La caída de la confianza

El otro terreno que este estudio explora de manera eficiente es el de la confianza en el medio. En este caso se privilegia un análisis de marca específica que creemos que es muy interesante para el contexto peruano. No hace ya la distinción de online vs offline sino que más bien evalúa si se confía o no en la marca. En este espacio hemos creado con esa información un índice neto de confianza en la marca (confía – no confía) y lo hemos comparado con el 2021. En este cuadro presentamos el resultado:

Como se aprecia, la confianza general cae -de manera significativa-. Se pierde casi 8 puntos de indicador de un año a otro. La noticia relevante es que se trata de un hecho general, aunque con matices en las magnitudes. En una sociedad polarizada, con mensajes desde el Estado de agresión a la prensa, pero con la actuación de los medios muy cuestionable también, es lógico que se trate de terrenos en los que las audiencias van interpretando de manera negativa su relación.

Los matices vienen dados por quiénes son los que más bajan y los que se mantienen más o menos en el mismo sitio. Claramente, los medios del grupo El Comercio resultan perjudicados en este indicador (11% cae América, 10% El Comercio y Canal N, 8% Gestión). Un serio cuestionamiento a cómo se ha asumido la labor informativa, sí, pero también a qué es aquello que deben adaptar hacia sus nuevas audiencias. ¿Les funcionó la estrategia de tomar partido informativo en las últimas elecciones? Aparentemente no. Pero dejar el análisis ahí puede no ser suficiente. El Comercio es de lejos el medio que mayor alcance digital tiene (alcance entendido como lo que realmente es). Habría que preguntarse primero si ese alcance se traduce en confianza y qué es lo que le da hoy valor a dicho alcance. Por allí creo que se podrá redefinir el espacio donde las marcas del grupo quieren jugar en serio.

 

Las tendencias

El estudio delinea algunos espacios que marcan la pauta de lo que se viene o espera de los medios y que, de manera arriesgada, nos lanzamos a considerar a manera de hipótesis:

  1. Actore de la noticia: La audiencia va a ser cada vez más protagónica de la noticia y la tecnología se lo va a permitir. A través de realidad aumentada se va a poder situar al espectador allí donde la noticia ocurre. Podrá ser parte del suceso en tiempo real y podrá estar expuesto a la información de lo que se va desarrollando, permitiéndole colgar comentarios, acceder a foros, salas de conversación y votaciones. Así podrá estar a un click de distancia de verdad. Hay que prepararnos para ello.
  2. Poco a poco la necesidad de espacios tribales donde solo encuentre una posición va a ir cediendo el espacio a medios que permitan la voz de todos y la interacción de todos. El escenario del análisis de la noticia como el foro público donde podremos interpelar a otras posiciones será clave para medir la temperatura local.
  3. El formato marca tendencia. El aumento del Tik Tok y del Instagram nos debe hacer pensar eso. El texto cede a al vídeo interactivo. Si no hablamos ese lenguaje, estamos out.
  4. Valores. Siempre pensamos que un medio expresa posiciones, cuando tal vez se requiere expresar valores. La posición relativa de RPP puede tener que ver con ello. Descubrir los valores que la audiencia interpreta como positivos es lo que termina siendo imperativo.
  5. ¿El fin de las marcas? Quizás sea el momento de dejar de pensar el negocio de la información como un mundo corporativo y más como un espacio de intermediación. Tal vez sea el mejor momento para pensar el modelo de negocio.

Es el momento ideal para repensar los medios, los mensajes, los formatos y las alternativas. Si hoy el 14% de la audiencia está dispuesta a pagar por contenido informativo por fuera de los medios tradicionales, es un gran espacio para que éstos se pregunten si van por la senda adecuada.


