Candidatos

Verónika Mendoza, candidata de Juntos por el Perú, está atrapada en una disyuntiva sin salida clara. Entre vaivenes ha terminado finalmente por moderar sus propuestas. En general, me parece una necedad acusarla de chavista o cosa parecida, aunque sí queda claro que el suyo no es un programa económico que se sostenga en el impulso a la inversión privada, cosa que este columnista considera crucial más aún en estos momentos de recesión pandémica.

Con ello, quizás ha pretendido conquistar a parte del electorado morado, desencantado de la mala performance electoral de su líder, Julio Guzmán, o también a algunos lescanistas. Pero Mendoza a la vez tiene quien le respira en la nuca desde su propia izquierda, como es el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, quien, según algunas encuestadoras, está, inclusive, en el pelotón de los que podrían pasar a la segunda vuelta.

Castillo tiene un discurso mucho más radical que Mendoza. Abiertamente propone la estatización de las actividades estratégicas (gas, petróleo, minería, energía, etc.) y el otorgamiento al Estado de un rol preponderante en el manejo no solo de la economía sino de la vida social en su conjunto.

Castillo empezó creciendo en el sur andino, pero hoy su influencia se extiende a todo el territorio nacional y podía seguir creciendo porque en Lima aún no hace campaña (la ha guardado para el final de su estrategia). El candidato de Perú Libre representa el voto duro de izquierda radical, sin concesiones al statu quo, y sus voceros acusan más bien a Mendoza de haber cedido a las presiones de los grupos de poder.

Este electorado, crucial para sumar los votos necesarios para asegurar el pase a la segunda vuelta, los ha perdido Mendoza con su moderación. Bienvenida una izquierda más centrada al país, pero al mismo tiempo ello se asoma como un error electoral, ya que hay un sector ciudadano de izquierda que reclamaba mayor radicalidad (o por lo menos un sector importante que Mendoza ha soslayado).

En términos estratégicos lo que pase entre Mendoza y Castillo va a mostrarnos un juego estratégico electoral muy interesante de seguir. El 11 de abril confirmaremos si Mendoza se equivocó o acertó con su estrategia vigente.

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Candidatos, Juan Carlos Tafur, Pedro Castillo

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 102: La semana de los menús baratos. Comentamos las 3 encuestas. ¿»Ya qué chucha JP»? ¿Keiko cuaja por experiencia electoral? ¿Le alcanzarán los jóvenes A/B a De Soto? ¿Guzmán debería endosar?

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Candidatos, Debate, Elecciones 2021, Últimas encuestas

Alfredo Thorne, director principal de Thorne & Associates, analizó los planes de gobierno de los candidatos: Lescano, López Aliaga, Forsyth, Fujimori y Mendoza. ¿Qué dice el ex ministro de economía del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski sobre las propuestas de los presidenciables?

 

¿Cómo analizan los planes de gobierno -y en especial los planes económicos- de los candidatos presidenciales que encabezan las encuestas?

Los planes de gobierno se han convertido en instrumentos para atraer votos. Más que planes de gobierno, suenan a deseos para captar votantes. No necesariamente son planes que se podrían ejecutar en la práctica.

 

El candidato Lescano, por ejemplo, propone impulsar la formalización de las empresas, inversión pública para generar 5 millones de empleos y el fortalecimiento de las mypes pero sin dar las fórmulas.

Son propuestas en que, supuestamente, el gasto gubernamental es el que va a generar mayor bienestar. Pero es bastante conocido que el Estado no genera bienestar. El Estado reduce la pobreza, ayuda a reducir la informalidad, pero no genera bienestar, no genera mayor productividad.

Cuando el señor Lescano plantea el fortalecimiento de las Mypes, solito se contradice. Señala: “Voy a promover las Mypes”. Y gran parte de la promoción viene por parte del Estado, pero poco ataca el problema central de las medianas  y microempresas que son: trabajadores de muy bajos ingresos, con baja productividad y con alta rotación. Se olvida que durante la pandemia los trabajadores de las Mypes han reducido sus ingresos en un 30%. Hay que atacar el corazón de las Mypes y de la informalidad, y eso está ausente.

 

Algunos candidatos plantean desglobalizar la economía peruana para priorizar la producción nacional y que el BCR regule las tasas y las comisiones del sistema financiero.

