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Mauricio Saravia, autor en Sudaca - Periodismo libre y en profundidad | Página 7 de 8

Lo único cierto que tenemos hoy lunes 7 de junio es que no tenemos presidente. ¿Qué pasó en esta semana que no hizo posible la remontada de nadie? Tratamos de descifrar este acertijo.

Son las 6 de la mañana y al momento del cierre de este artículo la distancia por la que Fujimori separa a Castillo es de apenas 100,000 votos. El problema para Fujimori es que hace unas pocas horas era bastante más amplia la brecha. El problema para Castillo es que mientras más avance el ingreso de datos, más se normaliza y menos probable que la alcance.

¿Deja vu? Esto lo vivimos hace cinco años con la misma intensidad que ahora, solo que con mayor lentitud en el ingreso de los datos. En aquella ocasión PPK peleó con Fujimori voto a voto y se hizo de la elección con solo 42 mil votos de diferencia. ¿Pasará algo similar? ¿A favor de quién?

Esa predicción es complicada de hacer ahora mismo. Consideramos que por la dinámica de ingreso de datos y de lo cerradas de las cifras, recién al 95%-96% podremos tener un mejor panorama de quién será el presidente del bicentenario.  Por ahora, aterricemos como llegaron en esta última semana.

Las últimas encuestas publicadas daban cuenta de algo que no se había logrado visibilizar hasta este momento: Fujimori pasaba a Castillo. En empate estadístico feroz, pero la pasaba. Es decir, sin poder precisar la posición específica, la tendencia de los datos hacía que se pudiera presagiar una llegada más cómoda del fujimorismo al día D. Con debate no incluido en la evaluación encima, donde la mayoría de los analistas presagiaba que sería a favor de la candidata de Fuerza Popular, lo que le haría ganar un par de puntos adicionales.

Aparentemente así fue. Reportes de encuestas privadas dejan ver que no se detuvo la mínima pero creciente remontada fujimorista al menos hasta el jueves. A partir de allí parece que Castillo retomó algunos puntos perdidos y volvió a emparejar el conteo hacia el sábado. ¿Qué pasó?

A nivel simbólico, el remate de campaña de Fujimori no le jugó a favor. El último día de apariciones públicas, estar en los programas de magazine mientras que Castillo regresaba a su tierra generó -otra vez- un contraste innecesario de la fuerza mediática que acompañaba a Fuerza Popular. Incluyendo la aparición con su familia y sus hijas menores a las que ya había decidido incorporar en sus apariciones públicas (recordar el viaje a Chincha cuando se le vio con su hija mayor).  La incorporación además de la frase “palabra de mamá” fue extraña, contraproducente, pues fue la misma candidata la que metió en la campaña de una manera torpe el tema de las esterilizaciones forzadas. Otra vez la figura de David y Goliath se hizo presente.

Sumado a ello, la derrota aplastante de la selección peruana, un símbolo del que el equipo de campaña naranja se apropió, pudo haber generado una sensación de malestar y fastidio por el tema. Finalmente, la última de todas las juramentaciones que hizo, acompañada de Vargas Llosa, Cateriano, Leopoldo López, entre otros, nos genera la duda de si es que le sumó o restó.

En el aspecto simbólico, nos preguntamos si Fujimori no llegó al tramo final sumando negativos que al final le jugaron en contra. No logró recomponer la credibilidad que nunca llegó a tener y por lo tanto todos estos gestos se pudieron evaluar como falsos.

Desde el lado que -por como se planteó la campaña- tenían mejor desarrollado, también consideramos que tuvieron una parada en seco: la apelación al racional. Los últimos dos días fueron muy racionales y se metió en el debate la consideración de las implicancias del voto por Fujimori. Los endosos que algunos se animaron a hacer como Ed Málaga, también lograron acercar esa diferencia que Fujimori había logrado consolidar. La publicación de la encuesta del viernes con un evidente empate activó más aún la relevancia del voto antifujimorista.

En la vereda del frente después de un inicio de semana para el absurdo, con la presentación de un nuevo equipo técnico (?) y un “infiltrado”, le supieron poner paños fríos, aislaron al candidato y esperaron. La remezón de que era Cerrón el que dirigía el cierre de campaña parece que tampoco les afectó. No se aprovechó tampoco en suficiencia un discurso de cierre de campaña que tuvo varias “perlas”. Preferir darle toda la cobertura a Fujimori tuvo su consecuencia.

Lo que se viene es de pronóstico muy reservado. Nadie está en capacidad, salvo la ONPE, de dar un ganador de manera precisa. Anoche tuvimos tres resultados: el boca de urna, el conteo rápido (ambos de Ipsos) y los primeros resultados (ONPE).

EL boca de urna es una encuesta a la salida de los locales de votación. Tiene mucho error no muestral y suele ponderarse con el simulacro del día previo. En dicha encuesta, Fujimori ganaba por 0.6%.

El conteo rápido es levantamiento de información sobre la base de actas de mesas. Se muestrea, por lo tanto mesas y es información más confiable. En este indicador, Ipsos dio empate también, aunque con Castillo adelante por un muy ligero margen. Y los primeros resultados de ONPE daban ganadora a Fujimori como era predecible.

Como presentíamos, llegamos al final con más dudas que certezas. No hay un ganador claro. Nadie logró dispararse. Tenemos que esperar los resultados oficiales sí o sí. El resto es especulación. Lo que falta contarse en el Perú es mucho rural y en el extranjero casi todo. De esas sumas y restas saldrá el o la presidente del Perú.

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Antifujimorismo, Elecciones 2021, ONPE

Estamos en empate, con Keiko subiendo y Castillo aferrándose a ese primer lugar que no ha soltado desde que empezó esta carrera. Empate que deja una expectativa de terror para esta semana que queda, donde cada día van a tener que evitar los errores al máximo. Anoche fue el debate y creemos que no hubo claro ganador. Así que enfrentamos seis días más de mucha adrenalina electoral.

Pero uno de los elementos más interesantes para iniciar esta semana era -haciendo un flashback a abril- conocer cómo estaban los perfiles de los votantes de ambos candidatos y ver cómo los coge en la semana definitoria. Así que veamos cómo se han movido estos perfiles y qué puede significar esto para la semana definitiva.

Mucho de la convicción de los indecisos pasa por ver cómo se adecúan a estos perfiles. Es de suponer que los candidatos que más se acercan a ellos, mayores probabilidades tienen.

En abril, en la última encuesta publicada antes del silencio electoral, Castillo apenas aparecía de manera relevante en las encuestas y Fujimori aparecía en tercera o cuarta opción. Pero tenían perfiles de votantes conocidos que reseñamos en el siguiente cuadro:

 

Fuente: IEP

Algunos detalles para precisar. Antes de la primera vuelta y a una semana, esta misma encuesta les daba a Castillo y Fujimori 7% y 10% de intención de voto respectivamente. Al final Castillo logró repuntar y Fujimori quedó aproximadamente con esa votación final.

¿Detalles? Muchos y para todos los gustos. Ninguno de los dos candidatos tenía arraigo entre los jóvenes. Si estos representan el 16% de la población electoral, apenas representaban un 10% de la intención de voto de ambos candidatos. En género sí veíamos una diferencia que hoy se mantiene, Castillo con un votante mucho más masculino, mientras que Fujimori captando más voto femenino.

