Hace algunas décadas, un niño de 10 años filmaba sus cortometrajes con la cámara que le regalaron sus padres. En su barrio de Los Ángeles, uno de sus vecinos realizaba su segundo largometraje. Cuando salía rumbo a la escuela, habitualmente observaba al director de cine en las mañanas recoger su periódico. Ese niño era David Fincher, director de Seven y Fight Club y su vecino George Lucas. 

Lucas marcó a toda una generación con la saga de Star Wars y se convirtió en el fundador de una compañía líder en efectos especiales. Aquel niño que llevaba en sus manos una cámara 8mm, hoy ya cumplió 59 años, lleva 29 de ellos dirigiendo films sin que alguno siquiera haya pasado desapercibido y es, además, uno de los grandes referentes del cine mundial. 

David Fincher dejó su pequeña cámara para iniciar una carrera con la animación y publicidad, aunque todos lo conozcan por las películas que vinieron después como Seven, The Game, Fight Club, La habitación del pánico, Zodiac, El curioso caso de Benjamin Button, Facebook, La chica con el dragón tatuado, Pérdida y Mank. Films, que en su mayoría han sido reconocidos por la crítica internacional. 

“Mucha gente odia Alien 3, pero nadie más que yo”. El cineasta juró nunca más dirigir una película después de esta experiencia. La intervención de los productores hollywoodenses la convirtió en una pesadilla. Si hubiera cumplido su palabra, su ópera prima se hubiera convertido en la última y nos hubiéramos quedado sin ver Seven. En 1995, Fincher se hizo de un nombre por llevar a la pantalla la historia de dos detectives tras los pasos de un asesino en serie guiado por los 7 pecados capitales. Brad Pitt y Morgan Freeman fueron los protagonistas del primer film de culto del director. 

Seven se convirtió en un enorme éxito de taquilla y recaudó 327,3 millones de dólares. Los siete pecados capitales fue filmado cuando Fincher tenía la edad de Cristo. Dos años después presentó The Game con Michael Douglas y Sean Penn, que también logró un éxito considerable en taquilla y que quizás es de las películas que menos se menciona del director, pero no por alguna deficiencia en su calidad. Sin embargo, la obra que vino después ha marcado un antes y después no solo en la vida del cineasta, sino en la de toda una generación: Fight Club.  

La adaptación cinematográfica del libro de Chuck Palahniuk convocó nuevamente a Brad Pitt, esta vez acompañado de Helena Bonham Carter y Edward Norton, quien venía de mover mucho polvo con el film American History X. Hace 22 años se estrenó Fight Club. Nunca tuvo en su momento el éxito de taquilla que obtuvieron Seven y The Game, pero las reproducciones que vinieron en los siguientes años lo convirtieron en el símbolo de toda una generación relacionada con la cultura grunge y el desencanto que un sistema social consumista, había empezado a despertar. 

Fincher ha logrado que en la memoria colectiva prevalezcan frases como: 

“La primera regla del club de la pelea es: nadie habla sobre el club de la pelea. 

La segunda regla del club de la pelea es: ningún miembro habla sobre el club de la pelea”.

Como también: 

«Me conociste en un momento muy extraño de mi vida».

El inicio del siglo XXI vino de la mano de un referente cinematográfico de la cultura pop como lo es Fight Club. Mucho se ha hablado si es una apología a la violencia o no, el director ha declarado que mientras más se detalle el dolor, más horrible debe parecer al espectador, aunque, “nunca se sabe lo que la gente hará con los personajes”.

Una pequeña Kristen Stewart de la mano de Jodie Foster personifican el único film en donde las mujeres adquieren un real protagonismo fuera de los estereotipos femeninos: La habitación del pánico. Para el año 2002 ya todos querían grabar con el cineasta. De aquí en adelante todas las cintas de Fincher han sido nominadas, aplaudidas por la crítica y reconocidas en el mundo. 

A pesar de todo, La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas no concede hasta la fecha ningún Oscar al director americano dentro de las principales categorías. Esta conflictiva relación se traduce en nominaciones, tras nominaciones. Facebook y El curioso caso de Benjamin Button en cambio con tres estatuillas cada una, son a las que mejor les ha ido con la Academia. 

El último 28 de agosto Fincher celebró un año más de vida. Este año además, estrenó por primera vez en Netflix y logró 10 nominaciones a los premios Oscar con su última película: Mank. Historia del guionista del film Ciudadano Kane de Orson Welles, realizado en blanco y negro, con las actuaciones de Gary OIdman y Amanda Seyfried. Se llevó dos estatuillas  a casa, más de lo que consiguió El Ciudadano Kane en su momento. Pero el Oscar a mejor director sigue siendo aún esquivo. 

Lucas no solo fue una inspiración, también intervino directamente en su carrera al colocarlo como asistente de cámara en El Retorno del Jedi en 1983. Pero la ciencia ficción nunca lo cautivó, ya que años después rechazó la propuesta para continuar con la saga de Star Wars como director. 

Aquel pequeño que soñaba estrenar una película como lo hacía su vecino George Lucas en Hollywood, se dispuso a trabajar en todas las áreas que comprenden la realización cinematográfica. Dirigió videoclips para figuras como Madonna y Michael Jackson. Fue capaz de realizar 17 repeticiones por toma y 200 horas de grabación por hora editada. Su cine caracterizado por sombras, contrastes de colores y personajes desquiciados se complementa con una obsesión por el detalle y su deseo por capturar la atención del espectador. 

