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Una década manchada por Repsol

Solo la Zona Reservada de Ancón demorará 10 años en recuperarse, dice un biólogo a Sudaca. Según Sernanp, diariamente se encuentran 10 aves muertas en las Islas Grupo de Pescadores, y pronto empezaría a crecer el número de cadáveres en la orilla. De los animales rescatados, se calcula que menos de la mitad sobrevivirá. Los especialistas no se animan a decir en cuánto tiempo los pescadores volverán a trabajar. Y Repsol mintió -otra vez- cuando dijo que el petróleo derramado se quedaba en la superficie.

En su única entrevista tras el derrame, el director ejecutivo de Repsol en el Perú, Jaime Fernández-Cuesta, mintió. “En el fondo del mar no hay petróleo, porque el petróleo es más ligero que el agua, está todo en la superficie. El petróleo tiene una densidad menor que la del agua, todo se va a la superficie”, dijo. Y agregó, para la indignación de los especialistas, que no había nada “que no se pueda arreglar ni corregir medioambientalmente”.

Yuri Hooker, reconocido biólogo marino, calificó sus palabras de “mentiras descaradas”, por la abundancia de investigaciones a nivel mundial sobre cómo el petróleo se acumula en el fondo marino. “Hay cientos de investigaciones de acumulación de petróleo en el fondo [marino] y de las consecuencias en varias partes del mundo. Eso se sabe y el señor miente con descaro al decir que el petróleo flota, que no va al fondo del mar”, indicó al programa ‘Si el Río Suena’, de Sudaca.

Y luego añadió: “Derrames más pequeños que este pueden demorar 10 a 15 años en recuperarse, verse más o menos normal, y que los contaminantes en los organismos no sean peligrosos. Pero hay lugares que se han contaminado hace 100 años y siguen igual. Por la dinámica del mar peruano, es de esperar que esto último no ocurra”.

El biólogo Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú, coincide en que algunas áreas tardarán años en recuperarse. Esto, aunque la empresa cumpla con hacer que las playas se “vean limpias” para fines de febrero. “La mayor parte del petróleo ya se deberá haber hundido para esa fecha en el fondo del mar, o estará en la orilla”, comenta a Sudaca.

Hasta el momento, Riveros estima que la parte más afectada ha sido la Zona Reservada de Ancón, en la bahía. Las especies de este lugar todavía estaban en proceso de investigación para su categorización. “Es posible que el tiempo de recuperación de esta zona vaya en el orden de una década”, advierte.

La bióloga marina Joanna Alfaro, directora de ProDelphinus y docente de la Universidad Científica del Sur, también explica por qué el tiempo de recuperación es difícil de estimar: lo que vemos por encima no refleja lo que hay abajo. “La dificultad es que muchas veces pensamos que está limpio porque lo vemos limpio, pero no sabemos lo que está pasando en el fondo del mar. Para eso se tiene que mandar un equipo de buzos y un monitoreo constante de la evolución de esto”, precisa.

En base a los reportes que llegan de la zona, ella considera que los grupos más afectados han sido el de las aves, especialmente los cormoranes que frecuentan estas zonas para reproducirse, y el de las nutrias marinas, que están en la lista roja de las especies amenazadas. Se tenía registro de sólo diez ejemplares en esta zona. Además de lo tóxico que es, el petróleo daña el pelaje de estos animales haciendo que pierdan la capacidad de regular su temperatura. 

“Las plumas o los pelos les ayudan a mantener esta temperatura, si no pueden mantenerla, van a morir porque no pueden flotar y les va a dar hipotermia. Ese es el peligro cuando cae aceite en las plumas o pelos de estos animales”, comenta Alfaro.

EL DIFÍCIL RESCATE ANIMAL

Desde el sábado 15 de enero, el día que se produjo el derrame, la marea negra ha llegado ya a 24 playas, de Ventanilla a Chancay, según el último reporte de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa). En su trayectoria, el petróleo ha afectado a dos ecosistemas sensibles: la Zona Reservada de Ancón y las Islas Grupo de Pescadores, esta última perteneciente a la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (RNSIIPG). Este sistema agrupa a 22 islas e islotes de todo el litoral peruano, desde Piura hasta Moquegua.

De acuerdo a los reportes de las entidades de fiscalización ambiental -supervisadas por el OEFA-, son nueve las especies afectadas: cormorán (ave), guanay (ave), piquero peruano (ave), pelícano, gaviota peruana, pingüino de Humboldt, lobo chusco, nutria y la chuita (ave).

En la primera semana posterior al derrame, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) informó que se había rescatado a 51 especímenes que fueron trasladados al Parque de Las Leyendas para su atención. Luego fueron llegando más especies a este lugar y, según informó la Municipalidad de Lima -que administra el parque-, hay 83 aves marinas que ya están en proceso de readaptación. Sin embargo, conforme pasan los días, hay menos rescatados.

En el ámbito de las Islas Grupo de Pescadores, Sernanp ha señalado que se encuentran aproximadamente 10 aves muertas a diario y que han podido avistar a 170 aves con restos de petróleo en sus patrullajes. José Ramírez, jefe de Sernanp, explicó hace unos días que han tomado nota de estos casos, pero que no han podido capturarlos para su evaluación. 

 

Guanay encontrado el último fin de semana en Islotes Grupo de Pescadores de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras-Sernanp.