Este tema del nacionalismo es consistente en las propuestas de Lescano, Forsyth y es más fuerte en Verónica Mendoza, cuando ella dice que el 90% de los alimentos se van a producir dentro del país. ¿Cómo lo va a hacer? Con una supuesta reforma agraria. Pero ese nacionalismo es, simplemente, una vinculación que ellos están haciendo con el votante para decirle que gran parte se va a producir internamente sin decir cómo van a lograrlo.

El tema de la tasa de interés coincide Lescano con la propuesta de Verónica Mendoza. Ella dice: “hay que bajar la tasa de interés a cero”. Lescano no propone una reducción específica, pero sí bajar las tasas de interés para que lleguen a las Mypes, pero sin reconocer que él como presidente no puede intervenir en el BCR, ya que es autónomo por constitución. El día que lleguen al gobierno no habrá un cambio de constitución, para que eso suceda tendrían que esperar dos años, entonces más son deseos que políticas en sí mismas.

 

¿Y eso resulta preocupante?

Sí, porque a diferencia de lo que diría otra gente, yo pienso que el problema es fundamentalmente político. No existe una relación entre las propuestas y la elección del candidato. No existe una gobernabilidad en el país. Le estamos dando carta blanca a un candidato que nos encandila con lindas propuestas. Pero sabemos que ese candidato, de llegar al gobierno, no podrá implementar esas propuestas.

 

En el análisis que realizan, aseguran que López Aliga tiene un plan centrado en la infraestructura, pero débil en los demás aspectos. ¿La infraestructura que propone a largo plazo, servirá para reactivar la economía?

La principal crítica a él es que, creo, ignora la economía que va a recibir el 28 de julio. El tema fundamental es que recibirá una economía sin fuentes de crecimiento, y claro, de ahí a que empiece su plan de infraestructura -yo lo sé por experiencia- por lo menos le va a tomar un año para reestructurar, por ejemplo, Proinversión.

 

Para la recuperación económica a corto plazo, el candidato López Aliaga no plantea medidas específicas. Y lo que busca el electorado es una reactivación económica rápida y que se vea reflejada en sus bolsillos.

No es solamente su caso, sino de los cinco candidatos analizados. Quizás en su caso es un poco más agudo. Sus medidas buscan encandilar al votante. Él habla de las obras viales, que son interesantes, pero hay que preocuparse del por qué en los últimos cinco años no han podido terminarse. Por ejemplo, la segunda línea del metro. Cada día se hacen más adendas retrasando la inauguración de esa obra.

 

López Aliaga plantea reducir las exoneraciones y la tasa de IGV para que “los informales opten por regularizarse”

Nosotros planteamos eso y la verdad es que lo hicimos en un contexto más grande. Ahora como están las finanzas públicas, eso es casi imposible. Nosotros nos topamos con ese problema, cuando llegamos (al gobierno) las finanzas públicas estaban en una mala condición y tuvimos que abortar eso. Las finanzas públicas ahora están peor, la recaudación tributaria está en el piso y estamos saliendo de una pandemia. Entonces la posibilidad de hacer reducciones en las tasas es muy baja.

 

Sobre Forsyth aseguran que su plan es el más completo, pero con falencias… Es el único candidato que afirma que la economía recién mejoraría hacia el 2023.

Él tiene un plan para la formalización de las empresas, eso es positivo. Después en el tema minero copian nuestra propuesta del 2016 de adelanto social. Ellos proponen un fondo y proponen el destrabe de la minería. Además, es el único que plantea un tope al endeudamiento público de 39%, la idea es bajarlo.

 

Forsyth se focaliza mucho en el impulso a las Mypes…

Él tiene una vinculación emocional con la gente de La Victoria, con Gamarra. Entonces, para él, su centro es la formalización de las Mypes y está recibiendo el apoyo del segmento económico C, cosa que López Aliaga no recibe.

 

Fujimori habla de un plan de inversión privada pero no ahonda en detalles. Y asegura que promoverá el dialogo para el desarrollo de la minería. En temas de infraestructura hay coincidencias con Lescano.

Ella dice que se va a concentrar en la infraestructura. Pero no da detalles de cómo lo va a hacer. No aborda el tema de Proinversión, no aborda el tema de Invierte Pe, no aborda el tema porque la subejecución presupuestal está tan alta. Da la impresión, cuando uno lee su programa, que ella está echada más al gasto público. Cuando habla de las mypes, dice que las exonerará de los impuestos. Nosotros sabemos que esta exoneración, que está en nuestro sistema tributario, que es el RUS y el RER, lo único que ha hecho es generar un enanismo de las empresas. Es decir, las empresas prefieren estar muy pequeñas, para no pagar impuestos antes de crecer. Cuando Fujimori habla de las Mypes, tampoco habla de cómo las va a hacer crecer.