Hoy, David Fincher prepara su próximo film The Killer que llegará por la plataforma de Netflix y también contará la historia de un asesino. Seguirá buscando impactar a su audiencia como a él lo impactó Tiburón cuando decidió no volver a entrar al mar. Buscará contar historias como las que escuchó de pequeño a su madre, que era enfermera en un hospital psiquiátrico.

 

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Calzón rojo es uno de los más de 40 cortometrajes que se presentan en las redes del Teatro La Plaza y en TvPerú para conmemorar el bicentenario de nuestra independencia. Pero esta propuesta audiovisual no pretende caer en la vieja mirada hegemónica y patriarcal, sino más bien, presentarla desde otro punto de vista. El punto de vista de las mujeres. Es por eso que gestoras, directoras, productoras y actrices, técnicas y performers han dado forma a este proyecto buscando distanciarse de la cultura que se ha impuesto a lo largo de estos 200 años. 

Bicentenaria es como se denomina este proyecto colectivo y femenino impulsado desde la investigación y curación de Karen Bermedo bajo la concepción de Chela de Ferrari. Ellas presentan la necesidad de contar la historia del Perú bajo la mirada femenina y con ello evidenciar las taras sociales que han sido impuestas en estos dos siglos. Poner a la mujer en primer plano significa en esta propuesta no solo que sean ellas las que produzcan, dirijan y actúen, sino también que puedan caracterizar a estos personajes masculinos de nuestra historia con cuerpo y voz femenina. 

Estos casi 50 cortometrajes realizados han sido dirigidos por mujeres como Marisol Palacios, Lucero Medina, Enrica Pérez, Diana Daf Collazos y Claudia Tangoa. Además están divididos en tres series diferentes con el objetivo de abarcar desde los próceres de la independencia, las mujeres que han luchado a través de la historia y que siguen luchando, hasta las jóvenes que hoy quieren decir cual es la sociedad en la desean vivir. Tres series distintas de ficción y documental que engloba la diversidad femenina desde diferentes escenarios y realidades. 

La primera parte, que es la serie número 1, desnuda por medio de seis actrices el pensamiento masculino que ha sido impuesto culturalmente. Personajes como Jose de San Martin, interpretado por la actriz Alejandra Guerra en un episodio hilarante de nuestra historia, cuenta cuando las mujeres fueron condecoradas por el libertador  por su “patriotismo más sensible». También está Javier Prado, al que casi todos solo conocemos por la avenida y por otro lado el juez que absolvió a un violador porque la víctima llevaba un calzón rojo. A Javier Prado lo caracteriza la actriz Anahi Padilla que desde su activismo le ha tocado el reto de personificar a un hombre que habla de una raza superior siendo ella afroperuana. Próximamente tendremos el acercamiento a un personaje como Fujimori en la piel de Biviana Goto. 

En la serie número 2, se recuerda a las mujeres luchadoras de la historia. La selección solo ha podido abarcar a 10 como las más representativas. Importante esta mención tomando en cuenta que muchas de ellas han sido simplemente dejadas de lado a la hora de contar la historia del Perú. Desde la batalla por los derechos humanos, pasando por la política, ciencia, arte, deporte, literatura y activismo desfilan figuras como Victoria Santa Cruz, Indira Huilca en un corto aún por estrenar; Maria Elena Moyano, Angelica Espinoza, Mama Angelica, Etna Velarde, entre otras. 

Finalmente la serie número 3, es la que se viene gestando en alianza con Bicentenaria y el Programa de Juventudes Red Pública del PNUD para que las jóvenes aprendan cómo realizar sus cortometrajes desde la etapa misma de la escritura. El objetivo es que los adolescentes que han sido también seleccionados puedan diseñar y expresar cuáles son sus expectativas y deseos de una sociedad distinta bajo conceptos transversales. 

Este proyecto Bicentenaria nació el 2017 cuando 200 mujeres tomaron el parque de los Próceres de la Independencia en Jesús Maria y con sus diferentes expresiones, revisaron el papel que ellas han tenido desde la independencia. El resurgimiento del feminismo a nivel mundial es definitivamente un punto de partida para que se puedan impulsar proyectos de esta naturaleza. 

La pandemia obligó a los artistas del teatro La Plaza a considerar el audiovisual como formato y realizar estos cortometrajes que dan vida a este enorme proyecto. Enorme no solo porque se extiende desde julio hasta octubre de este año, sino porque revisa, celebra y propone lo que como sociedad nunca se ha considerado antes, que es el saber escucharnos. Escucharnos desde la diversidad e incluyendo a todas las comunidades que antes han sido puestas en categorías inferiores por el orden social, patriarcal y colonial impuesto. 

Un motivo para celebrar el bicentenario es encontrar proyectos como este que recojan desde la cinematografía un registro diferente, libre y con verdadera independencia y pluralidad. 

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La ópera prima de Melina León ha sabido adaptarse a las condiciones que le han tocado. El cierre de las salas de cine durante la crisis sanitaria la llevó a convertirse en el primer film nacional en estrenarse en la plataforma Netflix. Antes de esto, ya había iniciado su viaje internacional con exhibiciones en países como Francia, Grecia y Gran Bretaña. Su llegada a Japón marca un paso importante en la difusión del cine que se realiza por estas tierras. 

La historia que alguna vez Melina escuchó investigar a su padre sobre el tráfico de niños se ha convertido en una cinta que “engrandece el cine peruano”, según palabras del diario El País de España. Desde su concepción que duró 10 años hasta los elogios periodísticos con el The New York Times que la define como “una película hermosamente compuesta” el film ha cosechado más luz que oscuridad. Una de las razones que salta a la vista sobre este éxito, es la presencia de Inti Briones, el director de fotografía y la decisión que tomaron junto con Melina de realizar la película en blanco y negro. Homenaje al periodismo que se realizaba en la época que transcurre la historia. 