  1. https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/digital-news-report/2022
  2. Deben tomarse como referenciales pues no miden el verdadero constructo (alcance como la cantidad de gente que realmente va al medio a través de contactos efectivos dimensionables) sino el reporte de consumo de medios hecho por la persona encuestada, por lo tanto más cercano a una lógica de memorabilidad o de imagen

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Noticias

La prosperidad lo espera. No importa de dónde provenga su fortuna. Lo que importa es que en este país usted la puede reproducir a velocidad de Formula 1. Se le ofrece un gran portafolio de inversiones. Pero el mas seguro se encuentra cerca de la Plaza Bolívar, en el centro del capital. Allí tendrá la fuerza más grande posible para defender su capital de esos grupos de comechados que bajo la bandera de los derechos y las pelotudeces caviares, van a tratar de quitárselo. Para eso, qué mejor que una cartera flexible que le ofrecen niños, generales y coroneles (r), entusiastas proempresarios, en fin, los que usted quiera para que sus recursos estén bien protegidos. Por una módica suma adicional se le ofrece un paquete diversificado multibancada, por eso de que las mareas pueden cambiar las correlaciones en cualquier momento. De lo que se trata es de que esté muy bien protegido.

Con un poco más de capital puede seguir de frente por Jirón Junín 4 cuadras y llegará al centro financiero más importante del país. Creo que hace muchos años fue la casa de un conquistador, pero no estamos para hablar de historia. Allí verá un portero gritón que se cree el dueño, pero mejor evítelo. Vaya de frente al jefe. Diga de frente que está usted capacitado para ser ministro del sector en dónde estén sus principales inversiones. Dice que le basta que le juren que sabe así que mucho problema no tendrá. Mientras lo nombran ministro, o a quien disponga su merced, podrá conocer el recinto a profundidad, para saber las puertas de acceso sin cámaras y sin registro, dicen que por allí es mejor llegar. Por aquello de la prensa que está angurrienta por la publicidad estatal, no vaya a ser que algún periodista incómodo quiera agarrársela con usted.

No se preocupe por su estadía allí, en ese directorio. Si supo jugar bien sus fichas en Plaza Bolívar, nadie lo moverá de su ministerio. Pero ese paso es clave.

¿Le preocupa su seguridad? Faltaba más. Usted diga qué tipo de protección le interesa. Podemos ofrecerle desde custodia oficial, guardia permanente, pero con la siempre incomodidad de que lo público siempre genera esa duda de para quién trabajan finalmente. Mejor pensemos en seguridad privada. Muchos exgobernadores y exalcaldes vieron en la seguridad privada una gran línea de carrera. Por una cantidad muy razonable puede tener su propio ejército. Que es muy proactivo y servicial además. Si requiere avisarle a alguien que no está al día con sus pagos, hacer un desalojo, tomar algunas tierras abandonadas, tiene a la gente indicada. Le recomiendo hablar directamente con La Pestilencia, un grupo de empresarios de seguridad muy efectivos para todo trámite que requiera.

Lógicamente que todo esto viene muy bien engranado con un seguro de protección judicial. Tenemos agentes impecablemente vestidos, se caracterizan por tener los cuellos muy blancos, que le resolverán cualquier trámite, expediente, juicio, lo que requiera, al término de la distancia. Lógicamente este seguro tiene una cobertura básica. Hay un copago que se hace dependiendo de la dimensión del expediente. Diversos testimonios de exministros, dirigentes de partidos, alcaldes y autoridades varias darán fe de nuestro trabajo, No importa el tamaño de su tamal o su lonchera. Nosotros nos encargamos. Si por alguna confusión debe pasar alguna noche en la cadena de hospedaje INPE, nosotros nos encargamos de sus eguridad y comodidad a bordo.

Listo, la hoja de ruta está planteada. El tamaño de su éxito siempre estará dependiendo del tamaño de su billetera. Pero no se asuste. Tampoco necesita mucho para empezar. Con muy poco puede iniciar, es cuestión de su inteligencia ir creciendo.  Ahora si me permite, en este papel puede ver la cantidad que puede depositarme por estos consejos. Tampoco crea que las cosas son del todo gratis. Hoy por mi mañana por ti. De qué tamaño es tu cariño.

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Gobierno, Perú

Con este preámbulo, el IEP por fin logra incorporar la pregunta que todos esperábamos que se hiciera: la aprobación al anuncio del presidente Castillo de convocar a una Asamblea Constituyente.

