ROSANNA RAMOS-VELITA

Peruana triunfando en el mundo: La historia de Rossana Ramos Velita

Empresaria, financista y limeña pero iqueña de corazón. Rosanna Ramos-Velita, presidenta del directorio de Caja Los Andes, ha tenido que vivir fuertes experiencias que la han convertido en una destacada peruana que triunfa en el extranjero y se ha vuelto ejemplo para muchos. Esta nota destaca su historia de superación.

Hija de un huancaino y una huarmeyana, sanmarquinos los dos. Rosanna es la mayor de cinco hermanos que crecieron en un ambiente familiar de progreso, valora que la enseñanza más importante que le dejaron sus padres fue la igualdad entre todos. En lo profesional y académico ha tenido que vivir varias experiencias que recuerda con entusiasmo y nostalgia, pero destaca su fortaleza para salir adelante. “El ser mujer no fue un límite para llegar a donde quisiera”, señala.

Una niñez en movimiento

Cuando tenía 14 años pudo viajar a Europa con su familia. Esto para la empresaria fue una oportunidad para ver de otra manera sus aspiraciones vocacionales. “Yo quería estudiar, pero afuera”. Con un padre médico y una madre farmacéutica, la rebeldía de todo joven visionario la motivó a inclinarse a otra profesión. Sin embargo, Rosana destaca que sus padres apoyaron su decisión.

El amor por las finanzas vino de la familia. Con el apoyo de su abuelo pudieron sacar adelante la farmacia familiar donde Ramos destaca la fortaleza de su madre en salir adelante. Recuerda que se veía a las mujeres de la década del 70 como amas de casa, pero el rol de su madre en su vida personal fue fundamental. “Le dio vuelta a esa pequeña farmacia y la hizo una de las mejores de Ica, especialmente de la calle Paita”, recuerda Ramos-Velita.

Una experiencia fuera de lo común. “Mi mamá siempre nos enseñó lo que era la empatía. Daba una buena atención y, por ello, hacían colas para hablar con la doctora y yo ayudaba por las tardes en la farmacia. Con una sonrisa Rosanna cuenta que a su corta edad ya sabía lo que era una “antalgina” y quería ayudar a recetar. “Veía a niños reventando de fiebre y esperando de sus padres alguna esperanza. Mi mama los trataba con respeto y cariño”, recuerda mientras destaca la empatía como la mayor enseñanza que le dejó.

La vida fuera del Perú

Rosanna Ramos-Velita sabía que quería estudiar fuera del Perú. “Con mi mamá viajábamos de Ica a Lima para averiguar y sacar la mayor información”, comenta. Pero el mayor impacto que le generó a la empresaria fue cuando logró dar una prueba en el colegio Roosevelt. “Los niños me miraron de arriba a abajo y me consultaron por mi procedencia y me juzgaron”, recuerda mientras ironiza que los chicos que lograron aprobar el examen no fueron de los grandes colegios de Lima. Rosanna se va a los Estados Unidos a estudiar.

La Autodeterminación fue su principal pilar. Rosanna Ramos-Velita destaca que la universidad fue fácil, pero para una adolescente estar lejos de sus padres era complicado. “Tenía la responsabilidad de devolver el esfuerzo que estaban haciendo por mí. Pero también tenía el compromiso de regresar al Perú”, recuerda. Y es que empezaban los años de la crisis económica de Alan García y había pocas opciones. Rosanna ya se encontraba estudiando en la Universidad de North Dakota y entendía que tenía que ser la mejor en lo que estaba haciendo.

“Tuve la oportunidad de tener personas que me apoyaron en un país donde es difícil ser migrante, sobre todo, mujer de color”. El acoso, racismo y sexismo fueron cosas que Rosana evidencio como migrante. Sin embargo, recuerda con alegría cuando una host family de alemanes-americanos se preocupaban por ella. “Tú eres una joven mujer en este país y aquí tú puedes ser quien quieres ser, no tengas miedo”, fue una de las frases de aliento que Rosana recuerda. Además, su estadía fuera del Perú le enseñó a cuestionar lo que aprendió en su infancia. “El rol de la mujer en nuestro país era vulnerado a diferencia de Estados Unidos que tenía espacios para las mujeres”, reflexiona.