A Inti Briones se le conoce no solo por su origen chileno-peruano sino por haber logrado reconocimientos en Venecia, Estados Unidos y Cuba. La revista Variety lo considera como uno de los 10 directores de fotografía en el mundo a seguir. Si el ojo de Briones es un elemento que trasciende, no solo por la estética, es porque todos los demás elementos del film mantienen coherencia en lo que pretende transmitir. Desde las actuaciones de Pamela Mendoza, Tommy Párraga y Lucio Rojas, pasando por la banda sonora de Pauchi Sasaki, sostenida además por una historia que conecta.   

Canción sin nombre habla de los olvidados y evoca también el film del director Luis Buñuel. Escarba en una sociedad marcada por los contrastes sociales, económicos y culturales en donde la justicia y el tener nombre y voz resultan ser un privilegio. Aunque el conflicto armado es un marco histórico en esta narración, contribuye con la desesperanza e impotencia de sus protagonistas que tratan de construir un mundo paralelo al que les ha tocado.

Conversamos con la realizadora sobre la ventana que se abre al otro lado del mundo y de lo que significa que su largometraje haya llegado tan lejos, incluso de manera literal. 

La última vez que conversamos fue en enero para el estreno de la película en Netflix, cuéntanos por favor ¿cómo ha funcionado en la plataforma?. 

Melina León: La plataforma no comparte estadísticas, pero nos felicitaron, estaban muy contentos, parece que la película ha ido muy bien. Nos ayudaron con la promoción, estuvimos en su podcast repetidas veces y en general ha habido una recepción bastante buena por parte de la prensa. Creo que fue un estreno positivo. También al ser un pequeño grupo nos sentimos abrumados con tanto cariño y quisimos siempre devolverlo, pero fue un poco difícil. Hemos realizado entrevistas para Bolivia, Chile, Guatemala y muchas para México. Así que, creo que ha salido bastante bien. 

¿Cómo se logró el estreno en Japón y qué significa esto para ti?

Melina León: Es un estreno muy importante y emotivo para mí porque como sabes Japón es la cuna de tantos maestros del cine como Ozu, Kurosawa, Mizoguchi. Hemos aprendido tanto del cine japonés. Ahora recientemente también del cine de Corea, pienso en el cine de Kitano en los noventas, el cine de Naomi Kawaze, en fin, tantos maestros del cine que nos han inspirado para la creación, que es conmovedor poder llevarles una película y que esté siendo tan bien recibida. 

Se logró porque tenemos un agente de ventas muy bueno, muy prestigioso, que se llama Luxbox. Ha logrado llevar la película a todas partes del mundo. Canción sin nombre llegó a todos los rincones del mundo, porque tenemos la cobertura de Mubi.com en todos los países donde no hay una distribución oficial. Entonces podemos decir que vamos a llegar a todas partes. Y como te digo lo de Japón, con Artfilms, a través del contacto con Luxbox, se han demorado en estrenarla obviamente por la pandemia pero han elegido una fecha especial. Un foco puesto en el Perú por el bicentenario. 

El estreno en tierras niponas de Canción sin nombre coincide con la reapertura en Perú de las salas de cine. Luego de una reñida negociación entre exhibidores y el Minsa se logró acordar entre 50, 40 ó 30% de acuerdo a la zona de riesgo para el aforo en las salas y la restricción por el momento de bebidas y comidas. 

Mientras por estos lares, la cartelera apuesta por las grandes producciones hollywoodenses, al otro lado del mundo se exhibe un film peruano que ha conseguido ya 40 premios internacionales. Cuenta con una página web realizada por la distribuidora japonesa y con Facebook y Twitter para su difusión. 

http://namonaki.arc-films.co.jp/ 

https://twitter.com/namonaki_eiga 

https://www.facebook.com/namonaki.eiga 

¿Qué opinión te merece la reapertura de las salas de cine en Perú?

Melina León: Me alegra que regresen. Ojalá que este periodo sirva para dar un nuevo inicio y que toda crisis signifique un poco de reflexión. Ojalá que las salas se animen ya a contribuir a la educación de los peruanos trayendo el cine del mundo. 

No nos podemos quejar del estado de la educación en el Perú si desde cualquiera que sea nuestro rincón no contribuimos a ella. Yo creo que las cadenas alimentan más bien una especie de ceguera al público peruano exhibiendo solamente películas de Hollywood. Es muy difícil ver películas latinoamericanas, peruanas o de cualquier otra parte. 

Espero  que con este nuevo gobierno, estos nuevos aires y este golpe que ha sido la pandemia para todos nos haga entender de una vez que desde donde estemos tenemos que contribuir a la cultura y a la mejora de la situación de la educación en el Perú.

Canción sin nombre pudo llegar a los premios Oscar, de hecho estuvo preseleccionada en la última edición. Se hubiera convertido en el segundo film peruano nominado a la ansiada estatuilla. Pero quedó en la etapa de preselección. Once años atrás La teta asustada logró poner en vitrina al cine nacional bajo la dirección de Claudia Llosa. Hoy otra mujer también realizadora se abre paso, incluso en medio de la pandemia  y presenta ante el mundo lo que significa el cine desde otro punto de vista, el femenino.

Teníamos mucha expectativa por la pre nominación a los premios Oscar, ¿Cuál crees que fue la razón por la que no pasó el filtro?

Melina León: Creo que es un proceso complicado. No te puedo decir exactamente por qué no pasó el filtro, solamente puedo decirte que comenzamos tarde la campaña. Hubo un problema en el concurso que organiza DAFO. La Academia peruana se demoró en hacer el concurso y encima luego Promperú también en hacer la ayuda. 