En NSE, tanto Fujimori como como Castillo eran vistas como alternativas populares, con mucha carga de los NSE DE. Pero claramente no era ninguno de los dos el “candidato de los ricos”. Sin embargo, en cuanto a nivel educativo alcanzado, Fujimori se nutría significativamente de votantes menos instruidos que Castillo, interesante contraste.

Por regiones, teníamos un panorama similar al que hemos notado toda la campaña: Votantes de Fujimori más fuertes proporcionalmente en Lima y el norte, mientras que de cada 10 votantes de Castillo, 5 eran del sur y 2 del centro del país.

La campaña de la segunda vuelta ha modificado ese panorama y cada candidato ha logrado incorporar una masa crítica de votantes que cambió el mapa de sus perfiles. Lo graficamos en el siguiente cuadro:

 

Fuente: IEP

Elaboración propia

Cambios en el perfil del votante de Castillo:

Con respecto a la primera vuelta, el perfil del votante del candidato de Perú Libre logra atraer, de manera proporcional 8% más de jóvenes, pero pierde similar voto de edad media. Gana jóvenes con la promesa de ingreso libre a las universidades, pierde la edad más trabajadora con el susto de las AFPs y con un discurso más llevado en materia económica.

Mantiene su preferencia en el NSE DE, pero cae fuertemente en el NSE C. Creo que se relaciona en buena medida con lo que mencionamos líneas arriba, con una propuesta económica con mucho susto que puede generar una progresiva pérdida crítica en la clase media baja peruana, que puede sentir muy amenazado su futuro inmediato. Lo relevante es que gana una cantidad relevante de porcentaje de votantes en el AB. Asumimos que es el despertar del antifujimorismo el que lo logra.

En cuanto al perfil geográfico, Castillo ha ganado algunos votantes en Lima y el norte, acá incluso llegando a amenazar seriamente la preferencia por Fujimori. Eso equilibra más el cuadro. De cada 10 votantes de Castillo, 3 son del sur, 3 del norte, 2 de Lima, 1 del oriente  y 1 del centro. Aun desproporcionados con respecto a la distribución real.

Los cambios en el perfil del votante de Fujimori

La candidata fujimorista ha logrado capturar más voto femenino en su perfil (6 de cada 10 votantes son mujeres), por ello su necesidad de recurrir a la llamada a su voto en el debate de esta noche.

En rangos de edad mantiene a los jóvenes y a los de edad intermedia, pero pierde 5 puntos de votantes de 40 a más años. Enfocar parte de la campaña en el voto de los abuelitos como se ha hecho esta semana no parece ser lo más adecuado o tal vez se desea reencausarlo.

Pero es en NSE donde la candidata obtiene mayor movimiento. Hoy, 3 de cada 10 de sus votantes son de NSE AB, 3 de NSE C y solo 4 de NSE DE. Si bien ha recuperado terreno en el NSE D según otras encuestas, a nivel de perfil del votante se ha quedado un poco.

En geografías, ha ganado proporción de votantes en Lima, pero los ha perdido en el norte, el campo de batalla de estas elecciones. Lo que ha perdido en esta zona lo ha ganado Castillo. Gran parte de las probabilidades de Keiko Fujimori están en la recuperación del norte como bastión electoral.

El perfil educativo también se modificó en los que ahora son los votantes fujimoristas. Los que cuentan con educación superior se incrementan 17% con respecto a la primera vuelta, pasando de 24% a 41%

En resumen

El votante fujimorista y el votante castillista son diferentes con respecto a los que fue la primera vuelta. ¿Esto es normal? Por supuesto que lo es, ya el votante no se enfrenta a 18 opciones sino a 2, eso hace que su voto se vaya decantando por alguno de ellos. ¿Por qué esto es importante? Porque hay que entender estos perfiles a la luz de a quiénes pueden convencer los candidatos en este tramo final. Los indecisos, más que los que hoy señalan que votarán blanco o viciado son en su mayoría del interior, de NSE DE y más mujeres. Quien logre impactarlos más podrá asegurar más temprano la elección.

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Elecciones 2021, Perú, Segunda vuelta

Ha pasado una nueva semana y han aparecido nuevas encuestas. Las tres principales empresas, Datum, Ipsos e IEP coinciden en el pare de la tendencia que ponía estancado a Castillo y una subida lenta de Fujimori. Esta última semana las cosas se dan vuelta y la distancia se amplía en lugar de seguir reduciéndose. De 5 a 10 puntos.

Como siempre hemos manifestado en este espacio, la guerra por el norte y el NSE C son particularmente relevantes. En ambos segmentos y de manera consistente en las compañías de encuestas, Castillo saca ventaja y así asegura un primer lugar destacado a 14 días de la elección. Cada vez será más complejo para Fujimori darle vuelta.

Discutir más de las cifras de intención de voto, cuando incluso JC Tafur ya lo hizo en su columna acá en Sudaca es entonces una tarea ya realizada. Vamos a discutir algunos elementos que más bien van a ayudar a entender qué pasó que esta semana la foto cambiara de esta forma.

 

“Amor filial”

Un 70% de la población considera que la supuestamente espontánea y honesta reunión de los hermanos Fujimori en el mitin de Santa Mónica fue un truco de campaña. No es poca cosa. Abrazos, lágrimas, impulso, se perciben falsos. La relación de los dos hermanos mágicamente recompuesta para la campaña se interpreta de una manera engañosa. Sabemos la importancia que la familia tiene en los valores y la intención de los peruanos. Son el motor y las aspiraciones para casi todo. La percepción de instrumentalización de estas relaciones, de falsear una reconciliación, de imponerla, puede ser muy chocante para la opinión pública. La historia entre los hermanos Fujimori es -por decir lo menos- espinosa como para que mágicamente se hayan levantado los roces y se crea que la relación hoy es armoniosa. Se percibe que ha sido un juego burdo y esa valoración ha podido influir de manera importante para que haya algunos puntos perdidos de Fujimori

 

Pedro no se corrió

Si un 40% de entrevistados de Datum -equivalentes con la intención de voto que saca Fujimori- considera que Castillo se corrió del debate de Santa Mónica, un 45% sostiene que no lo hizo y que estaba atendiendo temas de su campaña. Tanta historia generada alrededor de esto, para que al final esa percepción no haya avanzado más allá de sus propios votantes. La percepción de que Fujimori le está marcando la agenda a Castillo se queda corta y también puede frenar su consideración ciudadana.

 

Reminiscencias del pasado

Es claro (79%) que se percibe que hay un cargamontón de la prensa contra Castillo que no le hace ningún favor a la candidata Fujimori. En un contexto en el que se reclaman -justamente- las agresiones físicas a la prensa, este cargamontón atenúa la gravedad de ese hecho y genera una imagen de David contra Goliat que puede también darle contrapesos en la intención de voto a Castillo. No se entiende cómo no se genera una muestra de equilibrio que no haga que un candidato se vea como víctima de un acoso mediático. Las explicaciones y las acciones deberían pensar más en los efectos que generan. Los candidatos que reciben el cargamontón de todos suelen tener beneficio de la opinión pública desde 1990 en este país.

