Maria Pia Valcarcel

¿El mundial de la vergüenza?

"A Qatar 2022 se le llama el mundial de la vergüenza, pero no nos olvidemos de Rusia donde se asesinan a periodistas que informan de la guerra, o de Argentina 78 donde una dictadura desaparecía personas mientras se jugaba el certamen."

El mundial Qatar 2022 es considerado por muchos como el mundial de la vergüenza. Diversos artistas como Shakira y Dua Lipa, rechazaron públicamente participar de la ceremonia de inauguración del certamen deportivo, y las selecciones europeas como España, con las justas han podido llevar a 500 hinchas, que según medios, la mayoría serían residentes de la zona o relacionados con los futbolistas. ¿A qué se debe esto?

Ya no son novedad todas las cifras controversiales que han salido a la luz relacionadas con los derechos humanos y Qatar como sede del mundial. Se alega que los trabajadores involucrados en los trabajos de los recintos deportivos, donde se llevarán a cabo los partidos de la Copa del Mundo, han sufrido explotación laboral. Habrían trabajado entre 14 a 18 horas diarias, sin recibir pago por horas extras, bajo temperaturas muy altas, que incluso habrían causado la muerte de algunos trabajadores inmigrantes.

Además de lo mencionado sobre la fuerza laboral, también se cuestionan las leyes de Qatar, sobre todo las relacionadas con mujeres y la comunidad LGTBIQ+. En Qatar, las relaciones entre personas del mismo sexo son penalizadas. Según su Código Penal, la «sodomía» o el «libertinaje» puede pagarse con hasta siete años de prisión. Sobre las mujeres, estas deben obtener el permiso de sus tutores masculinos para casarse, estudiar en el extranjero con becas del gobierno, trabajar en empleos públicos, viajar al extranjero si es menor de 25 años y recibir determinados cuidados de salud reproductiva.

Sí, existen violaciones de derechos humanos en Qatar, sí, es un país desfavorable para cualquier mujer que viva ahí, sin libertad y con pocas oportunidades, y peor aún para la comunidad LGTBIQ+. Sin embargo, no dejemos de lado que en el 2018 el mundial se llevó a cabo en Rusia, un país donde si un ciudadano llama a la guerra en Ucrania como una guerra o si la denuncia, es enviado a prisión. Ha habido miles de casos de hostigamiento, persecución, tentativas de asesinato, asesinatos, secuestros y torturas a periodistas por informar sobre esta guerra o sobre las protestas.

También recordemos que las Olimpiadas de Invierno 2022 se llevaron a cabo en Beijing, China, cuando era de conocimiento la existencia de los campos de internamiento en Xinjiang. Estados Unidos advirtió de un genocidio en estos campos, y junto con otros grupos de derechos humanos, se alegó que más de un millón de uigures (musulmanes que viven en las regiones del noroeste de China) estaban sujetos a trabajos forzados y reeducación, y en algunos casos incluso a la esterilización. Y si nos remontamos a años atrás, en 1978 el mundial se llevó a cabo en Argentina, en medio de una dictadura que desaparecía personas mientras se disputaban los partidos de la Copa del Mundo.

 

Claramente el deporte hoy en día es un negocio muy rentable, donde a muchos no les importa lo que pase más allá de los límites del campo de juego. Se mueven millones de dólares entre auspicios y derechos de transmisión, por lo que si resulta provechoso (para algunos) organizar un certamen deportivo en un país donde se violan los derechos humanos, donde se maltrata a las mujeres o a minorías como la comunidad LGTBIQ+, esto no será relevante a la hora de tomar una decisión.

A pesar de que con los años esto no haya cambiado, considero que el rechazo que ha causado el mundial de Qatar es algo bueno, ya que muestra que la sociedad está progresando en este aspecto. Ahora muchos se indignan porque la FIFA haya permitido que el país del medio oriente sea sede de la Copa del Mundo, lo cual no sucedió anteriormente con los casos antes mencionados. Ojalá este progreso continúe, ojalá dejemos de asistir a certámenes en cuya organización haya habido abusos, o en cuyas sedes no se respete a la mujer. De alguna manera esto ejercerá presión para que se tomen en cuenta estos aspectos en el futuro a la hora de escoger una sede para cualquier competición internacional.

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