 

En su análisis, cuando mencionan a Verónica Mendoza, afirman: “Cambio de modelo económico y gran intervencionismo”. ¿Lo ve como un tema riesgoso?

A ella no la veo como un tema riesgoso. Hay dos temas que yo veo. Uno, que quien salga de presidente, no va a tener mayoría en el congreso. Entonces, cuando hablamos del cambio de Constitución es como un slogan para atraer votos. Lo mismo cuando habla de la reforma agraria. Ella no podría hacerlo sin el apoyo del Congreso.

Los riesgos de estos candidatos habría que verlos cuando se sienten en el sillón presidencial. Pero me da la impresión de que Mendoza sería una especie de Humala, un poquito más a la izquierda y con poco margen de maniobra.  Hemos aprendido que hay ciertos poderes que no votan en esta elección pero que sí se hacen presentes en el momento de la gestión gubernamental. Uno de ellos es el mercado internacional. Lo primero que le pasará a la señora Mendoza -en caso gane- es que el dólar se le irá a las nubes y los bonos que los tienen los extranjeros se los echarán en la cara. Lo otro es el tema del Congreso. No tendría mayoría. Después está el tema del TC que garantizará la constitución. Y esta el poder del empresariado que pesa mucho.

 

¿Los planes económicos de los candidatos garantizan un crecimiento hacia el próximo quinquenio?

Quizás estoy siendo agnóstico, pero me da la impresión de que la gestión gubernamental no tendrá mucha relación con los planes de gobierno de los candidatos. Hay otros poderes que irán moldeando al candidato. Pasó con Toledo, García, Humala y PPK. Hay otras fuerzas que de alguna manera te obligan a ir por un curso que no definiste en tu plan de gobierno. Humala es el mejor ejemplo. Comenzó con un plan radical y termino con una hoja de ruta que más parecía una social democracia que un partido de izquierda.

[ACTUALIZACIÓN]

Ante las recientes encuestas publicadas hoy por dos diarios de circulación nacional, donde colocan al candidato presidencial Hernando De Soto en el segundo lugar de las preferencias, nos comunicamos con Alfredo Thorne y le consultamos ¿Cuál sería el analisis del plan de gobierno del candidato de Avanza País?

El programa de De Soto me parece interesante. Está muy enfocado en sus temas tradicionales de la formalización. También es un programa, y quizás el único, que plantea una alternativa a cómo destrabar los proyectos mineros. Y quizás los temas que, en mi opinión, faltan en Hernando de Soto es que no tienen un planteamiento de qué es lo que va a hacer de llegar al poder. No hay un plan de reactivación y quizás la crítica que tenemos nosotros es que nos parece un poco optimista pensar que con simplemente entregar títulos -sobre todo al segmento de clase media- que con eso va a poder monetizar el capital como plantea él. En nuestra opinión es positivo dar títulos de propiedad. Sobre todo al segmento de clase media, que ha crecido con autoconstrucción, pero lo más importante es de que el capital no simplemente nace de entregar títulos sino que necesitas un comprador. A mi me parece que está pecando un poco de optimista, pero habría que verlas puestas en práctica.

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Alfredo Thorne, Candidatos, Economía, Elecciones 2021

Hay una diferencia entre la votación que obtiene Daniel Salaverry a la Presidencia y la que consigue su lista congresal, presidida en Lima por Vizcarra. Según la última encuesta de Datum, mientras que a la Presidencia Somos Perú obtiene 0.9%, para el Congreso consigue un 2.8%.

Claro, la diferencia es menor en términos globales, pero adquiere valor si uno se pregunta adónde se van a ir los votos vizcarristas, que llegan casi a un 2% del electorado, cifra más que suficiente para marcar una diferencia en el pelotón de arriba.

Lescano sí puede ser -y ya debe ser- beneficiario de ese voto. Nunca fue tajante contra Vizcarra e inclusive se enfrentó a su bancada cuando ésta decidió vacarlo. No es solo de la izquierda clásica, sobre todo del sur andino, que estaría cosechando el candidato de Acción Popular.