 

Las razones del voto

Las razones que explican el voto son otro espacio que hace crecer a Castillo frente a Fujimori. ¿Por qué? Porque en el caso del candidato de Perú Libre se trata más de una característica intrínseca: el 47% considera que votará por él porque “ofrece el cambio que el país necesita” y un 14% “se preocupará por los que menos tienen”. Un 29% solamente lo hace por oposición: porque no quiere que el fujimorismo llegue al poder. Por el contrario, en las razones de voto para Fujimori, el 55% no lo hace por ella, sino por evitar que la izquierda llegue al poder. No por ella o su programa, sino porque no se elija la otra opción. Esa falta de identificación con algo orgánico es contraproducente.

 

El antifujimorismo como Ave Fénix

Han despertado a un gigante dormido. Carlos Meléndez ha planteado desde hace varios años que el antifujimorismo es el partido político con mayor identidad y más importante de este país. Estaba dormido. Se le ha despertado. Declaraciones de Fujimori sobre esterilizaciones forzadas, la comentada percepción de que la unidad de los hermanos es falsa, la “búsqueda” de Cerrón, entre tantos gestos, han movilizado a la organización que contribuyó en las elecciones pasadas a dar la vuelta a la tendencia electoral. Hoy han vuelto al ruedo. Una marcha importante el sábado a nivel nacional y probablemente una más antes de la elección va a evidenciar más el recuerdo negativo de Fujimori

 

Hasta allí el recuento de lo que puede haber influido en el cambio de tendencias. ¿Ello quiere decir que Castillo tuvo su semana perfecta? Para nada. Seguimos en medio de una campaña mediocre, sin ideas, sin confianza, sin -para este columnista- entusiasmo alguno. Llevar al veterinario Fernández, las agresiones a la prensa, las idas y vueltas en casi todo lo que haga, es bastante problemático. Pero parece que sus baños diarios los hace en teflón. O realmente no conocemos nada (tarea pendiente para todos los analistas) o realmente el antifujimorismo es de una fortaleza poco usual en nuestro país.

El resumen es claro entonces. Fujimori pierde el paso esta semana. Y las razones por las que intentamos entender esta caída se sitúan más en la progresiva pérdida de confianza que Fujimori está generando en la población, que no cree en sus acciones de campaña. En elementos más emocionales que pueden tener su origen en la falta de propuestas conocidas o identificadas de parte de los dos candidatos.

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Elecciones 2021, Perú, Voto

Todos andamos con nuestra calculadora en la mano últimamente. Algo de estadística hemos aprendido en sucesivos procesos electorales apretados, con photofinish y mucha adrenalina en juego. Lo cierto es que a tres semanas de la elección más importante en el Perú, nada está dicho, parafraseando a un conocido programa y conductor limeño.

Entre Castillo y Fujimori se están repartiendo más o menos las tres cuartas partes de los votos hoy y lo que queda, que no es poco hoy elige “nadie”. El problema es que ese 25% aproximadamente que queda durante un par de semanas permanece ahí sin que nadie lo capture. Balance de campaña de cualquiera de los equipos: no avanzamos nada. Seguimos en la misma posición.

Castillo sorprende con su casi 40% inamovible. Nada de la campaña contraria logra hacer que retroceda. No hablo de Fujimori aún, solo de Castillo. Se mantiene, resiste, no baja. Empezó en 40, sigue en 40. ¿Variará eso? Es matemática. Si la campaña logra capturar indecisos para uno u otro lado, pues sí. Pero estando a la mitad del camino recorrido parece poco probable.

Fujimori tuvo un para de semanas de subida explosiva. Remontó de manera impresionante entre 10 y 15 puntos de distancia que Castillo le llevaba. Parece que ha entrado a desaceleración, que no es sinónimo de parada. Crece más lento. Es lógico. Es más fácil que el candidato que va segundo capte más rápido aquellos que rechazan al primero. Sobre todo si el que va primero se encarga de alejar a sus votantes.

Entonces, salimos de una semana en la que pasó de todo, pero parece que los votantes ya no nos movemos mucho. Para Ipsos, tres puntos de diferencia, para IEP seis. Casi un tercio sin elegir a nadie. El problema es que solo quedan tres semanas. Hay que acelerar el paso si se desea llegar cómodo al seis de junio.

A continuación algunos elementos que creemos los candidatos pueden aprovechar más para redefinir su alcance y tentar a aumentar algo su intención de voto

 

El castillo de Lima

El candidato de Perú Libre ha renunciado a la capital o la capital ha renunciado a él. El problema es que se trata de casi el 35% de la población electoral del país. Mucha gente para darla por perdida. La capital concentra un antivoto cercano a 50% para Castillo. Claramente lo rechaza. Pero un 23% capitalino señala también que hoy tiene un voto que puede cambiar. Hasta ahora Castillo se ha sentido cómodo controlando el Perú no limeño, pero no necesariamente ese apoyo se va a mantener así. Buscar revertir algo en Lima debe ser prioridad para estas dos semanas.

El tema de género tampoco lo aprecia Castillo como prioritario, pero como va, el 6 de junio no habrá mujer que vote por él. Ha ido disminuyendo progresivamente su voto en entre mujeres, que ha ido a Fujimori automáticamente por la imagen de ser ella una candidata del mismo género. Pero Castillo no puede ignorar que en su perfil de votante dos terceras partes son hombres. Debe corregir los atributos de imagen que lo llevan a este perfil.

Dijimos hace varias semanas que una de las peleas que pueden asegurar la elección es el NSE C. Castillo ya podría dar por perdido el AB, pero el C aún es un campo de batalla que no debe dejarse de lado. Para Ipsos, la ventaja para Fujimori es clara (10%) en este NSE, pero para IEP se reparten un tercio cada uno. Más allá de ello con los polos decididos, la pelea por el centro por una vez va a ser relevante en esta elección.

 

Fujimori del Perú

En el otro extremo la candidata de Fuerza Popular se siente cómoda en la capital y parece que centrara sus esfuerzos en retenerla antes que en lograr un mayor respaldo en el resto del país. Esto puede ser muy peligroso. Salvo el norte, Fujimori se ha rendido en el sur y el oriente donde las diferencias con Castillo son mayores a los 20 puntos y en el oriente donde Castillo se ha reacomodado con holgura.

La pelea es en el norte donde tras un escenario difícil, la candidata ha recuperado terreno y está en empate técnico para Ipsos y estrechando el margen para IEP. Ese norte tan favorable a Fuerza Popular durante la primera vuelta hoy parece pensar mejor sus votos y dependerá que la candidata mejore su alcance allí para tenerlo controlado. Recordemos que es el segundo bolsón electoral y teniendo solamente Lima, necesita una buena ventaja también acá para asegurar su victoria.

Los jóvenes forman otro segmento importante para el fujimorismo, pero que ha sufrido, para las dos encuestadoras, un revés importante en esta semana. La juventud hoy no aparece tan cercana e incondicional a Fujimori como parecía hasta hace pocos días. Valdría pensar en mejores formas de hacer campaña con ellos.

 

La caza del indeciso

Un déficit que notamos en la campaña de la primera vuelta es que nadie quería comprarse el pleito de capturar a los indecisos. Hoy parecemos estar en el mismo escenario. Describamos un poco a ese segmento que no tiene una preferencia marcada por algún candidato para ver si es que las campañas prenden farolas rojas hacia ellos.

