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Tina Turner (1939-2023): Simplemente, la mejor | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Tina Turner (1939-2023): Simplemente, la mejor

"Durante gran parte de esos quince años, la pareja y su banda se volvieron una de las principales atracciones en lo que se refiere a espectáculos en vivo. Sus conciertos, en los que se presentaban como Ike & Tina Turner Revue, causaban revuelo por teatros, hoteles, programas de televisión y festivales, al punto de ser considerados “uno de los más excitantes, impactantes y explosivos ensambles de R&B”, al nivel de James Brown y sus incombustibles The Floating Flames..."

[MÚSICA MAESTRO] En 1984, el pop-rock disfrutaba con una nueva ola de cantantes femeninas. Unas veinteañeras Madonna y Cindy Lauper habían tomado por asalto los rankings mundiales con sus cabellos de colores, sus jeans raídos y pulseras de fantasía. Ambas habían lanzado exitosos discos debut el año previo (1983) y, poco a poco, iban convirtiéndose en referentes de la moda adolescente. Y, al año siguiente, la aparición en el firmamento musical de Whitney Houston abrió un nuevo capítulo para la interpretación del R&B y el soul, tomando la posta de divas de los años sesenta/setenta como Aretha Franklin, Gladys Knight o su tía, Dionne Warwick.

En ambos casos, constituyeron las bases de todo lo que vino después, desde Debbie Gibson y Mariah Carey hasta Katy Perry y Beyoncé, con múltiples vasos comunicantes intergeneracionales, independientemente de que las calidades, en muchos casos, se empobrecieran con el pasar de las décadas. Para bien o para mal, hasta farsantes o íconos modernos de poca monta como Dua Lipa, Shakira o Rosalía -en sus actitudes mas no en sus capacidades vocales- tienen en sus degradados ADN, algo de Whitney o de Madonna.

El caso de Tina Turner es diferente. Aun cuando su influencia en diversas promociones de cantantes es poderosa e innegable -basta ver el dúo que hicieron, Tina y Beyoncé, de Proud Mary, en esta ceremonia de los Premios Grammy (2008), o esta versión de Celine Dion de River deep – Mountain high, otro de sus clásicos, presente en su repertorio de Las Vegas-, me es imposible relacionar a ninguna de las que llegó después con esa llamarada de energía, esa voz electrizante, esa sensualidad agresiva y sudorosa, esos cruces permanentes con el rock clásico y la psicodelia que la caracterizaron desde sus inicios.

La noticia de su fallecimiento, ocurrido el miércoles 24 de mayo, nos pone nuevamente frente a la inevitable partida de aquellos artistas que definieron nuestros gustos musicales, capaces de trascender el tiempo y las siempre fútiles tendencias del mercado por ese talento crudo y sin disfraces, sin softwares para corregir afinaciones ni efectos especiales para crear emociones. A Tina solo le bastaba sostener el micrófono, elevar su altísimo rugido y bailar frenéticamente sin importarle mucho dónde estaban ubicadas las cámaras, para estremecer a su público.

Nacida como Anna Mae Bullock en Tennessee, en 1939, tuvo unos orígenes marcados por la pobreza extrema y el abandono, debido a una tensa relación con su madre quien, a su vez, sufría maltrato doméstico de su padre. Finalmente fue criada por su abuela y, una vez que descubrió su vocación, encontró en el canto una forma de escapar de esa infancia problemática. Paradójicamente, en aquel mundo que dominaría con su voz y presencia escénica, la joven y menuda Anna Mae fue también víctima de múltiples abusos, perpetrados por quien, a la vez, fue su descubridor y verdugo, el guitarrista, pianista, compositor y líder de banda Ike Turner (1931-2007).

A finales de la década de los cincuenta, Ike y su grupo instrumental The Kings of Rhythm eran una sensación en la escena de estados como Mississippi, Tennessee e Illinois. Durante un concierto en esta última ciudad, Ike escuchó a la pequeña Anna y de inmediato la invitó a unirse a su combo de soul, rock and roll y blues. En 1958 quedó registrada su primera grabación oficial, una composición de Ike Turner titulada Boxtop, single en el que la debutante apareció bajo el nombre de Little Ann. Poco después, Ike Turner decidió crearle un nombre artístico, rebautizándola como Tina -una adaptación del personaje de cómics “Sheena, la Princesa Guerrera”- y agregándole su apellido, aun antes de tener ninguna relación formal con ella. Así nació el nombre Tina Turner, que incluso fue inscrito como marca registrada por Ike. De esta forma, en caso Anna decidiera dejar de trabajar para él, podría contratar a otra persona y llamarla igual. Esto último, por supuesto, nunca ocurrió.

