economia peruana 2023

Economía peruana 2023

"Creo que quedan muchas lecciones, pero hay una que en particular quisiera subrayar: cuando se enfrenta una crisis, sea en el campo económico o político, hay que tener mucho cuidado con las soluciones, pues no se trata de salir como sea. ¿Por qué? Porque puede estar sembrando las semillas de la siguiente crisis. Cabeza fría y corazón caliente."

La sociedad peruana no la pasa bien. El problema político pasa la factura a la economía. Hace unos días, una agencia calificadora de riesgos proyectó un crecimiento de apenas 1.9% para nuestra economía en este 2023. Veamos las principales razones y cómo impactan sobre el desempeño económico. 

Primero, la situación política. Al margen de cuándo sean las elecciones, el daño ya está hecho. Los impactos son de dos tipos: por un lado, los directos, relacionados con el cierre de negocios y por ende aumento del desempleo, debido a los bloqueos de carreteras y cierre de negocios. Por otro, las repercusiones indirectas, relacionadas con el menor crecimiento esperado de la inversión, tanto pública como privada, para este 2023. Lo que sucede es simple. La inversión depende de las expectativas; nadie invierte si en el horizonte de proyección observa que no podrá vender lo que produce o que cualquier proyecto mediano o grande que implemente, podrá frenarse por los bloqueos. Las Bambas suspendió producción porque los bloqueos no permiten el paso de insumos para la minería. Y este es sólo un ejemplo. Si la inversión no aumenta, la economía no crece y tampoco el empleo. Esto lo muestra toda la evidencia empírica existente.

Segundo, la economía mundial. Los crecimientos esperados para Estados Unidos, China y la eurozona para este 2023 son 0.5%, 3% y 0%, los más bajos en más de cuatro décadas. Las tres economías mencionadas representan casi la mitad de lo que produce la economía mundial. Son las locomotoras del mundo. Para dimensionar lo anterior, cabe mencionar que la economía peruana sólo produce el 0.34% de la producción mundial. El freno de las tres economías más grandes determinará un año complejo para el resto de los países.

Tercero, una inflación global que cede muy lentamente. La inflación mundial se originó en las enormes emisiones de los bancos centrales en 2020; el objetivo era contrarrestar los efectos negativos que sobre la economía tuvieron los confinamientos. La herramienta para combatirla fue y es el aumento de la tasa de interés de referencia y, como cualquier medida en economía, tiene dos efectos: por un lado, logra, aunque de manera lenta, detener la inflación; por otro, y esta es la cara negativa, al encarecer los préstamos para consumo e inversión, ambos componentes de la demanda interna ralentizan el crecimiento económico.  En el caso de Perú, la inflación de 2020 fue de 6.99% para luego aumentar en 2022 a 8.46%. Sin ninguna duda, los problemas de bloqueos de carreteras han disparado los precios de alimentos y energía, por lo que esperaríamos una mayor inflación en este mes de febrero. Así las cosas, no se cumpliría el anuncio del banco central de volver al rango meta (entre 1% y 3% anual) a fines del tercer trimestre, sino que, por tercer año consecutivo, volveríamos a incumplir la meta inflacionaria.

Todos buscamos culpables; pero más que proceder así, sugiero busquemos soluciones. Los problemas con la economía los asumirán, como siempre, los más vulnerables.  Este año, como hemos visto no tendremos al motor de la economía mundial. No se trata de ser pesimista sino realista. Creo que quedan muchas lecciones, pero hay una que en particular quisiera subrayar: cuando se enfrenta una crisis, sea en el campo económico o político, hay que tener mucho cuidado con las soluciones, pues no se trata de salir como sea. ¿Por qué? Porque puede estar sembrando las semillas de la siguiente crisis. Cabeza fría y corazón caliente.

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