Son en mayoría mujeres, de NSE D/E y algo importante, de Lima. Y señala explícitamente que su voto puede cambiar. De alguna manera, que está buscando la opción que mejor los represente y se acomode a sus intereses.

¿A quién parecen más inclinados estos indecisos? Por el perfil, en NSE a Castillo y en género a las mujeres. Al ser limeños, nos podemos atrever a decir que estos votos hoy pueden beneficiar más a Fujimori que a Castillo, a no ser que hayan movimientos en los perfiles en estos días.

 

En resumen

Mucho aspaviento, poco resultado. Ninguna estrategia está resultando y los movimientos son lentos a estas alturas. Parece calma chicha previa a la tormenta de los últimos días. Pero si no se establecen cambios en las campañas, habrán movimientos inerciales.

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Elecciones 2021, Encuestas, Perú

La última semana se ha constatado que la tendencia electoral va en función de una Fujimori en avance y un Castillo entre estancado y en declive. A una velocidad acelerada, vale mencionar. ¿Es esto definitivo y nos acercamos a una presidenta el 7 de junio o tendremos una pelea con final impredecible? Ensayamos para eso una lista de escenarios y actores que pueden alterar el panorama

Si hay una tendencia clara luego del fin de semana y de conocer las últimas encuestas, es que Fujimori va avanzando y Castillo retrocediendo. Que además las distancias se han reducido ahora sí dramáticamente, poniéndolos, números más y números menos, a 5 puntos de distancia.

Lo otro que es claro también es que si no hay algo que pueda ser relevante o significativo, podemos cambiar el orden de los candidatos de cara al 6 de junio. ¿Por qué? Por la tendencia, pero también porque hay una candidata que hace campaña y otro que parece que quisiera minar la propia.

Castillo no quiere -o no puede- entrar en el juego de la campaña formal y queda continuamente descolocado frente a todo el despliegue de fuerza orgánica propia y la que le ha llovido gratis a Fujimori. Entonces, no hace cambios a la estrategia que lo llevó a ganar la primera vuelta y eso lo lleva a detener su avance y a retroceder en las preferencias.

La encuesta de ayer de IEP es muy clara en eso. Castillo ya no está estancado, retrocede. Y Fujimori ya no se nutre de indecisos, le está quitando votantes a Castillo. Ese escenario era el peor posible para un Castillo envalentonado pero sin aparato detrás que le asegure estrategia. Sin estrategia su campaña es contradictoria, opuesta, impredecible. Un día quiere ser garante de derechos y al día siguiente se tumba esa idea. Un día quiere A y el otro grita B en una plaza. Hace lo que en buena medida le nace hacer. Aunque la presidencia de la República no sea un cargo por impulso.

Por el otro lado, y como todo en su vida, la cosa viene muy fácil. Todos le regalan su apoyo de manera incondicional. Mejor corrupto conocida que comunista por conocer parece ser el derrotero de esta campaña. Es la definición perfecta del mal menor. Hay un juego mediático sin ningún contrapeso. Hay “iniciativas ciudadanas” que son campañas descaradas que nadie quiere cuestionar, porque no son partidarias. Hay endoso de apoyo sin criticidad. Muy fácil. Como fácil estudió, fácil fue su carrera política y fácil le ha sido zafar del acoso judicial, del que posiblemente se libre para siempre después de estas elecciones. Es impresionante la estrella de la candidata que ha logrado convertir adversos y hacerlos portavoces de su campaña.

¿Qué podría cambiar las tendencias y ponernos en escenarios distintos? Hay pocas cosas que hoy generen un contrapeso que vuelva a poner a Castillo en subida y a Fujimori en bajada, pero vamos a elaborar algunas hipótesis.

  1. La campaña de contacto directo vuelva a tomar impulso. Esa campaña que llevó a Castillo a triunfar en primera vuelta. Esa que privilegia la plaza pequeña, el boca a boca, el WhatsApp como la red de intercambio y propaganda. Esa campaña de la que tenemos tanto por aprender aún. Castillo demoró en prender en primera vuelta. ¿Podría estar demorando su explosión? Muy poco probable. Más si no da golpes de timón relevantes. Ya no estamos en el voto de protesta. Es quizás el voto de propuesta el que se manifiesta ahora. 
  2. La probabilidad de algún destape. O de algún hecho que se conozca de los candidatos en la campaña, aunque estamos seguros de que está más cerca, como probabilidad, de hundir a Castillo que a Fujimori. La candidata hoy tiene toda la prensa masiva de su lado, de una manera impúdica. Por ese lado, no es esperable que haya algo que a nivel de medios masivos pueda hacer que la candidatura fujimorista tambalee. Más bien tenemos que esperar más celo con Castillo y su entorno. Aunque cualquier noticiero local sea ya caja de resonancia de cualquier cosa que se diga para hundirlo.
  3. Adherencias. Creemos que más allá de la discusión sobre si implican votos o no, el que estructuras partidarias decidan su apoyo por uno u otro candidato puede ser definitivo. Si el apoyo de Mendoza y JP a Castillo es importante a nivel de discurso, el de APP y de RP a Fujimori es más significativo porque implica movilización y logística. Algo que a Castillo le falta a raudales. Lescano, Guevara y esa facción de AP aún podrían entrar más en campaña, pero no parecen cercanos a Castillo. Pero nadie más aparece en el horizonte para el lápiz.
  4. Estrategas. Desde la primera vuelta extrañamos la presencia de campañas inteligentes, orientadas, que supieran encauzar ideas y establecer ejes programáticos. En esta segunda vuelta es evidente que ello se mantiene. Una alternativa para Castillo puede ser la adhesión de algunos estrategas que puedan generar un impulso importante. En el caso de Fujimori, parece ser que los ecuatorianos que este portal destacó han hecho su trabajo. Se habla desde Otero hasta quienes llevaron la campaña del MAS en Bolivia como potenciales soportes de Castillo. Veremos si eso se materializa.
  5. Sociedad Civil. Un contrapeso importante en las últimas elecciones han sido las iniciativas libres de la sociedad civil. Desde la relevancia que tomaron los movimientos antifujimoristas en el 2016 hasta la calle que logró revertir el golpe de Estado de Merino hace apenas unos meses. Pero esa sociedad civil parece agotarse en la fórmula de manifiestos y acuerdos. No se percibe una efervescencia en la calle, una sensación tan fuerte que pueda hacer tambalear las tendencias actuales. A no ser que despierte pronto, no parece que la calle vaya a ser un factor importante. Si despierta, veremos lo que ocurre.
  6. El contexto -y aprovecharlo-. Hoy parece que vivimos en una burbuja y nada de lo que pasa alrededor importa en esta campaña. Casos como el estallido social y la represión de Duque en Colombia, o el anuncio de Biden de políticas tan a la izquierda que hacen parecer a Mendoza de centro, no juegan en esta campaña y algo podríamos pensar que nos quieren decir, pero nos miramos tan al ombligo que ni eso influye.

Creemos que estos 6 elementos podrían ser significativos en lo que queda de campaña. Pero no somos optimistas de considerar que lo van a ser. La mesa está servida para Fujimori. Va a depender sólo de ella sentarse a comer. Ojalá que quienes dieron apoyo público a su candidatura asuman ese costo. Del lado de Castillo, vale la pena preguntarse si realmente quiere ganar. 

