Alonso-Rabi-Do-Carmo

El cuerpo del delito

"Las tramas policiales, en una realidad como la peruana, acompañan muchas veces el carácter sórdido y oscuro de muchos ámbitos de la vida nacional, como la corrupción, el narcotráfico, las dictaduras o conflictos de diversa índole."

Si uno piensa la tradición narrativa peruana como un corpus –todavía– preferentemente realista se podría intuir que el relato policial al menos debería ocupar un lugar de relativa importancia en ese universo. Sin embargo, el policial peruano no posee un catálogo aluvional y, aunque en él hallemos textos de mucha importancia, es una vertiente que va construyéndose a paso muy seguro. 

Caso abierto. La novela policial peruana entre los siglos XX y XXI es la más reciente investigación de Alejandro Susti y José Güich Rodríguez, libro que viene a reafirmar el interés que empieza a despertar el tema en la crítica. Nada hay químicamente puro y los autores dejan por sentado que el policial peruano se inclina mayormente a la hibridez, es decir, nunca es “enteramente” policial y la materia narrativa se entremezcla con distintas reglas y convenciones provenientes de otras especies.

Las tramas policiales, en una realidad como la peruana, acompañan muchas veces el carácter sórdido y oscuro de muchos ámbitos de la vida nacional, como la corrupción, el narcotráfico, las dictaduras o conflictos de diversa índole. Un jardín ideal, sin duda, para el florecimiento de historias en las que el crimen o la crisis de sujetos inmiscuidos en la actividad investigativa se muestren en todo su potencial. Recuerdo a propósito de esto, una frase de Fernando Ampuero durante una entrevista, aún inédita: “Toda la realidad peruana es una novela negra”.

Descontando los problemas relativos al mercado propicio para el desarrollo de este género entre nosotros –no es un dato menor el hecho de que muchos perciban que no existe público lector específicamente interesado en el asunto– y sumando a ello la poca o nula oferta de calidad en las estanterías, el policial en el Perú –o los elementos que de él usufructúen los autores– es sobre todo una elección estética que apunta muchas veces a construir un horizonte de crítica social o existencial, no una actividad destinada preferentemente, como sus grandes modelos –el anglosajón entre ellos– al entretenimiento masivo. 

El estudio que emprenden Susti y Güich analiza cinco novelas que pueden contarse entre lo mejor del policial producido en el Perú en lo que va del arco temporal elegido. Los títulos elegidos, que no agotan un panorama en el que pueden hallarse novelas de mucho interés como ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986) o Lituma en los Andes (1993), de Mario Vargas Llosa y El enigma de los cuerpos (1995), de Peter Elmore, son, en este orden: La piedra en el agua (1977), de Harry Belevan; La conciencia del límite último (1990), de Carlos Calderón Fajardo; Secretos inútiles (1991), de Mirko Lauer; Puñales escondidos (1998), de Pilar Dughi y Bioy (2012), de Diego Trelles Paz.

Los investigadores explican la elección de este corpus de una manera, diría, muy convincente: “…a través de los textos estudiados se puede comprobar que existe en ellos una marcada tendencia a utilizar los elementos del policial en conjunción con las posibilidades que ofrecen otros géneros o modos narrativos, como la literatura fantástica, el realismo, la narrativa de no ficción, entre otros; es decir, estas novelas se caracterizan por lo que podría describirse como una ´hibridez genérica´” (p. 18). 

Luego de recorrer los capítulos que conforman el volumen, el apéndice nos ofrece un amplio cuestionario respondido por más de cuarenta escritores, entre aficionados, practicantes y conocedores del género. Una investigación que no cierra el caso, de ahí la pertinencia del título, sino que deja abiertas varias interrogantes sobre el presente y el futuro de esta modalidad narrativa en el Perú. Elemental, mi querido Lector. 


Caso abierto. La novela policial peruana entre los siglos XX y XXI. Alejandro Susti y José Güich Rodríguez. Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Lima, 2022.

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