuerpo y entras en un trance poético. Escribí un Haiku en cada banca, intentando describir la hermosura y sensación, pero es una práctica que aún no domino.  

El santuario de 1701, con un estilo arquitectónico se llama Honden consiste en que el salón de ofrendas, de plegarias y demás están interconectadas bajo el mismo techo. Encuentras dos estatuas Zuishin que representan a dioses guerreros que cuidan del recinto sagrado. Todo está rodeado por 200 metros de paredes sukubei, que significa pared con ventanas. Es una locura. Lo que más me impactó fue el sinfín de puertas torii, puedes caminar debajo de ellas y forman un camino digno de cualquier anime. Por mi tamaño casi me chocó la cabeza unas cuantas veces así que pasé agachado. Acá las personas no son muy altas, pero tienen espíritu monumental. Las puertas torii que se encuentran desperdigadas por todo Japón son puertas tradicionales que suelen hallarse en la entrada de los templos sintoístas, pero también se encuentran dentro. Simbólicamente representan una marca de transición entre lo mundano y terrenal hacia lo sagrado y divino. Son tan bonitas que pasé por debajo de ellas como 20 veces y en todas me emocioné. En los caracteres o kanjis se puede traducir la palabra como: percha de pájaro. 

No puedo dejar de lado el Palacio Imperial, el actual recinto del emperador. No se puede entrar, obviamente, pero sus jardines y alrededores valen la pena sin lugar a dudas. Como casi todos los castillos, al tener una historia de incontables guerras y sangre, está rodeado por murallas y canales de agua que te dejan hipnotizado. Los jardines tienen una extensión de alrededor de 150 hectáreas. Caminas entre las ruinas del antiguo castillo Edo que fue destruido por terremotos e incendios, la mayoría de las estructuras eran de madera así que los desastres naturales las derrumbaban con facilidad. En la actual serie en emisión: Shogun, comentan que las estructuras en Japón son construidas para ser reconstruidas fácilmente, claramente esto es del antiguo Japón. Los terremotos son muy comunes en el país así que todos están preparados para ellos. Yo ruego que no me toque uno en mi estadía de un mes y medio. El actual castillo imperial tiene como acceso principal el puente Nijubashi, que al tener arcos y encontrarse sobre el agua crea una imagen de película debido al reflejo en el canal. No se puede cruzar, pero puedes verlo de cerca y admirarlo. 

La penúltima noche, fui al Golden Gai, un laberinto de callejones repleto de pequeños bares en pleno Shinjuku, uno de los distritos más conocidos de la ciudad. Hay aproximadamente 200 bares y cada uno tiene su propia particularidad, en cada uno entran entre 6 y 8 personas. Lo curioso es que fueron los Yakuza, mafia japonesa, que revalorizaron esta zona en 1980 y la salvaron de su destrucción. Me tomé una botella entera de sake y varias cervezas Sapporo en diferentes bares. Me quedé hasta las 4 de la madrugada y el metro había cerrado. Tuve que regresar en taxi, que son realmente caros. Aun así, no me arrepiento por lo divertida que fue esa noche. Al día siguiente, casi no podía moverme, ya he perdido la costumbre de tomar en exceso. Así me despedí de esta ciudad sacada de otro mundo y continué mi aventura yéndome en tren bala, mientras veía el impactante Monte Fuji. Espero regresar pronto y quedarme más tiempo. Definitivamente la megaciudad que más me ha gustado. Arigato Gozaimazu. 

Tres días. Tokio. Llevo tan poco tiempo en esta ciudad, pero parece que hubieran pasado semanas por lo mucho que he visto y aprendido. Desde que pisé este lugar mi cerebro sólo ha estado sobreestimulado por la cantidad de cosas nuevas. Mires donde mires, todo es distinto. Muchos me advertían sobre el choque cultural y yo también lo pensaba, tenía miedo de que al estar en un lugar completamente distinto me viese en una situación abrumadora, pero ha sido todo lo contrario. Más que un choque cultural ha sido un saludo entre culturas, sea darse la mano o una reverencia. Es como estar en otro planeta. Por mucho tiempo comencé a sentir que el mundo se iba achicando, pero no podía estar más equivocado.

Solo he estado en una ciudad de oriente y ya me di cuenta de que el mundo tiene demasiado por ofrecer. El primer día estaba un poco confundido y me perdía, pero nunca había estado en un país tan gentil y amable. A todas las personas que le he preguntado por indicaciones me guían con una sonrisa. La mayoría no habla inglés así que a veces me ayudan al punto de acompañarme para dirigirme por el camino correcto. Es sorprendente. A diferencia de las grandes ciudades de occidente como Nueva York, Londres o Berlín, donde a la gente parece no importarle en lo absoluto el otro y es como si vieran el ayudar como una debilidad. Lo curioso es que, en nuestra zona del mundo, con mayoría católica, donde una de las principales bases es ayudar al prójimo, a nadie le interesas. Lo peor es que muchos admiran eso de las grandes ciudades. A mí me parece un símbolo de debilidad e inseguridad. 

En el vuelo de venida tuve una parada en Munich. Estaba perdido y cuando encontré mi puerta de embarque me acerqué al counter y le pregunté al encargado si estaba en el lugar correcto. No me contestó. Le volví a preguntar y me respondió: Sí, acaso no ves la pantalla arriba. Me dio tanta cólera que le respondí: Acaso tanto te cuesta abrir la boca para hablar. Después me calmé y me fui a sentar porque en los aeropuertos nunca se sabe. Igual pensaba, mientras lo miraba feo, que ojalá algún día vaya a Perú y le roben. Sí, soy un poco rencoroso.  No es la primera vez que me tratan mal en ese país y una vez me arrestaron, pero esa es otra historia. El punto es que, en contraste con el trato de ese alemán barbudo y desagradable, en Tokio, y me imagino que en todo Japón, el tacto y respeto de las personas está a otro nivel. Ante esto lo mejor que se puede hacer es responder con el mismo respeto y seguir sus reglas, que tienen toda la coherencia existente para que las cosas funcionen y nadie se vea afectado. 

Como mencioné, la cantidad de información que he recibido es tanta que voy a tener que omitir o dejar situaciones para contar después. Una de las cosas que más me impactó es la limpieza. Todo está impecable. Por curiosidad entre a uno de los baños en una estación de metro y, también, estaba totalmente limpio. Esto no se debe a que hay una limpieza constante, sino que culturalmente, la higiene personal y el no contaminar esta incrustado en la sociedad. Si alguien tiene basura, la guarda en su bolsillo o mochila hasta encontrar un tacho de basura. Para esto hay un tacho para cada tipo de basura ya que el reciclaje es de suma importancia acá. También, está prohibido fumar en la vía pública y hay zonas de fumadores por todos lados. La cultura de limpieza no se limita a la contaminación física, por ejemplo, en los trenes del metro no se puede hablar por teléfono o ver videos con volumen para no molestar a los demás. El uso de mascarillas acá no tiene nada que ver con el covid, sino con la consideración hacia los demás. Si alguien esta ligeramente resfriado o presenta pocos síntomas, las utilizan para evitar esparcir un posible virus que contagie a los demás.

