Una victoria más sumó el Barça. Sin distinguir entre torneos, dieciséis son los partidos que acumula invicto; solo en LaLiga, encadena seis triunfos de manera consecutiva. En esta competición, a falta del cierre de la jornada veintiuno, son líderes con once puntos de diferencia sobre el Real Madrid. El equipo dirigido por Xavi Hernández se ha vuelto más compacto, defiende mejor y atraviesa por un sostenido proceso de crecimiento futbolístico. Con los intérpretes en un gran nivel, se afirma la propuesta de juego blaugrana.
Todo ello se corroboró en el último cotejo frente al Villarreal. Desde el saque el club catalán se apoderó del balón para imponer su armonioso pero agresivo fútbol de toque, versatilidad posicional y movilidad. No bastaron ni tres minutos para que Robert Lewandowski avisara la intención ‘culé’ con un desmarque a la espalda de la última línea rival que terminó en una soberbia atajada del experimentado golero Pepe Reina. Producto de su superioridad en el campo, quince minutos más tarde caería el gol visitante vía Pedri.
Un gol que refleja muy bien la idea futbolística que ha recuperado y, con su propio sello, le imprime Xavi a este Barça. Tras una presión muy alta, fue desactivado el intento de inicio de juego del conjunto amarillo; Jules Koundé persiguió hasta campo contrario a Alejandro Baena e impidió su giro, el balón le quedó a Gavi que jugó con Frenkie de Jong y, este, rápidamente, lo hizo con Raphina. El brasileño cedió para Pedri, quien interpretó correctamente la situación, tocó en primera para Lewandowski, pared, sutil definición y la bola a la red. Agresividad en la recuperación, dinámica y juego combinativo en velocidad: esta es la versión actual de los azulgrana.
Pero las cosas no fueron tan simples para los capitaneados por Marc ter Stegen. A medida que transcurrían los minutos, aquejado por la necesidad de sumar aunque sea un punto, el Villarreal fue mejorando en el encuentro y emparejó, hasta cierto punto, el desarrollo del juego. El ingreso de Samuel Chukwueze por un lesionado Francis Coquelin dotó al cuadro dirigido por Setién de mayor desequilibrio, una favorable reubicación táctica y mayores incursiones sobre la portería ‘culé’. Aunque el ‘Submarino Amarillo’ se lanzó con todos su recursos en búsqueda del empate, no pudo doblegar a un Barcelona que ha mejorado en la faceta defensiva, que se ve más firme al momento de cuidar su ventaja.
Y no solo en términos del funcionamiento colectivo sin balón. Desde lo individual, el desempeño de Jules Koundé, Andreas Christensen y, especialmente, el de Ronald Araújo fue bastante sólido. El uruguayo estuvo seguro en todas sus intervenciones y, por lo vital tanto de sus entradas como cierres defensivos, se erigió como uno de los jugadores más destacados del partido. La presencia del ‘charrúa’ aporta ese liderazgo y solvencia que desde hace mucho tiempo carecía la zaga azulgrana.
Los tres puntos que se llevó el Barcelona del Estadio de la Cerámica son claves en la lucha por el título de LaLiga. Son reflejo, también, de su despegue futbolístico, en el que incluso su dibujo táctico puede verse favorecido con jugadores actuando fuera de su posiciones habituales, como en el caso de Gavi de extremo izquierdo. La sensación final es que el club catalán llega bien, en óptima forma para enfrentar al Manchester United —un duro pero atractivo desafío— por los octavos de final de la Champions League.
*Fotografía perteneciente a terceros