Los resultados fueron enormemente comentados el domingo y seguramente lo serán durante la semana. Porque luego de muchas predicciones por fin se conoce que cerca de la mitad de la población nacional sí quisiera ver tangibilizada esta alternativa.

De pronto empezaron los argumentos absurdos: no es la mayoría, no se debe considerar que eso es apoyo, o del otro lado: constituyente ya, con el margen de error ya validamos su convocatoria.  Desde luego que esto no es algo que se resuelva con una encuesta. Pero lo que no debe confundirnos es que la idea no ha caído en saco roto y tiene un asidero importante que hay que tomar en cuenta.

Nuestra interpretación para este fenómeno, que no deja de ser paradójico, pues el presidente va en caída libre y la idea fuerza que más puede identificar a su gobierno va subiendo en su respaldo, es que la idea de cambio sigue allí en la cabeza y el corazón de los peruanos. Ese cambio que el presidente Castillo no logra concretar, ni siquiera iniciar, ni siquiera atisbar, ese cambio por el que fue electo pese a sus grandes dudas y limitaciones evidentes, no está sintiéndose.

La idea de cambio es dinámica. Creo que estamos aprendiendo que no solo significa dirigentes o cabezas, sino también acciones efectivas y concretas. El cambio también puede estar encarnado en la modificación de la Constitución, lo que sea, que se cambie. Si no funciona, que se cambie. Porque algo hay que cambiar. Así no sea claro qué es lo que se debe cambiar.

No importa ya, probablemente, el que se cambie a Castillo o a Alva o a todos. Queremos que se vayan todos, pero ya hemos perdido la capacidad de entusiasmo con lo que venga. Entonces si no cambiamos a las personas, podemos empezar a soñar con cambiar aquello que nos da forma. Tal vez, es sólo una hipótesis.

Por eso tampoco debe asombrarnos que más del 40% diga abiertamente en una encuesta que no ha leído la constitución. Me atrevo a decir además que se trata de una pregunta que debe tener una carga de deseabilidad social importante, con lo que ese porcentaje debe ser más alto. El discurso de “quieren cambiar algo que ni siquiera conocen” debe tratar de ser algo más analítico. Consideramos que justamente eso es algo que le da forma: queremos cambiar algo porque queremos cambiar algo. En el fondo, tenemos que considerar la importancia del cambio antes que pensar que se trata de una idea vacía. Por eso Castillo se siente tan seguro a veces. Y la oposición es capaz de ser tan torpe y falta de inteligencia. Porque en el fondo, ellos ya no importan para el imaginario colectivo. Han empezado a ser más relevantes otras lógicas de cambio. Cómo tome forma ello, lo tendremos claro con el tiempo.

Parece que los peruanos estamos en plena crisis adolescente. Sabemos lo que no queremos pero no tenemos una idea muy clara de lo que sí queremos. Mientras eso no se clarifique, muy posiblemente tendremos elecciones como las que tuvimos, presidentes y congresistas como los que tenemos y la constitución siga siendo un terreno de lucha más que algo que regule nuestra vida colectiva. Que claramente no existe.


  1. En: https://iep.org.pe/noticias/iep-informe-de-opinion-mayo-2022/
  2. En: https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2022-05/6980522INF_V5_26May22%20%28EL%20COMERCIO%20PUBLICADO%29%20%28002%29.pdf

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Gobierno, Pedro Castillo

Tu envidia es mi progreso

Entonces, primera lección de los 90. Perú, país de emprendedores. No importan las reglas de juego si esas te llevan al progreso. Curiosa palabra esa del progreso. Que nos lleva a la segunda reflexión. Durante los 90 y durante todos estos años, la lógica de progreso ha sido desigual. Como lo ha planteado Willy Nugent en su genial La desigualdad es una bandera de papel, pero también como lo hemos vivido expresamente estos años, la búsqueda del progreso siempre ha estado desligada de una lógica común o nacional. Ha sido un progreso desordenado, impuesto y asimilado.