Este comportamiento para la limpieza no es gratuito. En el colegio, desde primaria hasta secundaria, limpiar es parte del horario escolar. En el hogar, cada uno limpia lo que ensucia y, por ejemplo, dejan su calzado en la puerta para mantener el piso pulcro. Todo esto se remonta a la introducción del budismo zen que considera a las tareas diarias como limpiar y cocinar como ejercicios espirituales, tan importantes como la meditación. Es por esto que cuando llegaron los europeos hace siglos los lugareños se veían horrorizados con la falta de cuidado de los forasteros. Incluso antes del budismo, las raíces sintoístas tienen como núcleo la limpieza. El término kegare alude a la impureza y suciedad que puede afectar a la sociedad completa, por eso existen múltiples ritos de purificación para protegerse. Hay costumbres descabelladas para nosotros como llevar carros a santuarios sintoístas para ser purificados por sacerdotes.

Dejando atrás la admirable característica de la puridad, otra gran sorpresa fue el funcionamiento excelente de su sistema de transporte público. Al comienzo es difícil porque no se entiende el idioma y las estaciones son multitudinarias, pero es fácil acostumbrarse ya que todo está señalizado a la perfección. Todas las líneas están traducidas a letras, colores y números; de esta manera, en un solo día ya puedes moverte cómodamente por toda la ciudad. Incluso en las horas pico que los metros se rebasan de personas y los vagones parecen que van a explotar, incluso en esas condiciones se mantiene el respeto. He visto a niños y niñas pequeñas moverse solas por las estaciones sin miedo y tranquilos. Tokio es la ciudad más poblada del mundo con 37 millones de habitantes solo en el área metropolitana y la red de metro es la más extensa existente, cuenta con 290 estaciones. Para darse una idea, en Manhattan cuentan con 147 estaciones. 

Es admirable cómo en esta ciudad donde la modernidad supera los estándares mundiales aún se mantienen intactas las costumbres milenarias. Un ejemplo que presencié fue en el templo Senso Ji. Entre rascacielos, en el distrito de Asakusa, está uno de los templos más importantes. Es precioso. Te quedas hipnotizado con las edificaciones rojas y las estatuas de la puerta Kaminarimon que te da acceso al templo. No solo eso, mientras paseas es común encontrarte con pequeños santuarios que están distribuidos a lo largo de toda la ciudad. En esta enorme ciudad es normal encontrar estos lugares de reverencia y devoción. Existen estatuas que rinden honor a personajes o hechos dignos de admiración. En el distrito de Shibuya, fui a pasear y encontré el famoso cruce peatonal conocido por la cantidad de personas que lo usan. Se calcula que en un solo cruce pueden haber más de 3 mil personas a la vez. En el 2012 un estudio estimó que por semana entre 1.5 y 2 millones de personas cruzaban por ahí. Ahora debe ser más. A un costado de todo este alboroto se encuentra la estatua del famoso perro akita, Hachiko. Un símbolo de lealtad en Japón, no contaré su historia para quienes no han visto la película y porque solo de pensarla se me llenan los ojos de lágrimas al ser un amante de los perros. 

Estas son solo las primeras impresiones que he tenido de Tokio. Solo bastaron 3 días para enamorarme de esta ciudad, podría vivir tranquilamente acá. Vale la pena mencionar que es el primer lugar en el que he estado donde no he extrañado la comida peruana, la comida japonesa es deliciosa. No he hablado del palacio imperial, de los parques repletos de árboles de sákura, varios santuarios y templos que he visitado, museos y vida nocturna. Esta es una introducción a las crónicas por venir. Simplemente me parecía necesario contar estas experiencias y aprendizajes que incluso me hacen pensar que occidente fue mal construido. Aun me quedan 5 días en esta ciudad y un mes y medio en el país. Sin lugar a duda, la persona que salió de Perú y la que regresará van a ser diferentes. En poco tiempo me he dado cuenta de lo equivocado que he estado sobre ciertos aspectos de la vida y la espiritualidad. La única conclusión segura que tengo es que regresaré y más de una vez. Teniendo como meta aprender el idioma en los siguientes años. 

Tags:

kegare, Tokio

Diez horas a Munich, 2 horas de espera y 12 horas a Tokio. Un día entero de viaje. Por la diferencia horaria salgo el primero de abril y llego el tercero. He tenido viajes largos, pero ninguno como éste. Y las dudas que surgen antes de viajar se extienden. No conozco el idioma, sólo contar hasta 10 por mis clases de karate cuando era chico. No conozco a nadie que viva ahí. Solo sé un poco de su historia, debido a que los animes despertaron mi interés por este país desde pequeño. No puedo evitar sonreír en vísperas de esta nueva aventura de mes y medio. Tal vez más, uno nunca sabe. Mi única preparación ha sido un mes de Duolingo y un par de libros sobre el país. Nihon es su verdadero nombre, significa Tierra del sol naciente. Japón.

Todos los niños saben que es un samurái, por lo menos cuando yo lo era todos lo sabíamos. Jugábamos a ser ellos. Claramente, desconocíamos toda la historia y el derramamiento de sangre producido por estos guerreros. Sin embargo, tienen alguna característica peculiar que los convierte en una clase de super héroe. Puede ser el honor que envuelve sus leyendas o su perspectiva de la muerte. Los percibimos como un ejemplo a seguir. Un camino de rectitud, lealtad y una filosofía de guerra que vuelve sus espadas en la propia alma de quien la porta. Son ideas que tientan a cualquiera que le guste divagar en su imaginación. En unos días pisaré esas tierras donde se ha logrado desarrollar una modernidad impresionante sin perder costumbres importantes de su cultura. 

Por más que solemos idealizar lugares y personas de nuestro agrado y no es algo que me parezca sano, me es imposible no hacerlo con este lugar. Mi lado geek, sueña con una épica en busca de las esferas del dragón, mi mente infantil y la reciente muerte de Akira Toriyama guían mis pensamientos a mezclar la realidad con la ficción. Mi deseo final sería ampliar mi visión del mundo, agregarle una perspectiva. Finalmente, eso es lo que sucede normalmente después de un viaje. Obviamente tengo miedo de llegar a este lugar desconocido a un mundo de distancia de mi casa y familia.  Pero existe goce en ese miedo y, con todos los beneficios tecnológicos actuales, nunca estás muy lejos. 

Desde hace unos meses que planeé el viaje y comencé a escribir todas las mañanas haikus, como exploración y práctica literaria. Estos son un tipo de poesía japonesa que se remonta hasta el siglo VIII. Los antiguos samuráis tenían una visión poética y artística de la guerra y el Kenjustsu, arte de la espada, pero no solo limitaban esta perspectiva con la guerra sino a todo. Solían escribir estas poesías cortas y disfrutar del teatro. Octavio Paz, Nobel de literatura, define a los haikus como un: Organismo poético muy complejo. Su misma brevedad obliga al poeta a significar mucho diciendo lo mínimo. Su composición es de tres versos, de 5, 7 y 5 silabas respectivamente. Como los míos son bastante malos les dejo el ejemplo de uno de los más famosos. 

El viejo estanque

Una rana salta

El sonido del agua

Matsuo Basho, 1644

Cuando era chico recuerdo que mi padre había viajado a Japón y cuando regresó nos trajo regalos que no podías ni imaginar conseguir en Perú. Estos juguetes nos entretuvieron durante meses, que es bastante cuando eres niño. Mi papá nos contaba que cuando caminaba se le acercaban varios niños y tocaban su barriga, estaba subido de peso. No sabía por qué. Le preguntó al guía y mientras se reía le contestó que eran bromas porque a Buda le soban la barriga para la suerte. Me pareció graciosísimo y, como estoy ahorita, tal vez me pase lo mismo. A él lo salvaba el pelo, yo ya estoy quedándome calvo así que el parecido tal vez es mayor. Igual no suena mal que me confundan con Buda. En Japón el 62% son agnósticos o ateos, el 31% son budistas y solo el 1% son cristianos. A pesar de la enorme mayoría no creyente, siguen atendiendo a sus costumbres por respeto a su historia. En cuanto al cristianismo, han tenido una historia para nada placentera en el lugar. 

