Desde el 2003, que se comienza a llevar a cabo la descentralización en el país, se decía que fue (y es) un gran paso para el acercamiento de la política al ciudadano en las regiones. Pero, luego de cinco elecciones subnacionales, apreciamos serios problemas que -hasta el momento- tiene el proceso como conflictos sociales, corrupción y poca capacidad de gestión.
¿A qué se debe esto? ¿Cuáles son las causas bajo la cual el proceso de descentralización se ve fuertemente influida?
Evidentemente son varias. Entre una de ellas está llevar a cabo un proceso sin un diseño/ejecución eficaz y eficiente en el tiempo. Dicen que hay planes pero no hay un liderazgo efectivo (léase funcionarios públicos preparados) que nos digan públicamente los plazos a llevarse a cabo.
Por otro lado, tenemos el tema de la informalidad, que es una de las múltiples causas del problema de la descentralización en el país. Efectivamente, al llegar la competencia política/electoral a las regiones, también llegan las inversiones en su mayoría extractivas, el cual afecta una lógica de sociedad y de economía que creció silenciosamente durante mucho tiempo (vinculado al contrabando, a la minería informal y al narcotráfico) que es una expresión de la informalidad. Frente a ese proceso en marcha, buscan vincularse -este sector- a la política subnacional de diversas maneras. Ahí tenemos los problemas que actualmente estamos evidenciando: enriquecimiento ilícito más que servicio al ciudadano.
De la informalidad también se puede apreciar su estrecha vinculación con la capacidad de aprender a sobrevivir económica y socialmente, el cual les afecta cuando el Estado -a nivel regional- no les brinda las condiciones y servicios que requieren la ciudadanía para el ejercicio de su individualidad, expresada en el negocio y la casa propia.
Ya es hora de pasar de administrar un problema permanente en el tiempo a una reforma sobre el tema.
