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Política identitaria: concepto indispensable para entender a la sociedad actual | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad
Ricardo Letts

Política identitaria: concepto indispensable para entender a la sociedad actual

"Una y otra vez, diversos grupos consideran que sus identidades, sean nacionales, religiosas, étnicas, sexuales, de género o de otro tipo, no reciben el tratamiento adecuado."

Existe gran preocupación por el futuro de la democracia en el contexto del crecimiento de la política identitaria a nivel global.

Uno de los intelectuales que más claramente transmite este mensaje es Francis Fukuyama. A continuación, presento un resumen de su análisis:

En la mayor parte del siglo XX, la política se definió por cuestiones económicas. En la izquierda, la política se centró en los trabajadores, los sindicatos, los programas de bienestar social y las políticas redistributivas. La derecha, por el contrario, estaba principalmente interesada en reducir el tamaño del gobierno y promover al sector privado.

La política actual, sin embargo, se define menos por preocupaciones económicas o ideológicas que por cuestiones de identidad.

Ahora, en muchas democracias, la izquierda se centra menos en ampliar la igualdad económica y más en promover los intereses de una amplia variedad de grupos, como las minorías étnicas, los inmigrantes, las mujeres y las personas LGBT.

La derecha, mientras tanto, se ha convertido en la protectora de la identidad nacional tradicional, la cual a menudo está relacionada con la religión, la raza o el origen étnico.

Este cambio anula una larga tradición, que se remonta al menos hasta Marx, de interpretar las luchas políticas como un reflejo de los conflictos económicos.

Por más importante que sea el interés material, los seres humanos también están motivados por otros factores, fuerzas que explican mejor el presente.

Alrededor del mundo, líderes políticos vienen movilizando a sus seguidores en torno a la idea de que su dignidad ha sido ofendida y debe ser restaurada.

En los países autoritarios, ese tipo de arengas son usuales. Pero el resentimiento por las indignidades también se ha convertido en una fuerza poderosa en países democráticos como EE.UU.

El movimiento “Black Lives Matter”, que surgió de una serie de asesinatos policiales de ciudadanos negros, obligó a prestar atención a las víctimas de la brutalidad policial.

El movimiento “MeToo” movilizó a las mujeres como reacción a los abusos de acoso y agresión sexual que hombres han perpetrado, en muchas ocasiones desde posiciones de poder.

Los derechos de las personas transgénero, que anteriormente no habían sido ampliamente reconocidas como objetos de discriminación, también se han convertido en una causa importante.

La globalización ha hecho que las sociedades sean bastante más diversas, creando demandas por parte de grupos que fueron históricamente desatendidos por la sociedad.

A su vez, estas demandas han llevado a la reacción de otros grupos, más establecidos, que temen una pérdida de estatus y ser desplazados hacia el margen.

La globalización ha traído un rápido cambio económico y social. Pero no todos se beneficiaron de estos cambios.

El creciente volumen de bienes, dinero y personas que se movían de un lugar a otro trajo cambios disruptivos. Enormes nuevas clases medias surgieron en China, India y otros países emergentes, pero el trabajo que hicieron reemplazó el trabajo que habían hecho las clases medias del mundo desarrollado.

La manufactura se movió constantemente desde los Estados Unidos y Europa a Asia Oriental y otras regiones con bajos costos laborales.

Al mismo tiempo, los hombres estaban siendo desplazados por las mujeres en un mercado laboral cada vez más dominado por las industrias de servicios, y muchos trabajadores poco calificados se vieron reemplazados por máquinas.

La mayoría de los votantes blancos de clase trabajadora que votaron por Trump, coincidieron con su mensaje xenofóbico y antiinmigrante, ansiando retornar a un pasado en el que su estatus en la sociedad era más seguro.

La política identitaria ya no es un fenómeno menor, que previamente solo se desarrollaba en campus universitarios o en debates promovidos por los medios.

La política identitaria se ha convertido en un esquema conceptual que explica gran parte de lo que está sucediendo en los asuntos globales.

Y esta situación genera un desafío importante para las democracias modernas.

Desde los setenta hasta la primera década de este siglo, como parte del proceso de globalización, el número de democracias aumentó de aproximadamente 35 a más de 110. Sin embargo, en los últimos años el número de democracias ha disminuido y la democracia ha retrocedido en prácticamente todas las regiones del mundo.

Una y otra vez, diversos grupos consideran que sus identidades, sean nacionales, religiosas, étnicas, sexuales, de género o de otro tipo, no reciben el tratamiento adecuado.

Este proceso está llevando a que las sociedades democráticas se fragmenten en grupos basados en identidades cada vez más estrechas, amenazando la posibilidad de acuerdo, compromiso y acción colectiva por parte de la sociedad en su conjunto.

Este es un camino peligroso que conduce hacia la ruptura del estado y, en última instancia, al fracaso de la democracia.

A menos que las democracias puedan plantear una propuesta que respete la dignidad humana de manera más universal, y que esta pueda ser compartida por la mayoría, se enfrentaran a un conflicto continuo y al riesgo de derivar hacia el autoritarismo.


Twitter: @rafael.letts

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