Por: Banda, García Contto, Sialer y Saravia

Si nos acostumbramos a entender todo de la misma manera, nada nos va a parecer diferente. Por eso en este artículo quisimos traer miradas diferentes para entender las implicancias del último debate. Desde la antropología, la política y la semiótica. Lo que leas acá no estará en ninguna editorial ni en el prime time. Pero créeme, te va a ayudar más a entender lo que pasa.

La foto de la encuesta de anoche de Ipsos, que es predebate, muestra básicamente lo mismo que se mostraba la semana pasada. Y la ante pasada. Un Castillo pasando apenas el 40%. Una Fujimori escalando bastante lento. Lima opuesta al interior. Los planos de interpretación en este momento nos llevan a tratar de sacarle el jugo a las cifras, aunque éstas nos digan muy poco más de lo que ya sabemos. Por eso, planteamos un diálogo virtual a partir del debate con 3 profesionales que desde sus disciplinas nos ayudarán a darle un poco de vueltas al actual panorama.

Gabriela Sialer, Gonzalo Banda y Jose García Contto, desde la antropología, la política y la semiótica nos dan luces interesantes sobre cómo se dio el debate y lo que podemos esperar a partir de ello.

El sábado a la una, mejor dicho a la una y media de la tarde, muchos nos pegamos con este primer debate y hubo tantas interpretaciones como cuentas de tuiter existen. Reconozco mi incapacidad para saber quién ganó, sobre todo porque no hay un método que nos guíe en esta tarea. Pero encontramos una frase de Matheus Calderón que nos llamó la atención:

“Corruptos como la «gallina que come huevo». Corrupción como «barrer las escaleras». «Votar por el pueblo, no por su verdugo». «La gran corrupción es constitucional». El manejo del lenguaje (a la vez coloquial y político) de Pedro Castillo es tremendamente superior al de Keiko.” 

Y nos planteamos la pregunta de si estábamos en capacidad de lograr descifrar la apuesta que cada candidato hacía y sobre ello le consultamos al panel. Sobre el debate en sí mismo, hay que señalar que estamos ante un factor pérdida que García Contto señala muy bien, que tiende a igualar a los candidatos: 

“una importante parte del “encuentro” en Chota se perdió en la transmisión televisiva, el “sabor de mitin”, la sensación de “acto público”. Creo que son pocas las tomas abiertas o planos panorámicos de la audiencia en la plaza mayor de Chota. Por tanto, pasamos a lo que “se nos deja ver” en la transmisión. No aparece alguno de los personajes como más fuerte o débil, visual o gestualmente, tampoco en su despliegue verbal”

Pero en el desarrollo mismo del debate, aparentemente la correlación de fuerzas estuvo pareja. Opino de manera similar, en un debate de plaza abierta se miden gestos incluso más que mensajes, y en ese sentido, Banda señala que:

“En lo simbólico, que es lo cuenta en esta reyerta callejera a la que se desafiaron en Chota. Castillo se mostró calmado y hasta diría contenido, no mostró ningún ademán autoritario, confiado de su respaldo popular, tuvo momentos notables de confrontación buenos. A Keiko es muy justo reconocerle el temple de haberse parado en una plaza opositora, quizá le jugó mal el tuve que venir “hasta aquí” y visiblemente su actitud fue más fuerte y confrontacional”.

Sialer va en ese mismo sentido: 

“Fuera del discurso, el acto de Keiko de salir de su zona de confort directamente a “territorio enemigo” en el primero de los debates con su competidor y “no correrse” fue en justa medida, rescatable considerando que este acto elemental de diálogo tuvo una valla muy baja en primera vuelta. El problema es que repetir al menos 4 veces la frase “He venido hasta aquí” se interpretó más como un meme y un innecesario ejercicio de ego, sin empatía, sin un deseo de aproximación genuinamente deseado.”

En esa confrontación de fuerzas, es claro que no hay un ganador por unanimidad, pues cada quien tendrá su evaluación en función de cada variable que considere relevante. Por eso sería injusto declarar a algún ganador como avasallante. Porque, como pocos han notado, García Contto señala que buscar un ganador “se vuelve absurdo cuando tienes candidatos hablando a sectores sociales opuestos en la escala económica, y para quienes el “ganador” va a ser radicalmente diferente, según su percepción y lectura”

Un elemento que Banda destaca y que pareció un eje de contención de Castillo contra Fujimori es la condición de localía. En los moderadores y en el mismo candidato hubo muchos gestos de agradecimiento a Fuerza Popular por llegar a su casa, recibiendo como respuesta el ya famoso “tuve que venir hasta acá”

“Creo que Castillo ha conseguido que se lo identifique como el candidato del campo que recibe a la candidata de la ciudad. Al candidato de las regiones que recibe a la candidata de Lima.  Keiko ha conseguido asegurar que se le identifique como una candidata que no huye de los retos, que no arruga. Es claro que ella ha dado un giro de timón para acercarse a los sectores más populosos.”

Ese coraje de Keiko ha sido reconocido también por propios y extraños. ¿A nivel de arrastre popular va a significar algo? Considero que se balanceó con la torpeza de llegar tarde. Pero un elemento percibido por Sialer en su análisis lo hace muy interesante. Cómo se presentó cada candidato y qué nos quieren transmitir con ello:

“Keiko ha incorporado la camiseta de la Selección Peruana de Fútbol, con su poderosa polisemia: el concepto de “ponerse la camiseta”: compromiso, entrega, darlo todo por el Perú. Lo mismo hizo Castillo, con una casaca blanca con el logo de, ¡oh sorpresa!, Marca Perú. 

Con esto, algunas hipótesis: el candidato no fue consciente de todo el background marketero de Marca Perú dentro del concepto global de marca país y partió de la internalización popular que ya tiene el concepto para el colectivo, relacionado al orgullo y la esperanza nacional; es una jugada maestra sutil para subrayar que está a favor de la economía internacional y las alianzas empresariales, tema que aún le falta muchísimo por aclarar y desarrollar; y otro eje es que Chávez también se ponía la casaca deportiva olímpica oficial de Venezuela. A estas alturas debería tener símbolos mucho más claros y de menos libre interpretación, pero creo que esto es parte de la zona gris en que se encuentra en cuanto a qué cede y qué mantiene de su discurso original.”

Sobre la orientación del discurso García Contto hace un análisis de cómo será percibido el mismo por los diferentes NSE:

“Para el NSE A y B, Castillo es inconsistente, inorgánico, incoherente, no deslinda de Cerrón, su discurso es desordenado y poco comprensible. No ven propuestas concretas y solo retórica y dichos populacheros. Para D y E, Castillo les habla “como ellos” con expresiones claras y metáforas cotidianas que son comprensibles sobre cómo eliminar la corrupción (barrer la escalera de arriba abajo), o figuras de cercanía sobre “ser como ellos” (sus hijos y la educación estatal). Eso sumando a sus discursos previos de nacionalismos.” Esa empatía consideramos que puede ser crucial en esta campaña.

