Juan Carlos Tafur

Expectorar a los “niños” y “topos”

“Esta limpieza del Congreso es condición indispensable para que el gobierno no se salga con la suya y no triunfe la impunidad. La mayoría opositora tiene los votos para lograrlo”

La única forma de proceder a la vacancia o a que, en el peor de los casos, prospere la denuncia constitucional presentada por la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, pasa por realizar una purga de “niños” y “topos” del Congreso, que limpie la cancha moral de la plaza Bolívar y permita que se proceda a lo que los hechos revelados por el Ministerio Público y la prensa independiente sugieren: la salida de un presidente corrupto del poder.

No es admisible, moralmente hablando, que Pedro Castillo, quien llegó al poder no a transformar el país, sino a servirse del erario público para enriquecerse él y los suyos, como ya ha quedado palmariamente demostrado, siga sentado en Palacio hasta el 2026. Sería una mancha democrática que nos costará años procesar que un Parlamento pusilánime o cooptado corruptamente lo permita.

El camino es relativamente sencillo: mayoría simple en la subcomisión de Acusaciones Constitucionales y en la Comisión Permanente, y luego lo mismo en el Pleno (descontando a los miembros de la Comisión Permanente), es decir un aproximado de 55 congresistas. Con ese número es suficiente para expectorar a quienes han vendido la dignidad del cargo parlamentario por un plato de lentejas, que han entregado su voto sumiso a cambio de licitaciones o trabajo para sus allegados (por hacer eso, cayó, con justicia, el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski).

Esta limpieza del Congreso es condición indispensable para que el gobierno no se salga con la suya y no triunfe la impunidad. La mayoría opositora tiene los votos para lograrlo. Con una justa coordinación (que no han sabido hacer hasta el momento) y acuerdos básicos, se puede llegar a acopiar el número de votos suficiente para extirpar el tumor oficialista enquistado con malas artes al interior del Legislativo.

No es un “golpe blando” lo que se propone. No estamos ante un escenario de “lawfare” o judicialización de la política para desprenderse de los adversarios, como enajenadamente sostienen algunos voceros políticos y mediáticos de la izquierda, hipotecados a la tentación del poder cercano o cegados por su odio a la derecha.

Lo que tenemos al frente es un desafío de profilaxis moral del poder palaciego y legislativo para iniciar un proceso de reconstitución democrática, no con los mismos de siempre, sino con nuevos liderazgos, que ya asoman, y que prometen una mejoría sustantiva del proscenio político peruano, tan deteriorado por la izquierda, centro y derecha corruptas que nos han gobernado los últimos lustros.

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Congreso, Los niños

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