Las imágenes que logramos recuperar en tres décadas de buscar ese progreso siempre nos hablan del esfuerzo como motor de cambio. Pero nunca se habla -otra vez volviendo a Nugent- de bienestar. Mucho menos de comunidad. Eso siempre lo podemos ver en las mediciones que año a año hacemos de evaluación de la situación personal y del país. Somos un país que siempre está mejor a nivel individual y que siempre tiene mejores indicadores de futuro que a nivel país. Aprendimos a prescindir de los demás para buscar nuestro propio avance en la vida.

El progreso se entiende siempre en primera persona. El fracaso también. Hay pocos esfuerzos colectivos que se asimilan así. ¿No lo creen? Tratemos de pensar en lo que peor hicimos desde los años 90, competir colectivamente. Nuestro querido fútbol, siempre repleto de imágenes de blanco y negro y de Pocho Rospigliosi en los 90 y 2000 y 2010 tocó fondo una y otra y otra y otra vez. Pero preguntemos quién era el responsable. Siempre lo fue Popovic, o Pepe, o el Pacho o el Chemo o Uribe o Company o quien quiera. Siempre individual. Jamás nos preguntamos qué hizo que nuestros deportes colectivos relativamente exitosos finalmente desde los 90 se hundieron sucesivamente. Pensar en el vóley es una lágrima también.

Mientras el país iba hacia adelante imparable, con un PBI que ya lo quisieran tantos países que estuvieron por delante nuestro, nuestros emblemas de colectividad se desvanecieron. El progreso y por lo tanto el futuro nunca fue grupal, nunca fue nacional. Siempre individual. Por eso cuando pensamos en los procesos que dieron luz a los años 90 siempre tenemos en mente personas. Nunca colectivos. Jamás los construimos.

El emprendimiento y el progreso como ideas de uno marcan el derrotero del país durante tres décadas (y me temo que serán muchas más). Lo que han sido las “generaciones” artísticas y culturales en otras partes del continente y el mundo acá han sido apellidos. Tal vez el mejor esfuerzo fue la movida subte de fines de los 90, pero se quedó allí, entre botellas de Jirón Quilca. Aprendimos a destacar de entre los NN como sea y al costo que sea. Por eso el recuerdo es sobre personas y no sobre grupos. 

La herencia 

En ese contexto en el que la sociedad pasó a ser una suma de gente que iba a destacando a punta de apoyarse en la cabeza de los demás, el “progreso” económico del país nos ha acompañado durante décadas. Entendimos la modernidad no como homogeneización sino como tecnificación. Acceso se convirtió en gadget y no en igualdad. De pronto el ejercicio de la ciudadanía se transformó en cuántos gigas teníamos a disposición. Ese progreso también lo vivimos a un ritmo no natural. Las clases medias pusieron más enchufes en casa y aprendieron a conectarse. Pero tampoco con un sentido colectivo, sino como manifestación de lo privado. No en vano somos un país con tanto Facebook y con tanto Instagram. Buscamos representarnos y dejar testigos de nuestro “progreso”, y la interacción se basa en eso. Lo que se busca no es comunicación, es expresión, huella, testimonio. Yo soy quien digo que soy. No es un fenómeno peruano, pero vaya que lo asumimos bastante bien.

El último fenómeno colectivo podría haber sido el freno al gobierno de Merino y sabemos que fue un hipo. Que no se construyó nada. Ni siquiera en la memoria de Inti y Bryan pudimos generar un consenso. Porque fue una reacción emocional, visceral, que buscaba un equilibrio. Y que lo logró. Una vez que ese equilibrio se obtuvo volvimos a nuestro propio progreso y esfuerzo. En las siguientes elecciones elegimos igual. Ni media reflexión ciudadana. Ni un solo grupo quedó de aquello. Reaccionamos al cliché, a las etiquetas de auto ayuda, a los metalenguajes que nos dicen lo que está bien y lo que está mal. Somos los genios de los memes pero los más aburridos en el estadio y los conciertos.