A la par de la llegada de los primeros comerciantes portugueses, en el siglo XIV, principalmente la orden jesuita inició sus famosas misiones. La actitud de los japoneses hacia los forasteros, a los que llamaban Anjin, no era muy buena. A muchos les molestaba que introduzcan nuevas culturas. En 1578 se dio un edicto de persecución contra los cristianos. Al menos 5500 fueron asesinados y un caso de crueldad que quedó marcada en su historia se dio en 1597. 26 cristianos fueron ejecutados, crucificados en la cima de una montaña en Nagasaki, ahora son conocidos como los 26 mártires de Japón. No todo es impecable en su historia. En las guerras con Corea y China también cometieron atrocidades que son recordadas hasta el día de hoy.

La mayor influencia japonesa que he recibido viene de los animes. Muchos de ellos están ambientados en eras japonesas y, al ser una expresión muy propia de ellos, están plagadas de formas de pensar, folclore y valores de su cultura. No solo eso, algunos muestran su perspectiva de occidente. No hay que olvidar que su historia, ramas académicas y filosóficas son distintas desde el inicio de las civilizaciones. Desde el lenguaje, no usan letras y se lee de derecha a izquierda. A nosotros nos parece una locura. Si pensamos solo en el lenguaje ya es una diferencia abismal. Nuestra realidad depende casi directamente del lenguaje, la sintaxis y todos sus ámbitos determinan en gran medida el pensamiento. Es solo una idea, pero me imagino que cada lenguaje desarrolla el cerebro de distintas maneras. Por eso aprender lenguas es como abrir una puerta nueva hacia el conocimiento. A eso voy y espero absorber todo lo que pueda de este mundo totalmente nuevo. Cada estímulo va a ser nuevo. Es una prueba que ya quiero comenzar, tratando de mantener la mente lo más porosa posible. 

En fin, todas estas cosas he estado pensando a pocos días de irme. Llegué a la conclusión de que tengo que ir con la mente en blanco. Sin futuro y sin pasado, solo hoy día. De esta manera siento que aprenderé lo máximo posible. Siempre me costó tener la mente así, pero es hora de probarlo. Ser niño y adulto a la vez. Solía ver los viajes como enfrentamientos a mí mismo, pero en éste quiero verlo como una compañía. Tal vez pueda encontrar sorpresa incluso el ver un pétalo caer. 

Es imposible negar la existencia de actividades, acciones y sucesos que no se pueden explicar por la ciencia y permanecen eternamente en un misterio. Tal vez lo más atractivo y tentativo de la veracidad de esta lógica es que el progreso del conocimiento fáctico y, también, espiritual depende de esta búsqueda sin fin en la que obtener un final epistemológicamente absoluto es imposible. Nunca podremos explicarlo todo, ni en siglos o milenios por venir. En el folclor de muchas culturas se lo atribuyen a espíritus, seres que en algún momento tuvieron vida y no encontraron descanso, incluso, a demonios o maldiciones. Pero qué tan contrastable es eso con la experiencia propia de estas situaciones. Yo no creo en dios, pero si en un desarrollo espiritual personal y por lo tanto acepto su lugar en la realidad. Desde niño me tentó el ocultismo, las historias de terror, la demonología y todo este mundo que se encuentra bajo el telón ante una mirada simple. Tal vez esto nace del lado materno de mi familia que está lleno de vacíos de las que no recibo respuestas para rellenarlos, como si hubiera algo oculto. Después de todo hay que tener cuidado con la macumba como aconsejaría mi abuela Mamamora.

Es extraño escribir respecto de estos temas considerándome a mí mismo alguien sumamente racional, pero a lo largo de mi corta vida he presenciado una que otra experiencia paranormal y presenciar estas anomalías me ayudaron a conectarme conmigo mismo y a reprogramar el sentido que le doy a la cotidianeidad. Al parecer, esto no es algo nuevo en mi familia, como ya mencioné anteriormente, por el lado de mi madre aparentemente sucedieron cosas extrañas.

Hay que tener suerte, pero en los días que mi abuela se pone conversadora puede soltar uno que otro dato. Lo que no hay duda es que el animismo y esoterismo está presente en esas ramas de mi árbol genealógico. Dentro de esto hay anécdotas graciosas y otras de temer. Por momentos, cuando recuerdo las palabras de mi abuela siento que es mentira o que yo mismo lo he inventado, pero aparentemente cuando mi madre y mi tío eran niños, algún sujeto desagradable y malintencionado arrojó dos sapos, al jardín donde vivían, y en sus paladares tenían fotografías de los dos hermanos incrustadas con un alfiler. Suena espantoso y si es verdad, no puedo imaginar el terror de mi abuela. Felizmente es fuerte y conociéndola tomó una que otra medida mística.

Francisco Tafur

Desde hace unos días, debido a mi inminente viaje a Japón, me puse a leer historias y cuentos de terror de la tradición japonesa y me di cuenta de que hay narrativas arquetípicas que se van repitiendo a lo largo de distintas culturas: el caso de la llorona o la muñeca embrujada, etc. Recuerdo cuando leí los tomos completos de Lovecraft y Édgar Allan Poe, y también cuando en mi infancia este tipo de relatos me llenaban de una sensación bastante particular donde se generaba una extraña mezcla de la inocencia, la curiosidad, el miedo y, tal vez, un poco de voluntad de aventura infantil. Lo que llama más mi atención es cómo ahora, ya adulto, ante estas situaciones sigo sintiendo exactamente lo mismo.

Nunca fui de tenerle miedo a lo sobrenatural. De hecho, cuando éramos chicos quien bajaba por agua a la cocina a oscuras era yo y quien se pasaba a mi cama en las noches de películas de horror era mi hermano. Yo sentía cierto goce, me encantaba envolverme en leyendas y mitos que me hacían dudar la realidad fáctica. De chico siempre decía que, si se aparecía algún dios ante mí, algún demonio o lo que sea que demuestre la existencia de un sistema paranormal, dedicaría mi vida a su investigación. A ese punto llegaba mi afán por lo oculto. A veces pienso que ver de niño por casualidad El exorcista y Neon Génesis Evangelion me abrieron, a la fuerza, un poco la mente. Una vez que surge una duda existencial, se multiplica.  

Sólo he escuchado rumores de que mi madre una vez leyendo las cartas en su época universitaria le funcionó tan bien que se asustó y dejó de hacerlo. Mi abuela con sus 89 años ha visto distintos tipos de brujería, según lo que me cuenta y sus creencias. A una tía una vez le pasaron el cuy, una actividad tradicional para absorber malas energías, y cuando lo sobaron en su cabeza el pobre animal murió inmediatamente. Está bastante loca. También mi tío me cuenta que de niño solía ver cosas y que de un momento a otro dejó de verlas porque le incomodaban. Y en cuanto a mí, más de una vez me he despertado con Teresita, la ahijada de mi abuela, ahumando mi cuarto para darle una limpieza espiritual. Así que crecí con esta incógnita platónica. 

Francisco Tafur

Tengo anécdotas de chico que se las atribuyo a la imaginación debido a lo niño que era. Todas las mañanas veía a una bailarina pequeña que daba vueltas en uno de los cubículos de un estante del cuarto. Literal veía a monstruos persiguiéndome, pero todo esto es dudoso debido a que en mis recuerdos también vi a Papá Noel volando en su trineo. La imaginación de un niño es de lo más extraordinario que existe.

