Jorge-Luis-Tineo

Olivia Newton-John (1948-2022): Talento, elegancia y valentía

"Grease marcó a fuego a toda aquella generación -la película se lanzó en 1978 pero está ambientada veinte años atrás, en 1958- y, como la misma Olivia Newton-John decía, “cada diez años es redescubierta por nuevos jóvenes que se conectan de inmediato con sus valores y emociones”..."

Debe ser difícil y, a la vez, gratificante, para una artista, ser un icono de la cultura pop, sobre todo, si ese estatus se alcanzó con una sola imagen, la de un personaje ficticio que fue, durante décadas, el primer amor de muchas personas, desde los muchachos que suspiraban por ella hasta las chicas que querían dar ese salto, cuantitativo y riesgoso en otras épocas, de adolescente tranquila e inocente a la atrevida muchacha de pantalones de cuero y hombros descubiertos –“empoderada” dirían los huachafos y huachafas de hoy-, dispuesta a bajarle el moño al más pintado, al más bravo.

La protagonista de la adaptación cinematográfica del musical Grease, seis años después de su estreno en New York -primero off-Broadway luego en teatros principales-, una joven australiana de vacaciones en la soleada California de finales de los años cincuenta, hace ese círculo de descubrimiento personal en medio de amores adolescentes, casacas de cuero, rock and roll, carreras de autos, bailes de promoción y hamburguesas en el autocinema. Grease marcó a fuego a toda aquella generación -la película se lanzó en 1978 pero está ambientada veinte años atrás, en 1958- y, como la misma Olivia Newton-John decía, “cada diez años es redescubierta por nuevos jóvenes que se conectan de inmediato con sus valores y emociones”. Su impacto ha inspirado diversas producciones, concursos y novelas que usaron el argumento central para sus historias y personajes. Una curiosidad: la carátula del LP La grasa de las capitales, segundo álbum del cuarteto de rock argentino Serú Girán, de 1979, simula la portada de un periódico y en uno de los titulares se puede leer “El romance del año: Pedro Aznar y Olivia Neutron-Bomb”, en clara alusión, desde luego, a la figura del momento.

Pero Olivia Newton-John era ya una cantante consagrada, de voz dulce e imagen luminosa y natural. Entre 1971 y 1977 lanzó nueve álbumes de música country, prolijamente ejecutados, grabados nada menos que en los estudios Abbey Road de Londres. En ese tiempo, se especializó en grabar covers como If not for you, (Bob Dylan, debut epónimo, 1971), What is life (George Harrison, LP Olivia, 1972), Take me home, country roads (John Denver, LP Let me be there, 1973), Jolene (Dolly Parton, LP Come on over, 1976), Ring of fire (Johnny Cash, LP Making a good thing better, 1977), entre otros. Estas canciones tuvieron muy buena rotación en Estados Unidos, Europa y Australia, donde Olivia era ya una personalidad frecuente en programas locales de televisión y hasta había tenido un éxito radial en 1966 con su single Till you say you’ll be mine, clásico de 1963 de la cantautora norteamericana Jackie DeShannon, una de las primeras intérpretes femeninas de rock and roll. Aunque había nacido en Cambridge, Inglaterra, Olivia fue criada en Melbourne (Australia) y se ha identificado siempre con la nacionalidad oceánica.

Entre sus primeros éxitos originales están la balada I honestly love you (Long live love, 1974) y Have you never been mellow (1975), ambas escritas por John Farrar, guitarrista y compositor nacido en Melbourne quien, junto con Bruce Welch, integrante fundador y guitarrista de The Shadows, conocido grupo británico de pop-rock instrumental de los años sesenta, fueron sus productores y directores musicales en aquellas grabaciones. A esta época pertenecen también Please Mr. Please (Have you never been mellow, 1975) y la arrulladora balada Sam (Don’t stop believin’, 1976) coescrita por Hank Marvin (otro integrante de The Shadows) y Farrar, quien posteriormente compuso hits como Hopelessly devoted to you y You’re the one that I want, incluidas en Grease, la película, para complementar el libreto original de los autores de su versión teatral, Jim Jacobs y Warren Casey. Ambas canciones son, hasta hoy, las más emblemáticas de aquel inolvidable soundtrack.

Olivia Newton-John siempre tuvo una actitud e imagen muy juvenil, de sonrisa y mirada cautivadoras. Esos factores contribuyeron al éxito rotundo de Grease, además de la química con su coprotagonista, el actor y bailarín John Travolta quien, a su vez, era también una estrella tras el taquillazo de Saturday Night Fever (1977). Ambos se lucen en Grease -que aquí se tradujo como “Brillantina”- y la euforia que producían cada vez que sonaban la mencionada You’re the one that I want o el dueto Summer nights era -y es- incontenible. Travolta fue uno de los primeros en expresar su pesar por la noticia del fallecimiento de su colega y amiga: “Mi querida Olivia, hiciste mejor la vida de todos nosotros. Nos veremos pronto en el camino y estaremos juntos de nuevo”. En el rodaje, él tenía 24 años y ella, 29.

