La fuerza y el Sur

"Estos hechos sangrientos no deben enfrentarnos más, deben ser una oportunidad para reflexionar sobre nuestro pasado y nuestro presente, para reafirmar nuestro rol ciudadano de cumplimiento de nuestros deberes y de vigilancia de nuestros derechos, para contribuir con la justicia y el bien común en base a la libertad y la democracia."

Querida Manuela,

Hoy te debo contar que el Perú se desangra, el enfrentamiento fratricidia continua. La tregua duró poco. Hasta el 10 de enero, 45 peruanos han muerto durante las protestas registradas en diciembre de 2022, tras el golpe de Estado fallido de Pedro Castillo y la toma de mando de la presidenta Dina Boluarte. Estas son las cifras de fallecidos por regiones: Puno (18), Ayacucho (10), Apurímac (seis), Cusco (tres), Junín (tres), La Libertad (tres), Arequipa (dos). Es la zona sur donde las protestas han sido muy violentas. 

Tu conoces bastante bien los retos del sur del Perú y el Alto Perú. Sabes lo que ocurría entre en la Hacienda Punchauca ubicada en Carabayllo (Lima) durante los meses de mayo y junio de 1821 cuando se dieron lugar las conferencias entre Don José de San Martín. Allí expuso sus planes de monarquía constitucional para el Perú (cuyo rey provendría de la familia real española) junto al Virrey José de la Serna y Martínez de Hinojosa, I Conde de los Andes, quien buscaba la permanencia de la corona española en el territorio. Intentaron así, encontrar una salida pacífica al proceso de la independencia del Perú. Para ese momento, un año antes, se había ganado la independencia en el norte peruano, pero era débil aún la permanencia del Ejército Libertador en Huaura. Por otro lado, las derrotas sufridas por los españoles ante las fuerzas de Juan Antonio Álvarez de Arenales obligaban al virrey a buscar una negociación con los patriotas. Se sabe que, en las reuniones, los realistas plantearon trazar una línea divisoria que iba de este a oeste por el río Chancay, para establecer dos regiones: la región centro-sur donde regiría la Constitución española con una Junta de Gobierno presidida por el virrey; y la región norte gobernada por los patriotas. Esta propuesta no fue aceptada y tuvo que llegar el Libertador Simón Bolívar para, con las Batallas de Junín y Ayacucho, consolidar la independencia del Perú y, por ende, la de toda América del Sur.

Manuela, es cierto que esta propuesta divisoria tenía raíces en las diferencias socioculturales entre ambas regiones, así como en las distintas circunstancias vividas en ellas durante el virreinato. La región sur abarcaba el alto y bajo Perú, territorios bastante bien integrados cultural o socialmente. Fueron los movimientos insurgentes de José Gabriel Condorcanqui Noguera, Túpac Amaru II (1780-1781), y los de la Junta de Gobierno del Cusco (1814-1815), los que motivaron una intensa represión en la zona: tener al sur bajo control realista favorecía los planes del virrey de gobernar todo el Perú. Para la historiadora Scarlett O’Phelan, la posibilidad de dividir el territorio peruano en dos pondría en evidencia la falta de comunicación y conexión. A pesar de ello, fue en Ayacucho, en el sur peruano, donde los patriotas venidos del norte sellaron nuestra independencia.

Hace tres días, el 10 de enero del 2023, en la ciudad de Juliaca (Puno), el suboficial de tercera Ronald Villasante realizaba su patrullaje nocturno en un vehículo policial junto al suboficial José Luis Soncco Quispe. Fueron atacados por una turba de más de 300 personas que quemaron el vehículo con Soncco Quispe dentro. Murió carbonizado. Esta acción se realizó en el marco de las protestas contra el nuevo gobierno de la presidenta Dina Boluarte y ya en ese día se habían registrado otras 17 muertes violentas de ciudadanos. El Ministerio del Interior ha informado que hasta hay 353 agentes heridos debido a la violencia innecesaria que se registró en las protestas y ataques ocurridos en todo el país en los últimos dos meses. Hemos visto ambulancias bloqueadas por los manifestantes, carreteras cerradas y predios públicos y privados destruidos. 

El Perú actual vive de la informalidad, la impunidad, no reconocemos a la autoridad, porque son el Estado en sus diferentes instancias y los políticos, los mayores informales. El sistema representativo democrático no funciona porque las autoridades elegidas no representan o no quieren representar, así como los electores les quitan el apoyo constantemente. Lo vemos cuando los congresistas del sur no van a sus regiones con mensajes conciliatorios. Se miente, se incumple, no se trabaja y no pasa nada. Los últimos años hemos estado cambiando de presidentes por antojo, desnaturalizando la investidura presidencial.

¿Tú crees que siempre el sur fue difícil? La solución hacia el futuro es que las autoridades elegidas puedan trabajar por los ciudadanos, tomando como prioridad los servicios básicos como carreteras bien terminadas, puentes bien hechos, colegios con buena infraestructura, servicios de salud de calidad, transporte público adecuado. Somos frágiles como sociedad. En el caso de los enfrentamientos, el uso de la fuerza se puede aplicar cuando existe el principio de autoridad, pero, ¿cómo va a existir la autoridad cuando esta hace décadas que no cumple? Los manifestantes no solo queman vivo a un joven suboficial de la PNP, sino que no dejan pasar ambulancias poniendo en riesgo la vida de seres enfermos. El uso de la fuerza en el cumplimiento del deber es necesario solo cuando otros medios resulten ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del objetivo legal buscado. En este caso, no se ha contado con otros medios.

Las muertes y los heridos demuestran que las clases dirigentes han olvidado un proyecto nacional que incluya a todos(as) dentro de nuestras diferencias. Las diferencias regionales, dialogar, así como representar a los ciudadanos en proyectos de alimentación, salud, vivienda digna, comunicaciones y la educación son oportunidades de hacer una mejor república. No entender este triste momento de nuestra historia como un fratricidio y andar buscando culpables no soluciona nada, al contrario, hará que la explotación laboral, la intolerancia, la discriminación, el racismo, la delincuencia, la violencia familiar y social sigan a sus anchas en el país.

Estos hechos sangrientos no deben enfrentarnos más, deben ser una oportunidad para reflexionar sobre nuestro pasado y nuestro presente, para reafirmar nuestro rol ciudadano de cumplimiento de nuestros deberes y de vigilancia de nuestros derechos, para contribuir con la justicia y el bien común en base a la libertad y la democracia. Hacer realmente efectivos los ideales de libertad con los que muchos patriotas como tú soñaron. Con toda nuestra historia sobre las espaldas, es nuestro deber volver a comenzar y usar nuestra democracia representativa para el diálogo. Espero que los heridos (y las heridas) se recuperen pronto. A eso aspiramos todos.

 


 1. Scarlett O’Phelan: “El norte patriota y el sur realista. La división territorial del Perú en el contexto de la independencia (1820-1824)”.

*Fotografía perteneciente a un tercero

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