A pesar de los esfuerzos, el pronóstico para estas especies manchadas con petróleo, o que pueden haberlo inhalado o ingerido, es desfavorable. Si han recibido una dosis letal, mueren rápidamente; y si la dosis es menor, el envenenamiento les produce daños irreversibles en el sistema digestivo.

“A partir del día 10 al día 15 después del accidente, comienzan a aparecer grandes cantidades de animales muertos en las orillas, porque algunos se escapan por el escándalo o el movimiento, pero ya están infectados. Algunos regresan a sus colonias, pueden estar con sus crías y contagiarlos también. En este momento, lo que estamos viendo es solo el principio”, indica Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú.

Respecto a las posibilidades de que estas especies puedan encontrar un hábitat similar en otra parte del país, explica que la mayoría de estas especies no tienen la migración por costumbre. “En el caso particular del pingüino o la chuita, son animales que tienen mucha fidelidad al sitio y eso las hace muy vulnerables a estas situaciones. No son animales migratorios, no se les ve moviéndose en grupos grandes. Generalmente son colonias ya establecidas. Esa es la principal preocupación”, señala. 

De los animales rescatados que reciban atención especializada, se calcula que menos de la mitad logrará sobrevivir, porque su organismo no podrá procesar el petróleo. “Podemos tener animales que aparentemente están en buen estado, se paran y están vigorosos, pero por dentro ya están teniendo síntomas de una degradación progresiva”, advierte.

Al respecto, Carlos Calvo, médico veterinario zootecnista de la ONG ConservAcción, comentó durante un evento virtual organizado por la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) y Mongabay Latam, que el registro del daño a estas especies será difícil por el desorden de los primeros días y la cantidad de voluntarios sin experiencia que han intervenido. “Cuando la parte gubernamental haga el conteo oficial de la fauna afectada, va a estar muy subestimada porque las playas se mantuvieron abiertas. Eso permitió que gente bienintencionada ingrese, pero también que la información inicial se vea alterada porque mucha gente ha rescatado animales por su cuenta, se los llevó a su casa y se les han muerto. La información que se brinde, probablemente, va a estar muy subestimada”, anotó.

LA PESCA Y EL CONSUMO

Juan Carlos Riveros estima que, en el caso de los pingüinos, al momento del derrame la mayoría de adultos no estaba en el mar porque están en época de “muda”, un período en el que cambian de plumaje. Pero los organismos más pequeños, que están más cerca a la costa y que son alimento de otras especies, no tuvieron la misma suerte. 

“Hay especies como la concha de abanico, el langostino, los choros, chanques (molusco), que, si están en esta zona, no van a ser aptas para consumo humano. Tienen el problema además de que son presa de otros animales, así que van a tener una incidencia que debe ser monitoreada. Es importante que Sanipes [el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera] y Digesa [Dirección General de Salud Ambiental] tengan las herramientas para hacer un seguimiento en el corto y mediano plazo”, asegura.

Ante la posibilidad de una contaminación en especies de consumo humano, se dispuso el cierre de las actividades pesqueras en la zona inmediatamente afectada. El Sanipes ya descartó que los productos que están siendo comercializados en los desembarcaderos de Callao, Ancón y Pucusana estén afectados por el derrame petrolero. 

En un comunicado, también explicaron que el 95,5% de las especies ofrecidas en estos desembarcaderos provienen de otras partes del país y el 4,5% restante, se está capturando en alta mar de Ancón y Ventanilla, fuera de las zonas afectadas.

La entidad considera como especies de alta mar al perico, bonito, tiburón azul, tiburón diamante y pota. Mientras que Sanipes visita los muelles para realizar «análisis organolépticos» (una valoración visual y del olor de los productos) a los cargamentos de pesca artesanal, al Instituto del Mar del Perú (Imarpe) le toca recorrer el litoral tomando muestras para identificar los daños ambientales. En una inspección que hicieron entre el 18 y 19 de enero por Ventanilla, desde la playa Cavero hasta Costa Azul, los especialistas de Imarpe informaron que habían identificado daños en la calidad del hábitat marino que “afectarían en la salud del ecosistema y sus componentes a corto y largo plazo, con posibles alteraciones a procesos biológicos naturales”.

Para que los especialistas tengan más claro el nivel de afectación, los biólogos consultados para este informe coinciden en que es importante saber la composición exacta del petróleo derramado. En la última conferencia del Comité de Crisis (un grupo de trabajo creado por el gobierno para atender el desastre) el viceministro de Desarrollo Estratégico de Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente, Alfredo Mamani, reveló que la calidad del crudo vertido es de 28° API, una medida que determina su capacidad de flotar en el agua. En esta escala, que varía de 5 a 60 grados, un petróleo de 28 es considerado medio o intermedio. No obstante, todavía se desconocen otros indicadores relevantes para los científicos, como la salinidad y el porcentaje de agua contenido en el crudo.

Sobre el tiempo en el cual los pescadores artesanales podrán volver a ingresar a estas zonas de forma segura, la bióloga Alfaro consideró que todavía es pronto para estimarlo y lamentó que se haya afectado el modo de vida de los pescadores, que es de por sí relativamente sostenible, sin riesgo de sobreexplotación de los recursos.

“El tiempo es muy relativo. Va a depender mucho de qué tan rápido se haga [la contención]. Ahora que ha habido incluso un segundo derrame, es más preocupante. Lo primero sería controlar que ya no haya más derrames”, indica.

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Ancón, derrame de petróleo, Repsol, Ventanilla

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