Jaime Villanueva - Sudaca.pe

Gas de Camisea, que lo barato no salga caro

"Precisamente el pésimo manejo de los recursos naturales y energéticos que tuvo la derecha cada vez que fue gobierno ha sido la causante de que ahora nos encontremos en esta situación."

En este gobierno la discusión política se ha trasladado al twitter, ese espacio de caracteres y argumentos limitados, donde la diatriba reemplaza al pensamiento. Lo trágico de esto es que esta imposibilidad de pensar se da al más alto nivel del gobierno, donde se sacan a luz las incoherencias, pugnas y falta de orientación de un gobierno que aún no termina de encontrar su rumbo. Lo cierto es que desde el twitter se puede hacer politiquería, pero no política. Gobernar con las limitaciones que nos pone esta red social es propio de un gobierno limitado y no de uno que ha ofrecido una profunda transformación social. Es momento que el gobierno encuentre el rumbo y empiece hacer política.

Respecto a la discusión abierta por la necesaria renegociación del gas de Camisea, esta era una promesa de campaña que se está empezando a cumplir y por eso mismo no debería generar ningún exabrupto sino fuera por el tono destemplado con que el premier Bellido plantea dicha renegociación. Tal vez ello responda a que en el gobierno parece haberse desatado una pelea por quien es más radical. Otro signo más de la falta de orientación política por parte de un gobierno que debería hacer de ésta su sino más claro. Ahora, hacer política supone llegar a consensos, acuerdos o negociaciones, de ninguna manera se trata de parapetarse en dogmatismos ideológicos o de clase. La intransigencia es lo opuesto a la política.

La nacionalización del gas fue una de las banderas y las plataformas con las que el presidente Castillo ganó las elecciones. Por eso, el alarido ruidoso de la derecha anunciando el apocalipsis económico no pasa de ser una estrategia para domesticar a un gobierno que representa una opción de izquierda con algunas propuestas muy claras –aquellas que lo llevaron al poder- y que ahora le toca defender. Precisamente el pésimo manejo de los recursos naturales y energéticos que tuvo la derecha cada vez que fue gobierno ha sido la causante de que ahora nos encontremos en esta situación. Deberíamos entender de una vez que si estamos en la situación en la que nos encontramos es debido a que en tres décadas de neoliberalismo no se supo cerrar las brechas de exclusión, desigualdad y pobreza.

Ahora lloran por aquello que no supieron cuidar. Nunca los beneficios del gas llegaron a los más necesitados. Teniendo los principales yacimientos del continente nuestro país no cuenta con gas natural debidamente instalado en las casas y las regiones donde este se encuentra siguen siendo de las más pobres. Es lógico y entendible que la población se subleve ante esta situación y ahora reclame la nacionalización –reapropiación- de un recurso que sienten se lo han arrebatado para beneficiar a otros países. Debemos entender que el problema no es técnico y ni siquiera económico sino político por lo que esto no se resuelve interpelando, censurando o lapidando a uno o varios ministros.

El tema del gas exige un profundo debate nacional sobre el destino de nuestros recursos, cómo los usaremos, cómo invertimos o repartimos las regalías obtenidas por su explotación etc. No se trata tampoco de pasar de un modelo fracasado por excluyente y discriminador a otro igualmente malo por ineficiente obsoleto. Debemos ser capaces como comunidad de llevar adelante una discusión sobre el destino de nuestros recursos que es también el destino de nuestro país.

La historia del Perú está llena de oportunidades perdidas y prosperidades falaces. Lo que apareció como una bendición terminó siempre como una maldición y pensando ser más ricos acabamos más pobres. No debemos perder de vista también las pésimas, y muchas veces, corruptas maneras de administrar los recursos obtenidos por la explotación de nuestros recursos. No podemos caer en la dicotomía de creer que los privados son unos saqueadores y las comunidades eternas víctimas. El problema es mucho más complejo y profundo.

Lo cierto es que ahora estamos frente a dos modelos contrapuestos e igualmente extremos. Como en todo aquello donde habita la virtud tal vez el mejor camino sea el del término medio. Una decisión tan importante como la que implica qué hacer con nuestros recursos naturales debe ser el fruto de un debate en que todos los actores intervengan. Se trata de un tema demasiado importante como para dejarlo en manos sólo de técnicos y economistas. Pero, para poder asistir a un diálogo sincero y honesto se hace imprescindible estar dispuesto a escucharnos y dejarnos afectar por el otro. Ese es el principio del diálogo político que hoy tanto necesitamos para que no nos suceda que lo barato nos salga caro, pues ya sabemos que de buenas intenciones está plagado el camino al infierno.

 

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Camisea, Gas, Presidente Castillo

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