Estadio de San Marcos

Un nuevo cuestionamiento a la gestión de Jeri Ramón como rectora de San Marcos empieza a tomar fuerza. Los multitudinarios conciertos que se realizan en el estadio universitario se han convertido en un grave problema para los estudiantes. Sudaca ha conversado con los afectados para conocer los detalles de este reclamo de los sanmarquinos.

El pasado mes de abril, el tan esperado concierto por el aniversario del Grupo 5 convocó más de 120 mil personas durante tres noches consecutivas. Este evento que, además, contó con la presencia de artistas internacionales fue, sin lugar a dudas, uno de los más esperados de este 2023 y colmó la expectativas de los miles que asistieron al estadio de la Universidad Nacional de San Marcos. Del mismo modo, en mayo, el Reggaetón Lima Festival causó gran expectativa entre los fanáticos del género urbano que volvieron a llenar el estadio sanmarquino y, como era de esperarse, la celebración de los cincuenta años de trayectoria de Eva Ayllón también coparon las gradas y cancha del estadio de San Marcos semanas atrás.

Estos eventos, y muchos más, podrían ser interpretados como una muestra del gran momento que atraviesa Lima como plaza para conciertos de diversos géneros musicales. Sin embargo, existe un detrás de escena que empieza a generar una gran preocupación con respecto al futuro de los conciertos que se realizan en el estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por las dificultades que se empiezan a padecer en dicha casa de estudios.

CLASES INTERRUMPIDAS

Con el regreso de los conciertos tras la época de pandemia, el estadio de San Marcos retomó su ubicación como uno de los recintos favoritos por los organizadores para llevar a cabo presentaciones de artistas nacionales e internacionales. Sin embargo, estos eventos, que se han realizado en numerosas oportunidades a lo largo de este año, se están convirtiendo en un dolor de cabeza para los estudiantes.

En diversos videos subidos que los propios universitarios han registrado, se puede ver y escuchar cómo las clases son interrumpidas por los diversos ensayos y pruebas de sonido que los artistas realizan días previos a los conciertos que se llevan a cabo en el estadio de la universidad y la única alternativa es seguir con el desarrollo de sus actividades académicas con un ruidoso sonido de fondo.

Sudaca conversó con Marcos Tello, presidente de la Federación Universitaria de San Marcos, quien relata que los inconvenientes por los conciertos datan desde octubre del año pasado. “Fue escandaloso cuando, para el concierto de Eva Ayllón, la rectora posterga las clases presenciales y los pasa a virtual faltando dos días para el concierto”, relata el estudiante y agrega que “no solamente los estudiantes no han podido rendir sus exámenes de manera presencial sino que muchos de nosotros necesitamos hacer uso de la biblioteca”

Tello denuncia que, pese a los ingresos que dejan estos eventos, los estudiantes no ven mejoras en la universidad y que incluso se ha disminuido el presupuesto para el comedor. A estos reclamos se le ha sumado que los deportistas sanmarquinos han visto seriamente perjudicada la posibilidad de realizar sus actividades ante la cantidad de conciertos programados en el estadio de su casa de estudios. “Hace unas semanas teníamos un campeonato  interuniversitario en el cual San Marcos había llegado a las finales y se tenía programado jugar en el estadio. No obstante, por disposición de las autoridades no pudieron jugar porque estaban instalando la estructura para el concierto”, contó el estudiante.

En las imágenes registradas por los estudiantes se puede observar cómo este problema viene afectando a estudiantes que no pueden escuchar las clases con normalidad y a docentes que no pueden dictar los cursos con la tranquilidad necesaria para explicar las materias que tienen a cargo.

Aunque, sin lugar a dudas, lo que más indignación está generando entre los universitarios es la indiferencia de las autoridades de San Marcos. En este aspecto uno de los roles más criticados es el de Jeri Ramón, rectora de San Marcos, quien ahora suma un nuevo cuestionamiento debido a que los estudiantes señalan que sus pedidos para que la educación sea prioridad y, por lo tanto, se le dé una mayor importancia a las actividades académicas y el ambiente de tranquilidad que estas requieren para llevarse a cabo, son ignorados.

Natali Durand, docente sanmarquina, también alza su voz ante estos estos reclamos y señaló a Sudaca que “desde el día miércoles tenemos conciertos y actividades de grupos evangélicos. Desde la mañana están con la prueba de sonido y es tan fuerte que retumban las paredes de la facultad”. También manifiesta que algunos de estos conciertos ponen en riesgo la seguridad de los estudiantes debido a que algunos de los asistentes están en estado de ebriedad en las inmediaciones de la universidad. “Los docentes no podemos dictar clases. Uno está tratando de explicar y te desconcentra. La universidad no es una empresa que necesita alquilar sus bienes para recaudar dinero”, agregó Durand.

Para la docente universitaria, la indiferencia de las autoridades de esta casa de estudios ante los problemas que tienen los alumnos se debe a un interés económico que no necesariamente beneficiaría a los estudiantes. “La rectora hizo un cambio en el estatuto de la universidad para que lo recaudado con los conciertos ya no sea destinado al área de bienestar estudiantil sino que vayan al rectorado”, cuenta Natali y explica que, al pasar a manos del rectorado, la transparencia de recursos será casi nula.