Obstáculos en la vida profesional

Se convirtió en la primera de su promoción de ingenieros. Su esfuerzo la destacó a una de las mejores empresas de Pennsylvania. Rosanna llegó a AT & T Electronic. “En la universidad no me había sentido desplazada, al contrario, me preguntaban por el Perú y su cultura”, resalta. “Además sacaba buenas notas y siento que eso fue un importante factor”, añade entre risas. Cuando trabajo entendió el impacto de ser migrante, la clasificaron. “Mi jefa utilizó el término de “hispanic” (hispana) que me dio cuenta que nos intentaban desplazar por ser migrantes”, recuerda.

Rosanna cuenta lo difícil que fue darse cuenta de este rechazo. Estaba trabajando sobre los microchips y se dio cuenta que sus colegas salían los fines de semana con los superiores, y a la siguiente semana llegaban con nuevos proyectos. Todo esto mientras ella se quedaba sola. Al inicio la empresaria no lo tomó en cuenta porque trabajaba y estudiaba. Pero llegó un momento que se cuestionó, ¿Por qué ellos se estaban saltando los procesos? “Salen a tomar y a divertirse, me dijeron. Pensaba que conversaban sobre temas laborales, pero tenía 22 años y no entendía porque pasaba eso. Sabía que había otras conversaciones que beneficiaban a mis colegas, mientras yo me quedaba fuera”, sentencia.

Esta no fue la única experiencia. Cuando trabajaba con un técnico americano que se encargaba de hacer sus diseños, se dio cuenta que no le mostraba interés. “Esto me perjudicaba porque entregaba mis proyectos a destiempo. No entendía porque me daba tantas excusas. Mi jefe le daba poca relevancia”. Con una sonrisa recuerda que un técnico puertorriqueño fue quien le abrió los ojos. “No te quieren aquí”, recuerda decepcionada. Cada vez que llegaba a la oficina encontraba mensajes racistas en su computador “fuertes y bravos”. Y es que ser peruana sigue siendo un reto en los Estados Unidos. No son solo los testimonios, también las estadísticas lo demuestran. “30 años después seguimos en lo mismo”, reflexiona.

Rosanna realiza su transición de ingeniería a negocios. “Aprendí que tenía que tener curiosidad y probar las oportunidades que no eran evidentes”, señala. Su doctorado buscaba cambiar el mundo de las tecnologías, pero recuerda que se sentía determinada y que una de las cosas que estuvieron presentes fue la soledad y su aislamiento de los demás. Sin embargo, buscaron en AT & T a empresarias latinas para que apoyarán una inversión que se había hecho en Madrid. “Me pidieron que apoyará al equipo de marketing en la realización de un laboratorio de chips”. “Me sentí insultada, marketing era lo último que haría”, añade entre risas la empresaria.

Su paso por Madrid la motivó a mirar su vida profesional desde otro punto de vista. “Este es el futuro, me dijeron. Yo no entendía la referencia, pero me encanto, los chicos en marketing fueron muy sociables. Estaban felices que en mi idioma les pudiera decir cómo funcionaban las tecnologías a sus clientes”, reflexiona Rosanna. Esto motivó a que realizara un MBA en la Escuela de Negocios de Wharton. “Tengo otro master donde me escogieron como estudiante de Wharton para enviarnos a diferentes países y globalizarnos”, señala. Francia fue uno de esos lugares, conoció a su esposo y los dos regresaron a Wharton donde encontraron su amor por las finanzas de Wall Street.

Para Ramos-Velita, 1992 es un año lleno de experiencias y vivencias. “Viajábamos mucho y el campo de inversión de Latinoamérica empezaba a abrirse”, destaca. “Perú recién salía de la hiperinflación y batallaba con Sendero Luminoso. Como capitalista veo esta solución muy bien, no debato el modelo. Pienso que un modelo privado es mejor a que el Gobierno sea dueño de un banco o empresa”, reflexiona la empresaria mientras recuerda las vivencias del equipo cuando se privatiza una empresa o asesoraban a los gobiernos.

