Cineplanet

TRES

Diez años atrás, una vez una profesora, en plena conversa en la sala de descanso, indicó.

No me molestan los gays, pero no permitiría que se besen delante mío. Solo eso.

¿Entonces la pareja tendría que pedirte permiso para demostrarse afecto?, ¿qué tipo de libertad es esa? Inquirí.

Ella no supo que contestarme, y tenía veintipocos años.

Veinte años atrás, tenía un local en un Shopping céntrico. Al lado mío, quedaba el cine, motivo por el cual compartía, en varios momentos del día, con el personal del cinema. En cierta ocasión, vi que se burlaban de un joven gay que atendía un pequeño puesto, en el mismo piso. No hice nada, lo dejé pasar. Al poco tiempo, razoné que la vida de ese joven debe ser ya difícil -por su condición- para que unos pelotudos se burlen de él en su trabajo. Entonces, me acerqué a su local.

Hola que tal, soy Tomas, del local de enfrente, te quería indicar si alguna vez necesitas cambio avísame. Ok.

Para todo aquel, que alquiló un local en un shopping, sabe que conseguir sencillo es uno de las cosas más preciadas.

Solo una vez, fue por mi local para pedir cambio.

Eso sí, cuando nos topábamos lo saludaba, y él devolvía el saludo; pero con cierta aprensión. Aunque nunca hicimos amistad, quería que supiera que lo respetaba.

Y creo que él deseaba eso: Respeto.

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Tras varias obstinencias incontrolables, Buzz retrocede como sesenta años. Su tripulación ya no existe, ahora viven algo así como los nietos. Y hay una amenaza de unos robots bastante torpes. Y los sobrevivientes son también torpes. Y la amenaza es salvar a una colonia invisible a la audiencia. Desafortunadamente, Lightyear está enfocado en sus secuencias de acción y los giros del villano. 

El gato robot y la tripulación de las payasadas pueden entretener a los más jóvenes, de cuatro años para abajo. Pero la película carece del corazón y el alma de todas las películas de firmadas por Pixar. La nostalgia por el paso del tiempo se siente de una galaxia lejana, y el hombre terco luchando contra sí mismo es demasiado indirecto y metafórico. Al final, parece un guion sin historia. 

Lightyear debería ser una película sobre trabajar en equipo y vivir el momento. Pero los personajes son tan ligeros y están apenas elaborados que la dinámica de grupo nunca se forma. Y los problemas que aparecen son resueltos casi al instante de ser concebidos. Incluso el villano es particularmente decepcionante, considerando se trata del Darth Vader de la franquicia Toy Story. No puedo ni entender como a Andy le gustó este bodrio sin emociones. 

Pixar ha mirado hacia las estrellas muchas veces con Wall-E, Up, la mismas Toy Story e incluso Intensamente o Soul. Nos ha acostumbrado a profundas historias de familia, tenacidad humana y la búsqueda de una vida más allá de nuestras narices. Pixar ha sido capaz de todo, como el cine clásico. Y por eso, quizás, ante su propio espejo, Lightyear cae estrepitosamente al finito y al más acá. 

Tan bajo como Cineplanet. 

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