Carolina Trivelli

Junto a la vacunación y la reactivación económica, el próximo gobierno tendrá el gran reto de revertir el retroceso de diez años en lucha contra la pobreza que trajo consigo la pandemia. Los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) dan cuenta de un incremento de 2.9% a 5.1% en la pobreza extrema y de 20.2% a 30.1% en la pobreza monetaria. Sin embargo, en entrevista con Sudaca.pe, Carolina Trivelli, exministra de Desarrollo e Inclusión Social y consultora senior de la FAO, observa que también ha surgido un fenómeno más grave: el hambre.

Por lo visto en la segunda vuelta electoral, ¿considera que los candidatos entendieron el reto de reducir la pobreza?

Los dos candidatos han buscado mostrar una preocupación por ampliar los programas sociales. A la luz de la situación de pobreza y hambre, creo que eso es totalmente insuficiente. El que resulte ganador va a tener que desarrollar un plan de acción específicamente para esos dos temas. En los últimos años estuvimos preocupados en la malnutrición, la anemia, el sobrepeso, pero ya no teníamos un problema de hambre. Ante esto, no basta con hacer crecer los programas sociales que existen o hacer más de lo mismo.

¿Qué tipo de intervención se requiere?

En el Perú la pobreza ya estaba bajando a un ritmo muy lento y había problemas de malnutrición, eso se atiende con los programas sociales regulares que existen y hay que seguir haciéndolo, pero, además, hay una situación de emergencia causada por la crisis y eso tiene que atenderse con nuevos instrumentos temporales y focalizados. Ahí se necesita un instrumental distinto que puede ser transferencia de ingresos con los bonos, pero no para todos

¿A quiénes se dirigiría?

Hogares que antes no se atendían, organizaciones comunitarias como las ollas comunes, los comedores populares o programas nuevos. Para ese grupo de personas que temporalmente ha caído en situación de pobreza, hambre e inseguridad alimentaria, necesitas darles un salvavidas mientras dure su emergencia y reengancharlo con la reactivación económica. Esas son cosas que no se hacían en el 2018 y no se van a tener que hacer en el 2025, se tienen que hace ahora.

Con los recursos que tenemos ahora, ¿es posible financiar esas estrategias?

Sí porque tienen que ser estrategias temporales y focalizadas. Si no inviertes en eso, los costos de largo plazo son mucho mayores. Tienes que poder darles el salvavidas y jalarlos hacia la reactivación. Probablemente, serán por un año o año y medio, y después, podrán ocuparse de sus vidas. Mientras no lo hagan, es tu obligación atenderlos y que se reenganchen porque si no, serán clientes de un “Juntos” en el futuro.

¿El próximo gobierno necesitará hacer reformas tributarias para financiarlo?

Los programas de atención de emergencia que son temporales y focalizados no deberían ser ni tan grandes ni tan costosos, además, no duran tanto tiempo. Entonces, la principal traba no es el financiamiento sino identificar las estrategias más efectivas para hacerlo bien y rápido. No pueden ser bonos como los que hemos tenido que se demoraron seis meses en pagar. Ha llegado a la mayor parte de los más pobres y eso está bien, pero se han demorado mucho.

¿Qué riesgo hay si no se hace bien?

La atención de emergencia hace que la gente sobreviva durante la crisis y se recupere, pero hay que hacerse en los próximos dos años porque si no, se van a quedar en una trampa de pobreza y se van a convertir en los pobres de largo plazo, los que sí necesitan de los programas sociales que duran varios años y cuestan más dinero.

Después de la pandemia, ¿es válido reevaluar cómo medimos la pobreza y a quienes se les considera vulnerables?

El Perú tiene una medición bastante sólida de pobreza monetaria. Es una medición que recoge el mínimo indispensable que debe tener un peruano para no pasar hambre. Cualquiera que esté arriba de esa línea no es que esté bien, tiene el mínimo. Complementariamente, necesitamos tener mediciones multidimensionales de la pobreza.

Que incluya el acceso a servicios básicos…

Claro. La pobreza monetaria mide si tienes suficiente dinero en el bolsillo para lo mínimo que necesitas, pero si donde vives no hay hospital ni escuela de calidad, por más que te agencies lo mínimo, eso es lo máximo que lograrás. Por el contrario, hay personas que viven en lugares donde hay buenas escuelas y hospitales, pero no tienen dinero suficiente en el bolsillo para alimentarse. Eso tampoco es sostenible, se necesita las dos cosas para poder desarrollarse y tener una vida digna.

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