Entre 1961 y 1976, Ike & Tina se volvieron una de las parejas más conocidas en el ambiente artístico, con una cadena de exitosos LP con temas como A fool in love, I’m jealous o It’s gonna work out fine. Tina cuenta, en una de sus autobiografías, que su relación con Ike fue, al comienzo, más fraternal que amorosa. Incluso ella tuvo, a los 18 años, su primer hijo con uno de los integrantes de The Kings Of Rhythm, el saxofonista Raymond Hill. Pero, poco a poco, su cercanía se transformó en una relación sentimental que, prácticamente desde el comienzo, fue extremadamente tóxica. El carácter indómito de Tina se encontró de bruces con el ego controlador de Ike quien, además, desarrolló una fuerte adicción al alcohol y las drogas. Los episodios de violencia doméstica y abuso hicieron que Tina tuviese una doble vida casi todo el tiempo. Sobre el escenario era imbatible -siempre al frente de las coristas conocidas como The Ikettes- pero, cuando nadie la veía, era reducida a punta de golpes, insultos y hasta humillaciones.

Durante gran parte de esos quince años, la pareja y su banda se volvieron una de las principales atracciones en lo que se refiere a espectáculos en vivo. Sus conciertos, en los que se presentaban como Ike & Tina Turner Revue, causaban revuelo por teatros, hoteles, programas de televisión y festivales, al punto de ser considerados “uno de los más excitantes, impactantes y explosivos ensambles de R&B”, al nivel de James Brown y sus incombustibles The Floating Flames. En la segunda mitad de los sesenta llegaron sus más grandes logros artísticos, con grabaciones como River deep – Mountain high (1966), composición conjunta de Jeff Barry, Ellie Greenwich y Phil Spector, quien además produjo el disco dándole un grandioso toque orquestal. Ese mismo año, Ike & Tina Turner, junto a las Ikettes y los reinos del ritmo, fueron invitados para ser teloneros de The Rolling Stones en sus giras por EE.UU. y el Reino Unido.

Luego, en 1970, llegaría el tema que hasta hoy representa con mayor fidelidad esta primera etapa en la carrera de Tina Turner. Proud Mary, clásico del segundo LP de Creedence Clearwater Revival, Bayou Country (1969), fue grabada por Ike & Tina para su décimo cuarto álbum Workin’ together. La volcánica versión en vivo de Tina y sus Ikettes en el icónico coro de este clásico del rock hizo olvidar a la original, de ritmo más pausado, que hiciera populares al cuarteto californiano liderado por el guitarrista y cantante John Fogerty, autor de la canción. Ese mismo año, Tina Turner ganó popularidad como la absoluta “Reina del Rock and Roll”, al aparecer en el Madison Square Garden cantando junto a Janis Joplin una estremecedora versión de Land of a thousand dances, que fuera éxito en 1965 por Wilson Pickett y, años más tarde, en 1983, por el combo bostoniano The J. Geil’s Band. Ese mismo año, su interpretación de I’ve been loving you too long, balada soul de Otis Redding, también en el emblemático coliseo neoyorquino, fue parte del documental Gimme shelter de los Rolling Stones.

Aunque la relación entre Ike y Tina estaba más que deteriorada, la pareja continuó produciendo discos como Feel Good (1972) -con Albert Collins, guitarrista estelar de blues-, Nutbush City limits (1973) -donde destaca el tema del mismo nombre, dedicado a su ciudad natal- o The gospel according Ike & Tina (1974). Tina lanzó su primer álbum en solitario en 1974, cuando todavía estaba con Ike, una selección de temas country titulada Tina turns the country on! (1974), que incluye composiciones de Bob Dylan, Kris Kristofferson, Dolly Parton, entre otros. Asimismo, participó en la versión fílmica de Tommy (Ken Russell, 1975), la ópera-rock del cuarteto británico The Who, en el papel de la Reina Ácida. De hecho, Acid queen -uno de los temas de la suite original que Pete Townshend escribiera en 1969- es título del segundo disco en solitario de Tina Turner -aun con Ike como su representante y músico- que incluye covers de Led Zeppelin, The Rolling Stones y, por supuesto, The Who. En 1973, Tina y sus Ikettes grabaron coros en diversos temas de los álbumes Over-nite sensation/Apostrophe de Frank Zappa & The Mothers Of Invention (aquí los mejores momentos de aquella histórica colaboración).

