Juan Carlos Tafur

¿Preparando la huida?

“No deja de tener sentido la especulación de que Castillo haya decidido romper el statu quo tomando las de Villadiego, huyendo de los barrotes que le esperarían si prosperasen las fundadas investigaciones que el Ministerio Público, con ahínco encomiable, ha decidido emprender en su contra”

Una hipótesis que no se puede descartar es que la polarización política que desde Palacio se ha decidido generar, arremetiendo contra el Congreso, los grupos empresariales, la “ultraderecha” y los medios de comunicación, busque crear un escenario en el que Castillo aparezca como víctima de una conspiración que le permita justificar una huida: o descarada (al estilo Fujimori) o solicitando un asilo, que cualquiera de los países regentados por la izquierda en la región no dudaría en proporcionarle.

No le va a durar mucho el repunte en las encuestas, la fiscalización del Congreso va a arreciar y el cerco fiscal y judicial se va a ir estrechando al punto de llevarlo a una situación de parálisis política y de riesgo carcelario inminente. Mejor, bajo esa perspectiva, asoma la opción de irse como perseguido político al extranjero antes que purgar prisión por los múltiples delitos que presumiblemente ha cometido.

Salvo que los tengan grabados o registrados, los “niños” del Legislativo, va a llegar un momento en el que van a tener que revertir su apoyo político al presidente. La propia izquierda, ante los indicios cada vez más sólidos de corrupción organizada desde la propia cabeza presidencial, se verá obligada a recular. Y si todo ello viene acompañado de una movilización popular indignada por las tropelías que se conocen a diario, es probable que la vacancia recupere alguna viabilidad pronta.

A esa posibilidad le teme Castillo. Le causa pánico y por ello dedica el 90% de su tiempo a blindarse y obstruir a la justicia, antes que a gobernar. Palacio es una pampa, donde no hay cabeza gobernante y cada ministro hace lo que puede y lo que quiere, que encima es poco, dada la impresionante mediocridad administrativa del gabinete Torres.

Ya este es un gobierno en rigor mortis, cuyos únicos reflejos son los de sobrevivir administrativamente en Palacio. Lo ayuda la torpeza inconmensurable de la oposición congresal, cuya mediocridad es mayor que la del Ejecutivo, pero ese estado de cosas no puede durar para siempre.

No deja de tener sentido la especulación de que Castillo pueda haber decidido romper el statu quo tomando las de Villadiego, huyendo de los barrotes que le esperarían si prosperasen las fundadas investigaciones que el Ministerio Público, con ahínco encomiable, ha decidido emprender en su contra.

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Ministerio público, Presidente Castillo

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