Finalmente, ¿qué implicancias tendrá el debate? Sialer considera que se ha tratado más de una pelea de egos y que no se ha logrado exponer o mostrar nada que sea relevante. Banda considera que sí se ha logrado obtener un buen termómetro: “Castillo si bien tuvo momentos buenos en el ataque, ante Keiko es muy sencillo ganar en el ataque, se enredó en lo programático, y muy pocos reflejos políticos para responder por su flanco más débil que es Cerrón. Keiko ha comenzado a pronunciar la palabra cambio, pero se enfrenta a la montaña más dura que es su antivoto, a ella cada punto le cuesta muchísimo, al revés que a Castillo.”

Por su parte García Contto nos devuelve a la pregunta inicial, de cómo medir a cada candidato en el debate y estresando las diferencias señala:

“Castillo no podrá crecer en el sector AB, el tema es más que ideológico o sobre “el modelo”, es también de lenguajes (socioculturales), que “no se le entiende”. El misterio es el sector C, particularmente el urbano. ¿Qué lenguajes y prácticas rigen en estos espacios? ¿En qué medida las acciones y discurso de Castillo son entendidos (o no) ahí? Por su parte, sospecho que Fujimori seguirá fortaleciéndose en sector A, y creciendo en el B.  Pero dudo que eso ocurra en los sectores D y E. Más allá de la multiplicación de sus promesas populistas, Fujimori no logra adquirir esa “aura popular”, una suma de gestualidades y modales que se traducen como “ser parte de”. Por supuesto, me pregunto si eso es algo que “se puede adquirir”, o se tiene que “sufrir”, o si algún gobernante lo tuvo realmente o fue ficción.”

Ideas relevantes, novedosas, que aportan un punto de vista diferente al análisis de una campaña que nos reta y nos va a retar por mucho tiempo como decodificadores de la opinión pública. Hay que abrir más la ventana para iluminar más la casa.

 

Después de esta primera semana de campaña electoral ya tenemos el primer punto de partida. Pero consideramos que es apresurado sacar conclusiones sobre un potencial ganador o ganadora. Lo que no es apresurado sino más bien urgente es conocer cómo podemos generar la obligación de los candidatos a establecer compromisos sobre sus propias acciones. 

Ha sido una semana de encuestas, de inicios de giras, de entrevistas, de destapes sobre Cerron y Castillo (ninguno sobre Fujimori y creo que no tendremos ninguno en seis semanas más). De todo un poco. Aunque para ser sinceros, lo que no se define esta semana es la composición final del Congreso. Esperaremos lo que pasa con ello para el análisis respectivo.

Después de ver los números, incluyendo los de Idice como ejercicio lúdico, lo central es que Castillo bordea el 40% de intención de voto y Fujimori el 20%. Suben y bajan pero por ahí van.

Lo siguiente que hay que decir es que no hay grandes movimientos con respecto a la primeras vuelta. Los candidatos ganadores mantienen el 90% de su discurso. Pero la percepción de las personas para justificar su voto por uno u otra sí tiene elementos que valen la pena mirar, de acuerdo con la encuesta del IEP. Se presenta esa porque además es la única con una respuesta espontánea, sin mostrar una tarjeta que influencia su voto:

Si bien es cierto que ambos candidatos tienen una mayor explicación por el “anti” hay diferencias notables. Hay una explicación sectorial relevante del voto por Perú Libre y una explicación de “defensa del modelo” -economía y democracia- y el recuerdo del padre en el voto de Fuerza Popular. Si uno lee el cuadro, es evidente que a Castillo le adjudican un mejor plan de gobierno (¿?) en sectores clave, mientras que a Fujimori la sienten como una alternativa, pero con menor entusiasmo. Es bien claro que en el lado de lo programático, se siente un mayor peso de Castillo. Entonces, punto de partida, Castillo ya tiene una identidad y Fujimori tiene una asignación “anti”. Sacar a Castillo de esa identidad es una tarea muy difícil.

Menos cuando lo que se hace es el “terruqueo”. Observen las respuestas. Nadie hace una referencia explícita a SL. A una lógica de izquierda y comunista, sí. Pero no al terrorismo. Por más portadas que se hagan a diario, y centrar los argumentos anti Castillo hacia esa zona peligrosa, la opinión pública no está reconociendo esa relación de manera espontánea. Mucho menos el vínculo con Venezuela o Bolivia, que fue el centro del ataque de Fujimori en esta semana.

La precariedad de la representación seguirá siendo el sanbenito de las elecciones del bicentenario. El 37% hoy opta por la opción “ninguno”, ya sea viciando, votando en blanco o aún no sabiendo por quién hacerlo. Esa opción pelea el primer lugar hoy y le ha sacado una buena ventaja a la candidata Fujimori. Mantiene la proporción de las semanas previas a la primera vuelta, pero hay un giro en los indecisos relevante, se vuelven más limeños, más masculinos, aunque siguen siendo mayoritariamente de NSE muy bajos.

Frente a eso, voces sensatas señalan que la acción ciudadana debe exigir garantías a los candidatos y estos deben ofrecerlas. Desde este humilde rincón somos escépticos de lo etéreo de esa acción que no tiene hoy el espacio del ejercicio para poder hacerse realidad. Queda en la cancha de los candidatos hacerlo y no parece que estén muy dispuestos a hacerlo. Llama la atención que los “compromisos” que antes Fujimori firmaba con tanta soltura, hoy no aparezcan en ninguna parte de su discurso. Menos en el de Castillo que desde arriba de las preferencias va a esperar a ver qué necesita hacer o decir según se vaya moviendo su rival.

Por ello, en ese escenario y también en función de lo que se expresan en la diferentes mediciones, proponemos algunos puntos de compromiso que podrían generar un poco más de confianza para que los candidatos tengan candados. Van a sonar quizás ingenuos, pero que sirvan para empezar a discutirlos en serio:

  1. Gabinetes nombrados. Los candidatos se muestran seguros de lo que van a hacer desde el 29 de julio. Ya lo tienen “todo listo”. Si es así, que comprometan a su primer gabinete. Que haya “nombramientos” al menos de los ministerios clave. Que el Premier sea conocido y forme parte integral de la campaña. Que se tangibilice así el estilo de gobierno y la capacidad de convocatoria que tendrá una u otra opción. Que el futuro o futura Primer Ministro se someta también al escudriñamiento público. Porque ya tienen idea de a quiénes van a nombrar, ¿o no?
  1. Renuncias. Renunciar al protagonismo en el Congreso. A la presidencia de comisiones clave. No presidir presupuesto. No presidir fiscalización. No presidir economía. Renunciar a la privacidad de lo público. Toda la agenda presidencial y ministerial debe ser transparente, conocida y auditada. Renunciar a los secretos bancarios y de comunicaciones. Renunciar.
  1. 21 acciones concretas generales y sectoriales para los primeros 100 días. Con control del Congreso, de auditores y de la opinión pública. Que especifiquen hoy cuáles son, su presupuesto, sus responsables y su forma de ejecución. Es muy importante conocer el shock de propuestas que los candidatos tendrán para ejecutar en el inicio de sus gobiernos.
  1. Atención específica de la pandemia. Que nada distraiga de ese objetivo. Ordenada en siguientes puntos: médico, sanitario, económico y social. Con criterios de impacto y de realidad.
  1. Nombrar una comisión de seguimiento de promesas electorales. Formada desde luego por miembros de la oposición y “notables”. Pero que sea tangible que habrá explicación y detalle de lo que se hace. Que además tenga exposición mediática y un vínculo al Congreso que ayude a su función fiscalizadora. Pero que no nos hagan de nuevo el perro muerto habitual. Si los elegimos por algo, que hagan ese “algo”.
  1. Accountability. Propuesta de rendición de cuentas. Obligatoria y comunicada a la opinión pública. Con formatos claros y simples. Que se sepa y conozca lo que se está haciendo, cómo se está haciendo y para qué se está haciendo.