Pero la carrera musical de Olivia Newton-John siguió brillando después de Grease. Seis meses después de aquel estreno, en noviembre de 1978, lanzó Totally hot, su décimo álbum oficial. Desde el título y la carátula, el disco es una prolongación de la imagen final de Sandy Olsson, su personaje, dejando atrás a la sencilla jovencita para dar paso a una mujer más sofisticada. De ese disco destacó el sencillo A little more love, otra composición de John Farrar. Luego llegaría Xanadu (1980), una pobre película de ciencia ficción -en la que comparte roles con un septuagenario Gene Kelly- pero sí dejó buenos recuerdos con tres fabulosas canciones: Magic, la balada Suddenly -a dúo con Cliff Richard- y el tema-título. Las dos primeras llevan, nuevamente, la firma de John Farrar, mientras que la última la grabó con la Electric Light Orchestra de Jeff Lynne, compositor del tema y productor del soundtrack.

Los primeros años ochenta fueron igual de prolíficos, con canciones como Make a move on me, Landslide y Physical, tema-título de su LP de 1981. En el video de Landslide aparece con un actor diez años menor que ella, Matt Lattanzi, quien se convertiría en su esposo -de 1984 a 1995- y padre de su única hija, Chloe, hoy de 36 años, con quien grabó en el 2021 su último single, Window in the wall. En 1982, Olivia ingresó nuevamente a los rankings con los temas Heart attack y Tied up, incluidos en una recopilación titulada Olivia’s Greatest Hits Vol. 2 (el primer volumen había salido en 1977). Luego vino un reencuentro con John Travolta, en el film Two of a kind (1983). Aunque en las salas de cine los resultados no fueron muy buenos, la banda sonora incluyó un nuevo éxito para la cantante, Twist of fate.

Para la segunda mitad de esa década, la presencia musical de Olivia Newton-John tuvo un declive, con álbumes espaciados y éxitos menores como Soul kiss (1985) y The rumour (1988), una canción que compusieron para ella Elton John y Bernie Taupin, e incluso el famoso rockero toca el piano y hace coros en el tema, que sonó mucho en las radios limeñas aquel año. Un año después, en 1989, grabó un álbum de tiernas canciones de cuna, Warm and tender, que dedicó a su hija, entonces de tres años, en el que destacan When you wish upon a star, melodía central del clásico film animado de los estudios Disney, Pinocchio (1940); y Over the rainbow, de otra joya del cine, The wizard of Oz (1939). Lamentablemente, para 1992 la cantante y actriz, entonces de 44 años, recibió una mala noticia al ser diagnosticada con cáncer de mama, enfermedad que combatió tenazmente a través del tiempo en dos y hasta tres reactivaciones. La más reciente fue la que ocasionó su fallecimiento, a los 73, el pasado lunes 8 de agosto, en su residencia de California.

Lejos de amilanarse, Olivia Newton-John encaró la adversidad con entereza. Y mucha música. Tras el lanzamiento de la comprimida recopilación Back to basics: The Essential Collection 1971-1992, ella se concentró en sus tratamientos y recaudar fondos para luchar contra este tipo de cáncer. En Back with a heart (1998) regresó a sus raíces de country-pop, con temas como Precious love y Back with a heart. Mientras tanto, apuntaló su batalla personal con tres álbumes de temáticas inspiracionales, Gaia: One woman’s journey (1994), Stronger than before (2005) y Grace and gratitude (2006). Paralelamente realizó dos discos de duetos –(2) de 2002 y A celebration in song del 2008- con artistas como Keith Urban, Richard Marx, Michael McDonald, Barry Gibb, entre otros. En el 2004 reapareció con Indigo: Women of song, una selección de clásicos del pop como How insensitive (A. C. Jobim), Lovin’ you (Minnie Ripperon) o Rainy days and Mondays (Carpenters) y, en el medio, varios álbumes navideños -auspiciados por Hallmark, Walgreens y Target-, uno de los cuales grabó con su amigo de siempre, John Travolta.

Las ventas de todos estos discos se destinaron a The Olivia Newton-John Cancer and Wellness Center, fundación que inició en el 2008. Organizó una caminata de 228 kilómetros por la Gran Muralla China, con varias celebridades. Y, en el 2014, fue una de las diez participantes del I Touch Myself Project, un álbum en el que diez cantantes australianas interpretan la conocida canción de 1990 I touch myself, de sus connacionales Divinyls, cuya vocalista Chriss Amphlett falleció, un año antes, también de cáncer de mama. El tema, una oda al onanismo femenino, se convirtió en un himno para el autoexamen, una de las primeras recomendaciones que hacen los oncólogos para detectar este mal.

Olivia, la superestrella del country y el pop mundial, llegó por primera vez al Perú en el año 2007, de vacaciones. En ese viaje al Cusco conoció a John Easterling, con quien se casó en una ceremonia especial y muy íntima en la Ciudad Imperial, al año siguiente, por lo que su vínculo con nuestro país se hizo muy sólido. El 2016 regresó, esta vez para ofrecer un concierto en el teatro María Angola de Miraflores. En esta época de exhibicionistas como las reggaetoneras o farsantes como Dua Lipa que, en pleno concierto, se cae estrepitosamente mientras su voz sigue sonando en los parlantes, el trabajo de Olivia Newton-John será recordado por su talento, elegancia y valentía, cualidades que se echarán de menos tras su partida.

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