Carmen McEvoy

A un día de nuestro bicentenario, estamos lejos de ser el país con el que todos los peruanos soñamos, menos aún después de lo acontecido en los últimos 5 años. Han sido años plagados de escándalos de corrupción, actos antidemocráticos, mentiras, polarización, y, sobre todo, decepciones. No en vano, el 93.4% de la población no confía en los partidos políticos y el 91.2% no confía en el Congreso de la República (INEI Percepción Ciudadana 2020). Pero como dicen, no hay mal que por bien no venga.

No todo fue malo en estos últimos años. La última crisis política y los escándalos de corrupción marcaron el nacimiento de una nueva generación política, una generación en donde ser indiferente no está permitido. Como dice la canción “Así es mi raza, noble y humilde por tradición, pero es rebelde cuando coartan su libertad”. Qué cierta es esta letra, y representa bastante bien a esta nueva generación, que se atrevió a salir a las calles cuando consideraron que la democracia estaba siendo vulnerada, o la voluntad del pueblo no estaba siendo respetada. Y prueba de ello son las marchas de noviembre, y las marchas originadas tras la segunda vuelta.

Hoy los jóvenes queremos que nuestra voz sea escuchada, ya no somos simples observadores, y buscamos tener un rol más activo. Esto definitivamente es algo para destacar. Hemos sido los jóvenes quienes incluso hemos motivado nuevas agendas, sobre todo en temas ambientales, temas LGTIBQ, o hasta temas de salud pública como la “Ley 4 Patas”, en la que tuvo un rol participativo la asociación sin fines de lucro WUF, cuyos miembros son jóvenes entre 23 y 33 años, y que demuestra cómo nuestras acciones o deseos pueden derivar en una ley.

Los jóvenes somos el presente y el futuro. Somos el presente porque ya tenemos edad para involucrarnos activamente en la política, y el futuro porque seremos los próximos líderes. Por ello mismo, sobre nosotros recae una gran responsabilidad y tenemos muchos retos por superar para llevar al Perú a ser el país con el que todos soñamos.

El primer reto es el de la información. En los últimos meses, todos hemos sido testigos de cómo noticias falsas que buscan sembrar el miedo y el odio entre los peruanos se han estado difundiendo a través de redes sociales. Incluso, se utilizaron noticias verdaderas pero ocurridas en el pasado, como si se refirieran a la coyuntura por la que atravesaba el país; y medias verdades que causaron mucho daño. Es responsabilidad de todos los jóvenes, para ejercer una ciudadanía responsable, informarnos de manera adecuada, de diferentes fuentes de información confiables, y, sobre todo, de verificar la información que recibimos antes de reenviarla o de formar una opinión.

El segundo reto es involucrarse. Como dijo la historiadora Carmen McEvoy, “la movilización y la política de la calle no es suficiente (…), el siguiente nivel es la política activa.” No sorprende que hoy muchas personas con intenciones genuinas no quieran involucrarse en política, y se debe a la gran decepción que nos hemos llevado por el accionar de nuestros líderes políticos o la poca credibilidad en nuestras instituciones. Pero es hora de cambiar eso, es hora de que los jóvenes participemos en la política municipal o la de nuestra región. Es hora de que los jóvenes con un interés genuino por hacer del Perú el país con el que soñamos invadamos la política peruana.

El tercer reto es la unión. Los jóvenes debemos entender que todos buscamos lo mejor para el país, pero no siempre vamos a coincidir en qué es lo mejor. Es imposible pretender que todos pensemos igual, por ello la tolerancia, el respeto y la empatía deben ser valores fundamentales en todo joven del bicentenario. Solo así, y unidos podremos lograr construir una república de inclusión y dar origen a la política que queremos.

Es hoy jóvenes, es hoy. Luchemos juntos por nuestro país, hagamos realidad la letra de esta canción y cantémosla a todo pulmón “Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz, de haber nacido en esta hermosa tierra del sol…”

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