Ya un poco más grande me di cuenta de que en la casa, esporádicamente, se escuchaba el piano y el único que sabe tocarlo es mi hermano. A veces, parece que alguien te está llamando y cuando vas a preguntar no es nadie. Durante mi adolescencia aparte de un tarro de leche que se cayó sin razón alguna; lo más cercano al misticismo qué he estado fue cuando jugué la Ouija con unos amigos en tiempos de secundaria. Éramos cinco y jugamos cinco veces, es como una adicción porque te mueres de miedo y una vez acaba la ronda vuelves a poner el dedo sobre el vaso casi sin pensarlo. De las sesiones que tuvimos hay tres de las que puedo pensar que era una broma de mis amigos. Las otras dos que sólo jugué con uno de ellos, el más cercano, donde nos comunicamos aparentemente con una víctima de Sendero Luminoso fue demasiado real y me cuesta sospechar de su falsedad.

En fin, todas estas cosas podrían ser atribuidas a una imaginación infantil. Sin embargo, hace unos años, ya adulto, viví lo que llamo mi mayor aproximación a un ente inexplicable. Tenía 27 años y un día sacando a pasear a Gruñón, mi antiguo jack russel, con un amigo, fue que sucedió. En la oscuridad de la sala, camino a la puerta, nos detuvimos los tres casi por instinto. Yo que estaba por delante frené para dejar pasar una gigantesca sombra deforme, brillante y, a la vez, de una oscuridad profunda, que finalmente nos adelantó. Apenas salí de la casa volteé a preguntarle a mi amigo y antes de formular la oración, él me mira y me pregunta ¿qué fue eso? Dentro de todo, la experiencia fue positiva: no hubo miedo, no hubo conflicto y fue todo bastante armónico, pero me quedé pensando unas semanas en lo vivido y en buscarle explicación. Lo cual fue imposible.

Francisco Tafur

No es necesario entender todo y sobre todo es peligroso obsesionarte con intentar hacerlo. Probablemente sea una de las peores obsesiones. El simple hecho de ser humanos con una programación orgánica determinada nos hace estar limitados tanto por el lenguaje como por sentidos físicos. Debido a esto siempre van a existir fenómenos paranormales. El no poder entender todo es parte de nuestra naturaleza. Recomiendo explorar un poco este tipo de cosas, pero no es nada necesario. Depende de cada uno si se divierte con eso o no. A mí me parece divertido y me gustaría volver a vivir situaciones similares. Tal vez, algún día me anime a jugar la Ouija de nuevo, pero que mi abuela no se entere.  

Tags:

brujería, cartas astrales, crónica, demonología

«¡Hay que trabajar, hay que aprender, hay que comer, hay que descansar y hay que jugar!» Esas fueron las enseñanzas que el maestro tortuga, el inmortal y pervertido Roshi les enseñó a sus estudiantes Goku y Krillin con más de 300 años. Dragon Ball y Dragon Ball z las creaciones originales del famoso mangaka (quien escribe mangas), Akira Toriyama estaban llenos de este tipo de misterios y lecciones que nos van a acompañar, probablemente, toda la vida a quienes crecimos junto a sus personajes. 

Francisco Tafur

El primero de marzo de este año, murió el sensei Akira Toriyama y como es costumbre en la tradición japonesa, el funeral se mantuvo privado una semana para, después de eso, recién anunciarlo al público. Lamentablemente, en este mundo no existen las esferas para revivirlo. Murió a los 68 años y dejó uno de los legados más grandes en todo el ámbito de la ficción. Todo el mundo del anime se puso de luto y famosos creadores de otros mangas le rindieron homenaje, he visto más de 20 videos en honor al gran Akira. Es necesario explicar un poco su relevancia para quienes no pertenecen al mundo otaku.  

El anime tiene distintos tipos y el más expandido y vendido es el Shonen. La traducción de la palabra es «joven» y, como indica el nombre, se trata de animes juveniles cuyo enfoque se da en la amistad, peleas y un buen personaje carismático, glotón y un poco tonto que da todo por proteger a quienes quiere. Es fundamental para este tipo de anime. La existencia de Dragon Ball influyó en casi todos los animes que vinieron después y ahí recae parte de su gran importancia. Ni Naruto, One Piece, Bleach, Pokemon, y otros nombres reconocidos hubieran existido sin la aventura de Goku, que tuvo su primera publicación en 1985. Todos los protagonistas de estos animes tienen algo de él. Sus ganas de pelear, su hambre insaciable, su sonrisa ante todo, pelos raros, aumento de poder, entrenamiento duro, un sueño y una mirada poco seria de la vida que les permite desarrollarse plenamente. 

El boom de esta serie fue tan grande que se ven fanáticos en todas partes del mundo. En Perú basta con estar en el tráfico unos minutos para ver varios carros con stickers del programa. Cuando nací ya transmitían la primera parte, con un Goku gordito y enemigos que se limitaban a la Tierra, en los canales nacionales. Lo comenzamos a ver de muy niños y el ejemplo del experto en artes marciales se incrustó en nuestras personalidades. Siempre acompañados por el ejemplo de superación, diversión y una particular visión de la amistad. Todos queríamos ser como aquel extraterrestre con peinado loco que entrenaba sin parar y con la capacidad de admirar incluso a enemigos. Acá les dejo algunas frases suyas para comprender su personalidad. 

«Puede que haya perdido todo, pero jamás dejaré de pelear por lo que creo»

«El poder viene de una necesidad, no un deseo. Tienes que crear esa necesidad»

«Eres un ser increíble, diste lo mejor de ti y por eso te admiro. Pasaste por varias transformaciones, fuiste tan poderoso que todos nosotros te odiamos»

«Vas a tener batallas duras y habrá dolor, pero eres un verdadero guerrero, así que levántate. Pelea y gana»

Francisco Tafur

Queríamos parecernos a él. Incontables veces intenté, junto con mi hermano, concentrar la mayor cantidad de ki, energía vital, para poder hacer un Kamehameha, el poder más icónico de la serie que toma el nombre de una calle en Hawái. Akira Toriyama adoraba poner nombres raros y divertirse junto a su audiencia. Intenté aún más veces convertirme en super saiyajin, la transformación de Goku cuando lograba liberar todo el poder de su raza extraterrestre al usar la furia y emociones fuertes como alimento. Su primera transformación es considerada una de las mejores escenas animadas de la historia. Era imposible no enamorarse de su personalidad y tomarlo como ejemplo a seguir, su voluntad inquebrantable motivaba y sigue motivando a niños y niñas de todo el mundo que luchan por sus sueños. No hay disparates cuando se habla de sueños. 

Hace no mucho leí la noticia de un niño que sobrevivió el ataque de 400 abejas africanizadas por la voluntad de Vegeta, el príncipe de los saiyajin. Andrew Kunz, el niño, declaró que solo tuvo que canalizar todo su ki para soportar el ataque crítico. Cuando se presentó a una reportera le dijo: «Soy Andrew, pero puedes llamarme Vegeta «. Cuando vi la noticia me emocioné y sonreí pensando que no existe edad para el heroísmo y que el poder de la ficción es inconmensurable, al punto que trazar una línea divisoria con la realidad a veces se me hace difícil. Al igual que ese niño yo también sigo pensando, ante situaciones difíciles: ¿Qué haría Goku? ¿Qué haría Vegeta? ¿Qué haría Piccoro?