La campaña recién comenzó el 7 de enero y los resultados de la primera ronda los daba la Academia el 8 de febrero. Tuvimos más o menos 3 semanas de campaña, que con un presupuesto tan bajo de menos de 50 mil dólares, pues era imposible. Para darte una idea la película chilena venía haciendo campaña me parece que desde octubre o noviembre del año pasado; mientras que nosotros comenzamos en enero de este año. Fue muy difícil que una película tan chiquita lo logré con tan poco. 

¿Existe la posibilidad de que se pueda estrenar en las salas peruanas ahora que se ha reabierto?

Melina León: No, Netflix no permite estreno en salas, ese es el negocio de ellos, pero sí que nos da excepcionalmente algunas proyecciones, más o menos 15 proyecciones en todo el Perú. Esperamos hacerlo a lo grande, en espacios lo más amplios posible para que más gente pueda verla como fue concebida, pero vamos a esperar todavía que pase un poco más la pandemia y haya más posibilidad de aforo.

 ¿Cómo va tu nuevo proyecto cinematográfico?                           

Melina León: Justo ahora me encuentro a punto de viajar a Cuzco para trabajar en ese proyecto que se llama San Blas. Lo estamos haciendo con una coproductora francesa y probablemente también trabajemos con una coproducción brasileña, eso todavía no está confirmado. Eso me alegra mucho porque es abrir un nuevo puente y una nueva forma de trabajar que esperamos sea fructífera para mi película pero también entre el cine peruano y francés.

Algo está sucediendo con el cine nacional y está conectado con esa búsqueda de identidad que permite proyectar mejor hacia el mundo un cine que diversifica, que pluraliza la cámara y permite escuchar diferentes voces. Esta apuesta que cineastas como Melina Leon están realizando y que ha dado tantas satisfacciones a directores como Alvaro Delgado-Aparicio con su Retablo, Oscar Catacora con Wiñaypacha por citar algunos; es la que está dando esa calidad y búsqueda sobre lo que realmente somos, sin temor a mirarnos, aún cuando tengamos que enfrentar lo más profundo del dolor. 

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Marvel lo hizo de nuevo, estrenó Black Widow, film sobre la superheroína de los Avengers, pero terminó dejando bajo la sombra a uno de los personajes femeninos más populares del séptimo arte. La película de empoderamiento femenino que se convirtió en una propaganda americana, sobre una guerra que ya dejó de ser fría muchas décadas atrás, enterró al personaje más sexualizado de las historietas de cómic cuando pretendía salir de esa clasificación. Repitiendo el fracaso que tuvo con La Capitana Marvel en el 2019. 

Los fans del personaje de Marvel cumplieron el sueño de ver a la actriz Scarlett Johansson en su propia película. La ansiada cinta por la que sus seguidores esperaron 10 años, hoy viene luchando por consolidar el buen resultado que obtuvo en la primera semana. Sin embargo, las cifras de recaudación van descendiendo.

El film nos cuenta una historia que no aparece en los cómics. El origen de Natasha Romanoff y de su hermana Yelena Belova, esta última se entiende tomará la posta luego de la muerte de la protagonista en Avengers: Endgame. Ambos personajes aún niñas huyen de Ohio para refugiarse en la isla de Cuba con quienes han fungido de ser sus padres en tierras gringas. 

Para ponernos en contexto, en el universo Marvel, las viudas negras son mujeres secuestradas desde la infancia en Rusia con el fin de convertirlas en asesinas profesionales. Para tal propósito, reciben entrenamiento en la Habitación Roja que se encuentra en la isla caribeña. Natasha Romanoff es una desertora de esta organización soviética y convertida en agente de S.H.I.E.L.D. junto a los Avengers.

American Pie, la popular canción de Don MacLean se convierte en leitmotiv en este film, a pesar que el significado cuestiona el sentido del sueño americano. Además se inicia la cinta bajo los acordes de  Smell Like Teen Spirit de Nirvana, interpretada por Malia J. Tema que escribió el desaparecido Kurt Cobain, representación emblemática del grunge. También contrario al mensaje de esta historia. 

David Harbour que da vida a Alexei Schostakov, el Guardián Rojo, se le conoce por su papel de Jim Hopper en Stranger Things e interpreta al papá en esta historia. Por otro lado la oscarizada Rachel Weisz caracteriza a Melina Vostokoff, una viuda negra que finge ser la madre de las menores. Si Eric Pearson, el guionista, pretendía exhibir dimensiones antes no vistas en los personajes de cómics. Quizás concentró sus esfuerzos en esta dupla y no en la estelar. 

El Guardián Rojo transita por una línea de tiempo que marca cambios significativos dentro de su conducta y accionar. Existe un primer personaje que es el padre abnegado, luego el traidor que entrega a sus niñas a las que primero defiende con su propia vida. Para por último convertirse en un redimido hombre cantando American Pie. Sin embargo, derrocha una energía sobrenatural capaz de arrancar un portón de metal en la prisión donde se encontraba, sin explicar por qué no lo hizo antes para evitar sus años de reclusión. Sumado al primer escape que protagoniza abrazado en el ala de un avión que llegó hasta Cuba.

El mismo proceso lo tiene quien simulaba ser la madre: Melina y aunque resulte predecible las letras de su guión, genera más interrogantes a lo largo de la historia. En un primer momento se desconoce si su personaje ha sobrevivido al escape hacia Cuba, en el reencuentro, tampoco se tiene en claro si será una aliada o no. Así transcurre el devenir de una científica que busca controlar las mentes femeninas en beneficio del general Dreykov.