Estas seis medidas pueden ser un punto de partida real y concreto. Seguramente caerán en saco roto. Pero desde esta posición ciudadana las ofrecemos de buena fe.

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Encuestas, IEP

No se pueden entender las cifras de anoche sin un balance de la primera vuelta. Las huellas de un país debilitado y fragmentado, la carrera que se centró más en Lima y la falta de una estrategia para pensar el país nos dejan una segunda vuelta muy complicada.

 

Llegó la segunda vuelta. Llegó la primera encuesta que es como una línea base para entender de dónde parten y cómo parten los candidatos. Lo único bueno es que ya no habrá outsider posible. En el resto, más sombras que luces.

 

Lo primero que debemos decir es que la encuesta deja a los candidatos mal que bien como quedaron en la primera vuelta. Una diferencia razonable para Castillo y una segmentación que ya se había advertido pero que siempre divierte por todo lo que genera en Twitter y Facebook.

 

Lo segundo es que comprueba algo que ya habíamos mencionado en este mismo espacio: somos más de un país. No cabe ninguna duda de ello. Las diferencias que hay entre Lima y el resto de las regiones es demasiado profunda como para que dejar de mencionarlo.

 

 

El peso que tiene Lima es muy fuerte para algunas candidaturas y muy débil para otras. Beingolea, López Aliaga, De Soto, Guzmán, Forsyth y Urresti consiguen la mayoría de sus votos de la capital. Mientras que Castillo de lejos, pero Lescano y Acuña también, tienen un caudal afuera de Lima muy importante. Fujimori y Mendoza presentan un peso más equilibrado en función a la distribución real de Lima (poco menos de un tercio del total).

 

¿Qué nos dice esto? Que algunos se tomaron estas elecciones como si hubiesen sido para la alcaldía y no para la presidencia. El no generar adhesiones fuera de Lima habla de incapacidad para entender lo que se necesitaba o campañas muy mal enfocadas.

 

Mucho se habla del anti establishment. Pero también cabe otra pregunta. ¿Es posible pensar que si algún candidato quería “salir” de Lima y escalar, tal vez encontraba eco? ¿No será que eso que llamamos el centro, se refiere más al centro del país, pegado a Larcomar, antes que a una propuesta programática? Seis candidatos peleando el voto de Lima, previsible que más del 70% restante quedara ahí, volátil.

 

Yo quisiera detenerme en APP un segundo y considerar que es la tercera fuerza en el Parlamento, con una votación mayoritaria en regiones fuera de Lima. Siempre estuvo subregistrada. Elección tras elección. Y siempre está en la foto. No le alcanzará para que Acuña sea presidente jamás, pero vaya que logran ser una fuerza electoral con sensibilidad y olfato. Pero es más cómodo el meme.

 

Adicional, veamos las diferencias que explican el triunfo de Castillo. Si Lima estuvo atomizada, hubo regiones en las que Castillo sencillamente arrasó. Y los “limeños” no existieron. Con menos peso poblacional pero con porcentajes más contundentes:

 

Pero vamos por partes. Un primer detalle es que si bien hay una diferencia notable entre los dos candidatos, que no se ha visto en encuestas previas de segunda vuelta, no hay nada dicho y faltan varias semanas. A ver si dejamos de hiperventilar un poco. Los 11 puntos no significan en esencia nada de cara a la elección y mucho de cara a la interpretación.

 

Veamos algunos detalles que nos permiten comprender mejor -desde la primera vuelta- estos números de anoche. Lo primero que mencionábamos es lo que representa Lima para los partidos y candidatos. Tuesta señalaba anoche en Cuarto Poder cómo la capital iba perdiendo peso en las últimas décadas. Ahora lo podemos ver con claridad:

 

Este cuadro presenta la distribución proporcional de los votos entre Lima y Huancavelica. Sobran comentarios, ¿verdad?

 

Sumado a esto, la importancia del candidato o la importancia del partido se han puesto de manifiesto y poco se está notando esto. Si el Partido Morado pasa la valla es por el peso de su lista congresal y a pesar de su candidato. Ni qué decir de Somos Perú. El siguiente cuadro lo muestra:

 

¿Qué nos quiere decir esto? Que en el caso de Somos Perú, por ejemplo, la votación por el Congreso alcanza hasta el momento casi tres veces más que la presidencial. En el caso del Partido Morado, casi dos veces más. Caso contrario es el de De Soto, Castillo y López Aliaga, que han sido candidaturas más presidenciales. En estos casos, su votación congresal alcanza solo la mitad de su voto presidencial. Por ellos hubo voto cruzado por montones.

 

En cinco años dos candidatas repiten su postulación. Fujimori, con Fuerza Popular en el 2016 obtuvo poco más de 6 millones 100 mil votos. Veronika Mendoza, en ese entonces con el Frente Amplio, obtuvo cerca de 2 millones 900 mil votos. En el 2021 Keiko obtiene casi 1.9 millones y Mendoza 1.1 millones. El 30% y el 38% de lo que obtuvieron hace cinco años.

 

Pero además en relativos, con esos votos Fujimori obtenía el 40% de votos válidos y Mendoza el 19%. Hoy esos porcentajes se hicieron 13% y 8% respectivamente. ¿Qué pasó? ¿Por qué no los cuidaron? Es más fácil entender el retroceso de Fuerza Popular por su papel en el Congreso. Pero ¿Mendoza? Nunca creció en la campaña, como notamos tantas veces. Una involución muy importante. Como también la es la mayoría de votos congresales con respecto a hace un año:

 

Los que han incrementado significativamente su votación con respecto a hace un año han sido aquellos partidos y movimientos que en 2020 n o contaban con los líderes que hoy sí: Lopez Aliaga, De Soto, son ejemplo de ello. Y Castillo ha sabido hacer crecer geométricamente la votación para el Congreso. Fuerza Popular y Juntos por el Perú orgánicamente mantienen su voto 2020. Pero casos como el Frepap, el Partido Morado, Podemos y hasta el mismo Acción Popular son interesantes para estudiar. Se desploman de mala manera. No incluimos a PPC pues con los problemas que tuvo con su lista en Lima era evidente que se iba a caer.

 

En resumen, lo que la primera vuelta nos deja nos permite entender mejor por qué el resultado de la encuesta de ayer. Un país dividido que no se entiende entre sí. Élites cuyas apuestas no se entienden. Elecciones muy recientes de las que no aprendieron nada. En cada caso, los que no están en esta segunda vuelta tienen que mirar hacia adentro y ser autocríticos. Todos los perdedores perdieron por su culpa, no por los demás.

