Juan Carlos Tafur

Claudicación democrática

“Si alguno de los claudicantes cree que su voto amainará las fuerzas radicales que anidan en el gobierno, se equivoca groseramente”.

El Congreso de la República ha tenido una de las jornadas más vergonzosas de las últimas décadas al otorgarle ampliamente la confianza al que debe ser el peor gabinete ministerial presentado jamás ante el Legislativo.

Ya después de la jornada de ayer, mejor que se elimine la cuestión de confianza y se la den automáticamente al Ejecutivo. Porque si no interesa la calidad moral y profesional de los ministros, si no es relevante la solvencia programática del consejo ministerial, entonces mejor que se descarte ese filtro democrático.

La claudicación del centro político (Alianza para el Progreso, Acción Popular, Podemos y Somos Perú), desplegada supuestamente en aras de la gobernabilidad, va a traer consecuencias negativas para ella, al abrirle la puerta al desmán ideológico que ha supuesto que el presidente Castillo elija el gabinete que finalmente ha elegido y al cual, a pesar de las múltiples y probadas denuncias, se ha aferrado.

Si alguno de los claudicantes cree que su voto amainará las fuerzas radicales que anidan en el gobierno y que, por ende, atemperará su objetivo final de refundar constitucionalmente la República, al antojo de la ideología maximalista de Cerrón, se equivoca groseramente.

Veremos los pasos siguientes. Se ha anunciado la interpelación individual de los ministros impresentables. Si AP, APP, Podemos y Somos Perú le vuelven a conceder la gracia de sus votos a tales ministros, ya implicará no un cálculo político o la desenvoltura de una estrategia light de contención, sino una deleznable concesión que permitirá sospechar que seguramente hay detrás algún beneficio colectivo o particular a favor de tales agrupaciones o de sus líderes y sus intereses empresariales.

Mientras el gobierno, en boca de Castillo, no anuncie que se ceñirá a la autónoma decisión congresal respecto del intento de reforma del artículo 206 de la Constitución -que tiene la intención de permitirle al Ejecutivo la convocatoria a un referéndum que lo faculte a llamar a una Asamblea Constituyente- y que no hará cuestión de confianza por ese proyecto de reforma, el gobierno seguirá siendo un potencial peligro antidemocrático.

Y si eso se plasma, como todo lo hace suponer, entonces los centristas claudicantes que ayer le han dado graciosamente su respaldo al gabinete Bellido, tendrán que responderle al país por su ignominia política y su irresponsabilidad. Ayer, la gobernabilidad democrática del país ha perdido una batalla.

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