Por más que esta esperada entrega haya sido dirigida por una realizadora, Cate Shortland, como fue la voluntad de la misma Scarlett. Las escenas principales transcurren en un sinfín de peleas que poco hablan de la esencia del personaje y más bien mucho de las destrezas físicas de la misma. No hay un punto divergente en lo que ya se ha visto antes, salvo por un par de situaciones comunes como el brindis, cerveza en mano de ambas protagonistas o la burla de Yelena ante la postura de pelea de Natasha. 

Florence Pugh quien interpreta a Yelena Belova en cambio, es un personaje al que se le ha permitido explorar de manera más natural en sus emociones. La propia actriz además se rehusó a bajar de peso para este largometraje, en clara respuesta a la cosificación que Marvel Studios impone aún a sus personajes femeninos. A pesar de pretender exhibir esta entrega  como una película feminista. 

Black Widow era la carta que tenía MCU bajo la manga para contrarrestar la crisis producida por la pandemia. Los estudios cinematográficos no habían presentado ningún estreno por más de un año. Hoy con los números en contra, la plataforma de Disney, dedicada a su distribución,  evalúa liberar el film para sus suscriptores. Mientras tanto Johansson celebra el poder presentar un personaje con mayor profundidad, según sus declaraciones. Aunque en la pantalla se traduzca otra cosa. 

BLACK WIDOW, Scarlett Johansson as Black Widow, 2021. © Walt Disney Studios Motion Pictures / © Marvel Studios / Courtesy Everett Collection

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La reciente película de la compañía Disney-Pixar regresa con el brillo que anteriormente lograron cintas como Toy Story, Cars o Ratatouille.  Se trata de un fantástico film de animación que consigue envolver al espectador con un fresco relato y es a la vez una alegoría a las diversidades. Se estrenó el 18 de junio en la plataforma de Disney plus y espera conseguir el éxito que sus predecesoras han obtenido. 

Luca, es la historia de un niño que impulsado por su amigo Alberto decide dejar su hogar para conocer el mundo. Ambos con la fijación de conseguir una vespa (conocida motoneta italiana) que les permita lograr ese fin. Con ese propósito se embarcan en la Carrera de la Copa Portorosso, triatlón de un pueblo en la riviera italiana en donde conocen a Giulia, quien se unirá al equipo. 

La codiciada vespa no es otra cosa que el vehículo que los conducirá a la libertad de poder explorar un mundo que les ha sido negado por su condición de seres distintos. Por eso se convierte en un objeto de ensoñación y deseo. Cuando en realidad es una motoneta sencilla, pero que tiene todo un valor cultural en Italia. Podríamos mencionar este elemento también como parte de la inocencia que corresponde a la edad de los personajes. 

La aparente sencillez de esta historia captura al espectador con momentos divertidos e incluso surrealistas. Sin embargo, la clave de este relato está en la identidad de sus personajes. Luca y Alberto han huido de las profundidades del océano para adoptar forma humana ante la mirada de los demás, cuando en realidad son monstruos marinos. 

Esta premisa que hace alusión a las minorías, a lo diferente, satanizado por siglos, por temor y desconocimiento, es un importante punto de partida en esta última entrega de los estudios de animación. Si bien podemos recordar films también con este propósito como Monster Inc o Unidos, donde se presenta el primer personaje gay. En Luca, este concepto alcanza una dimensión con mayor impacto social.

Enrico Casarosa, quien dirigió la película, ha negado cualquier intención de darle al film un contenido LGBTQ. En declaraciones a la prensa se ha referido a que solo quiso reproducir experiencias de su infancia en Génova a lado de quien fue su amigo y que lleva el mismo nombre en la ficción: Alberto. “Una celebración a la amistad” mencionó. 

El director italiano expone una serie de componentes en Luca, como homenaje al séptimo arte. Admirador confeso del cine de Hayao Miyazaki, conocido por El viaje de Chihiro, como también de Federico Fellini, Wes Anderson, entre otros. Por lo que destacan los afiches de películas como La Strada en las calles del colorido pueblo, Vacaciones en Roma y guiños a cintas como El Rey León cuando sus protagonistas miran el cielo y se preguntan el significado de las constelaciones.

Lo cierto es que los elementos que deliberadamente el director ha incluido en esta película para hacer alusión a su cultura cinematográfica son considerables. Pero con respecto al argumento es inevitable pensar en La Sirenita y la restricción que los seres marinos tenían de contactar a los altamente peligrosos humanos. 

Jacob Tremblay, aquel niño galardonado que destacó por su actuación en La Habitación en el 2015, no ha parado de trabajar y hoy a sus 14 años ha dado la voz al personaje principal de este film. Por otro lado, en el papel de Alberto destaca Jack Dylan Grazer, conocido por su actuación en la película It. Acompañan Sacha Baron Cohen como el tío Hugo y Emma Berman como Giulia. 

Pixar debe escuchar las corrientes que van marcando las tendencias en el mundo. No hacer oídos sordos como lo hizo Disney cuando no aceptó el pedido de sus seguidores para presentar a Elsa de la película Frozen como un personaje LGTBI. Sin embargo, algo está cambiando y no es de sorprender que esta historia plantee figuras distintas a las que por muchos años Disney nos ha tenido acostumbrados. Giulia, es una niña impetuosa, capaz de confrontar a quien dude de sus capacidades. Un símbolo interesante de empoderamiento femenino y que se aleja del discurso conservador y patriarcal. 

