Baja autoestima

Salir de la zona de confort

Algunas personas tienden a vivir su vida sin asumir ningún riesgo, protegiéndose de cualquier actividad por miedo a fracasar o evidenciar alguna carencia propia, real o imaginada. “Con el fin de mejorar como personas y prosperar diariamente, es importante que asumamos algunos riesgos razonables y pongamos nuestras capacidades a prueba, sin importar lo que digan otras personas”, indica Fernández. Así, es más probable que se logren superar los miedos y complejos, y se descubran cualidades que se desconocían.

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Más de una vez, una persona debe haber sentido que no merece el reconocimiento por algún logro conseguido, atribuyendo este resultado a la suerte o a la intervención de otras personas de manera indirecta. De ser así, es posible que haya experimentado el Síndrome del Impostor. Según el estudio “The impostor phenomenon”, publicado en el International Journal of Behavioral Science, el 70% de las personas experimentarán al menos un episodio de este síndrome a lo largo de sus vidas.

Dicho estudio explica que las personas con el Síndrome del Impostor experimentan sentimientos intensos de que sus logros no son merecidos y se preocupan de que puedan ser expuestos como un fraude. Si bien puede resultar cada vez más común, es importante no sumergirse en esta falsa sensación, pues podría perjudicar diversos aspectos de la vida. Un informe de Psicotools, centro psicológico, explica algunas maneras en las que este síndrome impacta en el aspecto laboral:

Baja autoestima

El Síndrome del Impostor puede convertir a una persona en alguien muy inseguro, que pasa gran tiempo pendiente del trabajo de los demás para compararse. Si una persona ya cuenta con baja autoestima, esta se reducirá aún más al creerse un fraude, centrándose en sus defectos.

Falta de asertividad

La asertividad permite expresar opiniones de manera respetuosa, y mientras mejor sea su autoestima, mayor capacidad de asertividad tendrá una persona. Por el contrario, las personas con baja autoestima y que se perciben como personas menos eficaces, suelen encontrar más complicado comunicarse de manera clara y asertiva.

Ansiedad por autoexigencia

Una de las principales causas detrás del síndrome del impostor es el elevado perfeccionismo. Quienes son muy autoexigentes difícilmente quedan satisfechos con el resultado de sus proyectos, por lo que les cuesta aceptar halagos y reconocimiento. Además, el alto nivel de perfeccionismo genera ansiedad y estrés, que impactan negativamente en el desempeño profesional.

Rumiación psicológica

Se trata de un fenómeno en el que la persona no puede evitar pensar una y otra vez en un mismo asunto o idea negativa, provocando ansiedad y angustia. Esta situación puede empujar a la persona a obsesionarse con el tema, perdiendo horas valiosas sumergida en el sufrimiento.

Aislamiento

Las relaciones sociales son afectadas por el Síndrome del Impostor, pues quienes lo padecen, asumen que los elogios y las muestras de reconocimiento como burlas o mentiras. Esto puede provocar el aislamiento y evitar la interacción con los demás compañeros de trabajo.

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