Así las cosas, pasarán 200 años más de Perú como república y podremos volver a escribir letra por letra y palabra este artículo. Sin quitarle una sola coma. No hay OCDE, Mundial o movimiento que haya construido algo sólido. Mañana podríamos perder la palabra Perú y a nadie le importaría. Pero no es pesimismo. Es lo que nos toca vivir.

Eso genera que la política en el país, sin un espacio de competencia regulada (que podría ser a nivel de “marcas” como atajos de interpretación o de identidades claras), sea más interpersonal y por lo tanto retorica. Se deja de lado la ideología y prevalece el discurso. El problema es que ese discurso muchas veces distorsiona los criterios de la realidad “objetiva”, pero eso no importa, porque de lo que se trata es de sembrar elementos de argumentación.

Todos quieren asamblea constituyente o nadie quiere asamblea constituyente son absolutos con los que nos hemos acostumbrado a vivir en el país. Mencionar huecos en uno u otro discurso equivale a ganarse la sentencia de “vendido” al otro. Esos criterios de realidad contrapuestos son parte de un mismo escenario y conviven casi armoniosamente. Eso es curiosamente lo que mantiene en el poder al presidente Castillo: la oposición de dos discursos que neutraliza la expectativa de cambio.

A nivel de cómo este escenario funciona en el ciudadano elector, Simon Locke trabaja el tema en un compendio reciente de temas en psicología política. Para Locke, [5] la existencia de diferentes versiones de la realidad nos enfrenta a un dilema fundamental: 

¿es algo que existe en el mundo real, o simplemente una construcción humana, una invención de la persona que lo presenta? 

Este dilema está presente de manera constante. Lo que ocurre es que siempre tenemos los recursos para manejarlo, para justificarlo, para tratar una versión de una manera particular. Por ejemplo, un paradigma aceptado en la sociedad es presentar nuestra versión preferida como «científica», lo que le da una entrada importante a la discusión pública. Por ejemplo, el debate sobre la vacuna en tiempos de cuarentena COVID, se trató de llevar por ahí, recordemos la “vacuna peruana” de Chincha nomás.  

Locke también indica que “el discurso es siempre retórico, en el sentido de que todo lo que se dice o escribe es una versión presentada en relación con otras versiones competidoras potenciales o reales”. Para cada descripción del lado del objeto, hay una alternativa del lado del sujeto; y para cualquier afirmación empírica, se puede presentar una contingencia en oposición. Así es como las personas justifican y legitiman puntos de vista y deslegitiman puntos de vista opuestos. Se emplea el razonamiento argumentativo, buscando persuadir a otros (o incluso a ellos mismos) para que vean las cosas de una manera en lugar de otra

Los argumentos no existen simplemente como objetos que nos rondan por casualidad; surgen porque la gente los hace usando el lenguaje que proporciona nuestro mundo social. Como destacamos en un artículo pasado, donde citamos el trabajo de Montell sobre el lenguaje de culto: “Lo que ha hecho que la gente se adhiera a grupos de esta naturaleza es el lenguaje. Desde la astuta redefinición de palabras existentes (y la invención de nuevas) hasta eufemismos poderosos, códigos secretos, renombramientos, palabras de moda, cánticos y mantras, «hablar en lenguas», silencio forzado, incluso hashtags, el lenguaje es el medio clave por el cual todos se producen grados de influencia de culto.”[6]

El lenguaje nos permite representar la realidad de múltiples formas; es un depósito de argumentos que se expresan ​​en dichos cotidianos que resumen puntos de vista contrastantes. Estos dichos son persuasivos; estimulan nuestro pensamiento, que luego retroalimenta al mundo social del que se origina, reafirmando los argumentos a medida que se esfuerza por resolverlos. 

En resumen, parte del gran problema que estamos enfrentando es que no analizamos la oferta electoral desde el voto sino de manera previa. Así va a ser difícil entender qué pasó realmente. Una de las hipótesis que acá esbozamos es que esa oferta no está dada por marcas políticas (como atajos de promesas, planes, organización e ideología) sino por personas. Eso hace que el debate político se transforme de lo ideológico a lo personal. Lo que genera marcos de referencia que estamos recién empezando a ver y que pueden relacionarse más con elementos del lenguaje -discursivos- que con una acción política real.

