Jorge-Luis-Tineo

Agency Man: La canción de Zappa sobre marketing político

"Pero hoy quiero centrarme en uno de los músicos norteamericanos que más intentó sacudir al establishment político con sus irreverencias. Me refiero, por supuesto, a Frank Vincent Zappa III o, como nos referimos a él sus incondicionales fanáticos, FZ..."

Mañana son las elecciones municipales y, por supuesto, nada nuevo hay bajo el sol. Las mismas artimañas, los mismos insultos, las mismas campañas vacías de contenido pero cargadas hasta el rebalse de mezquindades, chabacanerías, bravuconadas y debates para el olvido como los que hemos padecido los días 11 y 25 de septiembre en que ocho personajes desangelados -y cada cual más cínico que el anterior- se enfrentaron, primero en Frecuencia Latina y luego en el formato organizado por el Jurado Nacional de Elecciones, para ofrecernos una patética demostración de que, en cuestión de candidatos a la alcaldía, nuestra ciudad está en el más absoluto desamparo.

Y no me cabe la menor duda de que la figura se repite en todas y cada una de las regiones y distritos del Perú. Lo único que saben hacer es lanzar sus diatribas de callejón, exhibir sus robustas ignorancias, sus tenaces redundancias y, eso sí, empapelar nuestras horribles e inseguras avenidas con esa colección de sonrisas fingidas, fotos mirando al vacío, dedos o brazos abiertos en V y, cómo no, un rosario de promesas por incumplir. Todo este desmadre merece, pues, una banda sonora.

Y no me refiero, por supuesto, a las odiosas cuñas que se inventan, para sus coberturas, los canales de señal abierta con melodías grandilocuentes, de película de acción, cancioncitas de presentación que sirven a ese juego oligofrénico del “acto político de alto nivel” cuando en realidad asistimos a las peleas barriobajeras de una marabunta ávida de poder y totalmente concentrada en sí misma. Candidatos y moderadores, periodistas y analistas formales se prestan al engaño y contribuyen a dar forma a la pantomima que terminará con una elección no deseada pero obligatoria.

Las opciones son muchas para musicalizar este enésimo remedo de rally electorero. Pienso, por ejemplo, en el blues Politician de los británicos Cream (1968), en clásicos del trío chileno Los Prisioneros como ¿Por qué los ricos? (1986), Usted y su ambición (1987); Sr. Cobranza de la banda argentina Bersuit Vergarabat (1998, original del confrontacional septeto gaucho Las Manos de Filippi); Gimme the power del álbum debut de Molotov de México (1997); la rutina Vote a Ortega (1989) de los humoristas argentinos Les Luthiers; La solución final (1996) de los vascos de La Polla Records; o nuestros connacionales Río (Mi partido lo hará, 1988) y La Sarita (Más poder, 1999)-, sin hablar de las diatribas escupidas entre 1985 y 1989 por la subcultura subte local. Pero hoy quiero centrarme en uno de los músicos norteamericanos que más intentó sacudir al establishment político con sus irreverencias. Me refiero, por supuesto, a Frank Vincent Zappa III o, como nos referimos a él sus incondicionales fanáticos, FZ.

El 28 de octubre de 1968, FZ y su troupé de virtuosos músicos, The Mothers Of Invention, hicieron una presentación en el salón Royal Festival de Londres. Allí, estrenaron una mini ópera-rock titulada Progress?, en la que combina delirantes diálogos con pasajes incidentales ejecutados por ocho músicos de la famosa orquesta filarmónica de esa ciudad. En la parte final, los pianistas Don Preston e Ian Underwood hacen unos imposibles arpegios para iniciar Agency man (Hombre de la agencia), un tema inédito hasta entonces, que podríamos dedicar íntegra a los candidatos y a sus marketeros políticos.

La composición, en su primera parte, es una suerte de vals principesco marcado por los expertos pianos de Underwood y Preston y la percusión de Arthur Tripp III, mientras el resto de la banda -Roy Estrada, Jimmy Carl Black, Jim “Motorhead” Sherwood, Bunk Gardner- realiza torpes pasos de ballet y pasan a entonar la siguiente letra, ante la atenta mirada del jefe de pista, Frank: “Véndenos un presidente, hombre de la agencia, / un sonriente Gran Hermano o un padre estricto, quizás… / Véndenos un presidente, hombre de la agencia, / un marica de esos que se ríen de nada y que nunca va al baño…” El ataque es escatológico y grosero desde el principio, como pueden notar. Pero para la segunda parte, en que la canción toma aires de marcha política, Frank lanza ingeniosos dardos hacia las campañas electorales y sus perpetradores: “Lo venderemos en las películas / y en la televisión todo el año, / lo venderemos en baldes a los bebedores de cerveza de Oklahoma. / Le enseñaremos cómo caminar y cómo hablar, / maquillaremos su barbilla, / publicaremos su foto por todas partes… / ¡Por supuesto que el idiota ganará!”

Agency man se mantuvo oculta durante casi veinte años y nunca formó parte de la discografía oficial de Frank Zappa & The Mothers Of Invention. Entre los años 1985 y 1987, el sello Barking Pumpkins Records, propiedad del guitarrista y compositor, lanzó la colección de vinilos titulada The Old Masters, tres cajas conteniendo sus álbumes de 1966 a 1969, de 1969 a 1972 y de 1972 a 1977, respectivamente. Los dos primeros volúmenes incluían, como plus, un LP llamado Mystery disc, con rarezas y temas inéditos hasta ese momento. En el “disco misterioso” correspondiente a la segunda caja, publicado en 1986, aparecieron, en audio, fragmentos de la rutina Progress?, incluyendo Agency man en dos versiones, la del concierto y otra, grabada en los estudios Apostolic de Nueva York, en 1968, que comienza con los mismos arpegios de piano pero con ligeras diferencias en el tiempo, letras adicionales y un par de paradas en las que se escucha a Zappa dando indicaciones sobre cómo cantar cada verso.

