Tanto Vallejo

¡Tanto Vallejo!

"Titulo esta nota con cierta picardía. Parecería una queja, pero no lo es. Porque, al menos para mí, tanto Vallejo nunca es suficiente. Cuanto más y más Vallejo, mucho mejor."

[LA TANA ZURDA] Titulo esta nota con cierta picardía. Parecería una queja, pero no lo es. Porque, al menos para mí, tanto Vallejo nunca es suficiente. Cuanto más y más Vallejo, mucho mejor.

Dirán, «pero hay muchos poetas peruanos muy buenos», y nadie lo duda. Tenemos a Eguren, Martín Adán, Westphalen, Moro, etc. Hasta el propio José María Arguedas merece un sitial muy alto por su magnífica poesía escrita en quechua y luego traducida por él mismo en su volumen póstumo Katatay (Temblar), de 1972.

Pero lo que se dice un inmenso poeta, de esos que remueven hasta las entrañas, solo Vallejo.

Recuerdo que este 15 de abril se conmemoran 85 años de su muerte misteriosa, ocurrida en París el Viernes Santo de 1938. Así como el año pasado se celebraron con numerosos eventos internacionales y originales publicaciones los 100 años de Trilce, este 2023 tenemos también el centenario de Escalas y Fabla salvaje, las dos primeras obras narrativas del vate de Santiago de Chuco, y el recuerdo doloroso de su partida definitiva del Perú, luego de haber sufrido escarnio por su revolucionario libro de 1922 y por los sucesos violentos de Santiago de Chuco el 1 de agosto de 1920, en que fue víctima de acusaciones infundadas. Igual tuvo que pasar 112 días en la cárcel, como si ahora a uno lo terruquearan y encanaran simplemente porque a un «condorazo» (como él diría) se le ocurrió fregarnos la vida por asuntos personales y políticos. Ay, Perú, qué poco has cambiado: madre de hijos ajenos y madrastra de los propios.

Esto motiva que justo en estos días se estén reuniendo en Trujillo, ciudad donde el poeta vivió días felices y jornadas aciagas, una serie de destacadísimos especialistas en Vallejo en el Encuentro Internacional Espergesia 2023, que auspicia la Universidad César Vallejo. Sí, esa institución que ha recibido críticas de toda índole, está haciendo sin embargo una labor digna de elogio en cuanto a la difusión y el debate sobre nuestro mayor poeta.

Han traído de Inglaterra nada menos que a Stephen Hart, el experto que viene dilucidando sobre la obra vallejiana desde hace décadas. Hace poco, por ejemplo, lanzó la teoría de que posiblemente Vallejo murió por envenenamiento ordenado desde el Kremlin y ejecutado por algún agente secreto de lo que entonces era el equivalente de la KGB estalinista. La hipótesis se sustenta en evidencia documental que Hart ha podido examinar tras muchos años de investigación.

También están el excelente poeta y crítico uruguayo Andrés Echevarría, uno de los fundadores del Centro de Estudios Vallejianos, José Antonio Mazzotti, poeta y crítico asimismo, afincado en los Estados Unidos desde hace más de tres décadas, y Jorge Kishimoto, el mayor coleccionista mundial de la obra y la documentación vallejiana.

Los narradores no se hacen esperar y contribuyen con testimonios y estudios sobre Vallejo, como es el caso de Jorge Díaz Herrera y Eduardo González Viaña. Asimismo, poetas trujillanos como Bethoven Medina ponen su conocimiento cercano del medio liberteño al servicio de la mejor comprensión de la poesía de Vallejo. El jueves 13, por ejemplo, ofreció una excelente presentación sobre el papel de la naturaleza local en la configuración de Trilce.

Tengo entendido que luego los participantes del Encuentro trujillano se trasladan a Santiago de Chuco para rendirle homenaje al poeta en su lugar natal. Sin duda será otra fiesta de poesía y peruanidad, acompañados por los poetas del Asociación Cultural La Huaca es Poesía y de la iniciativa «Capulí, Vallejo y su Tierra», dirigida por el poeta Danilo Sánchez Lihón y la crítica Mara García.

Mis fuentes me informan también que la destacada vallejóloga Gladys Flores Heredia está por convocar un gran congreso en julio de este año por el centenario de las primeras obras narrativas de Vallejo.

Y así, seguro que durante el resto de este 2023 seguirán las manifestaciones de cariño y admiración por quien representa al Perú mejor que nadie y nos seguirá recordando que, pese a la lacra de sus políticos y algunas gentes, tenemos mucho de qué estar orgullosos.

Desde aquí, como expresó el vate en su exilio, solo he querido decir «mi trémulo, patriótico peinado».

Que sigan las celebraciones. Honrar a nuestros poetas es honrarnos como peruanos.

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César Vallejo, poesía

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