Del terceto de la derecha que pelea palmo a palmo el pase a la segunda vuelta (De Soto, López Aliaga y Fujimori), es difícil que al menos el candidato de Renovación Popular o del fujimorismo reciban algún trasvase, porque uno es hipercrítico de Vizcarra y ella fue dura adversaria cuando dominaba el Congreso de la República. Solo De Soto podría hacerle algunos guiños a ese sector flotante.

Pero es complicado rescatar algo de Vizcarra. Fue un gobernante mediocre y taimado, sumamente ineficaz, pero además se vio involucrado en serias denuncias de corrupción en el caso del Club de la Construcción y terminó por devaluar su imagen al aprovecharse y vacunarse por fuera de los protocolos sanitarios. De milagro, tiene alguna población despistada que aún vota por él y lo defiende.

Lo único quizás rescatable de la gestión de Vizcarra fue la incipiente reforma judicial y algunos aspectos de la reforma política (la prohibición de la reelección fue un desastre que pronto habrá que corregir). Nada más que eso. Y sus méritos los ha borrado de un plumazo con su desastrosa respuesta a la crisis pandémica, disimulada con cuarentenas absurdas dispuestas para el aplauso de una tribuna angustiada por la enfermedad.

No hay forma que querer conquistar el electorado vizcarrista sin correr el riesgo de sufrir más costos que beneficios. Mejor ni intentarlo. Pero no deja de ser relevante que haya casi un 2% de votos allí dispuestos a sumarse a algunas opciones distintas a la de su propio candidato presidencial. Pueden terminar por decidir el pase a la segunda vuelta.

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Candidatos, Elecciones 2021, Juan Carlos Tafur

No hay nada que tema más la derecha que una segunda vuelta entre Yonhy Lescano y Verónika Mendoza. Y con razón. Entre un populista desembozado y una izquierda socialista tradicional, queda claro que el modelo de crecimiento que en los últimos treinta años nos ha permitido reducir la pobreza y las desigualdades y que tocaba profundizar antes que desandar, va a sufrir un duro golpe y la economía del país pagaría los platos rotos el siguiente lustro.

Ya anoche, en el programa de Beto Ortiz, Hernando de Soto sugirió que la derecha debe pensar su voto respecto del escenario de la segunda vuelta. Según las encuestas, señalaba De Soto, ni López Aliaga ni Keiko Fujimori le ganarían a Lescano a Mendoza y él sí, y que por ende el voto debería ser para Avanza País. Personalmente, creo que son prematuras esas encuestas y que, en todo caso, quien sí la tendría muy difícil de ganar es el candidato de Renovación Popular por la cantidad de anticuerpos que ha generado, inclusive en la propia derecha. Keiko, en cambio ha ido bajando el antivoto que arrastraba. La segunda vuelta, a dos meses de la primera, es un albur sobre el que no cabe mayor certeza premonitoria.

Pero no esa la única invocación al voto perdido que cabe hacer. Antes del escenario probable de una definición en segunda vuelta, hay que calibrar quiénes pasan a ella. Y en ese sentido, la derecha va a tener que apostar todos sus caballos a quien tenga mayores posibilidades de hacerlo.

Después del debate -que solo IEP va a medir en su encuesta de este domingo próximo, no Ipsos, que acabó su trabajo de campo el martes-, López Aliaga va a seguir cayendo. Esa es su tendencia y difícilmente la va a remontar, menos a tan poco tiempo de la elección. La derecha va a tener que optar entre Hernando de Soto y Keiko Fujimori. Aquel de los dos que capture la mayor cantidad de lopezaliaguistas en fuga e indecisos de derecha, asegurará su pase a la segunda vuelta.

La derecha proinversión capitalista se la juega en esta elección. Si pierde vendrá un periodo oscuro que seguramente demorará décadas interrumpir.

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Candidatos, Elecciones 2021, Juan Carlos Tafur

Luego del debate de América Televisión, que vio más de un millón de personas, los puestos en las preferencias electorales se han movido. ¡Más de una sorpresa!

Lescano (11%, -1.2): llega a su techo y empieza a descender. El fenómeno Castillo no solo parece quitarle votos a Mendoza sino también al candidato de Acción Popular. No le fue bien, además, en el debate.

Forsyth (8.1%, +0.1): Congelado. El voto Esto es guerra se mantiene, pero ya empiezan a aparecer denuncias en su contra y a recibir ataques de sus adversarios. Eso siempre hace daño. En algún momento, su orfandad ideológica le va a pasar factura.

