Juan Carlos Tafur

Castillo no va a cambiar

“Castillo cree que lo que está haciendo es lo correcto, que todo no pasa de ser un cargamontón judicial, mediático y político, por sus orígenes sociales y que, en consecuencia, cualquier enmienda sería una concesión y una muestra de debilidad”

La inquietud que algunos aún mantienen viva es que Pedro Castillo podría enmendar rumbos, reconvenir políticamente, reajustar las clavijas de su entorno familiar y político, y procesar un cambio cualitativo importante que convierta su administración, al menos en una responsable, transparente, con cierta eficacia.

No parece, sin embargo, que ése vaya a ser un camino posible o viable. Primero, porque no hay, de parte del primer mandatario, la menor intención de hacerlo. Él cree que lo que está haciendo es lo correcto, que todo no pasa de ser un cargamontón judicial, mediático y político, por sus orígenes sociales y que, en consecuencia, cualquier enmienda sería una concesión y una muestra de debilidad.

Segundo, no tiene el entorno tecnocrático o político necesario a la mano. Está condenado a rodearse de sobrinos, primos, adúes y demás personajillos. Castillo es de aquellas personas que no toleran brillo a su costado, solvencia y autonomía a su lado, capacidad de decisión en su entorno. Seguirá rodeado hasta el final de su mandato (que, gracias a la oposición, será el 2026) de los mismos adulones y mediocres, si no corruptos, que hoy lo rodean y lo acompañan en el ejercicio del gobierno.

No hay remedio para esta calamidad. La ilusión de algunos ingenuos de que se vaya a producir un giro es enternecedora. Ya ni siquiera hablamos de un giro ideológico, que son palabras mayores que escapan al buen entendimiento de nuestro gobernante, sino, al menos, rectificación de las trapacerías que tolera y hasta alienta en su círculo de allegados.

La destrucción de los islotes tecnocráticos del Estado seguirá, se ahondará el deterioro de cuanta institución pública ha sido cooptada por amigos y parientes de él y de los suyos (veamos el caso reciente de la ministra de Cultura, Betsy Chávez).

Ojalá, el BCR, la Sunat, el MEF, la SBS, Indecopi y los organismos reguladores, logren mantener su independencia institucional y calidad tecnocrática para asegurar, al menos, que en el aspecto económico, las cosas no sufran un descalabro mayor al que ya van a padecer por el desplome de la confianza de los agentes empresariales. En el resto del Estado, solo se espera una terrible degradación de la función pública.

Tags:

Betsy Castillo, Ministerio de Cultura, Pedro Castillo

Mas artículos del autor:

"La vuelta del APRA"
"No a Keiko"
"El walk over de los empresarios"
x