En el mes del orgullo, donde se celebra a la comunidad LGTBI en su lucha por obtener los mismos derechos que las mayorías tienen, una película animada casualmente gráfica una realidad muy sencilla, pero dolorosa. Llamamos monstruos a todo lo que sea diferente y anormal, según lo que como sociedad se ha normalizado y legitimado. Ponemos la lupa sobre asuntos irrelevantes de la condición humana, por no profundizar en los océanos de cómo nos relacionamos como especie. 

A 35 años de la creación de los Estudios de Pixar, sus productores han elegido el mismo día de lanzamiento que tuvo hace 11 años Toy Story 3. Marcar tendencia hoy es apostar por la inclusión y por dejar de lado conceptos que sólo han alimentado el miedo a la diferencia. Parece que atrás ya han quedado las historias con las que miles de niñas crecieron soñando con el  príncipe azul y un sistema obsoleto de nobleza. Una nueva era también se refleja en la animación. 

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Javier Heraud ha sido reconocido en París. La película sobre su vida fue elegida como la mejor en el XII Festival de Cine Peruano de la ciudad francesa. “Le Soleil Tournant” es el premio que cada año reciben las mejores producciones peruanas y que en su momento cintas como Wiñaypacha, El Limpiador y Viaje a Tombuctú obtuvieron. 

Conseguir el galardón peruano en tierras francesas le concede a La pasión de Javier un apoyo importante. Quizás el que no tuvo en su estreno. Además permite traer a la memoria la corta vida del escritor y más aún reflexionar sobre personajes como este que han sido antisistema. Ponerlo en valor también es reconocer el riesgo que tomó su director Eduardo Guillot al retratar al poeta guerrillero.

La historia que relata esta película está comprendida dentro de los últimos años de vida del poeta Javier Heraud. Desde su ingreso a la Universidad de San Marcos, su viaje a París, pasando por su estadía en Cuba y finalmente el desenlace que todos conocen en Madre de Dios. 

La producción tomó en cuenta las décadas de los 50’s y 60’s, a la hora de ambientar los diversos lugares de la filmación y al margen de un par de errores mínimos que se puedan advertir; este es un aspecto muy destacado. Como también el hecho de haber grabado en diferentes locaciones dándole un aire muy verosímil a la narración. En la propuesta visual es evidente que hay un ojo tras la cámara con experiencia que sabe dónde colocarse y generar la atmósfera adecuada. 

La pasión de Javier es una película idealista, probablemente bajo la misma perspectiva de su personaje real. Así como Javier Heraud arriesgó su propia vida con la idea de conseguir una sociedad más justa. Guillot puso en el écran a un personaje que pudo haber generado las reacciones más iracundas de rechazo y asumió ese reto. 

Este proyecto, que para su director ha sido completamente personal; demoró diez años para convertirse en realidad. Contó con el financiamiento de la Dafo, Ibermedia y algunos productores independientes. Dijo Guillot que Heraud fue un romántico mientras él se emocionaba hasta las lágrimas en su estreno. 

Por otro lado, Stefano Tosso, el protagonista, ha recibido diversos comentarios con respecto a su actuación. Pareciera que la crítica no se ha puesto de acuerdo sobre la caracterización que hizo del poeta limeño. Más bien, es en el reciente festival francés donde los calificativos positivos han sido mayoritarios. Este es sin duda, el mejor trabajo hasta el momento, del hijo del desaparecido cómico Ricky Tosso.

Una tarea pendiente para el director también de Caiga quien caiga podría ser la homogeneidad en su dirección actoral. Por un lado están actores como Lucho Cáceres, quien encarna al padre de Heraud y que destaca por su naturalidad. Al igual que Tommy Parraga que recientemente también se lució en la película Canción sin nombre y que se muestra convincente en su rol una vez más de guerrillero. Mario Vargas Llosa en la piel de Sebastián Monteghirfo y Oscar Meza por su lado como Razzetto. Frente a otros personajes que no resultan tan convincentes, pero que son actores que han dado la talla en otras producciones. 

Este largometraje también es una oportunidad para ver uno de los últimos trabajos de la recordada actriz Sofia Rocha en el papel de la madre del escritor. Actualmente la cinta se puede apreciar en una conocida plataforma de telefonía digital.

La industria cinematográfica sigue luchando por mantenerse en medio de esta pandemia. Las restricciones que aún existen para la apertura de las salas de exhibición es uno de los motivos de esta incertidumbre. Esta situación es más compleja aún para el cine de autor que no siempre puede acceder a las plataformas de streaming. Sin embargo, hace ya dos años se estrenó en Perú  La pasión de Javier y su recorrido por festivales internacionales continúa. Un logro más frente a la coyuntura actual y una posibilidad hoy para revisar la historia. 

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Cruella de Vil está de vuelta, la villana de los 101 Dálmatas ha regresado a la pantalla grande  en una versión live action dirigida por Craig Gillespie. El mismo realizador de la celebrada película  Yo, Tonya. Esta nueva versión resulta ser una precuela que da forma al malévolo  personaje de Disney inspirado en la novela de Dodie Smith escrita en 1956. 

La esperada cinta tuvo que posponer su estreno a finales del año pasado debido a la pandemia y hoy finalmente se presenta en la plataforma de Disney. Compañía que apuesta por la estrategia segura de reeditar sus clásicos films. Emma Stone interpreta a la joven Cruella y Emma Thompson a la Baronesa Von Hellman en los roles principales. Ambas actrices además asumieron la producción ejecutiva de este film. 

Esta es una película que gira en torno a la moda y deleita también por esa razón. Con diseños originales de alta costura y una elaborada producción artística, en donde cada detalle está orientado a impresionar. Lo que evoca a la película  El Diablo se viste a la moda y al personaje de Miranda, interpretado por Meryl Streep en paralelo también con el de la Baronesa en el reciente film. Grandes aciertos de esta producción. 

