Pie Derecho

La derecha gira al centro

“Este giro al centro puede ser muy útil en momentos en los que si bien el país busca opciones nuevas, sin importar que sean radicales, también buscará orden y tranquilidad. Y no deja de ser nueva, una derecha recompuesta, centrificada, más consciente de la necesidad de un Estado eficaz y modulador del libre mercado”

Primero fue Fuerza Popular, que, en un comunicado a la opinión pública, señaló explícitamente distancia respecto de la extrema izquierda y la extrema derecha representadas en el Congreso y que bloqueaban la eventualidad de un adelanto de elecciones (claramente, aludía a Renovación Popular y Avanza País por la diestra).

A renglón seguido, ayer, luego de la reunión que sostuvo con la presidenta Dina Boluarte, el alcalde de Lima y líder de Renovación Popular, Rafael López Aliaga, se irritó cuando un reportero le inquirió sobre las fisuras en la derecha, y señaló claramente que Renovación Popular no era un partido de derecha sino uno socialcristiano, que creía en el libre mercado, pero también en el rol subsidiario del Estado. Proviniendo de quien es considerado el político más representativo de la ultraderecha en el Perú, es un dato no poco relevante.

Claramente, la derecha peruana se ha dado cuenta que el apego a fraseologías radicales lejos de ayudar, desalienta a los votantes y los aleja. Y en términos cualitativos, es un avance que se empiece a dar cuenta que si bien un problema es la falta de libre mercado, es verdad, el problema mayor es la gestión pública deficitaria que tiene el país y que, en esa medida, lo que corresponde es repensar el rol del Estado y cómo mejorarlo sustantivamente, no mirarlo de soslayo como un factor que ensucia las políticas públicas.

Este giro al centro puede ser muy útil en momentos en los que si bien el país busca opciones nuevas, sin importar que sean radicales, también buscará orden y tranquilidad (la inmensa mayoría rechaza la violencia de las protestas). Y no deja de ser nueva, una derecha recompuesta, centrificada, más consciente de la necesidad de un Estado eficaz y modulador del libre mercado.

 

A este paso, si las elecciones llegasen a adelantarse, aunque sea al 2024 (ello probablemente se defina hoy en el Congreso), y, por ende, sin las candidaturas de Keiko Fujimori y López Aliaga (al menos, es lo que han prometido), tranquilamente ambos partidos podrían sumarse a una gran coalición de centroderecha (que, dicho sea de paso, ya se está gestando).

De esa manera –efecto benéfico colateral de este traslado al centro-, se constituiría un bloque político sólido que, además, reduciría la fragmentación del espectro de centroderecha, la misma que solo favorece opciones radicales antisistema, que, de otro modo, difícilmente tendrían prosperidad electoral en el Perú.

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