 

[1] Mona Moufahim (ed.): Political Branding in Turbulent times (2022). Palgrave Macmillan.

[2] Pich & Armannsdottir (2022): Political Brand Identity and Image: Manifestations, Challenges and Tensions. En: Moufahim (2022)

[3] Un buen ejemplo de esto lo da el periodista Diego Salazar en el recomendable artículo: https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2022/04/25/peru-crisis-politica-2022-iep-barometro-de-las-america-pedro-castillo-salvador-del-solar-francisco-sagasti/

[4] Lilleker, D. (2005). The impact of political marketing on internal party democracy.

[5] Locke (2018): The Politics of Psychological Language: Discourse and Rhetoric. En: Political Psychology. A Social Psychological Approach. The British Psychological Society.

[6] https://sudaca.pe/noticia/opinion/los-peligros-del-lenguaje/

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Pedro Castillo

Tratando de explicar lo inexplicable

¿Por qué? ¿Por qué nos permitimos un gobierno (o varios ya), mediocre, con un aprovechamiento delincuencial del Estado, con copamiento de los puestos clave sin sustento técnico y con clara afectación del potencial operativo y productivo del país. Nomás basta ver el CV de los ministros que nos ponen en los ministerios que más presupuesto manejan para comprender como hay una intención de levantarse en peso todo. No basta con entender que a la oposición le conviene un juego así para aprovechar estos espacios y poder jugar con el gobierno a la gallinita ciega. Hago como que me molesto pero en el fondo te dejo hacer. No basta con eso para comprender este panorama.

Creo que, sin haber revisado aún los estupendos trabajos que en estos días se han publicado sobre el país, tarea pendiente[1], la respuesta que podemos encontrar está en la publicación la semana pasada del Barómetro de las Américas 2021 y su capítulo sobre Perú, a cargo también del IEP. Allí podemos resumir por qué el gobierno y la oposición pueden subsistir en este panorama: porque los peruanos ya no creemos en nuestro sistema. Aunque suene duro mencionarlo, ya llegamos al límite de nuestro propio límite. 

En este estudio[2] se puede apreciar, de manera comparada, cómo en el Perú no tenemos confianza en las elecciones, somos tremendamente tolerantes a la posibilidad de cerrar el Congreso, somos de los que menos apoyamos a la democracia como forma de gobierno y los que menso satisfechos estamos con ella junto con Haití… Por si fuera poco, somo el país que menos confianza interpersonal puntúa y que manifiesta que sólo confía en su familia.

Desolador. Pero buen marco de referencia para entender por qué en este país podemos tener este presidente y este Congreso, y estos jueces y estos alcaldes, y estos dirigentes y lo toleramos y no pasa nada. Porque ya sabemos que es así. Que así funcionan las cosas en este país. Que así es la democracia. Por eso solo en nuestra familia. Por eso no tenemos fe en nada. Por eso ya nada nos asombra.

Lo que también abre la puerta a algo peor. A la violencia o al autoritarismo extremo. El potencial para que una figura que nos lleve de la mano hacia el orden y la confianza está ahí, esperando que llegue. Afortunadamente, nadie del establishment tiene los pergaminos, aún. Castillo debió haber entendido eso. Que era una oportunidad para recuperar la esperanza. En lugar de eso, prefirió ser más de lo mismo.

[1] Populistas, de Carlos Meléndez; y La Distinción Silenciosa, de Mauricio Rentería y Patricia Zárate son materias obligadas

[2] https://iep.org.pe/wp-content/uploads/2021/04/AB-Peru-2021.-Cultura-politica-de-la-democracia-abril-2022-1.pdf

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Encuesta, Gobierno

Los pactos de Sagasti

Desde otro punto de vista, Sagasti, en un artículo muy comentado y difundido, habla de la iniciativa popular para lograr salir de este entrampamiento:

“Un primer y menos traumático escenario para superar el entrampamiento sería que Ejecutivo, Legislativo y partidos políticos, con participación y seguimiento de la sociedad civil, asuman un mínimo de compromisos vinculantes de manera transparente, eficaz y duradera.[8]

Recomponer el Consejo de Ministros y la administración pública con personas competentes, íntegras y sin cuestionamientos éticos, y conformar un gabinete de concertación serían compromisos mínimos del Poder Ejecutivo; no efectuar cambios constitucionales ni legales que incidan en el balance entre poderes del Estado, ni aprobar leyes que debiliten a las instituciones públicas serían la contraparte del Congreso.