Las imágenes de Progress?, del concierto en Londres se vieron por primera vez en 1987 en la película Uncle Meat, uno de esos collages suprarrealistas y caóticos característicos de Zappa. Este largometraje, mitad documental y mitad ficción, está basado, en parte, en el álbum doble del mismo nombre lanzado en 1969. El tema central de esta mini ópera-rock es una alocada disquisición de Zappa y sus secuaces acerca del progreso en la música, la alimentación saludable y la industria musical estandarizada -temas recurrentes en esta etapa de su producción musical-, una sátira que combina aspectos de la realidad con antojadizas interpretaciones de la misma. En ese contexto, Agency man aparece como coda de la suite, aun cuando no tiene relación alguna con su argumento. Disfrazados de aldeanos, sacerdotes y músicos de orquesta, los pupilos de FZ se muestran desinhibidos y cínicos, burlándose con sus movimientos, voces y aspectos del acartonamiento general y la sociedad de nuestro tiempo.

Pero hay una versión más de Agency man, el hombre de la agencia, publicada un par de meses antes de la muerte de Zappa- en el CD Ahead of their time (Barking Pumpkin, 1993), que no es otra cosa que el recital completo de octubre de 1968 en el Royal Festival Hall. Como ocurre con otros lanzamientos póstumos de Frank Zappa que también hemos reseñado aquí, como The Mothers 1971 (2022) o The Roxy Performances (2018), este álbum de 1993 revela fragmentos que antes no habían sido escuchados, debido al meticuloso tratamiento de edición al que Zappa solía someter a sus propias grabaciones.

A lo largo de su copiosa discografía, Frank Zappa dirigió muchas otras canciones a criticar, sin eufemismos ni poéticas digresiones, a los corruptos de cuello y corbata que usan el poder para enriquecerse. A pesar de que sus composiciones de tipo político son extremadamente localistas, varias de esas frases y razonamientos, realizados en contextos musicales que abarcan desde el rock hasta la música instrumental de vanguardia, pueden aplicarse a cualquier otra realidad incluyendo, por supuesto, la nuestra. Por ejemplo, al escuchar Dickie’s such an asshole (Roxy & Elsewhere, 1974), que dedicó originalmente a Richard Nixon y, una década después, a Ronald Reagan, pienso en prohombres nacionales como Alan García, Alberto Fujimori, Pedro Castillo o en alguno de los nombres que hoy pretenden llegar -o, como en muchos casos en todo el país, regresar- al sillón municipal, que gritan “¡no soy criminal!” cuando en las caras nomás se les nota.

Otra de esas canciones frontales que Zappa dedicó a los políticos de su país fue Hot-plate heaven at the Green Hotel (Does humor belong in music?, 1986), cuya letra va directo al corazón del sistema bipartidista estadounidense: “Los republicanos te tratan bien / si eres un multimillonario, / los demócratas son justos / si todo lo que tienes es lo que traes puesto, / ninguno de los dos vale realmente / porque a ninguno de los dos les importa / si hay calefacción en este hotel / porque nunca han estado allí”. O su clásico I’m the slime (Over-nite sensation, 1973), en que los disparos son para la telebasura: “Soy vulgar y pervertida, obsesiva y trastornada, / he existido por años pero nada ha cambiado, / soy la herramienta del gobierno para regularte… / Te hago pensar que soy deliciosa / con las cosas que digo, / soy lo mejor que puedes tener / ¿ya adivinaste quién soy? / soy la baba que sale a diario de tu televisor”. Que levante la mano quien no haya pensado en nuestra televisión de señal abierta, sus entrevistas políticas timoratas o sus programas de farándula ramplona.

Finalmente, dos joyas de la corona en el universo zappesco. The idiot bastard son (We’re only in it for the money, 1968), que habla de un personaje oscuro y tonto cuyo padre “es un nazi con un escaño en el Congreso y su madre, una prostituta de algún lugar de Los Angeles”. La compleja melodía de este tema cautivó tanto a Sting que le pidió permiso a Zappa, en 1988, para incluirla en su gira mundial (aquí podemos oír la versión del ex líder de The Police). Y Trouble every day (Freak out!, 1966), una crónica periodística en la que el autor nos habla de racismo, política, abusos policiales y más.

Pero, volviendo a Agency man. En la versión de 1993, sin cortes, aparece una estrofa más, de antología, dedicada a los políticos y sus campañas electoreras: “¡Vamos a California! / ¡Páganos antes de salir! / Conseguiremos a un nazi sonriente / y lo llevaremos marchando por el camino. / Contrata a un niño, besa a un niño, / invita a las damas el té, / y aquí tienes un par de discursos / que te pasaremos gratis”. Con esta canción, Frank Zappa nos muestra su absoluto desprecio por los políticos, sus financistas y asesores, por lo que se hace indispensable, para aquellas personas que sentimos lo mismo, conocer estas canciones que trascendían los límites del espectro rockero tradicional. En estos tiempos de Bad Bunnys y Chris Martins, que navegan entre la vulgaridad y la sofisticación como las dos caras de una misma moneda, la del escapismo individualista, envanecido y ostentoso, hace falta escuchar a artistas como Frank Zappa que, con inteligente rabia, no dejaban títere con cabeza en sus composiciones musicales. O entrevistas, como esta de 1990.

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#Rock, Agency man, elecciones municipales 2022, Frank Zappa, Música, Política

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