Francisco Tafur

Recuerdo claramente cuando en secundaria, primero o segundo, me dieron un informe de notas en el que había jalado 3 cursos. En ese momento me invadió la pregunta y me eché a reír a carcajadas mientras el profesor me veía con decepción. Desde ese momento las notas ya me parecían nimiedades y estaban alejadas de lo que considero mi sueño. Decidí conscientemente actuar como lo hubiera hecho Goku. Se presentó un problema, que para el pequeño terreno que es el colegio, era de gravedad. Tal vez querían que muestre arrepentimiento o haga promesas vacías, no era lo mío. Había solución y ante adversidades es mejor solucionarlo con una sonrisa que entrar en un torbellino de culpa y preocupación. A esa edad mi obsesión con el personaje era tan grande que mi peor pesadilla fue ser él, pero no poder volar ni tener poderes. Probablemente era yo mismo diciéndome que tengo que superarme yo mismo y usarlo a él como ejemplo, no que soy él literalmente. 

«Sentí que trabajar en una oficina desde la madrugada era imposible para mí. De todos modos, quería liberarme de ese estilo de vida lo antes posible. Quería tomármelo con calma «

«Estoy volando por el asiento de mis pantalones, sin pensar en lo que está por venir»

Akira Toriyama

Esa era la manera de ser de Akira Toriyama y lo transmitió perfectamente en su historia descabellada que mantenía a todo ser pegado frente al televisor por horas. Siempre después de volver del colegio, ponía los DvDs de la serie y las veía hasta el anochecer. Una vez que terminaba toda la historia, volvía a poner el primero de los discos para comenzarlo de nuevo. Fue por mucho tiempo mi refugio infantil y me ayudó a forjar una personalidad con la voluntad de ayudar a quienes no pueden solos, aunque nadie lo puede, y de admirar distintos tipos de fortalezas. Gracias a eso tuve una infancia rodeada de amigos y cariño por todos lados. 

Akira Toriyama ha muerto pero su historia se mantendrá viva en nuestras actitudes y comportamientos. Goku vivirá eternamente en la mente de los niños y niñas que lo vean. Siempre recuerden sonreír ante el fracaso y caídas que con calma siempre es posible levantarse. Parte de sus enseñanzas principales es la de nunca rendirnos por más difícil que se ponga la situación, encuentra un sueño, aférrate a el y por mas que el mundo te dé la contra sigue para adelante con los puños. Muchas gracias, Akira Toriyama, ahora es nuestro turno de cuidar de los guerreros Z.

Francisco Tafur

 

Tags:

Akira Toriyama, Goku, Kamehameha

Durante el vuelo de tres horas hacia Colombia pensaba en García Márquez, Botero, Shakira y en los futbolistas de enorme calidad que tiene y ha tenido a lo largo de su historia. Dejé de lado, inocentemente, los estereotipos típicos que ahora rondan alrededor de este país. Siempre he tenido una mirada particular respecto a los estereotipos. Si bien llevan a conclusiones aceleradas y alimentan prejuicios, es verdad que a veces pueden servir de atajos. Pero es peligroso pensar que detrás de ellos se encuentra una verdad o conocimiento fáctico. En fin, me llevé varias sorpresas en mi visita a Bogotá y no todas buenas por más linda que es esa ciudad. 

Viajé con un amigo y después de cruzar migraciones, donde creyeron que mi DNI era falso, comenzaron los hechos de naturaleza extraña y turbia. Lo que hayan tenido dudas de mi DNI lo entiendo, aún tengo el antiguo, azul, que parece una lámina hecha en Polvos Azules y que falsificarlo no debe ser muy difícil. Salimos rápidamente y afuera un taxista nos llamó. Nos acercamos y decidimos ir con él a nuestro hospedaje. 

—Conmigo pueden conseguir de todo —nos dijo mientras nos acercábamos al estacionamiento.

—¿Todo? —le pregunté pensando que estaba bromeando.

—Cocaína, marihuana, mujeres, lo que quieran —siguió.

—La coca peruana es mejor —le digo riéndome, siguiéndole lo que pensé que era un juego.

Llegamos al estacionamiento, dentro del aeropuerto, y ahí mismo nos enseñó la marihuana que nos quería vender. Parecía mentira. No podía creer que ni siquiera habíamos salido del aeropuerto y ya pasaban ese tipo de cosas, en el momento me causó entre gracia y confusión. Dijimos que no y nos subimos a una van maltrecha donde nos esperaba un taxista de pelo largo. El otro sólo dirigía a los turistas a los carros. Subimos porque estábamos apurados por conocer la ciudad. Durante el camino el taxista se prendió un troncho gigante que duró todo el viaje. No era muy lejos, pero es la ciudad con más tráfico que he conocido, después de Lima, así que tomó un tiempo. No tengo nada en contra de fumar marihuana ni que la gente consuma lo que quiera, pero sí me sorprendió la facilidad para acceder a eso. Repito, no habíamos ni llegado al hospedaje. 

Después de llegar y dejando atrás ese momento extraño de bienvenida fuimos al centro de la ciudad. Bogotá es hermosa, está rodeada de montañas boscosas a la vista, calles en relieve, restaurantes y cafés agradables y la gente bastante buena onda con los turistas. Lo primero que hicimos fue ir al Museo Botero, que para mí es el mejor museo de arte que he ido en Latinoamérica. Fernando Botero fue uno de los más reconocidos pintores del continente, murió el año pasado en setiembre, dejando como legado su inmensa obra y también su colección privada. Caminamos entre sus famosos cuadros de retratos y objetos con la particularidad de que todos son regordetes. También varias de sus esculturas de cobre se encontraban ahí. En el segundo piso de esta casona, que se encuentra en el barrio de La Candelaria, había obras de artistas reconocidos de todo el mundo. Encuentras a Picasso, Klimt, Kokoshka, Matisse, Degas, Miró, Chagall, Dalí, Francis Bacon, Lucien Freud y otros nombres que desconocía. 

Francisco Tafur

Luego de almorzar una bandeja paisa, plato típico de Colombia, que personalmente no me gustó, fuimos al museo de oro. Como siempre digo, nosotros los peruanos tenemos una maldición gastronómica porque estamos acostumbrados a comer rico en casa y en la calle, entonces cuando viajamos es difícil sorprendernos con sabor. Otra muestra impresionante. Artesanías prehispánicas y preincas, todas de oro. Y la museografía es excelente. Ya quisiéramos tener en Lima ese nivel de museos, sin contar el museo Larco que cuenta con una puesta de alta calidad. 

Regresamos y nos quedamos tranquilos porque al día siguiente teníamos una excursión a las 8 de la mañana. En la esquina había una tienda Oxxo y fuimos a comprar coca colas y chocolates para ver algo antes de dormir. En solo esa cuadra había como 5 sex shops y en los pocos pasos que dimos nos persiguieron cuatro tipos desagradables que ofrecían prostitutas. Tuvimos que ahuyentarlos prácticamente a gritos porque su nivel de insistencia era incomoda. Felizmente, ya no soy el joven explosivo que era, sino quién sabe cómo hubiera acabado. Un hombre gigante y gordo en terno abrió una puerta invitándonos a entrar a lo que asumo era un prostíbulo clandestino. No hicimos caso y seguimos de largo. Es una ciudad preciosa que en las noches se embarra de un hedonismo turbio. Mi opinión sobre la prostitución no es positiva, nunca he participado de esa actividad y me parece que cuando la gente lo hace aporta, indirectamente, a un mundo oculto a la vista. Donde mafias, trata de personas y maltrato a la mujer son algo cotidiano. Por eso recomiendo pensar un poco antes de vincularse a este tipo de prácticas. Somos humanos justamente porque podemos ir en contra de tentaciones naturales que arruinarían lo que conocemos como sociedad. 

