La vergüenza de tu silencio

"La corrupción o antecedentes penales de las autoridades ya no nos escandalizan. Y, además, la doble moral se ha hecho norma: nos afecta que injurien a un amigo, pero si es alguien con el cual no compartimos ideología, nos quedamos callados."

En un interesante ensayo titulado “El valor moral de la vergüenza”¹ y publicado por la Unidad Académica de Filosofía de la Universidad Autónoma de Zacatecas, los autores, Rocío Cázares Blanco y Francisco J. Serrano, desarrollan el concepto de vergüenza relacionado con otro concepto, como es la moralidad.

Cazares y Serrano² explican que un tema diferencial de la vergüenza frente a otros sentimientos, es que esta se expresa en momentos en que uno experimenta depresión, deshonra o se siente minimizado. Así, los autores van más allá y relacionan la vergüenza con la moralidad, el momento en que la persona siente que sus valores, principios y/o normas morales se han visto afectados. Citando a Hume concluyen que “la vergüenza es un dispositivo moral cuya función es reforzar las demandas de la moral común “.

El Perú de nuestros días vive entre la mentira, la pendejada, el plagio, el fraude y la doble moral. Es nuestra nueva normalidad. Nos estamos acostumbrando a que el plagio y fraude académicos, como el del presidente de la República y su esposa, sean socialmente aceptados. La corrupción o antecedentes penales de las autoridades ya no nos escandalizan. Y, además, la doble moral se ha hecho norma: nos afecta que injurien a un amigo, pero si es alguien con el cual no compartimos ideología, nos quedamos callados. Nos hemos habituado a escuchar mentira tras mentira de autoridades, parientes, amigos y conocidos, pero no movemos ni una ceja cuando un chofer se cruza en luz roja.

¿Cuándo dejamos de sentir vergüenza? ¿Podemos aspirar a ser una sociedad medianamente civilizada si normalizamos la amoralidad?

El ministro de Educación, Rosendo Serna, uno de los acusados de plagio, ha dicho que el plagio no es un tema trascendental para la sociedad. El abogado del presidente Castillo, Eduardo Pachas, ha expresado a los medios que si no te descubren el plagio no hay problema. Y no pasa nada. Nos encontramos pues en un punto de inflexión trascendental moral para nuestro país. Pareciera que hemos iniciado la entrada hacia el oscurantismo.

Las civilizaciones siempre han tenido un marco ético y moral para establecer las reglas en que las relaciones humanas se desarrollan y que han evolucionado a través de la historia. Los diez mandamientos de la Iglesia Católica y las reglas de conducta precolombinas que sancionaban la mentira, el robo y la envidia, que forman parte de nuestro legado histórico y cultural, son en el Perú contemporáneo violados día a día. Los Códigos Civil y Penal han pasado a ser letra muerta, con autoridades que en lugar de hacer cumplir la Ley delinquen frente a nuestros ojos.

No es momento de quedarse callado. No podemos mirar al techo frente a esta escalada de mediocridad, trampa y mentira. Es momento de gritar nuestra indignación y vergüenza, a voz en cuello, sin medias tintas. Tenemos el deber de enfrentar al estiércol de la ineptitud y la amoralidad. No podemos ser tibios ni menos quedarnos callados. El silencio es cómplice y hay una vergüenza mayor: la vergüenza de tu silencio.

 

² https://bit.ly/3PjRYQw

David Hume, TNH 3.2.12.3 SB 571

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corrupción, sociedad

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