Pie Derecho

¿Dina hasta el 2026?

“Lo más importante, al final de cuentas, es que fracasó el intento de imponer por métodos violentos y subversivos, la mentada Asamblea Constituyente”

Con marchas y contramarchas, desencuentros y eventuales torpezas, pero la derecha va ganando la batalla violenta que esta vez eligió la extrema izquierda, el senderismo superviviente y las mafias ilegales encabezadas por la minería ilegal, para tirarse abajo el modelo económico que tan buenos frutos le ha dado al país desde su aplicación en los 90 en base a la Constitución de 1993.

Esa izquierda cree ahora que saboteando el adelanto de elecciones, que se asomaba como una transacción para aquietar las aguas del conflicto social y tenía en cuenta el origen disfuncional del régimen de Dina Boluarte, va a atizar la hoguera que ya se viene apagando en varias regiones del país luego del fracaso de la pomposamente llamada “toma de Lima”.

Para su pesar se ha topado con una Presidenta ahora sí asertiva, que luego del timorato mensaje del domingo último, donde ingenuamente creyó que podía brindarle ramos de olivo a una izquierda que no va a cejar hasta sacarla del poder, ha recuperado solvencia y ha anunciado que no va a renunciar (es de antología, dicho sea de paso, la derecha tonta que, solo por ese mensaje, ahora pide también, junto a la izquierda extrema, la renuncia presidencial).

Si, como todo hace prever, el Congreso rechaza también la iniciativa legislativa del Ejecutivo para adelantar las elecciones, pues no quedará otra que seguir lo estipulado por la Constitución y que Boluarte y el Congreso actual completen su mandato hasta el 2026.

El sur altoandino no va a aguantar mucho tiempo más el proceso autodestructivo impuesto por los violentistas radicales. Va a tener que ceder y para ello, en el mejor de los casos, el gobierno haría bien en tender puentes de plata (ayuda económica para superar el desastre dejado por la izquierda, por ejemplo), que la Fiscalía profundice las investigaciones por las muertes ocurridas y arroje resultados rápidos, y que el Ejecutivo empiece a mostrar resultados tangibles de una represión inteligente de los desmanes, que acabe con la extorsión delictiva que implican los bloqueos de carreteras y que tanto daño económico hacen a la economía regional y nacional.

Lo más importante, al final de cuentas, es que fracasó el intento de imponer por métodos violentos y subversivos, la mentada Asamblea Constituyente. Si la izquierda quiere desplegarla, pues que gane las siguientes elecciones congresales con el suficiente número de votos como para lograr la mayoría que se necesita para hacerlo.

El centro y la derecha actuales le han plantado cara, con firmeza, al intento de tirarse abajo la matriz constitucional que ha permitido que el país saliese de la inviabilidad en la que se encontraba en los 80, y que lamentablemente, muchos jóvenes no recuerdan, ni miran el espejo regional de aquellos países que han colapsado por seguir esa ruta nefasta.

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Asamblea Constituyente

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