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Juventud, ¿vida pasajera?

"Ante esta coyuntura social preferimos sumergirnos en Instagram, Tinder y TikTok antes que ver, analizar, inferir, y proferir raciocinios propios de nuestra realidad social."

Este joven columnista, con casi la mitad de medio siglo de vida vivido, ha presenciado con claridad la inestabilidad política y social con la que transitamos los últimos años y que a corto plazo no parece tener solución. A su vez, fue parte de aquella marea juvenil que alguna vez se levantara de indignación, removiendo los cánones establecidos de la política y a la que se denominó como la “Generación Equivocada”. Exigiendo, de alguna forma, que su voto sea respetado. Y del que ahora muchos se dicen: “debemos hasta implorar al congreso para que no vaquen a los presidentes que elegimos”. Y es que cada congreso ha ido superando al otro en mediocridad y autoritarismo, mandando a la “horca” sin decoro a los presidentes elegidos, bien o mal, por el pueblo, el fruto y corazón de toda voluntad democrática. Pero en cuestión de nosotros, al parecer nos ha dado una somnolencia que da mucho que desear o interpretar. ¿Qué fue de todo ese rugido esperanzador? ¿Algo de momento o uno que buscaba una verdadera representación social? 

Es ahora, ante esta división social tan marcada donde debiéramos tener una consigna clara. Porque ante este silencio, vacío y disgregación, se alimenta más esa narrativa malintencionada con la que se trató de menospreciar, y que hasta ahora ha llevado perfectamente a su molina la narrativa sobre lo que fuimos, un movimiento careciente de representantes conscientes de su realidad. Es por eso por lo que lo llevaron a la trivialización, a un aullido de momento, cuasi de moda. Como sucede con la acentuación del globalismo, que en muchas latitudes ha producido un sentido negativo a la política como a su vez a estar alejado de causas sociales, o asir las gestas solo por la “selfie” o el caretismo de compromiso para quedar bien con el entorno social. ¿Será por eso por lo que muchos argumentan que fuimos un estallido social de momento nacido bajo los tentáculos manipulativos? Ahora preferimos sumergirnos en Instagram, Tinder y TikTok antes que ver, analizar, inferir, y proferir raciocinios propios de nuestra realidad social. Por eso frecuentemente somos ecos de pensamientos impuestos por jefes de opinión cuyas lecturas muchas veces son condicionadas por intereses. 

Como alguna vez Alexander von Humboldt refiriera sobre la capital del virreinato, “Lima está más cerca de Londres que del Perú”. Ahora esa apreciación parecer estar más latente que resulta casi imposible negarlo. Será las mezclas fragosas de razas o una historia hilvanada entre vaivenes de traiciones y poco entusiasmo de unión que nos mantiene con un pálido sentido de identidad y patriotismo solo reflejado en el deporte. Pero ahora, lo que se vienen removerá el Perú, con estas huelgas y protestas anunciadas que iniciarán este día, y que han llamado alguno de sus impulsores como una renaciente Marcha de los Cuatro Suyos. Parecieran que estas docenas de muertes carecieran del sentido o que no tuvieran el mismo valor que alguna vez tuvieron las trágicas muertes de Inti y Brian, quienes fueron baluartes para derrocar el breve gobierno de Merino. Haciendo incluso más resonancia de estos penosos decesos la prensa internacional que la prensa local. Ante ese sentido popular que existe, como los versos del eterno Juan Gonzalo Rose y que alguna vez con su voz encandilara la gran Lucha Reyes, y que podría exponerse como: “tu voz existe”. Eso debemos reconocer. Que la voz de aquellos peruanos también existe. No debemos negar más lo innegable. ¿Cuántas muertes más tendrán que darse para decir que ya son suficientes?

Y el racismo expuesto sin pudor por un sector político y de la prensa que lo único que ha hecho es enervar las aguas que creían mansas o hasta ilusorias. Pues, qué es esa foto alzando la mano con la V de victoria en el recinto del más pobre congreso, tanto desde lo ético y moral, hasta culturalmente hablando, que haya conocido nuestra República. ¿Una victoria a quién o a quiénes? ¿Al enemigo que ganó democráticamente y aunque fue un gobierno nefasto y paupérrimo, desde un inicio le hicieron la vida imposible y lo negaron desfachatadamente como Pedro alguna vez lo hiciera con Jesús tres veces? 

Todo esto ha ido acumulando. Y ahora el vaso está por rebalsar. El mensaje de paz tiene que venir acompañado de hechos, no de floristerías. Y anticipo este mensaje porque lo que acaecerá en los próximos días en el país será una “sorpresa” para muchos desentendidos por oficio y obligación y otros por compromisos. Pero también porque una virtud diferencial de un periodista y analista político es de predecir lo que vendrá y el no hacerlo con el facilismo del diario del lunes. Basta de caretismo que en vez de construir un consenso genera más apetitito de bronca, impotencia y destrucción.

Ya hay una puerta abierta y esta no se va a cerrar con la indiferencia. Hay mucho que cambiar. ¿Y los jóvenes a dónde vamos sino es momento de volver a propagar nuestra voz? De hacer renacer nuestro compromiso social.


Imagen perteneciente a un tercero

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inestabilidad política, Juventud, política peruana, Redes sociales

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