Pie Derecho

¡A recuperar Puno!

“Hay que esperar que poco a poco la situación retome su cauce, que la ciudadanía puneña, abrumada por los hechos, se percate con claridad que Castillo fue un gobernante no solo golpista sino corrupto y taimado, y así baje su beligerancia”

Si acaso la solución fuese entrar a sangre y fuego, con muertos por doquier en el haber, habría quienes podrían considerar ello un costo colateral del proceso de reconquista de Puno y de su reintegración al mapa ciudadano peruano, pero ni siquiera ello ocurriría.

Una política represiva a lo bestia solo exacerbaría aún más los ánimos levantiscos de una población que se siente vilmente engañada, burlada, postergada, y que ya no tiene nada más que perder en esta lucha que ha planteado en contra del Estado central y del gobierno nacionales.

Son varios los pasos que hay que dar. El primero es tener paciencia. En momentos de extrema tensión y de persistencia del shock político que ha causado en la región la salida de Castillo (encima bajo la idea de que fue producto de un golpe del Congreso), es casi imposible siquiera dialogar. Hay que esperar que poco a poco la situación retome su cauce, que la ciudadanía puneña, abrumada por los hechos, se percate con claridad de que Castillo fue un gobernante no solo golpista sino corrupto y taimado, y así baje su beligerancia.

En segundo lugar, en medio de ello, en salvaguarda del orden público -tarea de la que el Estado no puede abdicar- es necesario que se manden unidades de élite tanto de la policía como de las fuerzas armadas, no conscriptos que no saben ni nadar, personal que tenga la curtiembre suficiente para saber cuándo usar o no sus armas de fuego, y no responda en base al miedo o la desesperación.

En tercer lugar, se va a necesitar voceros calificados para establecer algún puente de diálogo, cuando finalmente éste pueda producirse. Y de preferencia habrá que buscar personajes con influencia en Puno, que, a su vez, sean puneños. Los hay, en diversos ámbitos de acción, y deben ser ellos los que lleven la voz cantante en representación de un Ejecutivo que en estos momentos carece de intermediarios calificados para la tarea.

En cuarto lugar, diseñar una suerte de Plan Marshall para la región, una de las que peores indicadores de calidad de vida tiene en el país, y que vaya más allá de los anuncios ya efectuados y que son bastante acotados. Se torna imperativo un megaplan de inversiones en infraestructura, que resuene en los oídos de una población desafectada del Estado peruano por décadas de soslayo.

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Perú, puno

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