Barrantes, Manuel

Resentimiento Epistemológico en Redes

“Si tu amigo dice que él ha escuchado que el cáncer (así, en general) se cura bañándose en una tina con cubos de hielo y gotas de limón (esta es una historia real), entonces ya sabes que tu amigo o es un mentiroso o es increíblemente crédulo. En ambos casos, es una mala fuente de conocimiento, y por lo tanto es mejor ser un poco escéptico cuando tu amigo te cuente algo.”

Para una persona no experta, es difícil seguir con detalle los avances sobre un tema particular, ya sea en política, ciencia, arte, etc. En la gran mayoría de casos, tenemos que confiar en el testimonio de los expertos en el tema (entrevistas, notas de prensa, resúmenes, artículos de divulgación, etc.) Incluso cuando llegamos a comprender un argumento en líneas generales, nuestro conocimiento de las premisas sobre las que se basa dicho argumento depende también de evidencia testimonial. 

Depender de evidencia testimonial nos pone en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, hay cosas que podemos hacer para mantener cierto control. Una de ellas es prestar atención a la fuente de información. 

Por ejemplo, un post de Facebook, un audio de WhatsApp, incluso un hilo de Twitter, no necesariamente son fuentes confiables, aunque sí podrían conducirnos a una fuente que sí lo sea. Aquí hay un punto en el que quisiera detenerme. Por su naturaleza, las redes sociales incentivan el deseo no solo de interactuar socialmente, sino de tener un rol importante en la jerarquía social del universo de usuarios. Una manera de escalar en dicha jerarquía es ser una fuente de información: tener ‘el dato’, mostrar que se está bien conectado, traer soluciones, etc. Esto hace que muchas personas, por el afán de ser los primeros en traer una pieza nueva de información, no solo traigan información incompleta o inadecuada, sino que la defiendan más allá de todo principio razonable. Este deseo de ascender socialmente, de ser el bacán, es una gran fuente de desinformación. 

 

En términos generales, existen dos tipos de desinformantes. Por un lado, están los que, por ser crédulos o poco rigurosos en sus procedimientos de construcción de conocimiento, terminan ellos mismos siendo desinformados. Por el otro, están los inescrupulosos que están dispuestos a todo con tal de ascender en el ecosistema social, y no dudan en mentir, manipular, etc. (un subgrupo de estos últimos son los que terminan creyéndose sus mentiras). 

Por eso, para defendernos de ser mal informados, es importante practicar un sano escepticismo y algo que me gustaría llamar ‘resentimiento epistemológico’ (es decir, resentimiento sobre una fuente de conocimiento). Me refiero a lo siguiente: si tu amigo dice que él ha escuchado que el cáncer (así, en general) se cura bañándose en una tina con cubos de hielo y gotas de limón (esta es una historia real), entonces ya sabes que tu amigo o es un mentiroso o es increíblemente crédulo. En ambos casos, es una mala fuente de conocimiento, y por lo tanto es mejor ser un poco escéptico cuando tu amigo te cuente algo.

Una condición para aplicar este ‘resentimiento epistemológico’ es hacerle el seguimiento a lo que nos informan los demás. Por ejemplo, no basta con aceptar pasivamente cuando nos comparten una foto que compromete a alguien, hay que  indagar si la foto es verídica o no (si está photoshopeada, por ejemplo). Una vez que descubrimos que la foto no es verídica, entonces ya sabemos que la persona que la compartió o es muy tonta o muy mentirosa, y por lo tanto debemos ser cuidadosos con la información que nos brinde (a mí me parece increíble que algunas personas le sigan creyendo a los dos o tres patas que siempre mandan noticias falsas por WhatsApp, incluso cuando se verifica una y otra vez la falsedad de las noticias). 

Esto debería haber ocurrido, por ejemplo, con las personas que proponían la ivermectina o la vacuna peruana. Todo lo que esas personas propongan debería recibirse con cierto escepticismo, pues o son muy crédulas y se zamparon todas las exageraciones y saltos al vacío de los ivermectinos, a pesar de las toneladas de evidencia contraria que era de muy fácil acceso, o son ellos mismos unos ivermectinos, y por lo tanto están dispuestos a mentir, exagerar, y tergiversar la realidad para proponer un punto. En ambos casos, el resentimiento epistemológico es la mejor opción. 


* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. 

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