Destacamos líneas arriba que Rosanna Ramos-Velita valora que sus padres les hayan enseñado a todos sus hermanos el valor de la inclusión. En Estados Unidos destaca que se sentía sola y aislada, intentaba generar un cambio. Es por ello que critica que el modelo capitalista excluye al más necesitado “Claro, todos aplaudimos cuando se privatiza algo. Me preguntó, ¿qué pasaba con ese trabajador que se quedaba sin empleo? Ese ha sido uno de los fallos de este modelo y que me generaba impotencia”, reflexiona.

Actualmente, Rosanna Ramos-Velita ejerce la presidencia del directorio de Caja Los Andes. “No lo hacemos como acto de caridad. Somos un soporte para que las personas puedan surgir”, destaca. Ramos-Velita menciona que el principal motivo que la impulsó a estar en Caja Los Andes fue el modelo que los jóvenes habían realizado. “Era una cajita muy pequeñita, yo no conocía Puno. Pero aposté por ese equipo de jóvenes que manejaban este modelo, me vi reflejada”, recuerda entre sonrisas la empresaria.

El principal desafío era luchar contra las deficiencias del país. “En los inicios trabajamos 99% en Puno. Y la lección más fuerte que pude tener en el trabajo era que la infraestructura del país era muy pobre. Si quería crecer necesitaba talentos diversos, pero traerlos a Puno era muy difícil”, sentencia. La empresaria destaca que hay varios países de Latinoamérica que tienen tres importantes ciudades, pero Perú tiene solo Lima. “Si tú quieres desarrollo donde más lo necesitas, qué son las zonas andinas del Perú, se necesita un ecosistema, infraestructura o los servicios necesarios, sin ellas, entonces no se puede traer talento”, manifestó.

Rosana Ramos-Velita

Rosanna Ramos-Velita busca generar un cambio en todas sus formas. En la entrevista enfatiza que la autodeterminación es importante para lograrlo. Foto: GESTIÓN

La pandemia, ¿una fortaleza?

Rosana no esquiva la realidad que la pandemia de la COVID-19 ha generado en su vida personal. “Nunca pensé que iba a afectar tanto a mi negocio, ya que muchos colaboradores enfermaron, la primera solución fue dar medicinas a partir de nuestro sistema. No necesariamente para solucionar el problema del virus, pero aunque sea un acompañamiento a nuestros colaboradores y clientes”, resalta. Y es que la pandemia puso en peligro la salud de muchos. Rosana menciona que ha sido una oportunidad para facilitar el trabajo de los colaboradores y ver las finanzas desde otra perspectiva. “Comenzamos a crear aplicaciones para nuestros asesores y pudieran hacer su visita al cliente mucho más rápido. De esta manera, salvaguardamos la salud del cliente y de nuestro colaborador”, destaca Ramos-Velita.

La historia de superación de Ramos-Velita ha traído consigo la consulta, ¿cómo quieres que te recuerden? “En mi tablita tiene que decir que contribuí en la reducción de la pobreza de su país. Siento que lo hemos logrado”, destaca Ramos-Velita. Su trabajo no ha sido meramente de oficina. Destaca que junto a los representantes de Caja Los Andes han ido de hogar en hogar para verificar cómo han progresado. “Es satisfactorio cuando vemos que las historias que vemos se van superando. Negocios que ya cuentan con la tecnología y acceso a más conocimientos”.

Luego de una larga conversación con Rosanna, espera con emoción regresar al Perú y reencontrarse con su familia en su querido Ica. Sugiere a los jóvenes tener paciencia para alcanzar sus objetivos. “Vengo de una generación donde la vida era incierta, pero es importante darse un espacio y consultarse, ¿qué es lo que quiero lograr en unos años?”, finaliza la empresaria con una sonrisa.

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