Pie Derecho

La realidad distorsionada del golpe de Castillo

“Es necesario desmontar la narrativa vigente de que Castillo fue una víctima del establishment y no el mandatario golpista, ineficiente y corrupto que fue”

Devastadores los resultados de la última encuesta de Ipsos respecto de la calificación de lo sucedido el 7 de diciembre del año pasado. El 43% considera que Castillo intentó hacer un golpe de Estado (lo que se ajusta a la realidad), pero el 51% estima que fue el Congreso el que hizo el golpe contra Castillo.

Y en el ámbito “otras ciudades” (descontando Lima) la cosa es peor: solo un 38% cree que Castillo fue el golpista y 56% el Congreso. En el ámbito rural la cosa es dramática: apenas 23% percibe que Castillo fue el autor del golpe y un abrumador 69% considera que fue el Parlamento el golpista.

Es un dato de la realidad. Así lo percibe la ciudadanía y ello explica, en alguna medida, las reacciones de protesta ocurridas en el país y que aún se mantienen en regiones como Puno (exacerbadas por la reacción represiva autoritaria del régimen).

El problema no es resultado de una guerra de narrativas. No ha habido en el Perú, salvo poco leídos articulistas, una versión intensiva coincidente con lo que las encuestas señalan. Y no creemos que las cantaletas de López Obrador o de Petro hayan calado de esa manera en el imaginario popular peruano.

Más bien, es una llamada de atención para que el gobierno emprenda un operativo ideológico tendiente a rememorar objetivamente lo realmente sucedido el 7 de diciembre. Parte de la falta de legitimidad de origen que Boluarte tiene, se debe, sin duda, a esta percepción equívoca (peor aún si creen que está en el poder gracias a un Congreso tan desprestigiado como el que tenemos). Probablemente, mucha gente ni siquiera vio el mensaje de Castillo anunciando el golpe de Estado. Y las campañas de la prensa lamentablemente no tienen mucha eficacia por el grave desprestigio que el periodismo arrastra desde hace años, pendiente que no logra remontar.

Si, como todo hace suponer, Boluarte va a durar en el gobierno más tiempo del previsto (el 2023 no se va a ir y se ve difícil que el Parlamento vote por un adelanto de elecciones para el 2024, en la legislatura entrante), necesita recuperar un cierto grado de aprobación y de sensación de legitimidad. Y eso pasa, por lo que se ve, por desmontar la narrativa vigente de que Castillo fue una víctima del establishment y no el mandatario golpista, ineficiente y corrupto que fue.

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Pedro Castillo

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