La historia nos cuenta el origen del personaje de blanca y negra cabellera desde su infancia.  Desde la propia narrativa, incluso con la voz en off, que resulta innecesaria, se van sucediendo una serie de incoherencias en la historia que reducen la atención que por otro lado logra su puesta en escena. Descuido que no se repite en sus créditos finales y en la oportuna selección de la banda sonora. 

Call me Cruella es el tema musical a cargo de la banda indie Florence and The Machine, que  no solo recoge la esencia oscura de este personaje, sino que resulta ser una verdadera joya. Su productor musical Nicholas Britell (conocido por la película Whiplash) intentó abarcar la estética rock de los 60s y 70s en Londres, grabando todo con equipo vintage y cinta analógica nada más que en los conocidos estudios de Abbey Road y Air Studios. Tema que mantiene un compás de sincronía con el proceso de transformación de Cruella hasta llegar a un notable éxtasis musical con el despertar de su locura. Acompañan canciones como Bloody well right de Supertramp o Feeling good de Nina Simone, entre otras más de la época. Elemento que adquiere especial importancia al intentar retratar el origen cultural del movimiento punk en Inglaterra. 

La pantalla grande y hoy quizás el monitor, han retratado diversas versiones de Cruella de Vil, desde la animada en 1961, pasando por el primer live action con la inolvidable interpretación de Glenn Close y las apariciones televisivas en series como Once upon a time o la película para televisión Descendientes. En todas ellas la esencia de su maldad radica en la obsesión de poseer abrigos con piel animal, en especial de los dálmatas. Si bien es cierto nunca antes existió una explicación por ese comportamiento, se podía suponer que era parte de un evidente desequilibrio. Sin embargo, la Cruella de Emma Stone intenta dar una motivación ante ello y esa misma premisa es la que cambia por completo la esencia del personaje.  

Esta versión que permite reconocer una serie de elementos de sus películas originales, no es consecuente con la perversidad de su personaje. Dibuja una suerte de redención en pleno siglo XXI con la intención de justificar el comportamiento de uno de los iconos más populares de la compañía cinematográfica de Disney. Quitando la propia esencia del personaje caricaturesco.  

Lo que termina por presentar una actuación irregular por parte de Emma Stone, a pesar de algunos momentos brillantes en los monólogos frente a la pileta. La otra Emma, más bien, encarna la potencia maligna de personajes tan icónicos como Meryl Streep en el Diablo viste a la moda o la misma Glenn Close en la versión de los 90s. La Baronesa Von Hellman captura esa atención como predecesora de lo que será en el futuro Cruella de Vil. 

El cuidado extremo de los detalles en la presentación de la villana de los 101 dálmatas, no equivale al de sus hilos narrativos. Lo que podría haberse convertido en una película de culto, por ser una versión femenina de la oscuridad, termina en las capas de la superficialidad. 

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101 Dálmatas, Cruella, Emma Stone

«Todos somos el agente topo”, fue el popular hashtag que usaron las redes debido a la presencia de un film chileno en los premios Oscar. El Agente Topo se ha convertido en una popular cinta que ha estado entre las 10 más vistas en latinoamérica por la plataforma de Netflix y sin ser precisamente una historia ficticia, sino más bien un documental. Sergio Chamy, su protagonista, viajó por primera vez en avión a sus 87 años para desfilar en la alfombra roja.

Este film no participó en la categoría de película extranjera, sino en la de mejor documental. Tampoco se llevó alguna estatuilla a casa, pero ha conseguido poner en vigencia el género documental tantas veces antes reconocido en el cine chileno. Sumado a eso y tal vez  lo más importante, ha logrado acercarnos a un grupo humano distinto, permitiendo escuchar a los adultos mayores, sobre todo aquellos que viven aislados del mundo, bajo la indiferencia familiar y social . Quienes enfrentan la realidad de asumir su edad en una sociedad que no los representa. 

Para Maite Alberdi, la directora, era indispensable contar de manera singular esta historia y conseguir así la atención del público. Por eso con la utilización de una narrativa ligera y divertida, Sergio Chamy, su protagonista asume un rol detectivesco con una misión encomendada, pero lo que descubre es más bien una realidad dolorosa que lo termina también afectando. En cuanto a las formas del relato es inevitable no hacer un paralelo entre las cartas de Pantaleon Pantoja (Pantaleón y las visitadoras obra de Mario Vargas Llosa llevada al cine por Francisco Lombardi) y los informes que Don Sergio entrega diariamente de manera ordenada,extensa, formal y que terminan siendo hilarantes.

Sin duda es un documental con tintes de ficción, que juega de manera divertida al espía  y que utiliza ese pretexto para dar voz a quienes no la tienen, sumándose a la tendencia de visibilizar a uno de los grupos humanos que la sociedad ha relegado desde hace mucho. Esta realidad que viven muchos ancianos está relacionada con la tasa más alta de suicidios en Chile que corresponde a la población por encima de los ochenta años. 

En otra parte del mundo, Dinamarca celebró el premio Oscar a mejor película extranjera por Otra ronda de Thomas Vinterberg. El cofundador de Dogma 95, cuya inquietud ha sido producir un cine de manufactura sencilla, apostando por la autenticidad y contrario a las grandes producciones hollywoodenses, obtuvo reconocimiento gracias a la historia de un grupo de amigos de mediana edad que experimenta con el alcohol en aras de disfrutar mejor de la vida.