Francisco Tafur

Al día siguiente partimos, en un camino de poco más de una hora, hacia Zipaquirá donde se encuentra la Catedral de la Sal ubicada en lo que una vez fue una mina. Una vez detenida la actividad minera se organizó un concurso de arquitectura para ejecutar una obra en el lugar. El proyecto del arquitecto bogotano Roswell Garavito salió escogido y ahora es considerada como uno de los mayores logros arquitectónicos de la historia colombiana. El recorrido simula el viacrucis, el camino de Cristo cargando la cruz hasta ser crucificado. 

Yo no soy religioso, pero la imponente arquitectura del lugar te llena de energía inmersiva. Parece que estás adentrándote a un terreno divino. Al no ser cristiano, las cruces para mí son un símbolo más del montón así que lo vi como una aventura similar a la de un videojuego. A cada paso vas descendiendo cada vez más por la mina, hay altares con cruces de piedra, sal y mármol, que representan los momentos más icónicos del acontecimiento bíblico. Yo sentía que estaba en una mazmorra superando etapas hasta llegar al escenario final. Me imaginaba en una épica digna del Señor de los Anillos. La iluminación del lugar es precisa y cada parada parece sacada de un cuento. Al finalizar te encuentras con una rampa que se dirige a la catedral. Una enorme cruz de 16 metros de alto se encuentra en el altar, va cambiando de color por la iluminación. Las iglesias tienen un poder especial para hacerte sentir diminuto, pero en ésta si eres reducido a nada. Veas por donde veas, entiendes que no eres más que un pequeño ser vivo rodeado de estructuras inmensas y que si tuvieras la necesidad de escapar de ellas no habría nada que hacer. 

De regreso, paramos en el icónico restaurante Andrés Carne de Res. El restaurante es una locura, hay bicicletas, objetos antiguos, carteles, de todo, colgado del techo. Comimos unas carnes a la pimienta rodeados de meseras que hacían shows para entretener a los clientes. Música, comida y diversión combinado en dosis perfectas. El taxista que nos llevó nos comentó que lo que ahora es un gran emporio gastronómico comenzó siendo un ranchito alquilado que vendía ternera a unos pocos clientes esporádicos. Otro dato que me pareció que habla bastante de la calidad de Andrés Jaramillo, dueño del lugar, es que para trabajar en ese lugar tienes que ser estudiante universitario y es así por la intención de ayudar a los jóvenes que necesitan trabajos para mantener sus estudios. Me causó simpatía y ganas de entrevistar al señor Andrés. Llegamos nuevamente a la ciudad de Bogotá como a las cinco de la tarde agotados, pero increíblemente satisfechos por la excursión. 

Francisco Tafur

El ultimo día, fuimos en la mañana, antes de nuestro vuelo a Cartagena de Indias, al cerro Monserrate. Aplazamos nuestra visita hasta el lunes porque nos comentaron que el fin de semana era un tumulto de personas y que la experiencia no se llega a disfrutar del todo. También tuvimos la suerte que justo ese día no estaba nublado. Se sube por un funicular hasta la cima de la montaña y arriba hay un mirador, al costado de una iglesia, en el que puedes quedarte horas sólo viendo el paisaje. Puedes ver casi toda la ciudad y cómo se pierde entre las montañas que la rodean. A diferencia de nuestra sierra que suele ser de montañas rocosas, acá hay árboles por todos lados. Por momentos me confundía y sentía que estaba en una zona de selva en lugar de sierra. Paseamos por un mercado que también se encuentra en la cima y finalizamos nuestras actividades en esta ciudad. 

Francisco Tafur

Siempre había querido conocer Bogotá y me queda en deuda sólo un lugar que es la laguna de Guatavita. El tiempo no me permitió conocer este lugar donde la leyenda cuenta que un antiguo Cacique tiró un montón de oro para protegerlo de los españoles. Según la leyenda todo aquel que intente sacarlo es víctima de una maldición. Definitivamente, ya volveré algún día para terminar de conocer la ciudad y otros lugares de Colombia que no conocí, como Medellín. Nos tuvimos que despedir de la ciudad para ir a nuestro siguiente destino colombiano que fue Cartagena de Indias.  

Tags:

Bogotá, Medellin

Todas las grandes ciudades están compuestas por micro cosmovisiones y grupos con sentido de pertenencia hacia ellas. Hay cientos de planos en el mundo urbano y muchos de ellos cuentan con particularidades que llaman la atención. En esta enorme plataforma de cemento, Lima, se alberga un sinfín de nichos, gremios y comunidades con pactos y contratos sin papeleo, pero tal vez más potentes que la legalidad. Evidentemente, algunos son de niveles conservadores sectarios. La idea es que hay de todo. Los skaters le dieron uso al cemento de Lima y se creó todo un concepto y estereotipo del mundo alrededor de ellos. Yo siempre lo vi como un anarquismo sobre ruedas. Se les asocia con el punk y con un límite bastante flexible hacia la ley. No sé por qué, pero eso es de mi agrado.

Toda mi generación creció viendo a Tony Hawk y su imagen impecable. El creador del truco 900 grados en rampa se volvió una leyenda del deporte, de esos que lo conocen hasta las abuelas y gente que no está al tanto de esa práctica. Esporádicamente aparecen estos personajes. Nosotros crecimos jugando TONY HAWK PRO SKATER, uno y dos. El boom era tan grande que esos videojuegos son considerados joyas de las consolas. Nos juntábamos entre varios amigos y pasábamos toda la tarde y noche pegados al televisor, divirtiéndonos con el juego de skate del Playstation 1

El ahora deporte olímpico, donde Ángelo Caro representó al Perú y quedó quinto puesto del mundo, comenzó a verse por las calles limeñas desde los 70s, las tablas tenían otra forma y se practicaba básicamente en rampas. Es después que la modalidad STREET, callejera, fue ganándole terreno al VERT, rampa.  Lo que antes eran juguetes de niño se volvieron la herramienta de rebeldía más significativa para este grupo disidente. Los que se deslizan entre las rutas que adoptaron el slogan mundial de SKATE OR DIE, patineta o muerte; eso nos ayuda a entender el estilo. Para conocer la historia de este deporte recomiendo la estupenda película Lords ofDogtown que cuenta con actuaciones, elenco y banda sonora precisa y de alta calidad.

De chico me aventuré a aprender a montar, primero con amigos y luego en el Skatepark de Miraflores que estuvo en riesgo de ser clausurado absurdamente hace unas semanas. Tonterías de la alcaldía de Miraflores. Otro lugar miraflorino donde se desarrolla esta sociedad suburbana es en Larcomar, tiene lugares para montar y lo usan como punto de encuentro. De chico me asustaba un poco ya que ves de todo. Drogas, gente excéntrica, alcohol y una hermandad bastante conmovedora, llega a ser tierna, ahora que lo veo en retrospectiva. Diría que la peligrosidad es solo cuestión del prejuicio sobre la moda que utilizan: loca, llamativa, ruda y atractiva. De algo que estoy seguro es que gente rechazada por su rareza, género y etnia se siente cómodo en este lugar. Dentro de sus reglas no escritas se encuentra la inclusión.

Regresando a mi experiencia, era pésimo. Podía trasladarme en la tabla con tranquilidad, pero saltar gradas me daba pánico y los trucos que intentaba siempre terminaban en caídas. Recuerden que es sobre cemento. Mi corta vida de skater terminó cuando intentando hacer una pirueta sobre una grada me fracturé el pie. Tresmeses con yeso. Gané amigos duraderos que pertenecen a este ambiente con los cuales hablaré.