Fujimori (7.1%, +0.6): sigue creciendo. Lenta, pero sostenidamente. No se sale de su libreto aunque arrecie la tormenta. Su estrategia es clara: el suyo no es el aborrecible fujimorismo de los últimos cinco años sino el de los 90. Debe esperar a que algunos le crean.

Mendoza (5.4%, -0.5): la benefició el debate, pero Castillo parece haberle quitado más votos de los que pudo haber ganado al domingo pasado. Salvo que ocurra una catástrofe con Lescano, se ve muy difícil que la candidata de Juntos por el Perú pase a la segunda vuelta y gane la semifinal de la izquierda.

López Aliaga (5.2%, -2): se desploma. Baja al quinto lugar. Era previsible. Tanta altisonancia y agresividad le iban a costar en las preferencias electorales. Se ha convertido en el candidato de la amargura. Su walk over en el debate influye. La avalancha de denuncias en su contra también le han hecho mella. Erasmo Wong no fue suficiente.

De Soto (4.5%, =): ni crece ni cae. Esta encuesta no mide el incidente de la vacunación en Miami, pero el autor de El misterio del capital va a necesitar algún impulso extraordinario para trepar y meterse en la pelea. Demasiados errores cometidos en los últimos días.

Castillo (4.3%, +1.8): sigue siendo la sorpresa. Lescano y Mendoza son sus víctimas. A ambos les arrancha votos. Y lo más probable es que siga creciendo (hay segmentos en los que tiene 0% y allí aún no se ha aparecido de visita).

Acuña (4%, =): estancado. Ha hecho una buena campaña, pero por alguna razón indescifrable no ha pegado. Su narrativa era la correcta, la del emprendedor surgido de la pobreza, pero esta vez -a diferencia del 2016-, no ha hecho click.

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Candidatos, Elecciones 2021, Encuesta

La sucesión de dislates cometidos por Hernando de Soto, candidato de Avanza País, ya se acercan al autosabotaje. Dice que no aceptaría vacunarse en el extranjero porque sería un privilegio inaceptable y a renglón seguido lo hace, reconociéndolo solo luego de ser pescado por la prensa. Por cierto, no tiene nada de malo que lo haga, pero lo que subleva es la impostura.

Dice haber publicado su plan de gobierno en The Economist y en The Wall Street Journal, y a los pocos minutos es desmentido tajantemente. A lo sumo, no pasaba de haber publicado algunos artículos, por lo demás bastante alejados de lo que podría ser una propuesta gubernativa cabal.

Sus voceros lo felicitan con algarabía por haber sido mediador exitoso entre el gobierno y los transportistas de carga que habían paralizado sus labores y bloqueado carreteras. Al final, uno se entera que De Soto solo se había reunido con taxistas informales y que no tuvo ni la más mínima injerencia en la solución del problema. Uno de sus aúlicos más entusiastas llegó a decir que De Soto no había esperado al 28 de julio para empezar a gobernar.

En días anteriores habíamos especulado sobre un eventual ascenso en las encuestas de De Soto, porque había salido del pasmo en el que se encontraba y había empezado una maratón de visitas regionales y apariciones mediáticas muy propicias. Y si a ello se le sumaba el estancamiento de la candidatura de López Aliaga, había margen para pensar que el autor de El misterio del capital podía terciar en la pelea de la derecha por pasar a la segunda vuelta.

Todavía es posible que suceda y que el pueblo le perdone o pase por alto sus gazapos, pero si no ocurre y hay un castigo cívico, será única y exclusivamente responsabilidad suya y de su entorno dócil de consejeros, que parecen no ser capaces de empinarse sobre el desbordado narcisismo del candidato.

Estamos todavía en los primeros 30 minutos del primer tiempo del partido por la primera vuelta y en la semifinal de la derecha se mantiene un empate técnico, pero De Soto se ha hecho merecedor de varias tarjetas amarillas que en pocos días sabremos si lo han afectado y beneficiado a sus adversarios.

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Candidatos, Elecciones 2021, Hernando De Soto

Las últimas encuestas revelan con claridad que la ola celeste de Rafael López Aliaga se convirtió en un tumbito. Ya dejó de crecer al ritmo que lo venía haciendo y lo más probable -dada la cantidad enorme de desaciertos que viene cometiendo- es que empiece paulatinamente a bajar en su intención de voto.