A mediados de 1976, tras un grave episodio de abuso físico en Dallas, Tina escapó de Ike con lo que llevaba puesto y unos cuantos dólares, para luego esconderse, primero, en un hotel de carretera y, posteriormente, en casas de amigos, como ella misma relata en su primera autobiografía titulada I, Tina: My Life Story (1986). Dos años después, en 1978, se divorciaron. En el juicio, Tina retuvo su derecho a usar el nombre artístico que la hizo conocida, las regalías por sus composiciones, sus joyas, vestuarios y dos automóviles. Aunque hubo varios lanzamientos más, producto de sesiones previamente terminadas y obligaciones contractuales con los sellos discográficos, la sociedad ya se había terminado de manera oficial y definitiva.

Luego de lanzar un par de álbumes más sin mayor resonancia -Rough (1978) y Love explosion (1979), apareció su quinta producción en solitario, titulada Private dancer (1984), el primero para la gigante discográfica Capitol Records. Con un sonido más orientado al pop-rock vigente en esos años, Tina Turner actualizó su propuesta integrándola a su prestigio como cantante y energética show woman, logrando colocarse por encima de las tendencias. Así, la intérprete de Proud Mary moderó sus frenéticos ataques para interpretar sofisticadas melodías como What’s love got to do with it, Private dancer -compuesta por Mark Knopfler, guitarrista y líder de Dire Straits- o el cover de Let’s stay together, clásico de 1972 de la estrella del soul Al Green.

A partir de ese momento, Tina Turner se integró, con sus vestidos cortos, sus tacones altos y una aleonada cabellera, a los ochenta casi como si su carrera recién hubiera comenzado en esa década, con apariciones en películas de ciencia ficción como Mad Max beyond thunderdome (George Miller, 1985) -donde compartió pantalla con Mel Gibson y salió el éxito radial We don’t need another hero; en proyectos colectivos como USA For Africa -fue una de las 21 superestrellas que grabaron voces solistas para el single benéfico We are the world-; y como parte del concierto que organizó en 1986 la Casa Real de Inglaterra (The Prince’s Trust) junto a grandes músicos como Paul McCartney, Elton John, Phil Collins, entre otros. Asimismo, grabó dúos junto a rockeros como Eric Clapton (Tearing us apart, 1987), Bryan Adams (It’s only love, 1985), It takes two (Rod Stewart, 1990), así como con sus amigos de toda la vida David Bowie y Mick Jagger, de quien alguna vez confesó haber estado profundamente enamorada.

En cuanto a su discografía, cosechó éxitos con sus siguientes dos álbumes, lo cual también consolidó su perfil como imbatible reina del rock and roll en aquella inolvidable década ochentera. Temas como Typical male, What you get is what you see (Break every rule, 1986), Steamy windows, I don’t wanna lose you, The best (Foreign affairs, 1989), tuvieron fuerte rotación en los programas de videoclips más populares. Mientras tanto, su agenda mundial de conciertos incluía un show sofisticado de luces, cuerpos de baile y, por encima de todo, su calidad interpretativa, que conservó intacta a pesar de los excesos de su accidentada primera etapa durante todos los años noventa. En 1997 grabó junto a Eros Ramazzotti, una nueva versión de su éxito Cosas de la vida, cantada en italiano e inglés bajo el título Cose della vita (Can’t stop thinking of you). El tema apareció en Eros, el primer recopilatorio oficial del reconocido cantautor italiano.

A pesar de su resurgimiento, Tina Turner no pudo alejar del todo la tragedia de su vida. Sus dos hijos naturales, Craig -con aquel saxofonista de The Kings of Rhythm- y Ronnie -el único que tuvo con Ike-, fallecieron antes que ella. El primero se suicidó en el 2018 y el segundo falleció en diciembre del año pasado, de cáncer. Convertida al budismo y unida al productor alemán Erwin Bach, con quien se casó en el 2013 después de casi tres décadas de relación -se conocieron en 1986- la enfermedad le trajo serios problemas: un infarto, un cáncer intestinal y un trasplante de riñón.

Finalmente, la leyenda del rock y del soul, sobreviviente de mil y un batallas, falleció pacíficamente a los 83 años, en su residencia en Suiza, país del cual adquirió la nacionalidad en el año 2013. Nos quedan para recordarla sus canciones y videos, una película sobre su vida, estrenada en 1993 -que hizo famosa a la actriz Angela Bassett-, un musical de Broadway (del año 2018) y un documental titulado simplemente Tina, estrenado en HBO en el 2021, que muchos consideraron como una despedida por las intensas revelaciones que contiene.

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Acid Queen, Ike & Tina, Música, R&B, Reina del Rock, Soul, Tina Turner

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