Otra ronda  si apuesta por un figura conocida como Mads Mikkelsen, al que hemos visto en La cacería, Casino Royale, Hannibal, Rogue One, entre otras. Mads interpreta a Martin en esta historia de amistad y alcohol que logra escenas imborrables hacia el final de la película. Convirtiendo la letargia de sus personajes en una celebración a la misma existencia. Importante recordar que la idea inicial de este film fue de la propia hija de Thomas Vinterberg, quien falleció en medio del rodaje y a la que el director dedica esta producción. Situación que puso en riesgo la continuidad del rodaje pero que finalmente le atribuyó un carácter más profundo y dramático de lo que se pensaba en un inicio. 

Ambas realizaciones han estado marcadas por  la muerte de manera real, en las dos películas los protagonistas experimentan transformaciones importantes, el agente Topo nunca será el mismo después de su experiencia en el asilo, del mismo modo que Martin al recuperar el entusiasmo y obtener el reconocimiento de su entorno. Es posible que la proyección de estas historias haya calado de manera singular en quienes vieron esta cuota extranjera de nominaciones a los premios Oscar. Reflejo de una sociedad diversa que se enfrenta cotidianamente con la muerte debido a la pandemia y que precisa reflexionar sobre su existencia y la manera en cómo asume la vida. 

Quizás la exposición de películas como El agente Topo no hubiera sido posible sin la ampliación de los miembros de la academia. Luego de las críticas recibidas  en el 2016 por la hegemonía de hombres blancos en sus nominaciones. La academia de artes y ciencias cinematográficas de Hollywood intenta marcar una nueva tendencia, la tendencia de la inclusión. Por ese motivo en el 2020 ingresaron 819 miembros de todo el mundo, como por ejemplo Yalitza Aparicio (protagonista de la oscarizada película Roma) de los que el 45% son mujeres gracias a la búsqueda por la paridad. 

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Una mujer chino estadounidense salió con las manos llenas en la última edición de los premios Oscar. Su nombre es Chloe Zhao, primera realizadora asiática y segunda mujer en llevarse la estatuilla a la mejor dirección por el film Nomandland. Sin maquillaje, en unas cómodas zapatillas blancas y con dos simples trenzas como peinado se acercó al estrado a recibir los galardones, lejana al glamour que acostumbra la gala hollywoodense. 

La directora pertenece a esa comunidad también de realizadores minimalistas, conectados con la humanidad y bondad que ella insiste en defender. Nació en China, se crió en Brighton, Inglaterra y estudió la carrera de ciencias políticas y cine en EE.UU donde obtuvo su nacionalidad, aún así evita discursos políticos. 

Su película Nomandland cuenta el viaje de Fern (Frances McDormand) luego de haberlo perdido todo. La travesía va desde Empire, Nevada a lo largo de los Estados Unidos en una casa rodante. Con una propuesta visual que pasa de los grandes paisajes naturales a planos cerrados e intimistas de sus protagonistas trascendiendo el orden geográfico, pero sobre todo el orden en las formas de vida habituales y establecidas. 

Chloe es sinónimo de sencillez, a pesar de esto, llevar el libro de Jessica Bruder a la pantalla no resultó ser una experiencia simple. Necesitaron cinco meses para grabar, de los dos que normalmente se habitúan, se hizo en 5 diferentes Estados del país del norte, esperando en cada uno de ellos por el clima adecuado para filmar, aún así el resultado de toda esta espera ha sido aplaudido en el mundo. Este film ha conseguido tres Oscar de la Academia: mejor película del año, mejor dirección, mejor actriz principal y un sinfín de reconocimientos en diversos festivales y premiaciones de los que destacan el Globo de Oro, El León de Oro en Venecia, El Bafta de Londres y así la lista continúa. 

Esta galardonada cinta del 2021 basada en el libro Nomandland, sobreviviendo en Estados Unidos en el siglo XXI fue adaptada al guión e incluso editada por la misma Zhao, poniendo bajo su lente a la comunidad de nómadas de los Estados Unidos desde un punto de vista diferente y más cercano, contando además con personajes reales como el youtuber Bob Wells, Linda May y Charlene Swankie, conocidos por llevar esta forma de vida itinerante y haciendo de ellos mismos.  

Mientras gran parte del mundo aún se debate en la crisis generada por el coronavirus, el viaje de Fern, personaje principal del film, representa un canto a la libertad, no solo de manera literal, sino de la apuesta que significa una forma de vida diferente, al margen de los créditos inmobiliarios en el país que hoy preside Biden y que ya experimentó en el 2008 una situación similar por la burbuja inmobiliaria, experiencia que también es un referente en esta historia. Los miles de ciudadanos que hoy se suman a esta forma de vida porque también lo han perdido todo, se resisten a continuar las reglas de juego que una sociedad consumista que los ha ido esclavizando, tema que subyace pero evitando los discursos y compromisos políticos. 

En un mundo hoy virtualizado, Chloe Zhao nos ha presentado en la pantalla esta comunidad de personas que andan en sus vehículos, se vinculan entre ellos, se alejan y se reencuentran siempre en el camino. Quizás para huir de todo o encontrarse a sí mismas, con grandes paisajes naturales como marco de esta reflexión interna que también es la reflexión de nuestra relación con el mundo, como personas y como especie. 

A Chloe Zhao le gusta asumir el control de sus películas, como lo ha hecho ya en las tres que ha realizado, desde la escritura, dirección y edición. Hoy de la mano de Marvel, se prepara para el estreno de lo que será su cinta más comercial con Angelina Jolie como protagonista, Eternals.  

No es nueva, ni tan experimentada tampoco, pero desde la sencillez y autenticidad que proyecta el mundo le ha sido amigable.

 

 

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Chloe Zhao, Nomandland, premios Oscar
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