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Elecciones, Elecciones 2021, ONPE

Llegamos al cierre de la primera vuelta de unas elecciones complejas. Si le daban una semana más o Castillo ganaba en primera vuelta o no pasaba. Así de frágiles nuestras apuestas políticas. Tenemos tres países en uno y la tarea urgente es convertirnos en uno solo.

 

Al cierre de este artículo, la ONPE ya reportó avances a más del 55%. Pero el conteo rápido de IPSOS al 100% ya nos dijo que tendremos una segunda vuelta clara: Castillo – Fujimori. La semana pasada ya se veía venir el movimiento. Lo que no sabíamos era qué movimiento se venía. Alcanzamos nivel 10 de turbulencia en la escala el jueves. Ya el domingo nos agarró algo más prevenidos.

 

Subidas, bajadas, estacionados. El siguiente lunes tendremos un mejor y más oficial mapa. Y más tranquilos los ánimos ya que hoy todos nos preguntamos qué pasó con cierto estupor de resaca. Por ahora, algunas cosas que valen la pena ir colocando en su sana dimensión.

 

Un Perú, dos Perús, tres Perús

 

No es nuevo pero por viejo no es menos relevante. Revisando el 100% del boca de urna de IPSOS, que es lo que más podemos hacer mientras ONPE avanza (más rápido de lo planeado además) vemos con claridad el origen de los votos de Castillo y cómo se “comió” a Lescano por donde compitió. También vemos bloques conservadores de derecha muy claros.

 

Perú 1. Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Puno (el único sitio donde Lescano le compite y aún así le gana), Castillo ha ganado arrasando, con más del 35% de votos. Es clave. El Perú más pobre y el más rural masivamente votó por Castillo y dejó de lado a quien venía ganando cierto espacio. Pero además, allí, la izquierda moderada de Mendoza dejó de prender desde el 2016. Aún muy pronto para evaluar qué pasó con la candidata y sus tropiezos de campaña.

 

Pero no solo allí. Castillo ganaría con holgura también en Amazonas, Ancash, ¡Arequipa!, Cuzco, Huánuco, Junín, Lima Provincias, Madre de Dios, Moquegua, Pasco San Martín y Tacna son departamentos donde el candidato obtendría más del 20% y el primer lugar. El lápiz pintó más de lo previsto.

 

Perú 2. Pero no solo está Castillo. La costa norte, Piura, Lambayeque,  La Libertad más Ica de la costa sur, apuesta como casi siempre por el fujimorismo y además por López Aliaga que ha entrado con fuerza en estas ciudades. Es importante ver cómo el fujimorismo cedió parte de su capital político de antaño a una opción más a la derecha de ellos como la de López Aliaga.

 

Perú3. Y nos queda Lima. Una Lima que elige a De Soto, Fujimori y López Aliaga. La mitad de limeños apuesta por una de estas tres opciones. Pero es la capital y es lo que casi termina metiendo a De Soto en la pelea. Tal vez ahí era donde Las Vegas tomaba la información para sus apuestas. Lima es una incógnita cerrada. Muy difícil también de comprender cómo su apuesta es principalmente por opciones tan de derecha.

 

 

El eje conservador

 

Una de las cosas que más me llamó la atención con la aparición de López Aliaga en la escena electoral nacional fue su discurso abiertamente conservador y a la vez tan confrontacional y agresivo. Muchos antes tal vez intentaron exponer una lógica en ese sentido, pero RLA tuvo los medios, el medio y el discurso para hacerlo.

 

Lo terrible es que no es el único. Haciendo una suma de fuerzas políticas que suman a Castillo, Fujmori, Lescano y Lopez Aliaga, estamos hablando de una fuerza de 50% del electorado. La mita del país que vota hoy por una alternativa de control de los derechos individuales. Que desea que el ejercicio del gobierno impida la ampliación del ejercicio de los derechos individuales. Si quitamos a Castillo y nos quedamos con el eje conservador de derecha, la cifra llega a la cuarta parte de la población. Uno de cada cuatro.

 

Lo peor es que es un discurso que basa su premisa en una palabra: libertad. Aunque suene paradójico, en nombre de la libertad se apuesta por un Estado menos inclusivo y más represivo. Hoy, los movimientos que consideran que el Estado “no debe imponerles una forma de vida liberal” ya tienen una cara política que se va a quedar allí.

 

El centro que no existía

 

El Partido Morado que se debate entre la valla y la desaparición. El experimento Forzai (estoy seguro de que da para una película). Buena parte de Juntos por el Perú. Representan al 18% de los electores. La alternativa ganadora decíamos. El modelo no quiere extremos decíamos. Al final fueron propuestas que se consideraron tibias y que no significaron mucho ni siquiera en Lima, que era donde debieron prender.

 

¿Por qué? Porque si de algo este columnista está seguro sin pruebas -aún- pero sin dudas también, es que los candidatos no prendieron, que sus apuestas no funcionaron y que se relacionaron muy mal con sus electores.

 

Pero tienen un fiel de balanza muy importante que es donde será importante pelear. Si logran amalgamar una bancada única van a tener peso propio y van a poder construir. Quién sabe si de allí no se vislumbra algo para las regionales y para el 2026. Gente hay. Proyecto no.

 

El Congreso del terror

 

No conocemos a los congresistas. Tampoco a sus partidos de procedencia. Qué van a proponer, cómo lo van a negociar, qué tipo de relación tendrán con el ejecutivo. Fragmentado además. No habrá mayoría de nadie. Pero parece evidente por donde vendrán las alianzas. Parece que la principal bancada no llegaría a 30 congresistas (la de Perú Libre), pero acá siempre es buena la variedad.

 

No es menor que el candidato que mayor votación ha sacado ha manifestado su intención de cerrar el Congreso si le bloquea la posibilidad de una nueva Constitución. Llevado a ese extremo, ¿el país se puede someter a otros cinco año de tensión permanente entre Ejecutivo y Legislativo? ¿Seremos capaces de aguantarlo?

 

El ajedrez

 

Fujimori salió anoche, antes de saberse -quizás sabiéndolo- ganadora otra vez del segundo lugar a lanzar el primer piropo a Hernando de Soto con quien hasta ese momento disputaba el pase al balotaje. Comienza así la temporada de ofertas y alianzas, del dame-que-te-doy político. Claro, con menos de 15% del país van a necesitar mucho de los perdedores. También salió el VP de López Aliaga, almirantazo él, a tender puentes de apoyo, pero con condiciones: no comunistas, no cambios a la constitución, que crean en la libertad (ya explicamos su significado líneas arriba). Le hablaba ¿a quién?

 

¿Quién va a convocar a Acción Popular y a cuál Acción Popular además? ¿Quién se va a sentar con Forzai papá y con la Vero a animarlos? ¿Con Urresti y Luna? ¿Será posible? ¿Castillo tiene al lado operadores políticos para hacerlo?

 

JP es la incógnita. ¿Se pegarán a la izquierda de Castillo como parecería el derrotero natural y después de que por haber endosado a PPK el 2016 Mendoza dejó de conectar con el sur? ¿Dejarán libertad a sus votantes? Lo que es claro es que no van por el fujimorismo de ninguna manera. Esa ficha va a estar interesante y no se espera una definición pronta.

 

De estas alianzas depende, en buena parte, nuestro país.

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Bicentenario, Elecciones 2021, Mauricio Saravia, ONPE
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