Carla Sagastegui

Cómo anda nuestro sistema político

"Elección tras elección, nos va quedando claro que la organización partidaria no puede entrar en competencia con los movimientos regionales que se forman y desintegran constantemente para ocupar los cargos departamentales, provinciales y distritales."

Los resultados electorales tanto regionales como municipales nos muestran que los partidos políticos peruanos tienen, a lo mucho, alcances macrorregionales, que ninguno ha tenido real protagonismo a nivel nacional. Elección tras elección, nos va quedando claro que la organización partidaria no puede entrar en competencia con los movimientos regionales que se forman y desintegran constantemente para ocupar los cargos departamentales, provinciales y distritales.  

En Lima, los partidos que pelearon los resultados finales fueron Renovación popular y Podemos Perú. Ambos con candidatos investigados y con programas municipales llenos de promesas que trascendían las funciones ediles, pues el fin de cada uno de ellos es, en realidad, conseguir ganar las elecciones presidenciales. Pero más allá de su deseo Rafael López Aliaga sólo tuvo protagonismo en la capital y, si bien Podemos Perú compitió en muchos otros municipios a lo largo del país, rara vez trascendió el tercer lugar en los resultados. Conseguir la cuarta parte de votos de limeñas y limeños que sí quisieron ir a votar no augura ningún buen resultado a nivel nacional.

Los partidos que sí tuvieron protagonismo en las regionales fueron Alianza para el Progreso y Somos Perú. Resultará importante seguir su argucias para conseguir las presidenciales el 2026. En el norte, el partido de César Acuña consiguió los gobiernos regionales de Tumbes, Lambayeque y la Libertad, donde él mismo regresará al cargo que abandonó para postular a las elecciones presidenciales el año 2016. Acuña es quien preside su partido y como bien sabemos, está acusado de lavado de activos y de haber conseguido el título académico de doctor presentando una tesis plagiada. Somos Perú quizá haya sido el partido que ha tenido mayor protagonismo en estas elecciones, tanto municipales como regionales, consiguiendo cuatro de las grandes: Cajamarca, San Martín, Cusco y Loreto, confirmando que la Amazonía y parte de su cocalera ceja de selva apoya al partido presidido por Patricia Li, denunciada por fraude fiscal y contrataciones indebidas. Que no sea sorpresa el saber que su titulación académica también es trucha: compró su licenciatura para trabajar como asesora en el Congreso; poder al que postuló el año 2016, casualmente en la lista de Alianza para el Progreso.

De esta manera nos queda claro un panorama político en el que las posturas ideológicas han quedado excluidas de las contiendas electorales y han sido reemplazadas por el interés por acceder al poder y demostrar que se lo tiene, mecanismo ya visible para beneficiar a los socios inversores en la campaña y a los siguientes que se acerquen a conseguir grandes licitaciones. Esta forma de acceder al poder se da en todos los niveles: ejecutivo, legislativo, regional y municipal. Sumemos que el voto, además, es obligatorio, de tal manera que nos encontramos en la obligación de tener que escoger a alguno de ellos. De lo contrario se tiene que pagar una multa altísima que busca desanimar, pero que lo que ha conseguido es que cada vez haya más sectores de la población (quienes sí pueden pagar o ya mayores de edad que tienen voto facultativo) que sumados a quienes votan nulo o viciado, hayan hecho crecer a más de un tercio los votantes que rechazan el sistema político a nivel nacional. 

Es probable que la banalidad del discurso electoral resultante sea a la vez el origen de la falta de importancia de la ideología en el sistema político peruano, razón por la cual la izquierda peruana, más que haber desaparecido, ha perdido sentido, ha quedado descolocada, al borde de un abismo, sin saber cómo reorganizarse, cuando (se supone) sus fines están vinculados a la protección de los sectores más vulnerables de la población, no al enriquecimiento de un sector determinado de la población nacional. De ahí que esta sea una gran oportunidad para Antauro Humala, el único candidato político que ha irrumpido con un discurso político religioso, para conseguir más y más adeptos, porque en lugar de protestar contra el sistema, él promete entregar el poder del Estado a sus cobrizos seguidores. Y para los demás, pues mano dura les espera.

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Candidatos, elecciones municipales 2022

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