Me reuní con Renato Silva, Gino Schettini y Salvador Canales: el Bomber Maniac y el Full Loco son sus apodos respectivamente; Gino es solo Gino. Me cuentan entre cervezas que en la calle los llaman por sus apodos como si hubieran sido bautizados por esta comunidad underground. Son destacados ejemplares del deporte y conocen ese mundo a profundidad, ya que montan desde la adolescencia temprana.

Apenas entraron a mi casa me di cuenta de su calidad como personas solo por cómo trataron a mis perros, parecían volverse niños junto a los canes y uno de ellos es un pitbull de 55 kilos. Me generó gracia verlos jugar con los animales. De un momento a otro alguien prendió un troncho de marihuana y comenzó a rotar. Comenzamos a hablar sobre quien era goofy y quien regular, el primero significa que montas con el pie derecho adelante y el segundo, al revés.

Francisco Tafur

Nos abrimos otra ronda cervezas, prendimos unos cigarros y les pregunté sobre qué sentían al montar, cuando ya estaban subidos sobre las 4 ruedas.

Personalmente es como una especie de desfogue, te olvidas totalmente de todo, como si entraras a otro mundo. comenta Bomber, quien era el único que tomaba agua.

Gino respondió algo similar, pero referido a los trucos. Para explicar, en la modalidad de skate callejero: encuentran un lugar, sean gradas o tubos e intentan un truco sobre eso. Los intentos pueden durar días o semanas. Salvador hizo referencia al estado de ánimo, mencionó, luego de unos sorbos de chela, que si no se encuentra en un buen estado anímico afecta su desempeño. Todos coincidieron que cuando los trucos salen se siente éxtasis, una sensación de euforia excesiva.

¿Qué opinan de la asociación del deporte con el malvivir, drogas y malas juntas? pregunté antes que me llegue la antorcha que habían armado

Lamentablemente, se asocia a la industria con eso y no es gratuito. De hecho, ha ido empeorando. Antes ibas a Larcomar y aprendías de los mayores. Ahora aprovechan de que el skating es cool y puedes llegar a ver a gente drogándose o chupando frente a niños. En realidad, no me opongo a que se pueda tomar en espacios públicos, pero una de las peores cosas es que no limpian y eso genera una mala imagen. Fuman con la pana y alimentan ese prejuicio. Nosotros lo vemos como diversión o un momento de paz, pero hay otros que lo ven simplemente como un accesorio para llamar la atención y desmedirse,respondió Salvador o el Full, que ya iba por el cuarto cigarro. De tabaco vale añadir.

Francisco TafurFoto: Francisco Chavez

Yo ya un poco movido por las cervezas quería entrar en temas más incendiarios: ¿Cómo es la relación con los policías o autoridad?

Es picante, de vez en cuando se ven enfrentamientos. En pandemia fue peor. No solo porque no podíamos salir a montar sino porque la autoridad se ponía más dura, una vez que permitieron ciertas actividades. Yo vivo por la FAP y me daba miedo ir a montar por los militares. Hay situaciones en las que el serenazgo o policía se acercan pedantes y de mala gana y se genera conflicto. Pero no es el caso de todos los policías. Te ven raro y te tratan diferente según como te ves. A mi antes me trataban feo y ahora que me auspician tengo nuevas zapatillas y nueva ropa, no me dicen nada. Como es un deporte que no discrimina clase social ni nada, me molesta esa actitud. Puede entrar quien le dé la chucha gana. Entonces sí se ve discriminación de parte de la autoridad. Igual existe una especie de pacto no legal que normalmente se respeta. Pero me sigue pareciendo injusto -resalta Renato, que se mantuvo riendo toda la conversación.

¿Qué hay del deporte femenino?

En el mundo está aumentando y cada vez se ve a más chicas y niñas montando, pero hay una percepción de estancamiento. Pero en general el terreno está mucho más lleno de distintos géneros que antes y eso es bueno.  Otro aspecto positivo es que los skaters antiguos suelen ser amigables y apoyan a los menores, incluso los cuidan agrega Gino.

La conversación derivó en que es importante diferenciar entre el deporte olímpico y el Street. Es totalmente distinto. Angelo Caro ya es considerado leyenda por su posición mundial y por quedar 5to puesto en las olimpiadas de Tokyo. En el skating olímpico se estandarizan los trucos para darle un puntaje, en la calle simplemente haces lo que te provoca y puedes, no hay reglas y eso es el principal atractivo de esta modalidad.

Es una cultura de rebeldía definitivamente, somos un grupo que se unió por no pertenecer al sistema. No tenemos una posición política predominante. Hay de todo y no importa tu postura política. Al no haber reglas, el ambiente se suele envolver en un clima antisistema, eso es definitivo- Yo sonreía hacia adentro ante esas palabras porque me dan gusto estas anti-doctrinas

Francisco Tafur

Después de esta larga y divertida charla sobre skate y más, me quedo con esto que Salvador, Gino y Renato, que es auspiciado por Volcom y Nike, me compartieron: es un deporte peligroso, cuando te toca, te toca, puedes tirarte 17 gradas y no te pasa nada. A un amigo se le rompió el brazo y la costilla solo por atracarse con una piedrita. Pero eso también es parte de, sabemos en lo que nos metemos. Nuestra necesidad de botar la rabia y alimentar la furia con este deporte vale cualquier accidente. Es cuestión de dominar a La Bestia. Todos la tenemos dentro y es de doble filo, pero cuando la dominas entras en un estado de Flow en el que todo sale bien. Parafraseo lo que dijeron entre todos.

Al día siguiente, pasé por el skatepark y me quedéviendo un rato. Había niñas y niños aprendiendo, adolescentes rebeldes, adultos con mala pinta y uno que otro padre viendo a sus hijos. Fue encantador y creo que es un deporte que merece recibir más la atención, después de todo somos un país con talento femenino y masculino.  Una vez más me sumergí en una dimensión suburbana que te llena de mundo.

Llevo más de un año escribiendo crónicas semanales y me ha enfermado de curiosidad. No sé si le pase a los demás que relatan sobre momentos y vivencias, pero sueño con acontecimientos del pasado. Una tentación platónica porque a pesar de ser experiencias antiguas, incluso, recuerdos que no presencie, y estos están difuminados. Sin embargo, existe un hambre de expresarlas sobre el papel. Me cuesta elaborar un texto abarcador de algo que no fue vivido para escribirlo. Imagino que la experiencia cambia si tienes el objetivo de describirla. Tengo una lista enorme, pero comentaré las más aproximadas y en las que hubiera gozado soltar la pluma sobre ellas. También, me arrimaré en el tiempo, de lo contrario escribiría sobre los viajes de Marco Polo o de recorrer el Tahuantinsuyo en su máximo esplendor.

Ronaldo Luis Nazario De Lima. El mejor goleador de la historia, en un Brasil y Real Madrid que hacía temblar a quien se le opusiese, llegaba a Lima por una entrevista que le iba a hacer Magaly Medina en su show. Todas sus camisetas, los famosos chimpunes Mercurial que usaba, por la que surgió la marca R9, revistas y posters; lo tenía todo. Era mi ídolo y sigue siendo mi favorito. Fue un boom en Lima, todo el mundo estaba al tanto de su llegada. Mi padre consiguió unos pases para poder tomarnos fotos con él donde se hospedaba. 

