fapjunk.com teensexonline.com
Muertes que no importan | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad
muertes que no importan

Muertes que no importan

“Actitudes coherentes con la narrativa que el gobierno ha formulado sobre los ciudadanos que protestan y se movilizan en el país, los cuales son considerados como «enemigos». Con los enemigos no se dialoga, se les elimina”.

Desde hace unas semanas Lima ha sido escenario de las protestas y movilizaciones ciudadanas exigiendo la renuncia de Dina Boluarte y la convocatoria de elecciones generales. Lo mismo ocurre en las regiones de Madre de Dios, Cusco, Puno, Apurímac, Arequipa, Moquegua y Tacna. A la fecha, según el reporte de la Defensoría del Pueblo, han muerto 48 civiles y un policía. Además de 11 civiles debido a hechos vinculados al bloqueo de carreteras y accidentes de tránsito. En total, 60 personas. Una tragedia colosal. En ese sentido, ¿cómo entender tan violenta, desproporcionada y mortífera respuesta estatal?

Como se sabe, una de las principales funciones del Estado, quizás la más importante, es garantizar el derecho a la vida de cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas. Sin embargo, desde hace más de dos meses, la protección y preservación de la misma no ha sido la norma como lo atestigua lo sucedido en Ayacucho el 15 de diciembre de 2022 y en Juliaca el 9 de enero de 2023 donde murieron 10 y 17 personas respectivamente.

Al respecto, en relación con lo acontecido en Ayacucho, IDL-Reporteros reconstruye “a partir del análisis de registros audiovisuales, documentos y testimonios… cómo y de qué manera murieron 6 de las 10 personas fallecidas… Además, identificó los escenarios, la ubicación y los momentos precisos desde los que se produjeron los disparos y donde cayeron las víctimas. Pudo determinar que en los 6 casos investigados los que dispararon fueron militares”. Los 6 ciudadanos fallecieron fuera de las inmediaciones del aeropuerto, los 6 ciudadanos no portaban armas y los 6 ciudadanos no estaban realizando actos vandálicos. En cambio, para la presidenta Boluarte y su gabinete, murieron producto de una “avalancha de cinco mil personas”. Desdén, menosprecio y nula empatía para con las personas muertas. 

Actitudes coherentes con la narrativa que el gobierno ha formulado sobre los ciudadanos que protestan en el país, los cuales son consideradas como “enemigos”. Con los enemigos no se dialoga, se les elimina. Es más, antes de eliminarlos, se les degrada, se les insulta llamándolos terroristas, vándalos, salvajes. En buena cuenta, se busca deshumanizarlos para que sean consideradas personas sin derechos, sin razones, sin emociones y, por lo tanto, su represión, incluso su muerte, sea considerada como justa y legítima por la ciudadanía. A la cual se le dice también que si se cuestiona e interpela las acciones gubernamentales mediante movilizaciones es probable que mueran.

Lo cual conlleva a que las fuerzas del orden traten de restaurar “la paz social” de manera desproporcionada, sin mayor control y violando los derechos de las personas que se movilizan. Por eso, el gobierno no condena el accionar de la policía nacional sino le agradece por su “inmenso sacrificio y profesionalismo” (Otárola) y resalta su actuación “inmaculada” como lo hizo la presidenta Boluarte. Afirmaciones que pueden ser interpretadas como un claro respaldo y anuencia hacia el desempeño de la policía y el Ejército.

La no condena de la represión policial y militar violatoria de derechos humanos y la deshumanización recurrente de quienes protestan hacen presumir que al gobierno de Boluarte y al Congreso poco o nada les importa la muerte de nuestros conciudadanos. Por el contrario, pareciera que la administración de la muerte es hoy una política de Estado, la cual es utilizada como un mecanismo más para intentar salvaguardar “el orden y el estado de derecho” y como un mecanismo de control y de silenciamiento de aquellos que exigen la renuncia de la presidenta y de la convocatoria a elecciones generales. Una “necropolítica” que debe ser cuestionada y condenada en defensa de la vida. Nada, absolutamente nada justifica la muerte de quienes ejercen su legítimo derecho a la protesta  y menos que sea legitima. 


*Fotografía perteneciente a terceros

Tags:

protestas sociales

Mas artículos del autor:

"#ConMisRolexNoTeMetas. Avaricia y poder"
"La Señora de los relojes"
"Impunidad y corrupción. El congreso peruano defendiendo sus intereses"
x