En caso extremo quedaría una tercera posibilidad: que la ciudadanía se organice para presentar un proyecto de ley de reforma constitucional que acorte los períodos presidencial y congresal. La Ley 26300 y sus modificaciones regulan los derechos de participación y control ciudadano.” 

¿Mesa por la Cordura?

Finalmente Vergara, en una idea a la que personalmente considero hay que darle bastantes más vueltas antes de aterrizarla sostiene su propuesta de la Mesa por la Cordura: 

“Además de la presión ciudadana, es indispensable pensar en alguna plataforma política que procure recobrar la sensatez en el Perú y acercar a sectores cansados de irracionalidad. A esa plataforma yo le llamaría la MPC: mesa por la cordura. (También podría ser la “mesa de lucha contra la locura”). Pienso que no hay forma de acabar con la desmoralización nacional si no hay un gran mea culpa nacional.

Además de esta labor de sinceramiento nacional, una MPC podría abocarse a otras tareas. Por ejemplo, ser un espacio de coordinación para contener al gobierno saico que no va a dejar de demoler. Es decir, trabajar desde el disenso, antes que soñar con algún vasto consenso. Otro ejemplo: si gracias a la presión ciudadana el Ejecutivo y Legislativo cayeran, esta MPC podría empujar un acuerdo con un paquete mínimo de reformas políticas. O, finalmente, como ha escrito Antonio Zapata ayer, el desgobierno en el que estamos probablemente se agravará y desembocará en alguna intentona golpista. La MPC debería ser también un dique contra cualquier proyecto autoritario.”

Afortunadamente, algo que no decae en el Perú son las ideas sugerentes, que nos permiten entenderlo y apreciarlo mejor. Este artículo busca solo traerlas a la mesa y que lo ayuden, como lo hacen conmigo, a entender mejor esta situación que nos agobia. 

 

[1] https://larepublica.pe/opinion/2022/03/31/el-peru-un-pais-del-casi-por-sinesio-lopez/

[2] https://larepublica.pe/politica/2022/04/10/carmen-mc-evoy-el-del-peru-es-un-problema-sistemico-que-remite-a-una-falla-de-origen-pedro-castillo-crisis-politica/

[3] https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/el-clamor-hiere-menos-que-el-olvido-por-gonzalo-zegarra-mulanovich-noticia/

[4] https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/momentum-reinstituyente-por-carlos-melendez-noticia/

[5] https://elcomercio.pe/politica/video-martin-tanaka-el-presidente-castillo-no-parece-entender-el-nivel-de-desprestigio-en-el-que-esta-entrevista-pedro-castillo-paro-de-transportistas-y-agticultores-congreso-marchas-precio-del-combustible-petroleo-mtc-marchas-noticia/

[6] https://jugodecaigua.pe/cuando-la-degradacion-se-une-a-la-vileza/

[7] https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/una-mesa-por-la-cordura-por-alberto-vergara-noticia/

[8] https://larepublica.pe/politica/2022/03/20/francisco-sagasti-para-superar-el-entrampamiento-politico-pedro-castillo-congreso/

 

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Crísis, Pedro Castillo, sociedad

Finalmente, un temor que nos quedaba en modo de pregunta es si con esta repercusión en medios sobre lo importante que ha sido la protesta en Junín, ¿se abre la posibilidad de que la oposición pro-vacancia retome su proyecto y la impulse nuevamente?