CONCIERTOS LLENOS Y PLATOS VACÍOS

Marcel Velázquez es otro de los profesores afectados por estos conciertos. “Yo dicto clases los viernes y es muy difícil dictar la clase porque las pruebas de sonido afectan a las facultades, especialmente a las de Letras, Ciencias Sociales y Turismo”, cuenta el docente y agregó que “se está desnaturalizando el sentido de la universidad. Se ha llegado a cerrar la universidad antes que acabe el semestre académico para garantizar un espectáculo musical hace una semana”.

En declaraciones para Sudaca, Velázquez relata que la gran cantidad de conciertos, y las enormes sumas de dinero que dejan por el alquiler del estadio, no han servido para que la universidad tenga mejoras en infraestructura y que las carencias del pasado siguen sin solucionarse. “Las raciones de alimentación para los alumnos son insuficientes. Los alumnos hacen cola hasta de una hora antes que abran las puertas y tienen que ir corriendo para el comedor para tener un ticket para el desayuno o almuerzo. Ahí hay una necesidad concreta. Si estos conciertos sirviesen para al menos aumentar el número de raciones tendrían sentido”, cuenta Velázquez.

Al igual que Durand, Marcel Velázquez observa con preocupación el manejo que se le está dando al dinero que dejan los eventos realizados en el estadio universitario producto de lo que ha denominado como una política de captación de fondos. “El rectorado ha solicitado que esos ingresos no vayan a la cuenta general de la universidad sino que sean manejados por el rectorado. Esto devela cuál puede ser la intención de tener tantos conciertos al año”, declaró el docente a Sudaca.

Para lo que resta del 2023, el estadio de San Marcos recibirá nuevos eventos como la tercera edición del Reggaetón Lima Festival que se realizará a inicios de septiembre y la presentación del cantante canadiense The Weekend programada para la tercera semana de octubre. Sin embargo, lo que no parece figurar en el calendario es la atención al reclamo de los estudiantes que, por ahora, parecen tener que resignarse a interrumpir sus clases mientras la universidad se limita a celebrar los ingresos económicos que les dejan estos conciertos.

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La columna vertebral de Def Leppard es el bajista Rick Savage (61), quien fundó el grupo en 1976. La imponente presencia de sus profundas notas arma y sostiene cada uno de los éxitos que interpretaron, como los clásicos Armageddon it, la power ballad Love bites (Hysteria, 1987) o Bringin’ on the heartbreak (High ‘n’ dry, 1981). Savage, Collen y Campbell unen sus voces para los agudos y roncos coros que caracterizan a estas y otras canciones como Rocket, Pour some sugar on me o Hysteria, tema-título del álbum más famoso de su discografía. La banda no perdió ocasión de presentarnos tres canciones de su más reciente producción, Diamond star halos (2022), entre las que destaca This guitar, canción que grabaron a dúo con la estrella de country Alison Krauss y que es una oda a la guitarra como icono de libertad y consuelo. La noche se cerró con una extraordinaria versión de Photograph (Pyromania, 1983), esa canción que todos dedicamos a aquella mujer que nos quita el sueño, y que los colocó en primer plano en una época donde la competencia era por demostrar quién era más solvente y efectivo en esto de emocionar al público a través de interpretaciones musicales diestras, intensas y auténticas.

El caso del baterista Rick Allen (59) parece haber sido normalizado por el público pero es, en realidad, uno de los más sorprendentes e inspiradores de superación personal ante la adversidad, no solo del rock sino de la vida en general. En 1984, cuando Rick tenía solo 21 años y en medio del éxito obtenido con los tres primeros discos de Def Leppard, sufrió un grave accidente mientras manejaba a toda velocidad, el cual tuvo como consecuencia la amputación completa del brazo izquierdo. Lejos de deprimirse, el músico se sumergió en extenuantes terapias físicas y psicológicas para, con el apoyo de su familia y sus compañeros, comenzar a practicar una técnica para tocar baterías electrónicas y pedaleras que le permitieran reemplazar, con los pies, las funciones del brazo faltante. Después de dos años, Allen reapareció con Def Leppard en el festival Monsters Of Rock de 1986. Desde entonces, nunca ha abandonado el puesto. Sus seguidores lo conocen como “The Thunder God”. Escucharlo y verlo lanzar en vivo, atronadores bombazos en el instrumental Switch 625 (High ‘n’ dry, 1981), justifica el apelativo.

Cuando uno se encuentra con estas bandas, que han pasado más de cuarenta años viviendo al borde la cornisa, subiendo y bajando de aviones, superando adicciones, enfermedades y tragedias, realizando conciertos uno tras otro sin descanso, produciendo música fantástica y ejecutando a la perfección composiciones propias como si se tratara de un juego, no puede evitarse esa nostalgia por aquellos tiempos en que la música de las radios nos conmovía e ilusionaba, nos sacudía el cuerpo y elevaba el alma. Mötley Crüe y Def Leppard hicieron realidad esa magia otra vez, para quienes dudan de la vigencia del hard-rock en estos tiempos de sonidos melosos y simplones.

POST-DATA: Otro grande de la música partió esta semana. Wayne Shorter, legendario saxofonista de jazz que trabajó con Art Blakey, Miles Davis, Weather Report -donde coincidió con nuestro compatriota Álex Acuña-, Joni Mitchell, Steely Dan y muchísimos otros, falleció el 2 de marzo, a los 89. Más sobre él, la próxima semana…

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