Maria Fe Álvarez Calderón

Un largo camino

"Han pasado 66 años desde que el primer grupo de mujeres obtuvo el reconocimiento de su derecho al voto. ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que podamos celebrar una igualdad real en nuestra sociedad?"

Hoy se cumplen 66 años desde que se reconoció el derecho a voto de la mujer peruana alfabetizada, gracias a la lucha de María Jesús Alvarado Rivera, Zoila Aurora Cáceres, Ángela Ramos Relayze, Magda Portal, y muchas otras mujeres cuyos aportes a nuestra sociedad usualmente pasan desapercibidos.

Sin duda, este hito marca uno de los logros más relevantes en el largo camino hacia la igualdad de derechos de las mujeres, pero al mismo tiempo nos invita a reflexionar sobre cuánto hemos avanzado en dicho camino en estas casi 7 décadas.

42 años después del reconocimiento del voto a las mujeres con capacidad de leer y escribir, las mujeres podíamos elegir y ser elegidas, pero esto último no ocurría realmente. Así, se introdujo una nueva institución en la política peruana: el sistema de cuotas. Un concepto, con vocación temporal, que buscaba lograr la equidad en la representación. En las primeras elecciones en las que se aplicó la cuota de 25% de mujeres en las listas parlamentarias, la representación femenina pasó de 10.8% a 20%.

Sin embargo, la cuota por sí sola no rindió los resultados esperados. Si bien la cantidad de candidatas aumentó, ello no se tradujo en la cantidad de autoridades femeninas electas. Por ello, en las últimas elecciones se implementó la paridad y alternancia, una institución que además de asegurar la participación, también establecía reglas para la asignación de las posiciones de las mujeres en las listas electorales. Mediante esta institución, las listas parlamentarias son presentadas de manera intercalada por hombres y mujeres. Como resultado de la aplicación de este nuevo concepto, las últimas elecciones resultaron en un 38% de representación femenina.

El camino para lograr una representación que nos permita estar en todos los lugares donde se toman las decisiones, parafraseando a Ruth Bader Ginsburg, es largo y no tiene los incentivos suficientes. Ejemplos sobran del maltrato y acoso que sufren las mujeres políticamente expuestas por el único y exclusivo hecho de ser mujeres.

Recientemente los medios mostraron la agresión verbal sufrida por una Congresista de la República por parte nada menos que del Presidente del Consejo de Ministros. Esta situación ha suscitado diversas reacciones. Por un lado, algunos condenamos este hecho. No obstante otras personas han pretendido  justificar  al agresor con argumentos falaces relacionados con su lejanía a la capital, o incluso han negado la afectación de la víctima haciendo referencia a su tendencia política. 

El hecho de que  no haya una condena unánime, y que sigan existiendo  excusas o justificaciones para este tipo de situaciones, particularmente a una autoridad política nos hace notar lo lejos que nos encontramos de la igualdad que buscamos. La lucha por la igualdad de los derechos no es una de carácter ideológico, la equidad solo se alcanza cuando incluye a todas las mujeres.

Han pasado 66 años desde que el primer grupo de mujeres obtuvo el reconocimiento de su derecho al voto. ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que podamos celebrar una igualdad real en nuestra sociedad?

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