OC: Como decía, solo mayores errores del gobierno y un muy prudente silencio de los partidos de extrema derecha podrían llevar a un escenario donde una nueva vacancia cobre vuelo. La derecha podría capitalizar si inteligentemente se mantiene prudente esperando que el gobierno cometa más errores. Mientras más intente sumarse a las protestas, más les quita su capacidad de crecer.

NCh: Actores como este Congreso, que actúan en las sombras, con un manto de oscuridad que lo cubre, van a intentar subirse al carro para ganar algo de legitimidad, pero eso no quiere decir que realmente vayan a ser un peso importante. Hemos visto que Castillo ha articulado una serie de coaliciones con el Congreso que más bien hacen difícil la vacancia. De hecho si el Congreso sigue blindado a alguien como Merino, sería bien extraño que aprovechen estas protestas contra Castillo. 

¿Van a intentar algo? Seguro. ¿Tienen escenario para lograrlo? Muy difícil. Todo actor que esté contra Castillo va a tratar de sumarse, como lo que pasó en Junín, pero eso no significa que lo legitimen o que los convierta en la cabeza del movimiento. Es bueno esperar a ver cómo este conflicto se desarrolla, cómo queda Castillo y cómo se esparce a nivel territorial, más que a nivel de Lima. Las regiones tienen el espacio hoy para posicionarse alrededor del gobierno y marcar una pauta. Es difícil que Castillo deje de lado la protesta, le guste o no, porque va a marcar la manera que tiene de comunicarse con la población.

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Huancayo, Junín, protestas

Los medios. El día del partido fue penosa la exhibición de ignorancia mayúscula que hicieron los principales referentes del periodismo deportivo de este país. Todos hablaban de reglas que no existían, de dispositivos que no estaban y de posibilidades que no se daban. Si el hincha quería sangre el periodismo desde sus parlantes se encargaban de pedirla. Bochornoso espectáculo que se les permite porque lo único que se espera de ellos es que suelten un “carajo” en la transmisión, como si fuera parte de su carrera o que lean las probabilidades de una futura apuesta, como si ellos elaboraran las cifras que leen, de las que estoy seguro no entienden su fuente. La prensa que (des) informa inescrupulosamente, lo hace desde la conveniencia del rating o desde la complacencia de la ignorancia y de una afición que solo espera arenga y no información. No saber nada de lo que pasaba los desnudó una vez más. Y con respeto por los que no están, dudo mucho que se hubieran atrevido a esa exhibición con El Veco o Peredo en la transmisión.

Esa prensa, desde otros sets, avaló y avala noticias falsas, desinformación y genera el mínimo indispensable para que la gente se mantenga. Es la prensa de criptoanalistas y de grandes operaciones Valquiria que se desarman en menos de dos días por pura intrascendencia y mentiras. Es la misma prensa que se desnuda el doble frente a la de verdad, los que no tienen micros ni reflectores y que generan real contenido en espacios que son reflexivos e informados.

La movilización. Así como el fútbol, plagado de esperanza, hace colapsar las redes para conseguir un cupo en el sorteo virtual de entradas, de la misma manera la política cada vez se queda con menos asistencia, de uno u otro bando. La llamada a la última marcha “definitiva” por la vacancia dio una pena increíble. Ahora han tenido que convocar otra con artistas, comida y solo falta algunos stands para que sea la Feria del Hogar. Quién quiere pues ir a donde no se siente representación. Si el fútbol hoy es la metáfora que nos permite darle un abrazo a un desconocido, la política se sitúa al frente, donde sabemos que cualquier desconocido nos puede atracar de la peor manera. Felices nos vamos al estadio. Pero ¿a la marcha? No gracias

Como se ve, el análisis de un partido de fútbol y de una realidad política, lejos de ser diferentes se parecen en muchos de los puntos relevantes. Depende de lo que esté en juego para evidenciar qué mecanismos se van activando y cómo los vamos decodificando.

Al medio, la gente. Como siempre. Que va a alentar a la selección que sienta cerca, que mejor la represente, que la sienta suya. Esa misma gente que siente que sus políticos hace tiempo eligieron otro uniforme y por eso no les cree ni apoya.

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Fútbol, Qatar 2022
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