Juan Carlos Tafur

Encuesta para que lea la derecha

“No es admisible que la derecha insista en fórmulas tradicionales (solo un mensaje proinversión y mano dura). Es más que obvio que un mensaje de esa naturaleza no va a calar en la opinión pública”

En la encuesta de Oxfam elaborada por el IEP, sobre percepción de desigualdades, hay respuestas muy relevantes para el quehacer político de quien quiera hacerse cargo del gobierno de este país.

Un 83% considera que el acceso a la justicia es muy desigual, un 70% el acceso a la salud y un 59% a la educación y al trabajo. Calza con la respuesta respecto de en qué debe gastar el Estado sus recursos (43% en salud y 33% en educación).

Un 72% considera que es muy grave la desigualdad entre ricos y pobres, un 61% entre las ciudades y las zonas rurales y un 56% entre Lima y el resto del país (los limeños no nos damos cuenta de que así como a Chile no lo quiere nadie en la región, a los capitalinos nos quieren muy poco fuera de la urbe mayor del país).

A la vez, en respuestas que deberían tener filo político, un 29% está muy de acuerdo y un 19% de acuerdo en que una persona pobre que trabaja duro puede llegar a ser rica. Y un 18% está totalmente de acuerdo y un 17% de acuerdo en que en el Perú todos tienen igualdad de oportunidades de salir de la pobreza. Más allá de que sociológicamente está probado que la pobreza se reproduce mayoritariamente de generación a generación, lo cierto es que, en términos valorativos, hay masa crítica propicia para un discurso que aliente el emprendedurismo y la libertad de empresa.

Esta encuesta reafirma la urgencia de una derecha liberal, que la tenga clara respecto de lo imperativo de construir un capitalismo competitivo (que las empresas compitan en equidad de oportunidades en un mercado libre), que hoy no existe, y además que le ponga especial énfasis a aspectos de políticas públicas vinculadas a la salud, la educación, la justicia, la inseguridad ciudadana y la provisión de infraestructura básica (luz, agua potable y desagüe), poniéndole atención preferente a todo lo que supone un trabajo en otras regiones del país que no sean Lima (hay que cambiar radicalmente el fallido esquema de descentralización que hoy tenemos).

No es admisible que la derecha insista en fórmulas tradicionales (solo un mensaje proinversión y de mano dura). Es más que obvio, que un mensaje de esa naturaleza no va a calar en la opinión pública. Tiene que ser, respecto de su historia reciente, una derecha disruptiva que ofrezca novedad y frescura programática al electorado.

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