Fue uno de los mejores días que he tenido. Hicimos una cola enorme junto a otros niños hasta que llegamos a él. Mis ojos brillaban. Me sorprendió su altura, era imponente. Nos acercamos con la camiseta 9 de Brasil, coge mi hombro y nos toman la foto. Tímidamente, le pedí que me firme la camiseta. Apoyo su cabeza en mi espalda y la firmó. La felicidad me duró semanas, la frente del fenómeno, como se le conoce, había tocado mi espalda. Enmarcamos la foto junto con la camiseta, cuando la vi me llevé una horrible decepción de mi infancia. Un niño de otra familia se había unido a nuestra foto. No sabía ni quién era. Mi foto con Ronaldo fracasó. Eso no fue la peor, la busqué hace unos meses y resulta que la botaron porque estaba vieja, fue terrible. Igual nada superaba haberlo conocido. 

Me hubiera encantado retratar ese momento y registrarlo de manera inmediata, tal vez perdería la magia infantil, pero quién sabe. Otra experiencia con la que se demuestra mi admiración hacia él fue cuando en el estadio, durante un Perú vs Brasil, todo el público le gritaba “cachudo o “gordo”. Yo no quería que él crea que lo estaba insultando, la imaginación de un niño es sorprendente. Me sentía identificado con él porque yo también andaba subido de peso y me quedo con una anécdota suya y Ancelotti, uno de los mejores DT de la historia: El director técnico lo criticaba por haber llegado al club con más de 100 kilos y el astro respondió: —Si quieres goles méteme, si quieres que corra, no. Durante el partido hizo dos. 

Francisco Tafur

Mi padre es periodista desde siempre y de vez en cuando lo visitaba a su trabajo. El ambiente laboral que vi era apresurado, desordenado y con el sonido de tecleos constantes. Recuerdo cuando era chico y mi viejo decía que tenía que escribir su columna, ya de noche, no entendía. Pensaba que tenía algo que ver con su columna ósea. También, cuando me pedía que le lleve el fax. Rarísimo. Según lo que me ha contado, el ambiente era brutal y agresivo. Lo visité cuando trabajaba en Expreso y recuerdo el papeleo infinito, las computadoras enormes y gritos desde todos lados. 

Le pregunté a una amiga periodista, no quiso decir su nombre, sobre cómo describiría el periodismo antiguo: —“En periódicos y revistas eran informales y el sueldo era de hambre, no pagaban a tiempo y te explotaban. Había mucha exigencia a la hora del cierre. El ambiente era caldeado donde los gritos y maltratos estaban normalizados”. Por alguna particular razón me hubiera gustado describir ese ambiente y tal vez experimentar el trabajo, como una prueba de si pudiese aguantar.

Mi otra tentación literaria es escribir sobre un momento más oscuro y, a la vez de liberación. Después de más de una década donde el terror se había apropiado de una nación entera, el 12 de setiembre de 1992, Abimael Guzmán fue capturado, el líder de Sendero Luminoso. Casi un año antes de que nazca. Murió también en setiembre hace dos años. Estaba con mi abuela cuando recibimos la noticia, ella es una devota y cristiana. Verla celebrar la muerte del terrorista me impresionó. Su felicidad me recordó el demonio que representa este sujeto para el Perú. Pensé en cómo habrá sido el ambiente del país el día que cayó. Las casas se deben haber llenado de júbilo y esperanza, que probablemente ya veían perdida. Vivir el declive del grupo terrorista y cómo se recuperaba la ciudadanía debe haber desatado un sentido de euforia colectivo, aunque el miedo no se pierde fácil. 

Pasemos a los hermanos Gallagher y Mick Jagger. Oasis vino y llenó las tribunas con más de 40 mil participantes. Yo tenía el peinado de Liam, con las patillas largas y también vestía de negro. Sus canciones me acompañaban todas las idas y venidas del colegio. Su música me llenaba de ganas de vivir para siempre, haciendo referencia a su canción. Hasta el día de hoy escucho sus canciones cuando busco superación. Lamentablemente, no pude ir al concierto de la banda de Manchester porque aún era muy chico para ir solo. Al día siguiente en el colegio mis amigos mayores me comentaban lo espectacular que fue. Definitivamente es el concierto del que más me arrepiento de no haber ido para poder escribir sobre él.  

El segundo, la legendaria banda Los Rolling Stones, llegó al Estadio Monumental para llenarlo el 6 de marzo del 2016. De más esta decir que verlos fue una experiencia de locos. Veías a grupos de gente mayor que parecía rejuvenecerse. No me orgullezco, pero le dimos unas pitadas de marihuana a un señor que luego se desmayó. Nos sentimos demasiado culpables, pero felizmente apenas comenzó el concierto se levantó. Mick Jagger tenía la energía de un veinteañero a sus 72 años, en ese momento. Keith Richards tocó: Youve got the silver. Era mi canción favorita en ese momento. Fue una locura. Aparte, mi padre es fanático de toda la vida entonces nos pegó su afición hacia ellos.

Francisco Tafur

De vuelta al fútbol, era un ex pelotero empedernido después de todo, pero un momento importantísimo fue la llegada al mundial. Lo de ex es porque hace unas semanas jugué un partido 11 vs 11 y sentí que me iba a dar un infarto o caer desmayado. Parecía tortura. El 16 de noviembre del 2017, estadio lleno, barras por todos lados. Yo con un amigo, vistiendo la camiseta, no parábamos de mover las piernas por la ansiedad. Se jugaba el partido de vuelta por repechaje para llegar al mundial de Rusia 2018. Con gol de Farfán y Ramos le ganamos 2 a 0 a Nueva Zelanda. Las tribunas explotaron, todos quedamos afónicos. He estado en la tribuna popular de la Bombonera y la sensación se le compara. Continuando con el deporte tuve la apreciada oportunidad de ir a Rusia, cuando aún se podía, y ver las dos semifinales y la final. Fue un viaje de puro éxtasis. Debí llevar un diario para escribir cada día. 

Termino este conglomerado de hechos que me coquetean constantemente con una de las principales musas de los cronistas: los viajes. Tengo la suerte de que mis padres nos decían que preferían gastar su plata en viajar que en carros o casas de playa. Tienen mi agradecimiento eterno. Me dieron mundo desde temprana edad. 

Intentar describir el impacto que tuvo la primera vez que Machu Pichu se posaba frente a mí. Comentar sobre Chichen Itzá, Tulum y cuando me empujaron a un cenote congelado. Por primera vez le di sentido a la palabra sublime cuando nadando con tiburones ballena la vi sumergirse y perder su colosal cuerpo en la oscuridad de las profundidades. Pensar que iba a ser secuestrado por unos vendedores en el bazar de Egipto y también entrar en las pirámides. Viajar en un avión tan pequeño que pensé que iba a morir camino a las ruinas de Abu Simbel. El invierno de Praga, donde comíamos embutidos bajo la nieve en una ciudad que te sumerge en un cuento de hadas. Los coffeshops de Ámsterdam junto a mi hermano. Haber conocido Palestina e Israel y entender ese conflicto sin sentido. Caminar entre un cañón para ver la majestuosa Petra. Viajar en carro, por más de 20 horas, hacia Cocachimba en la selva donde se encuentra la catarata de Gocta. Caer bajo el hechizo de Brujas. Sentirme diminuto frente a la Catedral de Colonia. Hedonismo en Berlín. Estos sucesos plagan mi cabeza antes de dormir y nutren mi existencia. Después de todo, estamos formados por recuerdos. 

Tags:

Mick Jagger, Ronaldo Luis Nazario de lima
Página 1 de 7 1 2 3 4 5 6 7
x