El voto ultraconservador tiene un nicho en el Perú, pero tiene un límite que es incapaz de franquear, salvo que quien lo represente sea un candidato convocante, plural, sensato, todo lo contrario a lo que el líder de Renovación Popular viene mostrando ser.

Rehúye debates (no fue al de América Televisión y canceló a última hora el de San Marcos), se muestra cada vez más soez con el gobierno y sus adversarios y ha enfilado sus baterías contra la prensa que legítimamente lo cuestiona o lo investiga. Se permite inclusive retuitear los peores agravios que en las redes sociales se lanzan contra periodistas que lo ponen en aprietos en entrevistas (y, qué curioso, la mayoría son contra periodistas mujeres).

Tiene, además, compitiendo a su alrededor a candidatos del mismo o parecido perfil derechista que están recomponiendo adecuadamente sus estrategias. George Forsyth ha detenido su caída, Keiko Fujimori sigue creciendo lenta pero sostenidamente y Hernando de Soto despertó de su modorra y ha emprendido una maratón de visitas a regiones del país y se prodiga con habilidad en entrevistas en medios de comunicación. La semifinal de la derecha no la tiene ganada López Aliaga y todo apunta a que la va a perder sin atenuantes, producto de sus propios errores.

Sería una gran noticia para la democracia, para la economía de mercado y para las libertades civiles (que tanto ha costado y cuesta instaurar en el Perú), que un candidato como López Aliaga no pase de ser una efímera y lamentable anécdota en el firmamento político peruano.

La ultraderecha no merece tener protagonismo. La construcción de una república moderna y liberal marcha en sentido contrario de proyectos cavernarios que harían retroceder décadas al país.

Solo ha sido la simultaneidad de crisis -sanitaria,, económica, social y política- lo que le ha permitido a López Aliaga cosechar de ello y sorprender a una parte del electorado, pero felizmente todo parece indicar que haber aparecido tan precozmente le va a pasar factura. Este tiempo ha servido para revelar el verdadero rostro tenebroso de un personaje lamentable y peligroso.

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Candidatos, Elecciones 2021, Liberalismo

Es una buena noticia que el Jurado Nacional de Elecciones haya autorizado las candidaturas de George Forsyth, Rafael López Aliaga y Ciro Gálvez, y que además el Poder Judicial haya amparado la postulación parlamentaria del PPC.

Debe ser tarea futura del Congreso retirarle tanta discrecionalidad al poder electoral. No puede haber democracia plena si el capricho legislativo de algunos magistrados es capaz de torcer la voluntad popular o de mantenerla en ascuas. Honestamente, deja muchas sospechas sueltas de que detrás de este circo de exclusiones pueda haber alguna razón monetaria ilícita.

Recordemos que la gran disfuncionalidad de este quinquenio se debió en gran medida a la exclusión de Julio Guzmán y César Acuña de la campaña anterior. Gracias a ello subió Kuczynski, que ya estaba desahuciado, al recibir el trasvase de los votos del líder morado. Y Keiko Fujimori obtuvo el aluvión de votos que la condujeron a tener una mayoría aplastante, inédita en la historia republicana en el Congreso, merced a que los votos acuñistas -sobre todo los del norte- recalaron casi íntegramente en las filas naranjas.

Si ni Guzmán ni Acuña hubiesen sido tachados, probablemente la segunda vuelta era entre Guzmán y Keiko Fujimori, y probablemente hubiese ganado Guzmán, por el enorme antivoto fujimorista, pero Fuerza Popular no habría tenido el poder extorsivo que tuvo en el Legislativo contra PPK. Hubiera sido un mejor escenario de gobernabilidad que el que finalmente tuvimos.

Salvo los casos del aprismo, de Fernando Cillóniz y de Fernando Olivera -sacados irremediablemente de la contienda-, el grueso de candidatos se ha logrado mantener en la carrera y eso es bueno. En una democracia de baja intensidad como la peruana restarle representación y legitimidad popular de arranque, impidiendo que algunos candidatos puedan postular, es un hecho grave que felizmente no terminó por ocurrir.

La democracia peruana ha sido puesta a prueba este lustro y si bien ha salido airosa (a pesar de que la coalición desestabilizadora conformada por medios y políticos irresponsables sigue su labor de zapa, como hemos visto estos días), ha quedado bastante magullada. La tarea de reconstruirla no podía partir de un vicio de legitimidad de origen, sacándose candidatos a pocas semanas de la elección.

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Candidatos, Elecciones 2021
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