Alonso-Rabi-Do-Carmo

La feroz vocación

"La pregunta pro el placer de escribir, siempre presente. En un mundo que se cae a pedazos, víctima de la estupidez, el odio y la incongruencia, preguntarse por el placer de escribir podría parecer ofensivo e incluso contradictorio. Por más que el ejercicio literario sea hecho en condiciones adversas debe haber, intuyo, momentos de iluminación y liberación que permiten al escritor seguir escuchando sus latidos. Me resisto a creer que no hubo nunca placer en estos apuntes de Niño de Guzmán, apuntes que son, sin duda, la mejor invitación a su universo personal y narrativo."

Aunque la realidad de las últimas décadas ha ido restando vigencia al célebre discurso “La literatura es fuego”, de Mario Vargas Llosa –al menos en lo tocante al rol de intelectual y “aguafiestas” público que correspondería al escritor–, me parece que sí se mantiene intacta la idea de que la vocación de escritor debe asumirse con rigor y abnegación, sin concesiones, en la medida de lo posible.

La literatura es un campo espinoso. La dedicación y el desvelo no siempre pagan con la moneda del éxito; además, un escritor es también un lector –no hay otra manera de serlo en realidad– y entonces vale la pena prestar atención no solo a la escritura de u autor determinado, sino también a su actividad como lector, pues más allá de seguir pistas sobre posibles influencias –lo que como dato resulta muchas veces banal–, en la lectura reposa una de las claves de su identidad literaria.

Esta es una de las razones por las que géneros y subgéneros como diarios, carnets, micro ensayos, apuntes y comentarios de lectura resultan tan atrayentes como importantes: ayudan a descubrir un rostro más completo del autor, ofrecen la posibilidad de un intenso sinceramiento que supera con creces el enmascaramiento de la propia imagen.

Algo de esto ocurre al enfrentar las páginas de Hasta perder el aliento. Cuaderno de letraherido 1 que acaba de publicar el escritor Guillermo Niño de Guzmán, un referente ineludible del cuento entre nosotros. ¿Qué es este nuevo libro, cómo podríamos encontrar una definición relativamente cómoda, sin caer en determinismos ni en etiquetas rígidas?

Se trata sin duda de un texto híbrido en cuyo seno reúne textos de variada procedencia, desde apuntes de lectura, citas, fragmentos de otros textos, borradores de ensayo, semblanzas breves, entre otros. A veces asume la forma de un diario; otras los textos aparecen sin aparente continuidad, en un orden librado al ánimo o al azar.

Y aunque los temas que desfilan por esta especie de cuaderno de escritor son variados: la amistad, el cine, el jazz, el recuerdo de personajes de diversas épocas, la remembranza de lecturas y autores, son sin duda los momentos dedicados al oficio de escribir los que cobran mayor relevancia, en la medida en que esos apuntes podrían representar una proyección del autor en relación con su propia escritura, es decir, hablando de otros o preguntando a los otros, posiblemente encuentra respuestas para sí mismo.

En ese sentido, uno de los pasajes más reveladores es una pregunta hecha por Niño de Guzmán a Ray Bardbury. Cito: “La única vez que tuve la oportunidad de hablar con Ray Bradbury (…) le pregunté si sentía placer cuando escribía. Su primera reacción fue estallar carcajadas, lo que hizo que me diera cuenta de mi desatino. ¿Cómo diablos le preguntaba eso a un narrador al que parecían adorar las musas, quienes le susurraban en el oído una historia tras otra apenas despertaba cada mañana? Luego, al percatarse de mi incomodidad, el autor de Remedio para melancólicos se puso serio y me dijo, muy rotundo: ´Si no fuera así, pues simplemente no lo haría´” (p.197).

La pregunta pro el placer de escribir, siempre presente. En un mundo que se cae a pedazos, víctima de la estupidez, el odio y la incongruencia, preguntarse por el placer de escribir podría parecer ofensivo e incluso contradictorio. Por más que el ejercicio literario sea hecho en condiciones adversas debe haber, intuyo, momentos de iluminación y liberación que permiten al escritor seguir escuchando sus latidos. Me resisto a creer que no hubo nunca placer en estos apuntes de Niño de Guzmán, apuntes que son, sin duda, la mejor invitación a su universo personal y narrativo.

Guillermo Niño de Guzmán. Hasta perder el aliento. Cuaderno de letraherido 1. Lima: Tusquets, 2022.Guillermo Núñez de Guzman

Tags:

autobiografía, escritura, guillermo nuñez de guzman, hibridez, Lectura, vocación

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